- Yu Jiahua, un aldeano de 65 años, que vive en la montaña Jiuding, en la provincia de Sichuan, era un cazador habilidoso cuando tenía veinte años.
- Cuando una afluencia de cazadores furtivos externos redujo notablemente la población silvestre local, él y su hermano comenzaron a patrullar la montaña, donde enfrentaban a los cazadores y les confiscaban los rifles y las trampas.
- Con el tiempo, Yu convenció a otros aldeanos de ayudar, y así estableció una organización que ganó elogios y apoyo financiero del exterior.
- La vida silvestre en la montaña se ha recuperado, pero las finanzas siguen siendo bajas y los que patrullan, pocos. A medida que Yu Jiahua envejece, no está claro quién se hará cargo de su misión.
Una tarde de abril, Yu Jiahua, de 65 años, terminó sus tareas, se colgó del hombro un canasto de bambú lleno de comida y de botellas con agua, y comenzó a recorrer un sendero del bosque en busca del cerdo perdido de la familia. Luego de unos veinte minutos de caminata, notó tierra removida bajo los arbustos al costado del sendero y algunas plantas desechas sobre el sendero angosto de tierra que bordea la montaña Jiuding en la provincia china de Sichuan.

“Vino por aquí hace poco y no debe de estar lejos de nosotros”, comentó Yu a Mongabay señalando la vegetación desecha. Yu dedujo en qué dirección se había dirigido el cerdo y adónde había dormido por la noche según una serie de pistas igual de sutiles.
Finalmente, colocó algo de comida y agua sobre el suelo y explicó que el cerdo —una raza indígena domesticada conocida como cerdo tibetano— había consumido provisiones dejadas el día anterior en el mismo lugar.
“Sin duda vendrá hasta aquí a comer y a descansar —agregó Yu—. En pocos días, hará de este lugar su asentamiento habitual, y luego será mucho más fácil para nosotros atraparlo y llevarlo de regreso a casa”.
Al haber vivido toda su vida en el bosque en la montaña, Yu —un granjero Qiang con la espalda encorvada, pelo canoso y rostro arrugado— tiene una conexión cercana con la flora y la fauna de la montaña Jiuding. Su habilidad para identificar especies es comparable con la de un biólogo profesional. Yu sostuvo que, desde que tenía unos treinta años, ha sido capaz de determinar, a partir de una huella, la especie y el tamaño del animal que la dejó, así como también la cantidad de animales que pasaron por el lugar.
Cuando describía encuentros previos con la vida silvestre, sus ojos se iluminaban con placer y entusiasmo.
De cazador a protector
Yu vive en la aldea Chashan, ubicada a 1900 m (6235 pies) por la ladera norte de la montaña Jiuding, un pico de 4969 m (16 302 pies) en la cadena montañosa Longmen, en el condado Maoxian, provincia de Sichuan. La ladera sur de la montaña es un mirador turístico.
Nacido en la década del cincuenta, Yu recuerda con claridad que en su infancia las montañas cercanas estaban llenas de animales salvajes, que eran fáciles de detectar. Entre ellos: panda gigante (Ailuropoda melanoleuca), panda rojo (Ailurus fulgens), langur chato dorado (rhinopithecus roxellana), takín (budorcas taxicolor), ciervo de copete (elaphodus cephalophus), faisán dorado (chrysolophus pictus) y goral chino (naemorhedus griseus).
Cuando tenía alrededor de veinte años, Yu era un cazador habilidoso. Comentó que, en aquella época, las comunidades locales se adherían a normas de caza comunes. “No cazábamos durante la época de apareamiento y no matábamos hembras ni crías. Tampoco matábamos todos los animales de un grupo”, explicó Yu a Mongabay en el patio pavimentado de su casa, una linda propiedad según los estándares de la aldea, hecha de cemento y con dos plantas.


Las cosas comenzaron a cambiar en la década del ochenta cuando los habitantes de aldeas cercanas empezaron a ir a la zona para cazar. Además de utilizar rifles caseros, colocaban trampas de alambre para cazar animales. Se colgaba un círculo de alambre entre dos árboles cercanos para atrapar la cabeza del animal cuando pasaba. El alambre se cerraba cuando el animal continuaba moviéndose y lo mataba cuando ya no podía respirar.
Anteriormente la caza era legal. Pero, a fines de los ochenta, tanto la tenencia de armas como la caza de vida silvestre fueron prohibidas en China. Aun así, la aplicación de la prohibición fue poco rigurosa, y la caza desenfrenada redujo gradualmente la abundancia de la vida silvestre en la montaña y provocó la extinción local de la mayoría de los carnívoros grandes, incluidos los leopardos (Panthera pardus) y los lobos (Canis lupus).
Yu recordó que el capítulo más cruel ocurrió más tarde, cuando los cazadores comenzaron a hacer fogatas para atraer y matar a los animales restantes. “Los gritos horribles de los animales eran una pesadilla para mí”, afirmó él.
Yu y su hermano menor, Yu Jiagui, habían dejado alrededor de 200 yaks pastando en las praderas alpinas de Jiuding y también sufrieron pérdidas por la caza ilegal.
En 1995 Yu decidió tomar cartas en el asunto. “Si no comenzábamos a proteger a los animales, desaparecerían todos, y nuestras futuras generaciones no tendrían la oportunidad de verlos —explicó él—. Entonces, mi hermano y yo iniciamos un programa de patrullaje contra la caza furtiva”.
De allí en más, los dos hermanos hacían recorridos habituales por la montaña Jiuding. Quitaban las trampas de alambre y evitaban que la gente cazara, ya fuera por enfrentamiento directo o mediante denuncias ante la autoridad forestal local.



Esfuerzo continuo
Dependiendo de la ruta, una misión de patrullaje suele llevarles a los hermanos más de diez días. Cada uno lleva una mochila de más de 30 kg (66 libras) de comida y equipamiento, y caminan hasta 20 km (12,4 millas) por día hasta unos 4000 m (13 123 pies) de altura.
Después de que su hermano menor había fallecido en un accidente de tránsito en el 2000, Yu se propuso convencer a otros miembros de la familia y luego a otros residentes de Chashan para unirse a la misión.
En 2004, con la ayuda de Liu Zhigao, quien en aquel momento era director de la Oficina de Alivio de la Pobreza del condado de Maoxian, Yu registró y estableció una ONG llamada Jiudingshan Friend of Wildlife Association. Durante la siguiente década, la noticia sobre la iniciativa de patrullaje de Yu y sus compañeros se diseminó rápidamente por los círculos de conservación de vida silvestre en China.
Yu se ganó la atención pública, asistió con frecuencia a seminarios, y ganó varios premios y títulos tanto en el ámbito local como en el nacional. La fama repentina también le valió a él y a la asociación apoyo técnico y financiero del exterior.
Los cazadores furtivos de aldeas vecinas, al oír sobre la existencia de un equipo de patrulla contra la caza furtiva en la montaña Jiuding, se retiraron de la zona.



En la actualidad, las iniciativas comunitarias de protección, como la de Yu, son habituales en toda China. Solo en Sichuan hay casi 300. Pero la mayoría están dirigidas por el gobierno local o reciben asesoramiento de ONG, lo que hace que el proyecto de Yu sea el único que es completamente independiente y auto-dirigido.
Yu señaló que, desde 1995, su equipo ha confiscado un total de 25 rifles de cazadores furtivos durante las patrullas. En el patio de la familia Yu hay una pila enorme de trampas de alambre.
“Durante las últimas dos décadas hemos quitado más de 110 000 trampas de alambre. La mayoría estaban enterradas —explicó Yu—. Los cables de acero o de nylon no se descomponen bien, por lo que amenazan la vida de los animales durante años si no se quitan”.


Las patrullas han tenido como resultado mejoras visibles en el bosque. Yu calcula, en parte basado en el monitoreo de las cámaras trampa, que la cantidad de takines se ha recuperado a más de 20, la de gorales chinos a unos 1500, la de ciervos almizcleros del Himalaya (Moschus chrysogaster) a 150, y la de los ciervos almizcleros enanos (Moschus berezovskii) a 140. El encantador monal coliverde (Lophophorus lhuysii), un faisán iridiscente, se recuperó de docenas a cientos. El equipo de patrullaje de la montaña Jiuding también creció: pasó a tener 30 miembros de entre 19 y 65 años, la mayoría de los cuales tiene más de 40.
Desde 2013, la oficina de Silvicultura del condado de Maoxian ha entregado a la asociación un subsidio anual de hasta 40 000 yuanes (6250 dólares). En la actualidad, los miembros del equipo de patrullaje pueden ganar 150 yuanes (23,50 dólares) por día por patrullar. Además, con el apoyo de varias fuentes —individuos y filántropos incluidos—, el equipo de patrullaje recibió equipo de excursionismo gratuito, así como también capacitación en monitoreo básico de vida silvestre e instalación de cámaras trampa para controlar a los cazadores furtivos y a la vida silvestre.
Algunas ONG dedicadas al medioambiente también pusieron dinero para ayudar a la asociación. Por ejemplo, la ONG baohudi.org, ubicada en Beijing, ayudó a atraer programas de ecoturismo a la montaña Jiuding y también a promocionar la carne de yak de la familia Yu a través de una plataforma de comida orgánica en 2014.



Futuro incierto
A pesar de todo el apoyo y la aclamación, aún hay una cantidad importante de obstáculos que le esperan a la asociación. Uno es la falta de una dirección fuerte, que se agrava con la escasez de jóvenes escolarizados en la zona. La mayoría de los miembros del equipo de patrullaje son granjeros sin mucha educación, excepto Yu Biao (el nieto de 19 años de Yu Jiahua) y Yu Youqiang (el sobrino de 30 años). Sin embargo, durante las entrevistas con Mongabay, ninguno de ellos expresó interés en ayudar a dirigir la asociación para colocarla en un camino sólido de desarrollo.
Por el momento, Liu Zhigao, de cincuenta y ocho años de edad —presidente de la asociación y funcionario retirado del condado—, actúa como mediador entre la asociación y el mundo exterior. “Estoy viejo ya, y la asociación realmente necesita a alguien con formación académica para hacerse cargo de la coordinación y la administración”, comenta él a Mongabay en su departamento en el condado de Maoxian.
Durante las entrevistas con Mongabay, Yu y varios miembros de la patrulla expresaron su descontento con el nivel de asistencia externa que recibe la asociación, argumentando que la paga recibida no es suficiente para alentar a los miembros a que dejen sus empleos y participen con mayor regularidad. Los miembros de la patrulla, Tang Shubin (40), Shun Zhaolong (46) y Yu Youqiang (sobrino de Yu) recalcaron varias veces la necesidad de un mayor apoyo financiero para mantener los esfuerzos de conservación de la asociación.
Yu sostiene que un apoyo ideal de unos 100 000 yuanes por año (15 625 dólares) sería suficiente para motivar a los aldeanos jóvenes para que participen de las patrullas. “Si nos relajamos, los cazadores furtivos regresarán, por lo que necesitamos más apoyo financiero para continuar estimulando el entusiasmo de los jóvenes por participar”, señala.


En su cargo de secretario general de la asociación, Yu sigue siendo el alma de la Jiudingshan Friend of Wildlife Association. Es el líder del equipo en casi todos los patrullajes, ya que nadie con su nivel de experiencia ha querido asumir esa responsabilidad.
“Hasta el momento mi condición física me permite patrullar, pero no sé cuántos años más me va a durar. —Yu suspiró—. Espero que más aldeanos jóvenes puedan tener el espíritu de voluntariado para contribuir con los esfuerzos de conservación”..
Liu Zhigao se hizo eco de sus sentimientos. “La asociación necesita una renovación inmediata para asegurar su futuro, y espero que más jóvenes locales continúen con la iniciativa contra la caza furtiva”, afirmó.
Por el momento, Yu sostiene que pone sus esperanzas en su joven nieto Yu Biao, un miembro de la patrulla capaz y con formación, quien (según espera él), al crecer, acepte convertirse en el defensor líder de la vida silvestre en la montaña Jiuding.
