- Los líderes indígenas y los defensores de los derechos humanos mantuvieron una rueda de prensa el 4 de agosto, el día antes de la apertura de los Juegos Olímpicos en Río de Janeiro.
- Destacaron la nueva información que muestra que 33 indígenas y 23 activistas ambientales han sido asesinados en Brasil este año.
- Apuntaron a la agitación política y la erosión de las protecciones para los activistas y comunidades indígenas como factores de violencia.
En la víspera de la apertura de los Juegos Olímpicos en Río de Janeiro, líderes indígenas y defensores de los derechos humanos hablaron para destacar el aumento de la violencia contra los pueblos indígenas y activistas ambientales en Brasil.
Este año ha habido 33 asesinatos de indígenas en el país, según los nuevos datos presentados en una rueda de prensa en Río el día 4 por el Consejo Misionero Indígena afiliado a la iglesia católica (CIMI). También ha habido 30 ataques contra las comunidades indígenas en el último año, según el CIMI. La mayoría de asesinatos y ataques han sucedido en el estado de Mato Grosso do Sul, donde los indígenas Guarani Kaiowá reclaman sus territorios indígenas.
Brasil es el país más peligroso del mundo para los activistas ambientales, entre ellos algunos líderes de comunidades indígenas, según On Dangerous Ground, un informe publicado en junio por la ONG Global Witness, uno de los grupos que participaron en el encuentro. Solo en 2015, 50 personas que se involucraron en batallas por defender sus territorios, ríos y bosques de las presas hidroeléctricas, la tala, la ganadería y otras industrias fueron asesinadas en Brasil.
Desde las Olimpiadas de verano de 2012 en Londres, 150 defensores del medio ambiente han sido asesinados en Brasil, según mantuvo Global Witness en la rueda de prensa ese día. Nuevas informaciones de la Comisión Pastoral de Tierras de Brasil, otra organización afiliada a la iglesia católica, sugiere que va 2016 va camino de igualar esos 50 asesinatos al año.
“Hemos documentado 23 casos este año de defensores de la tierra y el ambiente asesinados en Brasil, la mayoría de ellos en los estados amazónicos de Maranhao, Para y Rondonia”, dijo Billy Kyte, líder de campaña de Global Witness a Mongabay por correo electrónico. “La tala y la agroindustria son las principales causas de los asesinatos de estos defensores”.
“Para muchos visitantes a las Olimpiadas de Río, Brasil es sinónimo de amplias y abundantes selvas y formas tradicionales de vida. Aun así, la gente que intenta protegerlos está siendo asesinada a ritmos sin precedentes”, dijo en una declaración de prensa.
La oscura realidad de la violencia contra los grupos indígenas y los activistas ambientales en varias regiones de Brasil contrasta con la imagen multicultural que el país anfitrión de las Olimpiadas presentó como promoción de la ceremonia de apertura, mantienen los activistas.
“Los descubrimientos publicados por CIMI y Global Witness muestran que la imagen que Brasil está presentando al mundo enmascara la violenta realidad de nuestras vidas diarias como indígenas”, dijo en una declaración Sonia Guajajara, coordinadora nacional de la Asociación de Pueblos Indígenas de Brasil (APIB).
Guajajara y otros líderes indígenas utilizaron la atención que les han dado las Olimpiadas para resaltar varios casos sucedidos en el país. También apuntaron que la violencia contra los indígenas y activistas ambientales en Brasil tiene una conexión directa con muchos países que participan en los juegos: los productos de las plantaciones agrícolas y la tala ilegal que están causando la deforestación y la violencia se destinan en gran medida a la exportación.
“Una serie de factores está alimentando este ciclo de violencia y violaciones sistemáticas de los derechos de los pueblos indígenas en Brasil”, dijo en una declaración Cleber Buzatto, secretario ejecutivo de CIMI, el 4 de agosto. “Estos son los fracasos del gobierno brasileño, la impunidad de las milicias y los hombres que los dirigen y la continua demanda de importación de productos agrícolas producidos en Brasil por parte de otros países”.
Brasil es el Segundo exportador mundial de soja y también produce aceite de palma y eucalipto. La expansión de las plantaciones agrícolas, la ganadería y la tala ilegal en la región del Amazonas está causando más deforestación. Los ataques a las comunidades indígenas en el país se han relacionado con la expansión de la agricultura orientada a la exportación.
“En menos de un año, hemos registrado más de treinta ataques paramilitares en las comunidades locales de Guarani Kaiowá. Estos militares, dirigidos por ganaderos y dueños de plantaciones que producen bienes agrícolas, principalmente para exportación, llevan a cabo ataques que matan a gente y causan decenas de heridos”, dijo Buzatto.
En Brasil, los pueblos indígenas en particular se enfrentan a amenazas que van más allá de ataques y asesinatos, según la Informadora Especial de las Naciones Unidas sobre derechos de los pueblos indígenas, Victoria Tauli-Corpuz.
“Incluso en los contextos en los que los indígenas no informaron de violencia física directa, se enfrentan a amenazas profundas para su existencia. Esto se desprende de las acciones y omisiones del Estado y los agentes privados en el contexto de los proyectos de desarrollo impuestos a los grupos indígenas sin ningún tipo de consulta ni intento de conseguir su consentimiento previo e informado”, dijo Tauli-Corpuz en una declaración tras su visita a Brasil en marzo.
En lugar de rectificar la situación, el gobierno brasileño está considerando realizar enmiendas a la constitución (PEC215 y PEC 65) que debilitarían mucho los procesos ya estancados de titulación de tierras y demarcación para los indígenas, y harían más flexible la supervisión y los requisitos para conseguir permisos para los proyectos de desarrollo. El gobierno también ha abandonado de forma efectiva la implementación de su programa de protección para los defensores de los derechos humanos, según Global Witness.
Los Juegos Olímpicos de Río arrancaron el día 5 con la ceremonia de apertura y finalizarán el próximo día 21.
Los juegos se celebran en medio de la agitación política en Brasil. Los gobiernos no han conseguido cumplir sus compromisos de limpiar las aguas contaminadas para las Olimpiadas, y la pésima infraestructura de saneamiento es un factor que ha influido en el actual brote de Zika en el país. Después de años de descenso, la tasa de deforestación en el Amazonas llegó a su máximo nivel en ocho años el pasado junio.
También está el tema de la continua violencia contra los pueblos indígenas y los activistas ambientales. Si el índice de asesinatos de activistas ambientales de 2015 se mantiene este mes, durante los juegos morirán dos personas defendiendo sus tierras, bosques y ríos en el país.
“Pedimos al gobierno que refuerce su programa de protección nacional para activistas bajo amenaza, y al Congreso que evite que la enmienda constitucional PEC [215] se convierta en ley”, dijo Guajajara en una declaración publicada por Global Witness. “Sin esas disposiciones, nos arriesgamos a ver aún más asesinatos dentro de las fronteras de Brasil”.
Mientras el foco internacional brilla sobre Brasil, los activistas ambientales del país y los pueblos indígenas esperan dirigir parte de la atención a su lucha por proteger sus tierras y recursos de la destrucción a pesar de las consecuencias, a menudo mortales. Cuando las multitudes que han llegado con las Olimpiadas se vayan, ellos aún estarán allí.