Se abrieron los procesos penales correspondientes por estos delitos pero también existen otros dos en curso por la caza de vicuñas en Uyuni (Potosí)  y en Sica Sica (La Paz), señala a Mongabay Latam Teresa Pérez Chávez, directora General de Biodiversidad y Áreas Protegidas.

La Policía Forestal y de Medio Ambiente (Pofoma) y algunas gobernaciones, como las de Santa Cruz y Cochabamba, así como algunos municipios como El Alto y Oruro, vigilan de manera constante la venta ilegal en diferentes mercados y ferias tanto de animales vivos como de las partes extraídas de estos. Además, se controla el uso de fauna silvestre en las entradas folclóricas y en las vías por donde los traficantes los transportan. Los decomisos de animales vivos y disecados continúan, y son los centros de custodia de todo el país, públicos y privados, los que acogen a los animales que han sido decomisados o entregados voluntariamente por la gente.

Según el Ministerio de Medio Ambiente, el tráfico ilegal de vida silvestre extrae de su medio a miles de in­dividuos de decenas de especies, tanto de flora como de fauna, sin que existan datos exactos respecto al volumen capturado, transportado y comercializado. De acuerdo a estimaciones de este proceso, solo uno de cada ocho a diez animales, sobrevive para ser vendido como mascota

La ministra de Medio Ambiente y Agua, Alexandra Moreira, señala que los delitos contra la vida silvestre están vinculados a una de las actividades de delincuencia organizada más importantes a nivel mundial, después del tráfico de drogas, de armas y la trata de personas.

Jaguares en la mira

En un operativo realizado en mayo por guardaparques de las áreas naturales protegidas Madidi y Pilón Lajas, así como por la Policía Forestal y de Medio Ambiente,  el ciudadano chino Jian Fang Xiao fue encontrado en posesión de siete colmillos de jaguar.  En diciembre de 2014, su coterráneo Yan Yixing fue capturado en posesión de 300 colmillos, además de cueros  de serpientes, astas de ciervos y dos cabezas de felinos disecadas.

A la fecha,  Jian Fang Xiao está detenido preventivamente en la carceleta de Rurrenabaque por el delito de destrucción o/y deterioro de bienes del Estado y la riqueza nacional. Mientras, Yan Yixing tiene detención domiciliaria.  

Colmillos de jaguar decomisados. Foto: Cortesía de Pofoma.
Colmillos de jaguar decomisados. Foto: Cortesía de Pofoma.

Estos dos procesos son apenas una muestra de este negocio ilícito. Hay una decena de otros casos similares iniciados y seguidos por el Ministerio de Medio Ambiente y Agua en contra de ciudadanos asiáticos, señalaron a Mongabay Latam funcionarios del Servicio Nacional de Áreas Protegidas (Sernap).

Este problema visible en las regiones ubicadas al norte de La Paz y al oeste de Beni, coincide con el desarrollo de proyectos ejecutados por empresas chinas. Para Daniel Manzaneda, coordinador del Foro Boliviano sobre Medio Ambiente (Fobomade), “con la presencia de empresas Chinas en Bolivia no solamente se está incrementando el crimen del tráfico de vida silvestre, sino que también otros delitos como la prostitución y el tráfico de personas  por la cantidad de trabajadores chinos que llegan con estas empresas.

“En Bolivia, debemos comenzar a preocuparnos en proteger a los felinos silvestres como el jaguar, el puma, ocelotes y otros gatos silvestres y frenar con medidas drásticas el tráfico al Asia”, alerta Manzaneda en una publicación de Fobomade.

El jaguar está catalogado como Vulnerable, es decir, enfrenta un moderado riesgo de extinción o deterioro poblacional a largo plazo. Hasta 2009, según el Libro Rojo de la fauna silvestre de vertebrados de Bolivia, su mayor amenaza era la pérdida de hábitat y, en menor medida, el uso de su piel en los trajes de algunas danzas folclóricas. A partir de 2014, empezó a ser cazado para extraerle los colmillos y venderlos a la China

Actualmente esta presión que existe sobre las poblaciones de jaguar es evidente, señala el Sernap. Entre agosto de 2014 y 2016, por el trabajo conjunto de diversas instituciones encargadas del control y fiscalización de ilícitos contra la vida silvestre, principalmente Ecobol y Pofoma, se interceptaron 15 envíos provenientes de los departamentos de Santa Cruz y Cochabamba con destino a China. Estos cargamentos contenían alrededor de 337 piezas de colmillos de jaguar. De los 15 envíos, dos fueron gestionados por bolivianos y los 13 restantes por ciudadanos chinos residentes en Bolivia.

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Piel de ocelote decomisada. Solía ser usada para confeccionar trajes de algunas danzas folclóricas. Foto: Cortesía de Pofoma

“Se tiene un cálculo de aproximadamente 85 jaguares muertos, pues cada jaguar tiene cuatro colmillos, esto sumado a los casos que no fueron detectados y los que mueren por otras causas estarían poniendo en peligro las poblaciones de jaguares existentes en Bolivia. Si bien, hasta la fecha, algunos procesos penales fueron iniciados a las personas que realizaron los envíos, ninguno llegó a su fin”, destacan en el Sernap.

Existen además procesos judiciales abiertos contra los dueños de las radios que difundían anuncios ofreciendo entre 100 y 150 dólares por colmillo de jaguar. Este delito está tipificado en la norma como “Apología del delito”, porque es una forma de incitar a la población a la cacería del jaguar. Estos procesos tampoco han llegado a su fin.

En marzo de este año, guardaparques de Pilón Lajas interceptaron a un ciudadano coreano que supuestamente ofrecía dinero por caninos de jaguar. Tras una audiencia realizada en el municipio San Borja (departamento de Beni), el juez desestimó el caso por falta de pruebas y por la edad del extranjero (73 años).

Especies más traficadas

Las especies de fauna más traficadas en Bolivia y tomando en cuenta el volumen de individuos, son las lagartijas altiplánicas y las petas o tortugas de agua, los siguientes en la lista son los loros de diferentes especies, señala el registro de decomisos de la Dirección General de Biodiversidad y Áreas Protegidas (DGBAP). En cuanto al número de casos, los loros y quirquinchos encabezan este grupo por encima del resto de las especies. Según la base de datos de la DGBAP, con relación a los decomisos efectuados entre 2008 y 2011, el número de especies traficadas supera las 120.

En Santa Cruz, los más afectados son los loros, los monos y las tortugas. “Lamentablemente,  se encontraron en los decomisos especies listadas bajo amenaza, que en la actualidad presentan poblaciones muy reducidas, al borde de la extinción, tal es el caso de la paraba frente roja, el pejichi, varios felinos (ocelotes, tigrillos, jaguares y pumas)”, dijo a Mongabay Latam Yandery Kempff, directora de Recursos Naturales de la Gobernación de Santa Cruz.

La captura es considerada entre la segunda y tercera causa principal de amenaza para la supervivencia de muchas aves silvestres, después de la destrucción de sus hábitats, según una investigación (2008) del biólogo Mauricio Herrera y Oswaldo Maillard, miembros de la Asociación Civil Armonía.

El tráfico de aves silvestres fue en Bolivia una de las amenazas más serias para muchas especies. En muchos casos se registró una reducción considerable de algunas poblaciones que hoy, por esta sobreexplotación, son vulnerables como la Paraba Barba Azul (Ara glaucogularis), la Paraba Frente Roja (Ara rubrogenys) y la Paraba Azul (Anodorhynchus hyacinthinus). El comercio y destrucción de sus hábitats las pusieron en peligro de extinción.

Paraba barba azul herida y recuperada por la Gobernación de Santa Cruz. Foto: Cortesía de la Gobernación de Santa Cruz.
Paraba barba azul herida y recuperada por la Gobernación de Santa Cruz. Foto: Cortesía de la Gobernación de Santa Cruz.

La investigación explica que por los métodos de extracción empleados y las condiciones precarias de transporte y acopio, cerca de la mitad de las aves mueren antes de ser vendidas, y de las sobrevivientes, se estima que nueve de cada diez fenecen antes de su destino final. Estas altas tasas de mortalidad, hacen requerir grandes cantidades de ejemplares para poder abastecer la demanda.

El informe de Herrera señala que alrededor del 25 % de las más de 1400 especies de aves registradas en Bolivia tiene algún tipo de uso. Además, que más de 200 son vendidas como mascotas. Los centros de comercio están en las ciudades de Santa Cruz (Los Pozos, La Ramada, El Abasto y Tres Pasos al Frente), Cochabamba (La Cancha) y El Alto (16 de Julio).

Las especies de loros más comercializadas son el Loro Galano o Hablador (Amazona aestiva), la Lorita Pecho Plomo (Myopsitta monachus) y la Cotorrita (Forpus xanthopterygius). Las de mayor valor monetario son la Paraba Azul (Anodorhynchus hyacinthinus), por la que pueden pagar más de 1000 dólares; seguida por el Loro Cenizo (Amazona farinosa) y la Paraba Roja (Ara chloroptera), por los que pueden pagar unos cien dólares.

Mientras las especies más baratas son vendidas en el mercado interno, las aves más amenazadas y de superior valor como la Paraba Barba Azul (Ara glaucogularis) y la Paraba Frente Roja (Ara rubrogenys), frecuentemente son comercializadas a través de conexiones con intermediarios en el exterior del país. La Paraba Roja (Ara chloroptera) es una de las especies más requeridas por los hogares cruceños para tenerlas como mascota, dada su gran belleza y su facilidad para imitar la voz humana.

El quirquincho (Chaetophractus nationi) es la especie de armadillo más amenazada por el tráfico. Está catalogado En Peligro porque está sujeto a una fuerte presión de caza para su comercialización con fines culturales y artesanales, es utilizado para la construcción de matracas y charangos (instrumentos musicales de percusión), así como de amuletos y recuerdos. Este uso está más restringido y controlado, por lo menos localmente, en la ciudad de Oruro, donde en los últimos años disminuyó su uso por la aplicación de normas. Sin embargo aún son demandados para algunos rituales como la fiesta de la Virgen de Urkupiña (Cochabamba), explica Erick Salgueiro, jefe Nacional de Operaciones de Pofoma.

El quirquincho (Chaetophractus nationi) es la especie de armadillo más amenazada por el tráfico. Está catalogado En Peligro porque está sujeto a una fuerte presión de caza para su comercialización con fines culturales y artesanales. Foto: Cortesía de Pofoma.
El quirquincho (Chaetophractus nationi) es la especie de armadillo más amenazada por el tráfico. Está catalogado En Peligro porque está sujeto a una fuerte presión de caza para su comercialización con fines culturales y artesanales. Foto: Cortesía de Pofoma.

El murciélago es una de las especies, junto con las lagartijas, más utilizadas por los curanderos para tratar enfermedades como la epilepsia. Un estudio realizado en 2008 por el biólogo Dennis Lizarro, develó que al menos 3000 ejemplares eran vendidos cada dos meses en ferias de cinco ciudades bolivianas. Las especies más comercializadas, vivas y disecadas, son los frugívoros (Carollia perspicillata), el insectívoro (Myotis sp) y el vampiro “chupasangre” común (Desmodus rotundus), portador de la rabia.

Luis Fernando Aguirre, coordinador del Programa para la Conservación de los Murciélagos de Bolivia, dice que en monitoreos que realizan a los centros de venta en Cochabamba (uno de los mercados principales de venta de fauna silvestre junto a La Paz y Santa Cruz)  se registra una leve disminución de uso. “Es probable que sea por las campañas informativas y de sensibilización realizadas en los últimos años, pero no es significativo”, asevera Aguirre.

Los curanderos usan el murciélago vivo, le cortan el cuello para que la sangre que fluye en ese momento sea bebida por el enfermo de epilepsia. Su utilización por los curanderos y la reducción de su hábitat, han propiciado que cinco de las 12 especies figuren en el Libro Rojo de la fauna silvestre en las categorías de Vulnerable y en Peligro de Extinción.

Los monos son otro de los grupos más decomisados y que generalmente son encontrados en domicilios particulares en calidad de mas­cotas. Los silbadores o monos capuchinos son muy cotiza­dos por su gracia e inteligencia, pero son abandonados cuando se tornan agresivos.

Las tortugas (acuá­ticas y terrestres) son vendidas como mascotas en estadíos ju­veniles. Las petas de agua también son amenazadas por la caza y la recolección de huevos.

Puntos y rutas críticas de tráfico ilegal

Los puntos de venta clave utilizados por los delincuentes están distribuidos por todo Bolivia como son: los mercados, ferias, fronteras, entradas folclóricas, exposiciones, lugares turísticos, tiendas de artesanías, áreas protegidas, tiendas de mascotas y acuarios, terminales de buses y aeropuertos, entre otros.

Los medios usados por los traficantes para transportarlos pueden ser  los compartimentos de carga de camiones y buses. Estos son usados para trasladar pieles de lagarto, caimanes, iguanas, u otras especies de animales vivos y de flora. Los equipajes de viajero se utilizan para traficar objetos pequeños como artesanías fabricadas con las partes de algunos animales, taxi­dermia de lagarto, huevos de aves y petas, y animales vivos como colibríes, loros y pupas de mariposas.

El correo regular es una forma muy habi­tual de tráfico ilegal de individuos muertos o de partes de estos, especies como mariposas y escaraba­jos salen del país por esta vía para satisfacer la demanda de coleccionistas privados.

Una guerra declarada

Hasta hace cuatro años, el personal de la Empresa de Correos de Bolivia (Ecobol) y de la Aduana Nacional no tenía habilidades específicas para identificar en sus revisiones partes de animales silvestres o individuos bajo régimen de veda, explica a Mongabay Latam Miguel Molina, coordinador de Monitoreo de la DGBAP. Con el desarrollo de estas habilidades, ambas instituciones trabajan en la lucha contra este comercio ilegal.

En cinco años, Ecobol reportó al menos 10 casos de tráfi­co de fauna silvestre como animales vivos, disecados, partes o derivados como pieles, caparazones e instrumentos musicales como charangos que eran exportados con diferentes destinos, entre estos el continente europeo y asiático. Según el Ministerio de Medio Ambiente, las especies encontradas fueron los quirquinchos (caparazón, disecados o charangos), mariposas (montadas en cajas), lagartos (disecados), tortugas (caparazones), escarabajos en cajas de cartón, hormigas vivas y piel de jaguar camuflada en una prenda de vestir.

El jefe Nacional de Operaciones de Pofoma confirmó que en los últimos años se redujo la cantidad de animales silvestres vivos ofertados en la feria de 16 de Julio de El Alto, lugar de mayor concentración de esta actividad ilícita en el departamento de La Paz. Ahora, solo se encuentran lagartijas y sapos disecados, que también desde hace un par de años son decomisados, por ejemplo en la feria de la Alasita, donde se los vende como amuleto para atraer la fortuna.

Hasta hace una década era una práctica común que las fraternidades usaran en sus trajes elementos de la fauna silvestre. Los Suris Sicuris usaban plumas de avestruz, los trajes de cóndor eran hechos con plumas naturales y los quirquinchos (especie de armadillos) se convertían en matracas. La firma de un convenio en el 2008, entre el ministerio de Medio Ambiente y la Asociación de Conjuntos Folklóricos del Gran Poder de La Paz y la asociación de bordadores, consiguió la eliminación paulatina del uso de partes de animales en los trajes. En el 2012, la Entrada Universitaria prácticamente dejó de usar fauna en su vestuario. Hoy en la confección de atuendos sólo se usan materiales sintéticos.

El jefe de operaciones de Pofoma señala que queda pendiente reducir a cero el uso de partes de animales en los trajes de las fraternidades que participan en las entradas del Carnaval de Oruro y de la Virgen de Urkupiña (Cochabamba).

Las gobernaciones también están comprometidas con las actividades de fiscalización, principalmente las de La Paz, Cochabamba y Santa Cruz. En el caso de esta última, con la ejecución del Programa de Biodiversidad, en tres años, se evitó el tráfico y tenencia ilegal de 8000 animales silvestres. La mayoría de los animales rescatados retornaron a su hábitat natural, otros fueron derivados a centros de rescate de la gobernación. Al margen de este trabajo, precisa Yandery Kempff, realizan campañas de sensibilización y ya llegaron a más de 900  000 personas.

“Más del 90 % de la fauna que ingresa a la cadena de tráfico es comercializada en el mercado local de manera directa y también a través de las redes sociales. Las especies consideradas raras, carismáticas o amenazadas son las que escogen los traficantes para sacarlas al exterior”, explica la directora de recursos naturales de la Gobernación de Santa Cruz. Hay 20 procesos penales en curso por este tema.

“Creemos que es nuestro logro, el que la gente sepa que tener un animal silvestre como mascota es ilegal, tanto así que recibimos aproximadamente cerca de 100 llamadas mensuales de denuncias sobre este tema”, destaca.

Los centros de custodia

Cientos de animales silvestres son acogidos temporal o permanentemente en los 22 centros de custodia ubicados en diferentes regiones de Bolivia. Las especies llegan tras ser decomisadas por el Pofoma o porque algunas personas las entregan de forma voluntaria o porque se trata de animales abandonados.

Uno de esos centros es Senda Verde, ubicado en los Yungas de La Paz, que alberga actualmente a 650 animales.  Para llegar a ese número, han muerto aproximadamente 6000, es decir, uno de cada diez animales sobrevive. Detrás de cada caso hay una historia triste. Uno de los casos que más tocó el corazón de los bolivianos fue el del oso Ajayu, quien fue brutalmente golpeado en Cochabamba y quedó ciego como consecuencia. Tras seis meses de cuidados Ajayu se recuperó física y emocionalmente”, manifestó la directora de esa institución, Vicky Ossio.

El Zoológico Municipal Vesty Pakos de La Paz acoge a 562 animales de 82 especies, de los cuales más de 500 fueron rescatados y el resto nació en cautiverio. El 99 % de este grupo fue víctima de maltrato. Los animales fueron decomisados a comerciantes y rescatados de casas y circos en Cochabamba, Oruro, Potosí, Yungas, Riberalta y El Alto.

En 2015, aceptaron cerca de 100 individuos nuevos. El zoológico gasta solo en comida y medicamentos alrededor de 2,5 millones de bolivianos (359 975 dólares). Un león come 4,5 kilos de carne diarios, un jaguar unos 3,5 kilos y un puma de 2,5 a 3 kilos al día. “Hemos dejado de aceptar a animales este año porque tenemos un presupuesto y alimentos programados que no permite atender ni uno más”, explica a Mongabay Latam Andrea Morales, administradora del zoológico.

Por tenencia ilegal llegan cada semana al centro tortugas, loros, monos silbadores y tejones que son los preferidos como mascotas. Morales dice que no percibió que en los últimos haya bajado la afluencia de animales que son decomisados o rescatados, espera que con la campaña emprendida desde el gobierno central y a la cual se adhieren, el tráfico de animales disminuya. “De lo que se trata no es de crear más centros de custodia, sino de evitar que más especies sean sacadas de su hábitat por la demanda como mascotas”, remarca.

Bolivia: “Feroz por la Vida”

El tráfico ilícito de vida silvestre aumentó en los últimos años a pesar de los esfuerzos conjuntos de la comunidad internacional, de los gobiernos y de la sociedad civil. Por eso a ONU lanzó la campaña mundial Feroz por la Vida.

Bolivia se unió a la misma el 22 de abril, bajo el lema ‘Ellos No Tienen Voz, Nosotros Sí.  Luchemos Contra el Tráfico Ilegal de Animales Silvestres’. “La campaña está centrada en sensibilizar a la población que los animales silvestres no son mascotas, que deben estar en su hábitat porque allí cumplen un rol  fundamental en el equilibrio ecológico. Se está difundiendo también las normas legales sobre el tema”, explica Teresa Pérez, directora general de Biodiversidad y Áreas Protegidas.

Artículo publicado por Alexa
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