Sin embargo, las épocas en las que producía hasta 200 quintales de café al año quedaron en el recuerdo. En este 2016 espera con mucho optimismo acercarse a los veinte quintales. “Yo me aferro al café, pero la roya amarilla nos ha matado los cultivos y cada vez hay menos gente trabajando la tierra. Ya no es rentable. Se están yendo a la coca”, alerta Teodoro Calle. Según cifras de CECOVASA, en los últimos cinco años solo en la zona de Tunkimayo, a un par de horas de la casa de Teodoro, de donde proviene el afamado café Tunki, de 60 activos caficultores, solo quedan seis. “Solo de café ya nadie puede vivir”, sentencia Calle con mucha pena.

Según el último informe de monitoreo de coca Perú 2015, presentado en julio de 2016 por la Comisión Nacional para el Desarrollo y Vida sin Drogas (DEVIDA) y la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) solo en Puno existen 4468 hectáreas de cultivos de coca, con un crecimiento anual de 10 %. Según el Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (Sernanp), 358 están dentro del Parque Nacional Bahuaja Sonene. Otras organizaciones, como USAID, dicen que bordean las 500 hectáreas. Cifras nunca antes vistas en esta parte del Perú.

Riqueza pura

Los valles de Sandia están conformados por dos importantes cuencas: la del río Tambopata y la del Inambari, en las alturas de la Amazonía de Puno. En este rincón del sur del Perú, está ubicado el Parque Nacional Bahuaja Sonene, que con más de un millón noventa mil hectáreas, es el eslabón que conecta las áreas naturales protegidas del Perú con las de Bolivia, ya que colinda con el Parque Nacional Madidi (Bolivia) y la Reserva Nacional Tambopata (Perú). Esta Área Natural Protegida cuenta con una biodiversidad única. Se han registrado más de 173 especies de mamíferos (34 % del Perú) y 680 de aves (3 7%). Fue creado en 1996 y sus 1 092 416 hectáreas protegen ambientes muy variados, ubicados entre los 200 y los 2450 m.s.n.m. “Puedo decir que casi el 99 % del territorio del parque (Bahuaja Sonene) está en buen estado de conservación. Tenemos problemas de minería y tala ilegal, que ya hemos controlado. La comunidad nativa de Kotsimba incentivaba la actividad minera en el interior del parque, pero después de mucho tiempo discutiendo con ellos, retiraron su maquinaria y no avanzaron más en el parque”, cuenta a Mongabay Latam David Aranibar, Jefe del Parque Nacional Bahuaja Sonene, quien confiesa que hoy está más preocupado por el avance de los cultivos de hoja coca en el parque y en su zona de amortiguamiento. En esta última ya se han identificado más de 2500 hectáreas de este cultivo.

Según el informe de DEVIDA y la UNODC, desde el 2004 se hicieron más frecuentes las incautaciones de insumos químicos y pasta básica de cocaína en Inambari (Masiapo, Pampa Yanamayo, Isilluma) y en Tambopata (Sandia, San Juan del Oro, Putina Punco). Este mismo informe confirma también que los caminos para sacar la droga son Puno y Juliaca, salida directa a Bolivia por el Lago Titicaca. Tan solo en dos intervenciones de la Policía Nacional del Perú en el valle de Sandia, en abril y agosto de 2016, incautaron 3800 galones de combustibles y más de 20 toneladas de cal, insumos que estaban destinados a la producción de cocaína. El especialista en narcotráfico Pedro Yaranga confirma el peligro de que se siga expandiendo esta actividad en esta parte de la Amazonía: “el gobierno debe alertar sobre el narcotráfico en Sandia. Esta es una grave amenaza para Puno porque colinda con Bolivia donde continúa el cártel de Sinaloa”. Esta organización narcotraficante es la más poderosa del mundo y Yaranga nos confirma que es la que controla la actividad en el conocido “Triángulo blanco” de América Latina, conformado por Colombia, Perú y Bolivia.

En 2015, el Proyecto de Monitoreo de la Amazonia Andina (MAAP) registró una pista clandestina al interior del parque Bahuaja Sonene. “Cuando instalan las pistas de aterrizaje puedes sacar varias conclusiones. Una de ellas y creo la más importante, es que no solo están volando pasta básica, sino que lo que sale es clorhidrato de cocaína. Ningún vuelo se levanta solo con pasta básica. Y eso indica que hay laboratorios que la están procesando. Estamos entrando a otro nivel de narcotráfico y preocupa que la actividad siga creciendo. Es el momento de actuar y frenar antes de que sea incontenible”, afirma Aranibar, quien a su vez confirma que la presencia de nuevos cocaleros en la zona se ha incrementado “debido a que todos los que se escapan del VRAEM (Valle de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro) se están viniendo a instalar acá, donde hay poco control del Estado por su ubicación y poca comunicación”.

Cada año se van notando los cambios en el Valle de Sandia. En Putina Punco, los asaltos como los del último domingo, se están volviendo más comunes. En un recorrido por el distrito pudimos observar cómo las camionetas 4×4, escasas hace unos años, se están apoderando de sus calles empolvadas. Los bares y discotecas van proliferando, así como la prostitución y alcoholismo. “Antes no había carros. La ciudad era pequeña. Todo era muy tranquilo, todos te ayudaban, te aconsejaban. Veías a todas las personas cargando su café, felices. Todo ha cambiado. No solo el clima, sino también la gente. Ya nadie quiere trabajar café, no hay mano de obra, todos se van a trabajar las chacras de coca donde sacan hasta cinco veces más que en café”, nos cuenta Patricio Mamani, caficultor del Valle de Sandia y expresidente de CECOVASA. “Salgo de mi chacra, escucho a las aves cantar, eso me da felicidad, el café”, dice Mamani, exdirigente que impulsó la certificación de Comercio justo (Fair trade) que tienen los cafetaleros de esta parte de Perú desde hace un par de décadas.

En 2014 los guardaparques detectaron la construcción de un aeródromo al interior del parque por parte de la Comunidad Campesina de Colorado que invadió ilegalmente el territorio protegido. “Recibimos amenazas de muerte. Nos mandaron cartas diciendo que no se iban a hacer responsables por los percances que iban a tener los guardaparques que entraran en su territorio. Por eso decidimos sacar a los guardaparques a fines de 2015 y solo realizar actividades de monitoreo en la zona”, cuenta Aranibar. En mayo de 2016, el Gobierno Regional de Puno declaró la nulidad de la comunidad campesina de Colorado y los guardaparques retornaron a sus puestos de control.

Alternativas

Mientras se realizaba el asalto en Putina Punco, Javier Cahuapaza Mamani, Gerente General de CECOVASA, estaba en un vuelo de vuelta a Perú desde Seúl, Corea del Sur. Durante ese mismo fin de semana, estuvo junto a una comitiva de CECOVASA mostrándole al mundo las bondades de su café reconocido mundialmente en el prestigioso evento Café Show Corea, que aglutinó a los principales productores y empresas relacionadas a este grano en todo el planeta. No se imaginaba lo que estaba sucediendo en su tierra, allí donde sus colegas siguen firmes en su lucha por seguir produciendo café. Y todos estos esfuerzos de promoción de su producto estrella serán en vano si no se mira con otros ojos a Sandia. “Todo lo que producimos, lo vendemos. Nada se queda. El problema en los últimos años ha sido las enfermedades como la roya, y demás insectos que están afectando los cultivos. Y bueno, la hoja de coca también es un factor que afecta a la producción del café”, cuenta Mamani. El peor año de todos en las últimas décadas fue el 2014, donde apenas produjeron 5700 quintales entre todos los caficultores de Sandia. Antes del 2011, la media de producción no bajaba de los 100 000 quintales. Debido a estos percances, todos los caficultores se empiezan a mover a otras actividades. “La idea es que puedan complementar su café con otros cultivos que no sea hoja de coca, o sino con ecoturismo. Estamos trabajando junto con otras organizaciones, como Wildlife Conservation Society (WCS), el municipio de Putina Punco, CECOVASA, el Proyecto Agroforestal de Putina Punco, para mejorar los cultivos de café y también para darle más alternativas a las personas”, dice David Aranibar.

Por otro lado, la Wildlife Conservation Society (WCS) en Lima, una organización internacional que trabaja en apoyar la conservación del paisaje binacional Madidi-Tambopata, que comparten Perú y Bolivia, impulsa un proyecto que busca promocionar el potencial que tiene la zona. “Los esfuerzos que realizamos están dirigidos principalmente a promover actividades sostenibles que asegure el mantenimiento de la cobertura boscosa en la zona de amortiguamiento y la zona de influencia del Parque Nacional Bahuaja Sonene. Este es el caso de la caficultura bajo sombra. Desde WCS trabajamos en el fortalecimiento de las cooperativas cafetaleras de la zona y buscamos posicionar al caficultor como un agente clave en la dinamización de la economía local por lo cual debería sentirse orgulloso”, afirma Loyola Escamilo, Directora del Paisaje Madidi Tambopata de WCS en Perú, quien considera vital este fortalecimiento para conservar de mejor manera este espacio natural. “Este café especial de alta calidad es cultivado por cerca de 8000 familias quechuas y aymaras, y a la fecha han logrado que sea uno de los mejores del mundo. Como país tenemos que promover también el desarrollo y mejora de condiciones en salud, educación, gestión ambiental y de bosques en esta zona tan privilegiada en biodiversidad y café de alta calidad, a la vez que se apoya a la caficultura frente a la roya y otras enfermedades”, sentenció Loyola.

En esta línea, DEVIDA también viene trabajando con los pobladores de los valles de Sandia buscando solucionar este problema. Durante el 2015, instalaron 200 nuevas hectáreas de cacao, así como 100 de maíz amarillo y otras 100 de frijol panamito, ofreciendo más alternativas al cultivo ilegal de hoja de coca. A su vez, repartió más de 2 millones de plantones forestales para ayudar a reforestar estos bosques. También está formalizando a los agricultores, entregándoles títulos de propiedad; ha organizado talleres, ferias, concursos, proyecciones de cine al aire libre y distintas formas de promover bosques libres de narcotráfico y lograr una mejor calidad de vida para los pobladores de este rincón del Perú. Otras organizaciones, como el Ministerio de Agricultura y Riego (MINAGRI), el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la Junta Nacional del café, o la Cámara Peruana del Café y Cacao, también vienen trabajando en los alrededores del Parque Nacional Bahuaja Sonene fortaleciendo las capacidades de los caficultores y además intentando aplacar la roya amarilla y demás enfermedades que han mermado considerablemente estos cultivos. Misiones que parecen imposibles en un lugar del Perú que muchos no tienen idea de que existe.

Frente a la comunidad de Arco Punco, más cerca al Bahuaja Sonene, una tropa de monos aulladores hacen tanto ruido como si fueran leones. No podrías creer que son monos. Eusebio los mira y sonríe. “Por eso queremos volver este lugar turístico. Hay mucho bosque para caminar, bastantes animales y un río hermoso para bañarnos”, cuenta con emoción Eusebio Vilcas Sucaticona, un joven de apenas 32 años, que junto a su esposa Susana ha construido una cabaña para recibir a los turistas. “Cuando he visitado Bolivia, vi unos albergues lindos y la gente llegaba feliz. Eso quiero hacer acá. También estoy mejorando mi chacra en donde pueden ver cacao, café, muchos cítricos. Tengo muchos atractivos”, dice Eusebio, mientras Susana lo mira con ilusión. “Queremos que nuestra hija tenga mejores oportunidades que nosotros. Que estudie pero que también valore este lugar para conservarlo”, complementa Susana.

Todos los años, al menos una vez, Leonardo Gonzáles, guía de río desde hace un par de décadas, hace una entrada por este lado del río Tambopata. “Es de los mejores lugares para hacer kayak. Es muy tranquilo y, olvídate, puedes ver todos los animales que quieras. Están ahí no más. Jaguares, miles de monos, ronsocos, aves por todos lados. Es una experiencia espectacular”, cuenta Gonzáles, quien espera que la zona se abra más al turismo y la gente pueda tener más alternativas para sobrevivir en el Valle de Sandia. El Sernanp no se queda dormido. “Le estamos metiendo fuerte al tema del turismo. Creemos que es una de las mejores alternativas para las comunidades en esta parte del Perú. Ya hemos hecho entradas con operadores y agencias turísticas, y autoridades de la Dirección Regional de Turismo, para buscar de promover mejor el Parque Nacional Bahuaja Sonene. Los guardaparques son los primeros impulsores de este giro que buscamos darle. Imagínate, tenemos un río único, el mejor café del mundo, una reserva natural con mucha fauna y muy bien conservada, y mucha aventura”, cuenta David Aranibar, uno de los más optimistas con estas medidas. “Si te detienes en observar bien las montañas alrededor de Putina Punco, verás que hay muchos parches verde limón por todos lados. Eso es hoja de coca. Calculo que en los últimos cinco años, esta actividad ha crecido hasta un 30 %”, sentencia Aranibar.

Putina punco es una comunidad de los Andes posada en la Amazonía. Casas de adobe y techos de teja andina te transmiten el ambiente de montaña. La mayoría de sus habitantes vino desde Puno, Juliaca o Bolivia, y lo que hicieron fue movilizar sus costumbres también. “En los últimos años ha crecido mucho. Todo lo que no creció en décadas, lo hizo en los últimos cinco o diez años. Hasta discotecas hay”, cuenta Patricio Mamani que busca crear su propia marca de café: “Café amigable con las aves”, para contagiar a sus vecinos a buscar más alternativas más cerca al café, a la naturaleza, y más lejos de la coca.

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