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Tortugas de la Amazonía en peligro por represas, contaminación de mercurio y tráfico de fauna

  • La Amazonía brasileña alberga diecisiete especies de tortugas, todas las cuales están bajo presión por la sobreexplotación, el tráfico ilegal de vida silvestre, la construcción masiva de represas hidroeléctricas y la contaminación de mercurio. La deforestación, el desarrollo agrícola y el cambio climático son otras amenazas inminentes.
  • El Programa de Conservación de Tortugas del Río Amazonas concentra sus esfuerzos de conservación en la tortuga arraú (Podocnemis expansa), en la tortuga de río de pintas amarillas (P. unifilis) y en la tortuga de río amazónica (P. sextuberculata). Wildlife Conservation Society trabaja con estas mismas especies y también preserva la tortuga cabeza roja del Amazonas (P. erythrocephala) y la tortuga cabezona amazónica (Peltocephalus dumerilianus).
  • Las represas del Amazonas —en especial las megarrepresas, como la represa Belo Monte (construida hace poco) y la propuesta para la represa Luiz do Tapajós— alteran los ecosistemas y alteran los ciclos anuales de inundación, que inundan las tierras bajas de los bosques de la Amazonía, lo que pone en peligro a las tortugas y a otras especies.
  • La contaminación de mercurio en los ríos de la Amazonía por la minería ilegal de oro es una amenaza grande para las tortugas. Los investigadores sostienen que existe una necesidad urgente de que el Gobierno brasileño desarrolle e implemente pautas para la evaluación de toxicidad de mercurio en los reptiles del Amazonas, en especial, en las tortugas.
The Giant Amazon River Turtle (Podocnemis expansa) is the largest species of neotropical freshwater turtle, and is found throughout the Amazon basin. Overexploited for centuries, the species is making a comeback thanks to conservation initiatives. Photo courtesy of Camila Ferrara
La tortuga arraú (Podocnemis expansa) es la especie más grande de tortuga de agua dulce neotropical y se encuentra en toda la cuenca del Amazonas. Después de años de sobreexplotación, esta especie se está recuperando gracias a las iniciativas de conservación. Foto cortesía: Camila Ferrara

Desde que hay gente que vive en la Amazonía, las tortugas han estado siempre en el menú. Pero lo que había sido una caza para la subsistencia, que tenía poco impacto, aumentó de manera radical con la llegada de los europeos. A partir de 1700, la demanda de huevos y carne de tortuga se disparó. Y los huevos no solo eran para comer: se calcula que más de 200 millones de huevos fueron recolectados tanto para consumo como para combustible, y se han utilizado en lámparas en toda Europa por dos siglos.

Dicha sobreexplotación llevó a una disminución tan dramática de la población que el Gobierno brasileño tuvo que intervenir con el tiempo y lanzó el ambicioso Programa de Conservación de Tortugas del Río Amazonas en 1979: una iniciativa en curso que, hasta el momento, ha protegido 70 millones de crías de tortugas en la Amazonía brasileña, con la intención de conservar especies vulnerables.

Pero, si bien el programa continúa trabajando por un futuro sostenible para la población de tortugas (y para la gente que aún considera a los quelonios una fuente importante de proteínas), tres amenazas más recientes acechan a las especies amazónicas de tortugas: el tráfico ilegal de vida silvestre, la construcción masiva de represas hidroeléctricas y la contaminación de mercurio.

Tortugas en peligro

La Amazonía brasileña alberga 17 especies de tortugas, que ocupan nichos ecológicos importantes en los hábitats de agua dulce: desde canales de ríos principales hasta bosques de várzea y lagos.

La especie más grande de tortuga de agua dulce neotropical, la tortuga arraú (Podocnemis expansa), está también entre los principales esfuerzos de conservación de quelonios. Con un peso de hasta 65 kg (143 lb), la P. expansa es una especie de tortuga cuello de serpiente, es decir, que retrae el cuello de forma horizontal en lugar de vertical, como lo hacen otras especies. Tiene un caparazón grande y abovedado, adaptado para nadar en la corriente de los ríos, pero también habita en lagos y en bosques de várzea durante la temporada de lluvias. Cuando llega el momento de poner huevos, las tortugas se trasladan en masa a las playas de anidación. Una investigación reciente descubrió que la especie utiliza distintas vocalizaciones comunicarse durante ese periodo, que incluyen la comunicación entre madre y cría antes y después del nacimiento.

Giant Amazon River Turtles undergo mass migrations to their nesting beaches on riverbanks and exposed sandbars. This behavior makes them especially vulnerable to hunting pressure for both turtle meat and eggs. Photo courtesy of Camila Ferrara
Tortugas arraú se trasladan en masa hacia las playas de anidación en orillas de ríos y en bancos de arena. Esta conducta las hace especialmente vulnerables a la caza de carne y de huevos de tortuga. Foto cortesía: Camila Ferrara

Lamentablemente para la P. expansa, su longevidad y la madurez reproductiva tardía, junto con la conducta predecible de la especie para anidar en masa en bancos de arena y playas, la hacen especialmente vulnerable a las presiones de la caza y de la recolección de huevos.

Los recuentos históricos relatan que el río Madeira, en la Amazonía, solía quedar tan congestionado de tortugas en la época de anidación que hacía imposible la navegación en botes, mientras que muchos miles más cubrían las playas del río hasta donde llegaba la vista. Esas historias de tortugas parecen increíbles ahora: la tortuga arraú fue clasificada como En peligro de extinción por la UICN en la década del 80, aunque se ha recuperado un poco gracias a esfuerzos de conservación constantes.

En la actualidad, las amenazas principales para las tortugas amazónicas son “las represas y las personas que las recogen para venderlas en las grandes ciudades”, según informó Richard Vogt, del Instituto Nacional de Investigaciones de la Amazonía (INPA, por sus siglas en portugués) a Mongabay. Camila Ferrara, de Wildlife Conservation Society Brasil, cita “el consumo sin control de huevos y de carne” como la mayor amenaza, aunque está prohibido por ley, excepto que lo autorice IBAMA, el organismo medioambiental de Brasil.

A turtle hatchling emerging from its egg. Recent research found that both mother and young use vocalizations to communicate, even before hatching occurs. Photo courtesy of Camila Ferrara
Una cría de tortuga sale de su huevo. Una investigación reciente descubrió que madre y cría utilizan vocalizaciones para comunicarse, aun antes del nacimiento. Foto cortesía: Camila Ferrara

Ferrara sostiene que estas presiones inmediatas existen dentro de un contexto más amplio de deforestación, aumento de actividad agrícola y cambio climático. “Ya sabemos que las represas y el calentamiento global son amenazas, pero aún no conocemos todas las consecuencias”, afirma.

De la sobreexplotación a la conservación

El Programa de Conservación de Tortugas del Río Amazonas ha sido un éxito en la conservación de quelonios por casi cuarenta años. En la actualidad, los objetivos principales de preservación son la tortuga arraú, junto con varias especies relacionadas dentro de su familia biológica, que incluyen la tortuga de río de pintas amarillas (P. unifilis) y la tortuga de río amazónica (P. sextuberculata).

Wildlife Conservation Society (WCS) también trabaja con estas mismas especies, además de la tortuga cabeza roja del Amazonas (P. erythrocephala) y la tortuga cabezona amazónica (Peltocephalus dumerilianus). WCS trabaja en áreas protegidas en los ríos Purus y Negro, donde su objetivo es reducir la sobreexplotación al encontrar modos de que tortugas y personas puedan convivir, según comenta Ferrara. Los programas participativos lanzados en comunidades a lo largo del río Negro (donde los locales participan en la protección de nidos y en el control de las poblaciones) parecen ser una opción prometedora.

El alcance geográfico del Programa de Conservación de Tortugas del Río Amazonas es mucho más extenso. Tiene por objetivo cientos de zonas de reproducción a lo largo de las cuencas de los ríos Tocantins/Araguaia y del río Amazonas.

“El programa intenta proteger algunas de las principales zonas de anidación [de las especies objetivo] durante el periodo de reproducción —explicó Roberto Lacava, coordinador del programa en IBAMA, a Mongabay. A lo largo de la historia del proyecto se han protegido los nidos de unas 800 000 hembras—. En los últimos años, liberamos entre 2,5 y 3 millones de crías [por año]”, informó. La mayoría de las crías son producidas y liberadas en las playas protegidas, aunque, en algunos casos especiales, se reubican los nidos para proteger mejor a los huevos hasta que eclosionen.

A monitoring team for the Amazon Turtle Program, an initiative of Brazil’s environment agency IBAMA that has been running for almost 40 years. Photo courtesy of Roberto Lacava
Un equipo de control del Programa de Conservación de Tortugas del Río Amazonas, una iniciativa del organismo medioambiental de Brasil, IBAMA, que ha operado por alrededor de cuarenta años. Foto cortesía: Roberto Lacava
The Amazon Turtle Program team captures and measures turtles as part of the long-term monitoring project. Photo courtesy of Roberto Lacava
El equipo del Programa de Conservación de Tortugas del Río Amazonas captura y mide tortugas como parte de un proyecto de control a largo plazo. Foto cortesía: Roberto Lacava

Aunque la cantidad de animales liberados puede parecer una cifra impactante, Vogt —quien ha estado estudiando las tortugas en la Amazonía por más de 25 años y es asesor del Programa de Conservación de Tortugas del Río Amazonas— pone estas cifras en contexto: “Estas no son cifras altas si consideramos el tamaño de la cuenca del Amazonas —explicó— “Además, la tasa de supervivencia es baja, [por lo tanto] solo una pequeña parte de estas [crías de tortuga] llegan a ser adultas”.

“Haber liberado algunas crías en determinadas áreas ha sido beneficioso, y la población de adultos ha estado aumentando”. De hecho, los resultados han sido tan buenos que la tortuga arraú ya no se considera En peligro de extinción, sino que ahora está clasificada como de bajo riesgo, pero sujeta a actividades de conservación. “Solo utilizamos el método “headstarting” [protección de los nidos y liberación de las crías] con las crías en algunas zonas, donde la población está en peligro —reveló Lacava—. No consideramos necesario continuar liberando tortugas en la mayoría de las áreas”.

En la actualidad, el Programa de Conservación de Tortugas del Río Amazonas se concentra en regiones donde la situación de la tortugas no ha mejorado o está empeorando. En esas zonas “la población adulta continúa disminuyendo por la amenaza continua de la caza furtiva”, según explicó Vogt. Este es un problema que persiste debido a que la ley no se cumple. “Nada detendrá a los cazadores furtivos: los detienen y los liberan, y nunca pagan multas”, se lamenta.

A female digs a nest where she could lay more than 100 eggs. The Amazon Turtle Program monitors and protects nesting beaches to help ensure the survival of the hatchlings. Photo courtesy of Luiz Baptista
Una hembra cava un nido donde podrá colocar más de cien huevos. El Programa de Conservación de Tortugas del Río Amazonas controla y protege las playas de anidación para ayudar a asegurar la supervivencia de las crías. Foto cortesía: Luiz Baptista

Larissa Schneider, de la Universidad Nacional de Australia, ha estudiado las tortugas amazónicas por más de una década. Ella también considera que la caza furtiva es un problema grave. “La mayor amenaza que aún afecta a las tortugas amazónicas es el mercado negro y el contrabando descontrolado de tortugas. El Gobierno brasileño no ha sido efectivo a la hora de restringir esta actividad”, declaró Schneider. El contrabando de vida silvestre es el tercer tipo de tráfico ilegal más grande de Brasil, detrás de las drogas y las armas, y representa miles de millones de dólares anuales en tráfico ilegal, según afirma ella.

A pesar de estos desafíos continuos, Lacava considera que los esfuerzos de conservación de Brasil han sido un éxito. “Aunque —agrega— queda mucho camino por recorrer”.

Las represas y las tortugas no se mezclan

Combatir la sobreexplotación es solo una parte del desafío de la conservación de tortugas. Con cientos de represas hidroeléctricas terminadas y en funcionamiento, en construcción o planificadas a lo largo y ancho de la Amazonía, numerosas especies acuáticas y terrestres sufrirán la pérdida o degradación de sus hábitats.

Las represas alteran los ciclos anuales de inundación, que inundan las tierras bajas de los bosques de la Amazonía. Los depósitos inundan constantemente áreas extensas, y se impide el movimiento de las especies. Incluso algunas especies están en peligro de extinción por esta causa.

Para las tortugas, el impacto más evidente de las represas es la alteración de las rutas migratorias y la pérdida de playas de anidación debido a que los depósitos se llenan de agua y la corriente de los ríos se altera durante el curso.

 A turtle’s sand-encrusted face after nest excavation. Amazon turtles are at risk from poaching, the proliferation of hydropower dams across Amazonia, and mercury contamination due to gold mining. Photo courtesy of Roberto Lacava
La cabeza de una tortuga cubierta de arena después de la excavación del nido. Las tortugas amazónicas están en peligro debido a la caza furtiva, las represas hidroeléctricas a lo largo y ancho de la Amazonía y la contaminación de mercurio por la minería del oro. Foto cortesía: Roberto Lacava

Lacava explicó que la migración interrumpida durante los periodos de reproducción “pueden provocar una interferencia seria en la estructura genética [de las poblaciones de tortugas], en especial para la P. expansa”. El aislamiento de poblaciones por las represas, como también ha ocurrido con los delfines del río Amazonas, puede hacer que las subpoblaciones sean más vulnerables a más amenazas.

“Otro impacto es el cambio en el régimen de inundaciones de los ríos, lo que provoca la desaparición de las playas de anidación y la pérdida de muchos nidos” debido a las inundaciones, explicó Lacava. Pero resalta que se necesitan más datos con urgencia para comprender estos efectos, en especial estudios específicos sobre especies y represas, que podrían revelar las consecuencias totales de las represas en la Amazonía antes de construirlas.

La mayoría de lo que los científicos conocen sobre los posibles impactos de las futuras represas en las tortugas proviene de dos de las megarrepresas más antiguas de la Amazonía: Balbina y Tucuruim, según expone Schneider. La represa Balbina, construida a fines de los ochenta en el río Uatumã para brindar electricidad a la ciudad de Manaos, tiene una capacidad instalada de 250 megavatios e inundó 2360 km2 (910 mi2) de bosque. La construcción de la represa Tucurui, de 8370 megavatios, en el río Tocantins comenzó en 1974 e inundó 2850 km2 (1100 mi2).

Vogt participó de actividades en defensa de las tortugas en Balbina, una represa que causó problemas graves para las tortugas. “Cuando la represa de Balbina se cerró, 65 hembras adultas quedaron [aisladas] detrás de la represa —explicó Vogt—. Ahora anidan en la única playa disponible [allí]: una isla que era demasiado fría [por la sombra], por lo que ninguno de los huevos eclosionó”.

Hatchlings are counted and then released by the Amazon Turtle Program team. Photo courtesy of Luiz Baptista
El equipo del Programa de Conservación de Tortugas del Río Amazonas cuenta y luego libera a las crías. Foto cortesía: Luiz Baptista

Crear playas de anidación artificiales, sin embargo, resultó ser una solución parcial. “Construimos playas de anidación justo bajo la represa: una de arena gruesa para la P. expansa y otra de arena fina para la P. unifilis. Las tortugas que migran hacia la represa utilizan estas playas de anidación. Se las llevó el agua al menos una vez y fueron reconstruidas, [pero] funcionan”, afirmó Vogt.

Un mayor conocimiento sobre los impactos de Balbina y de Tucurui en las tortugas expone un panorama más alarmante, según amplía Schneider: “Los microhábitats esenciales que utilizan las tortugas se pierden en los confinamientos de agua, tales como represas, presas y diques. Los confinamientos hacen que las crías sean particularmente vulnerables debido a la pérdida de refugios, de especies importantes para la alimentación y a las temperaturas más bajas del agua”.

“Las cadenas alimenticias de las tortugas son muy diferentes en los lagos y en los ríos —continuó Schneider—. Las tortugas amazónicas que dependen de la respiración cloacal [respiran bajo el agua por la única abertura trasera de los tractos digestivo y reproductivo] están en desventaja en el agua estratificada, poco oxigenada y turbia de los confinamientos”.

Cuanto más grandes son las represas mayores son los impactos, por lo que las megarrepresas representan las amenazas más serias. Para las megarrepresas nuevas, como la recientemente terminada represa Belo Monte y la represa propuesta de São Luiz do Tapajós, “las tortugas ya han sido [o serán] afectadas de forma negativa por los confinamientos debido a la pérdida de hábitats correntosos [donde hay aguas poco profundas y de corriente rápida], a la desaparición de alimentos como plantas acuáticas (macrófitos) y a la pérdida de frutas caídas de la vegetación ribereña como así también de algunos invertebrados acuáticos”, según comentó Schneider.

“Los cambios en la calidad del agua también son un impacto directo que sufren las tortugas justo después de finalizada la represa. Podemos anticipar que los problemas a largo plazo de Balbina y de Tucurui muy probablemente afecten a las represas nuevas”, concluyó.

Está surgiendo la preocupación de que, en el largo plazo, la represa Belo Monte pueda amenazar uno de los espectáculos anuales de la naturaleza más reconocidos de la Amazonía: la llegada de 20 000 tortugas arraú para poner sus huevos en Tabuleiro do Embaubal, una extensión de playa arenosa en el río Xingú. Los biólogos temen que la represa, ubicada río arriba de la zona de anidación, impida el reabastecimiento de arena durante la temporada de lluvias, lo que —con el tiempo— causaría la desaparición de las playas y dejaría a las tortugas sin un lugar donde depositar los huevos.

Minería y mercurio

Como si todos esos obstáculos para la supervivencia de las tortugas no fueran lo suficientemente malos la hidroelectricidad y la industria extractiva están estrechamente relacionadas en la Amazonía, lo que afecta a más hábitats y a más especies. Las minas de bauxita, níquel y cobre, que se benefician de la energía que producen las represas, provocan la destrucción del hábitat y la migración de la población humana a regiones remotas, lo que ocasiona un aumento de la presión sobre los recursos naturales en los alrededores de las operaciones mineras.

Pero una consecuencia invisible y artera de la minería es de particular importancia para las especies de tortugas y para todo aquel que coma carne y huevos de tortuga: la contaminación de mercurio causada por la minería ilegal del oro de forma artesanal.

Hundreds of hatchlings head toward the water — just a few of the 70 million that the Amazon Turtle Program has released so far. Photo courtesy of IBAMA
Cientos de crías se dirigen al agua. Solo unas pocas de las 70 millones que el Programa de Conservación de Tortugas del Río Amazonas ha liberado hasta el momento. Foto cortesía: IBAMA

“El Hg [mercurio] provoca efectos adversos sobre las tortugas, tales como alteraciones de la conducta y del sistema endocrino, y puede ser mortal en altas concentraciones —explicó Schneider, quien ha estudiado los efectos del mercurio en la tortuga matamata (Chelus fimbriatus)—. Como el mercurio es una sustancia duradera, puede acumularse o bioacumularse en organismos vivos, lo que causa un daño cada vez mayor en especies de órdenes más altos, como tortugas, peces y mamíferos predadores”.

La minería del oro está aumentando en muchas áreas de la cuenca del Amazonas. Y como el mercurio utilizado para extraer el oro se filtra en el sistema del río y luego en la cadena alimenticia más amplia, sus efectos se sienten mucho más allá de los límites de las minas. Por ejemplo, en el sudeste de Perú, la amenaza que representa el mercurio a la salud ambiental y humana ha llegado a un nivel tan crítico que se ha declarado el estado de emergencia. Del mismo modo es un problema serio en Brasil y para las tortugas en la cuenca del Amazonas.

Para las tortugas, “el problema más grande en la actualidad es que no existen pautas sobre el mercurio específicas para los reptiles —afirmó Schneider—. Existe una necesidad urgente de desarrollar e implementar pautas para la evaluación de toxicidad del mercurio en los reptiles, incluidas las tortugas”.

La investigación de Schneider incluyó el desarrollo de “una metodología no invasiva que permite el análisis de Hg en tortugas y en cocodrilos mediante el uso de muestras del caparazón y de la piel en lugar de matar animales para tomar muestras musculares”. Los resultados mostraron que los niveles de mercurio en la tortuga matamata eran suficientemente altos como para constituir una amenaza a la salud de las personas que comieran su carne.

El pronóstico a largo plazo para las especies de tortugas de la cuenca del Amazonas dependerá de la efectividad del enfoque multifacético de la serie de amenazas que enfrentan en la actualidad. Ya hubo numerosos pedidos de detener el desarrollo hidroeléctrico en la Amazonía para reemplazarlo por opciones más ecológicas y de poner en marcha una mejor planificación medioambiental para todo desarrollo futuro de infraestructura. Aún resta ver cómo impactará el cambio climático —en especial la sequía— en las tortugas amazónicas. Pero, cuando se trata de uno de los problemas más grandes —combatir la sobreexplotación y el tráfico—, Lacava considera primordial la aplicación de la ley. “Creo que el tráfico ilegal solo puede reducirse mediante la supervisión policial y las iniciativas de uso sostenible”, concluyó.

Young turtles make their way to the river. Decades of work means the Giant Amazon River Turtle is no longer Endangered, but poaching in particular remains a major threat to the species. Photo courtesy of Luiz Baptista
Tortugas jóvenes se dirigen al río. Décadas de trabajo significaron que la tortuga arraú ya no está En peligro de extinción, pero la caza furtiva continúa siendo una amenaza importante para la especie. Foto cortesía: Luiz Baptista.
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