200 toneladas de mercurio son vertidas a los ríos y suelos en Colombia anualmente.Chocó es uno de los lugares más biodiversos del mundo y solo el 2 % de las actividades mineras que se desarrollan poseen una licencia ambiental.Según un informe de la UNODC, el 79 % de la extracción aluvial de oro se concentra en las regiones de Antioquia y Chocó. “Hemos encontrado evidencia que desde 1820 ya había uso de mercurio en la minería. Fue una mina en el sur de Bolívar que empezó con este proceso aquí en Colombia”, cuenta José Luis Marrugo oegrete, investigador de la Universidad de Córdoba y director del Grupo de Aguas, Química Aplicada y Ambiental. El uso del mercurio en la minería informal a pequeña escala se ha popularizado en el país producto del incremento en el precio del oro y la facilidad para conseguirlo y usarlo en el amalgamado. Este proceso suele añadir mercurio a todo el mineral durante la trituración, molienda y lavado. En muchos casos solo el 10 % del mercurio agregado a un barril o a una batea, cuando la amalgamación es manual, se combina con el oro para producir la amalgama. El resto, es decir, el 90 % sobrante, que debería retirarse y reciclarse, se libera simplemente al medio ambiente. Y ahí empiezan otros problemas. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS) el mercurio cambia su composición química al contacto con las bacterias del ambiente y se convierte en metilmercurio, el cual es la forma más tóxica de este metal y es fácilmente absorbido por los peces. De ahí, que una de las principales fuentes de intoxicación sea la dieta. La incidencia del mercurio ha sido tanta que incluso un grupo de música colombiano Choquibtown en una de sus canciones dice: “Yo no me como ese pescao así sea del Chocó. Ese pescao envenenao, ese no lo como yo”.