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La importancia de las cámaras trampa en la conservación de especies amenazadas del Perú

Imágenes de cámaras trampa de tapires. Foto: WWF Perú.

  • La discreción de las cámaras trampa permite observar especies que con frecuencia son evasivas a los seres humanos, señalan expertos.
  • Los científicos que usan cámaras trampa deben caminar muchos kilómetros durante largas jornadas para colocarlas en sitios estratégicos, cuenta José Luis Mena, director en Ciencias de WWF Perú.
  • Entre las especies amenazadas que han sido registradas por cámaras trampa están el jaguar, la huangana, el tapir terrestre, el tapir de montaña y el perro de montaña.

Un mono en el aire intentando alcanzar un árbol, un sajino con sus crías o los ojos penetrantes de un jaguar en la noche amazónica son algunas de las imágenes captadas gracias a cámaras trampa, herramientas que se viene utilizando en el Perú desde hace unos 10 años para registrar fotos y videos que demuestren la biodiversidad en un área.

El uso de las cámaras trampa cobra importancia en el Perú, uno de los países más megadiversos del mundo porque tiene más de 100 áreas naturales protegidas de diversa índole en las que resguarda su patrimonio natural en más de 22 000 000 de hectáreas (más del 17 % de la superficie terrestre del territorio nacional), de acuerdo a información del Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (SERNANP).

“Existen varias formas para registrar la biodiversidad de un lugar. Puede ser mediante la colocación de un collar a una especie previamente capturada y que es monitoreada vía satélite, o con otras técnicas. Quizá la más eficaz es la de las cámaras trampa, porque no es necesario acercarse a ninguna especie, no se le interviene. Además, esto permite registrar mediante imágenes animales que comúnmente son evasivos al ojo humano”, explicó a Mongabay Latam el director en Ciencias de WWF Perú, José Luis Mena.

Imagen capturada por cámara trampa. Foto: WWF Perú.
Imagen capturada por cámara trampa en el Santuario Histórico Tabaconas Namballe. Foto: WWF Perú.
Imagen de un otorongo en cámara trampa. Foto: WWF Perú.
Imagen de un otorongo en cámara trampa. Foto: WWF Perú.

El trabajo no es sencillo. Los científicos deben caminar grandes distancias para colocar las cámaras trampa en terrenos complicados. José Luis Mena es uno de ellos. “Se tiene que caminar varios kilómetros en terrenos agrestes para colocar cámaras cada cierta distancia de metros o hasta kilómetros cuadrados. Uno debe tener buen físico. A veces se camina sin parar desde las 7 de la mañana hasta las 5 de la tarde. Además, se debe contar con un equipo de especialistas para el posterior análisis de datos registrados, lo que también toma varios meses. Dejamos las cámaras entre 60 y 90 días en el lugar respectivo”, indicó.

José Luis Mena, director en Ciencias de WWF Perú colocando una cámara trampa en el tallo de un árbol. Foto: WWF Perú.
José Luis Mena, director en Ciencias de WWF Perú colocando una cámara trampa en el tallo de un árbol. Foto: WWF Perú.

Emiliana Isasi-Catalá, doctora en Ciencias Biológicas e investigadora de WCS, explicó a Mongabay Latam que el esfuerzo desplegado se ve recompensado por las ventajas de las cámaras trampa al momento del registro a diferentes especies terrestres. “Los registros que se obtienen son fotografías o incluso videos. Este material nos suministra información muy útil para la investigación: especie detectada, fecha, hora, fase lunar y temperatura, sexo, tamaño de los grupos de individuos (en caso de especies sociales), épocas de apareamiento o cría (por la presencia de parejas, de crías o juveniles) y comportamiento (territorialidad, preferencias en la alimentación), entre otros”.

Por su parte, el Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (SERNANP) trabaja de la mano con organismos dedicados a la conservación en el uso de las cámaras trampa.

“Las jefaturas de las áreas protegidas del Perú trabajamos con organismos de la sociedad civil para que en equipo investiguemos sobre la biodiversidad en las áreas naturales con las cámaras trampa. Generalmente somos los que damos licencias para que especialistas de las instituciones puedan ingresar a estudiar la biodiversidad. La forma común en que el Estado por sí mismo estudia la diversidad biológica en las áreas naturales protegidas es con la caminata de los guardabosques y la localización digital mediante GPS cuando observamos especies”, indicó a Mongabay Latam Edgar Vicuña, responsable de la Unidad de Gestión de la Información del SERNANP.

José Luis Mena explicó que existen diferentes modelos de cámaras trampa, pero una de las más usadas es la Bushnell, con coberturas especiales para el territorio agreste de los Andes o la Amazonía. “Un aproximado del precio de este tipo de cámaras es de 150 dólares. Sin embargo, existen otros modelos más avanzados que cuestan hasta 500 dólares”, enfatiza el biólogo. El dinero invertido para un proyecto de registro de especies es grande, así como el reto de registrar una especie en movimiento. “Incluso he visto proyectos en los que los científicos se trepan a los árboles para colocar las cámaras trampa pese al peligro que involucra subirse a metros y metros de distancia del suelo. El fin generalmente es registrar imágenes de los monos trepadores”, contó Mena.

Juan Loja, director de la sede en Madre de Dios de la Asociación para la Conservación de la Cuenca Amazónica (ACCA), afirmó que las cámaras trampa son óptimas porque soportan el clima extremo de algunas zonas y pueden permanecer en un solo lugar gran cantidad de tiempo sin necesidad de que una persona esté en campo. “Es posible registrar especies en todos los horarios (diurnos y nocturnos). Aquellas que son difíciles de observar, con una cámara trampa se observan sin mucha dificultad”, dijo a Mongabay Latam.

Imagen nocturna de un otorongo. Foto: Parque Nacional del Manu.
Imagen nocturna de un otorongo. Foto: Parque Nacional del Manu.

Para Edgar Vicuña, existen dos fines específicos para las cámaras trampa: registrar especies naturales de ciertas áreas protegidas y determinar la población de especies amenazadas.

Conozcamos algunas instituciones que usan las cámaras trampa para el registro de especies.

  1. Asociación para la Conservación de la Cuenca Amazónica (ACCA)

Juan Loja explicó a Mongabay Latam que se están utilizando cámaras trampa en áreas protegidas de la región Madre de Dios, en la Amazonía sur. “Ahora estamos usando las cámaras en la Estación Biológica Los Amigos y en la Concesión para Conservación Los Amigos, en ambos casos para monitorear la biodiversidad que existe en estas zonas y así poder proyectar la aparición de mamíferos terrestres en el área. Empezaremos un estudio en la zona sur de la concesión Los Amigos, en lo que nosotros llamamos como Corredor de Conservación Manu–Tambopata, para medir la conectividad funcional de los bosques presentes en esta zona”, indicó. Al referirse a conectividad funcional, el experto se refiere a la medición de qué tanto se relacionan los diferentes bosques con las especies que los habitan en la zona entre el Parque Nacional del Manu y  Reserva Nacional Tambopata, conocido como corredor de conservación Manu-Tambopata.

Según Loja, actualmente se están usando 16 cámaras en dicho corredor, pero se usarán hasta 60 cámaras trampa.

Efraín Samochauallpa Solís, director de la sede de ACCA en Cusco, señaló que en dicha región se usan cámaras trampa en la Estación Biológica de Wayqecha (15 cámaras trampa instaladas), en la Estación Biológica de Villa Carmen (cuatro cámaras trampa), y en la Concesión de Conservación de la Comunidad Nativa de Queros (11 cámaras trampa).

En las áreas mencionadas se han podido encontrar, según los especialistas, especies amenazadas como el jaguar (Panthera onca), huangana (Pecari tajacu), sachavaca  o tapir terrestre (Tapirus terrestris), ocelote (Leopardus pardalis),  puma (Puma concolor) y perro conchero (Procyon cancrivoros).

  1. WWF PERÚ

José Luis Mena explicó que WWF Perú está utilizando cámaras trampa en la Reserva Comunal Amarakaeri (Madre de Dios), en el Santuario Nacional Tabacones Namballe (Cajamarca) y en la concesión de conservación Río La Novia (Ucayali). “En el caso de Río La Novia, en la provincia de Purús, trabajamos entre el 2013 y el 2014 con un equipo de entre seis y ocho personas para la colocación de 36 cámaras y el posterior procesamiento de datos. En Tabaconas Namballe el trabajo se dio en el 2014 con 36 cámaras, el 2015 con 60 cámaras, el 2016 con 120 cámaras y con un equipo de ocho personas. Planeamos continuar en 2017. También acabamos de trabajar en la Reserva Comunal Amarakaeri con el uso de hasta 90 cámaras trampa”, señaló.

Los resultados en cada área justifican el esfuerzo desplegado, dijo Mena, ya que se logró avistar especies para medir el nivel de biodiversidad de las áreas protegidas. Se registró por primera vez la población de huangana y de coatí andino en el Santuario Tabaconas Namballe, y se avistó por primera vez en Amarakaeri al perro del monte, entre otras especies. “En el caso de Tabacones Namballe hemos podido monitorear el recorrido del tapir de montaña (Tapirus pinchaque), el oso de anteojos (Tremarctos ornatus), la huangana y el coatí andino (Nasuella olivacea). En Purús hemos observado especies de tigrillo (Leopardus tigrinus), perro de monte (Speothos venaticus), jaguar y yaguarundí (Puma yagouaroundi). Por último, en Amarakaeri hemos observado al perro del monte, al oso hormiguero (Vermilingua) y al yungunturo o armadillo gigante (Priodontes maximus)”, dijo Mena.

Imagen de un tapir. Foto: WWF Perú.
Imagen de un tapir. Foto: WWF Perú.
  1. WCS

Emiliana Isasi-Catalá, investigadora de WCS, sostiene que la mayoría de estudios realizados con cámaras trampa tiene como fin el monitoreo de especies.  Estos estudios se llevan a cabo en países como Perú, Colombia, Venezuela, Ecuador y Bolivia. “Específicamente en la Amazonía peruana se han llevado varios proyectos, uno de ellos es el Programa de Monitoreo de las Especies de Cacería del Área de Conservación Regional Comunal Tamshiyacu Tahuayo (ACRCTT). Este proyecto comenzó con el estudio piloto y estamos implementando el monitoreo, por lo que el pasado mes de noviembre se finalizó la fase de campo. Este año se utilizaron 85 equipos modelo Reconyx HyperFire Semi-Covert Camera 500 HC”, explicó.

El principal resultado del monitoreo, dice Isasi-Catalá, es haber comprobado que un trabajo con las comunidades locales para la conservación de ciertas especies ha sido efectivo. “Pareciera indicar que las acciones de manejo de la cacería, que las comunidades locales han llevado a cabo durante los últimos 20 años han sido claves para la recuperación y conservación de especies como tapir (Tapirus), sajino (Pecari tajacu), venado colorado (Cervus elaphus), venado gris (Odocoileus virginianus) y huangana”, agregó.

Entre los meses de julio y noviembre del 2014, WCS desarrolló un proyecto de monitoreo de especies en el Parque Nacional del Manu (Madre de Dios). La bióloga Alejandra Anchante formó parte de dicha investigación. “Usamos 96 trampas cámara en total. Los resultados de esta campaña de cámaras trampa han permitido medir cuatro indicadores del Sistema Integrado de Monitoreo del Parque Nacional del Manu que no habían sido medidos desde la vigencia de este sistema (2012) debido a los costos y el esfuerzo que significa. Los indicadores son la captura de imágenes de huanganas, jaguares y tapires”, dijo a Mongabay Latam.

Anchante explica que el personal del Parque Nacional del Manu logró conocer lugares dentro del parque donde no se realizan patrullajes, para así poder ver el estado de conservación de dichas zonas y obtener información adicional de las especies de fauna.

Otras instituciones que también trabajan con cámaras trampa en Perú, según los especialistas entrevistados para este informe, son la Sociedad Zoológica de San Diego, la Sociedad Zoológica de Frankfurt y el Instituto Smithsoniano.

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