- ¿En qué sector de la zona de amortiguamiento siguen operando?
- ¿Qué opinan los conservacionistas y empresarios que viven en Madre de Dios?
Perú recuperó 500 hectáreas de selva tropical y expulsó a cientos de mineros ilegales de uno de los lugares con mayor biodiversidad del mundo, la Reserva Nacional Tambopata, según el Ministerio del Ambiente del país.
La ministra del Ambiente, Elsa Galarza, dijo que una serie de incursiones y decomisos desmantelaron cuatro campamentos mineros dentro de la zona de amortiguamiento de la reserva, los cuales proporcionaban apoyo logístico a los mineros ilegales causando estragos ambientales en el área protegida.
Mediante una combinación de allanamientos constantes a partir de septiembre del año pasado y la instalación de un punto de control dentro de la reserva operado por la Marina peruana, “el país pudo expulsar a la mayoría de los mineros y recuperar unas 500 hectáreas de un total aproximado de 700 hectáreas”, dijo la ministra en una declaración.
La destrucción de un campamento de abastecimiento conocido como “Panterita”, a orillas del río Malinowski, que los mineros usaron como refugio durante los allanamientos, fue clave para las autoridades.
Además, para complementar las labores de fiscalización, 15 nuevos guardaparques comenzaron a trabajar en los puntos de control Azul, Otorongo y Correntada.
La Reserva Nacional Tambopata se encuentra en la región de Madre de Dios en el sureste de Perú. Abarca más de 270 000 hectáreas de selva amazónica de tierras bajas y es uno de los lugares con más diversidad biológica del planeta: más de 600 especies de aves, 1000 especies de mariposas y 100 especies de mamíferos, además de cientos de especies de árboles y plantas.
Por otro lado, la reserva, un centro para el ecoturismo y una de las últimas zonas salvajes del mundo, ha estado bajo la amenaza de la minería ilegal de oro que ha asolado áreas de bosque tropical en Madre de Dios, destruyendo el hábitat de especies de animales y plantas, y envenenando peces y vías fluviales a través del uso indiscriminado del mercurio para extraer oro.
El gobierno declaró una emergencia de salud en el 2016. El 78 % de los residentes de la capital de Madre de Dios tienen niveles peligrosamente altos de mercurio en el cuerpo, las mujeres en edad fértil son las más afectadas, de acuerdo a una investigación realizada por el Carnegie Institute for Science. Se estima que entre 30 y 40 toneladas del metal tóxico se vierten cada año en los ríos de la región.
Estimulada por el aumento global en el precio del oro desde la crisis financiera del 2008, la fiebre del oro en la Amazonía despejó más de 50 000 hectáreas de bosque en el 2012.
La deforestación por la minería de oro ha disminuido de su nivel máximo registrado entre el 2010 y 2012 a alrededor de 12 500 hectáreas en los últimos cuatro años. Sin embargo, la mitad de ellos ocurrieron dentro de las zonas de amortiguamiento de tres áreas protegidas (Reserva Nacional Tambopata, Parque Nacional Bahuaja Sonene y Reserva Comunal Amarakaeri) y los mineros también invadieron las propias áreas protegidas de Tambopata y Amarakaeri, según imágenes de satélite del Proyecto Monitoreo de la Amazonía Andina (MAPP).
Luisa Ríos, coordinadora de la Sociedad Peruana de Derecho Ambiental (SPDA) en Madre de Dios, dijo que la recuperación parcial de la Reserva Nacional Tambopata (TNR) significó dar un paso en la dirección correcta.
“El logro final será que los mineros no regresen a la reserva, lo cual veremos en la estrategia de mediano y largo plazo”, continuó.
“Lo que es positivo —en términos de voluntad política— es que la Marina del Perú y el Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (SERNANP) están trabajando en coordinación. Eso está teniendo un impacto, junto con la inclusión de la fiscalía ambiental”, agregó.
Las primeras invasiones de mineros en Tambopata comenzaron entre septiembre y diciembre del 2015. Un año más tarde en septiembre del 2016, las imágenes de satélite de MAAP mostraron al menos 450 hectáreas destruidas. Además, hasta septiembre del año pasado, al menos 5000 personas, entre mineros, comerciantes, transportistas, mecánicos, trabajadores sexuales y víctimas del tráfico de personas estaban en el lado sur de la carretera Interoceánica, en la zona de amortiguamiento de la reserva e incluso dentro de la misma.
Víctor Zambrano, presidente del Comité de Gestión de la Reserva Nacional Tambopata y conservacionista de toda la vida en Madre de Dios, dijo que se sentía “optimista” sobre los últimos acontecimientos en la reserva.
“El logro es que estos mineros han sido sistemáticamente expulsados por la Marina y la oficina de los fiscales. Quedan unos 500 que se retiran gradualmente”, dijo Zambrano, quien el año pasado fue galardonado con el Premio de la Sociedad Geográfica Nacional /Warren Buffett 2016 por el Liderazgo en la Conservación Latinoamericana.
Una nueva amenaza: ¿a dónde van los mineros ilegales?
Pobladores y conservacionistas de Madre de Dios temen ahora por los nuevos espacios que puedan ser ocupados tras el desalojo realizado por el gobierno.
“El problema ahora es que están en la zona de amortiguamiento, donde la minería está prohibida, aparte donde se han otorgado ciertas concesiones”, Zambrano dijo a Mongabay Latam.
Además, señaló que un estado de emergencia debería ser declarado en la Reserva Nacional Tambopata junto a otras áreas protegidas, para prevenir que los mineros expulsados puedan moverse de un área a otra.
La afirmación de Zambrano de que muchos de los mineros expulsados parecen haberse instalado en la zona de amortiguamiento de la reserva pudo ser verificada por Mongabay Latam, que visitó un campo minero recientemente formado en la zona llamada Zorro Valencia.
Con varios miles de habitantes entre ellos comerciantes, mecánicos, trabajadores sexuales —usualmente mujeres jóvenes de las regiones vecinas de Puno y Cusco— y propietarios de burdeles, esta ciudad de madera y lona se estira a través de un desierto de arena que fue cepillado por la minería de oro aluvial.
Con árboles verdes solo visibles a la distancia, esta ciudad transitoria suministra a la joven mano de obra de comida, refugio, herramientas y combustible para seguir sacando oro del suelo. El único color venía de las decenas de clubes llamativos y burdeles conocidos como “prostibares”, donde los mineros gastan su dinero líquido; a veces incluso pagan por cerveza, compañía y sexo en pepitas de oro.
Esta lucha por el metal precioso en la Amazonía peruana sigue el patrón universal de una fiebre del oro en cualquier parte del mundo. La demanda del metal amarillo es como un agujero negro que succiona cada vicio, actividad ilícita y aspiración de quienes quieren volverse ricos en poco tiempo.
“Mientras el precio del oro se mantenga alto, la actividad ilegal continuará”, dijo Ríos de la SPDA, agregando que el Estado debe continuar luchando contra la minería ilegal así como ha anunciado nuevos decretos legislativos dirigidos a atraer mineros ilegales al sector formal proporcionándoles incentivos fiscales y otros incentivos.
Zambrano es escéptico. Él dice que ni un solo minero ha sido introducido al sector formal hasta ahora porque es demasiado costoso para ellos. Además, mientras las bandas criminales explotan su sed de oro y la corrupción alcanza a las autoridades locales, los pobladores tienen miedo de hablar, agrega.
“Hay asesinatos de pandillas por todas partes. Hoy estoy hablando contigo, mañana tal vez no estoy aquí”, dijo el ecologista de 70 años a Mongabay Latam.
“Pero he pasado toda mi vida en el mismo camino y no voy a renunciar ahora”.
Kurt Holle, fundador de la compañía de ecoturismo con fines de lucro, Rainforest Expeditions, que atiende principalmente a turistas extranjeros en tres albergues a lo largo del río Tambopata, dice que la minería aún no ha llegado a su área de operaciones dentro de la reserva.
Sin embargo, sostiene que la “marca de destino turístico” está sufriendo.
“Usted busca Tambopata en Google y probablemente va a obtener noticias sobre la minería de oro”, dijo a Mongabay Latam. Y señala que a este panorama hay que sumarle las operaciones turísticas canceladas debido a las convulsiones sociales en torno a la minería y la idea de que el ecosistema está siendo afectado negativamente, concluye Holle añadiendo que todo marcha mal para los negocios.
Holle dice que la minería no puede ser eliminada de la región, pero que debe estar fuera de los límites de las áreas protegidas como en el caso de Tambopata. Una vez que esta sea controlada, limpiada y que los impuestos hayan sido implementados, entonces lo recaudado podrá ser usado para “transformar Madre de Dios en el Silicon Valley de la naturaleza”, dijo esperanzado.
“Si piensas en California (cuando tuvo la fiebre del oro) hace 150 años estaba en la misma situación que Madre de Dios”, dijo. “¡Mírenla hoy, es el lugar más verde del mundo!”
Foto de portada: Dan Collyns.