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Colombia: el bosque seco tropical que se salvó de una hidroeléctrica en Antioquia

  • ¿Qué especies animales y vegetales se hubieran visto desplazadas?
  • ¿Cuántas especies endémicas viven en la zona en que se iba a llevar a cabo el proyecto?

Los cerca de 3500 habitantes del pequeño caserío de Bolombolo, en el municipio de Venecia (Antioquia), fueron los menos impresionados con la negación de la licencia ambiental por parte de la Agencia Nacional de Licencias Ambientales (ANLA) para construir la hidroeléctrica Cañafisto, que amenazaba con borrarlos del mapa. Llevan más de 40 años con ese rumor, así que a pesar del movimiento de contratistas y de personal de la compañía Isagén, cuando se trabajaba en el proyecto, jamás creyeron que su pueblo iba a ser inundado por una enorme represa para generar más energía eléctrica en el país.

La población de Bolombolo, en el corregimiento de Antioquia, debía ser desplazada si se hubiera aprobado el proyecto Cañafisto. Foto de Darío Restrepo.

Solo unos cuantos pobladores como don Fabio Sánchez, quien junto con su familia administra la farmacia del pueblo, se sintieron realmente complacido con la noticia. “Se salvó nuestro paisaje, se salvaron los árboles”, le dijo Sánchez a Mongabay Latam al referirse a la noticia que tuvo más impacto en el país que en Bolombolo, un pequeño caserío cuyos habitantes se dedican al cultivo de cítricos, a la ganadería y a la pesca artesanal en el río Cauca.

“A mí los efectos de la represa no me iban a tocar, pero pensando en las nuevas generaciones, uno sí se entristece mucho, por eso creo que la negación de la licencia es un triunfo para la vida”, indicó.

A esta declaración se suma la de una líder ambientalista de la región perteneciente al movimiento Ríos Vivos, Isabel Cristina Zuleta, para quien lo trascedental de este hecho es que “por primera vez la ANLA reconoce la importancia de uno de los ecosistemas más amenazados del mundo, que es el bosque seco tropical”.

Venecia, en donde se encuentra ubicado Bolombolo, es uno de los 16 municipios del suroeste antioqueño que se habrían visto afectados por la pretendida construción de la hidroeléctrica de Cañafisto, la cual se sumaría a las 45 que tiene Antioquia, desde microcentrales que atienden la demanda de un municipio como Alejandría hasta embalses como el de Hidroituango, uno de los más grandes del país, según registró la magistra en Ingeniería Abmeintal, María Adelaida Torres. Para esta última se desvió el río Cauca, entre los municipios de Ituango y Briceño, muy  cerca de donde se tenía planeada la de Cañafisto y a cargo también de Isagén.

Cañafisto fue anunciado por Isagén con una capacidad instalada de 940 megavatios y una generación media anual de 5.500 GwH/año, correspondiente al 10 % del consumo de energía en el país, un embalse de 77 kilómetros de longitud que limitaría con varios municipios y con un espejo de agua (área de la presa) de aproximadamente 5200 hectáreas.

Especies sin hábitat

Más allá del inigualable paisaje que ofrece el cañón del río Cauca, el segundo más importante del país después del Magdalena, los defensores del medio ambiente sí celebraron la noticia de que mediante la Resolución 0001 del 2 de enero de 2017, la ANLA le había negado de manera definitiva la licencia ambiental al proyecto, pues este fallo respondía a la apelación presentada por la compañía, ante la primera negación, en octubre de 2015 (resolución 1291).

El cañón del río Cauca, en el suroeste antioqueño, ya se ha visto afectado por la construcción de Hidroituango, una de las hidroeléctricas más grandes del país, que entrará en funcionamiento en 2018. Foto del Movimiento Ríos Vivos Antioquia.

Ellos aplaudieron la medida al considerar que el gran triunfador fue el bosque seco tropical (BST), el más diezmado en Colombia. “Originalmente este ecosistema cubría más de 9 millones de hectáreas, de las cuales queda en la actualidad apenas un 8 %”, advierte una publicación del 2016, del Instituto Alexander von Humboldt.

Son muchas las especies vegetales y animales que son desplazadas con los proyectos hidroeléctricos. Foto de Felipe Villegas -Expediciones von Humboldt

También resulta estratégico frente a la adaptación al cambio climático, toda vez que su vegetación se caracteriza por adaptarse a prolongadas temporadas de sequía, explica Isabel Cristina Zuleta.

La preservación del BST fue precisamente una de las principales razones que esgrimió la autoridad ambiental para negar la licencia, al argumentar que una de las mayores afectaciones a este se asocia con la desconexión de las franjas riparias (la vegetación más cercana al río) como consecuencia de la inundación del río Cauca.

Al respecto, la ANLA advierte que por el desarrollo del proyecto hidroeléctrico Ituango, se desconectarían 412 kilómetros de dichas franjas riparias, que equivalen a un 25 % del total, en un área de 1609 kilómetros  a lo largo del río. Esta condición, más el impacto del Proyecto Hidroeléctrico Cañafisto, generaría la desconexión de aproximadamente 441 kilómetros adicionales, equivalentes al 53 % de corredores riparios de la red funcional del Cauca, actualmente asociadas al BST.

El proyecto Cañafisto impactaría a los municipios de La Pintada, Támesis, Fredonia, Jericó, Venecia, Tarso, Titiribí, Concordia, Salgar, Armenia Mantequilla, Betulia, Ebéjico, Anzá, Sopetrán, Santa Fe de Antioquia y Olaya. Foto: de Darío Restrepo.

Dicha situación, explica la entidad, conllevaría a la fragmentación de los corredores de conectividad actuales y potenciales asociados a estas franjas, llegando a condiciones que generarían la pérdida del Bosque Seco Tropical en la región de Antioquia.

A ello se suman otra serie de consideraciones entre las que la autoridad de licencias ambientales destaca que también se perdería el 28.5 % de hábitat en rutas migratorias de peces por la fragmentación del río Cauca y áreas de conectividad, lo que pondría en riesgo de extinción a las especies a nivel local, principalmente anfibios, reptiles y 31 peces endémicos –la mayoría de talla pequeña.

Adicionalmente, señala la autoridad ambiental, el recurso hídrico, en las zonas definidas para reasentar a la población presenta déficit y vulnerabilidad al desabastecimiento, en tanto que las medidas de compensación propuestas por Isagén, entre las que se cuentan nuevas áreas y recuperación de vegetación, darían un balance neto negativo.

La conformación del embalse favorecería la expansión de la rana toro (Lithobates catesbeianus), una especie invasora que representa una amenaza para la fauna anfibia local. Además de ser un voraz depredador, también puede ser un vector del hongo BD (Batrachochytrium dendrobatidis), considerado como la tercera causa de extinciones de anfibios a nivel mundial, advierte la ANLA.

La pérdida de hábitats boscosos implica la de importantes áreas de refugio, alimentación, reproducción y crianza de los primates tití (Saguinus leucopus) y mono de noche (Aotus lemurinus), de tal forma que estas poblaciones se tendrían que desplazar hacia las quebradas tributarias del río Cauca, con los riesgos de supervivencia que ello implica, pues se quedan sin sus refugios habituales, sin sus sitios de reproducción y sin alimento, entre otros.

El embalse también pondría en riesgo a especies endémicas como las aves comúnmente conocidas como cucarachero paisa (Thryophilus sernai); los reptiles tintin antioqueño (Anolis cf. Vicarius) y serpiente ciega (Trilepida joshuai), los anfibios ranita cohete (Colostethusfraterdanieli) y rana venenosa (Dendrobatestruncatus). En total, siete especies endémicas estarían altamente amenazadas, sin contar con las que presentan algún riesgo de amenaza, según registro del Instituto Alexander von Humboldt.

Para el profesor del Instituto de Ciencias Naturales de la Universidad Nacional de Colombia, Hugo López, en general los proyectos hidroeléctricos afectan fauna y vegetación, porque eliminan hábitats, los sumerge y con ellos sucumben componentes de alimentación refugio y reproducción. En cuanto a peces, cambia drásticamente la corriente del río por una laguna estática. A ello hay que sumarle los animales que quedan sumergidos con el embalse. Se hacen labores de rescate, pero no se sabe qué porcentaje muere, precisa el académico. La hidroeléctrica, explica, también genera aislamiento, porque no toda la fauna puede atravesar el embalse, separa poblaciones, las fragmenta.

Por razones como estas, el movimiento Ríos Vivos, una ONG de activistas ambientales que se opone a la construcción de hidroeléctricas, considera que “estas decisiones alientan el esfuerzo de años de trabajo de las organizaciones y comunidades que se oponen a las represas con argumentos sólidos que demuestran los graves perjuicios que estos proyectos provocan”.

A las objeciones de la ANLA ya mencionadas se agrega la superposición con los proyectos hidroeléctricos Agua Fresca y Mulatos II, que ya cuentan con licencia de la Corporación Autónoma Ambiental de Antioquia, Corantioquia.

Precisamente esta autoridad ambiental regional también emitió un concepto técnico negativo sobre Cañafisto, otra razón de peso para que la licencia fuera negada, según lo advierte la ANLA. Al respecto, Mongabay Latam se comunicó con esta entidad, pero no fue posible obtener detalles sobre el informe técnico que presentó en su momento.

Varias especies de aves que habitan el BST hubieran tenido que desplazarse a otras zonas. Foto de Felipe Villegas-Expediciones von Humboldt.

Desplazamiento y desempleo

En cuanto al impacto económico y social sobre las poblaciones que se verían afectadas por el proyecto, la ANLA pone de presente las implicaciones del reasentamiento de 5674 personas de sus actuales lugares de vivienda, la afectación de actividades productivas, tanto agrícolas como pecuarias, la pérdida de fuentes de empleo, la afectación de actividades mineras de explotadores tradicionales en la zona del proyecto y aguas abajo del sitio de presa, la afectación en la actividad pesquera artesanal, de la llamada “pesca de guadua” arrastrada por el río Cauca, así como la pérdida cultural material y la pérdida del contexto arqueológico.

No obstante, frente a esta decisión, el movimiento Ríos Vivos, alerta sobre otras posibles causas para negar la licencia. Estas, en su opinión, tienen que ver con la tenencia de la tierra en la zona, el impulso de grandes proyectos agroindustriales, la presencia de altos intereses económicos que en la práctica riñen con el emplazamiento de Cañafisto, como por ejemplo, una termoeléctrica proyectada en la zona de influencia de la megaobra. Sobre estas intervenciones aún no se tiene información sobre el impacto que tendrían en el BST.

Un proyecto menor

Pese la respuesta negativa de la ANLA, la compañía Isagén no se da por vencida. El gerente de la generadora eléctrica, Luis Fernando Rico Pinzón, confirmó al periódico regional El Colombiano que se tiene la alternativa de Cañafisto Bajo, una versión más pequeña del proyecto original. Aunque el directivo no habló directamente con Mongabay Latam, su equipo de prensa ratificó que se podían tomar las declaraciones dadas al periódico local .

“Ya se había adelantado la factibilidad del proyecto a nivel de esquemas, usando el mismo sitio de presa (entre Anzá y Ebéjico, en el Occidente) y se aplican los mismos estudios de hidrología y geología. Es un tema de optimizar el tamaño y disminuir impactos ambientales y sociales”, explicó el directivo, quien expresó que acata la decisión, aunque la considera equivocada.

El nuevo proyecto tendría unas 1800 hectáreas de embalse y una presa de 45 metros, de manera que se pasaría de una capacidad instalada de 940 megavatios (MW) a solo 380, con lo cual se atendería apenas el 4 % de la demanda energética del país.

Frente a esta posibilidad, los ambientalistas dicen rotundamente No, teniendo en cuenta el alto impacto que está generando Hidroituango en el BST, sobre lo cual se han pronunciado ya en diversas ocasiones.

Si los argumentos son de protección de bosque, no hay posibilidad de que ningún proyecto se pueda desarrollar en este sitio, por pequeño que sea, dice la líder del movimiento Ríos Vivos en su diálogo con Mongabay Latam, mientras deja entrever una duda sobre los verdaderos motivos que llevaron a negar la licencia ambiental al proyecto Cañafisto, dados los altos intereses económicos que se manejan en esa región.


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