- La mina de oro Belo Sun, que será la mayor de todo Brasil, utilizaría cianuro y otros procesos industriales para producir 5 millones de onzas de otro durante un periodo de 12 años. La evaluación del impacto ambiental de la empresa dice que procesará casi 35 millones de toneladas de roca. La mina a cielo abierto dejaría detrás gigantescas pilas de residuos sólidos que cubrirían muchas hectáreas, además de un inmenso embalse de residuos tóxicos cerca del río Xingú.
- Un juez brasileño suspendió la licencia de instalación del proyecto y acusó a la empresa canadiense que debería excavar Belo Sun de apropiarse de manera inapropiada de tierras federales y, posiblemente, desalojar a familias de esas tierras para “reducir los costos sociales”.
- La propuesta mina de oro Belo Sun está a poca distancia de la polémica presa Belo Monte, que ha desplazado residentes, causado deforestación y dañado el medio ambiente, lo cual ha provocado una importante mortalidad en los peces del río Xingú, uno de los mayores afluentes del río Amazonas. A los residentes les preocupa que la incorporación de la mayor mina de oro de la nación hará un daño más grave.
- Los residentes temen que una avería en el embalse de residuos tóxicos de la presa provocaría un desastre en el río Xingú de una magnitud similar al colapso de la presa Samarco Fundão en 2015, que vertió, aproximadamente, 50 millones de toneladas de residuos tóxicos de mineral de hierro en el río Doce, lo que contaminó 500 millas del río, todo el cauce hasta el océano Atlántico, y provocó el mayor desastre medioambiental de Brasil.
La semana pasada, un juez brasileño asestó un duro golpe a los planes de la empresa minera Belo Sun para abrir la mayor mina de oro en Brasil. La mina propuesta está programada para el recodo del río Xingú, Volta Grande, muy cerca de la ubicación de la polémica presa Belo Monte en el estado de Pará.
El tribunal dictó una suspensión de 180 días de la licencia de instalación de la empresa canadiense. La sentencia, emitida el 21 de febrero, encontró que Belo Sun Mineração Ltda. había intentado obtener terrenos federales ilegalmente y despojar a la población rural que vive en esos terrenos al mismo tiempo que les impedían cazar y pescar.
La decisión señaló que aunque la empresa todavía no había obtenido el permiso medioambiental para su mina, compró las tierras de tres presuntos propietarios indebidamente. El juez Álvaro José da Silva Sousa describió esto como “una forma de sacar a las familias de esas zonas y así recudir los costes sociales de la empresa”.
La ubicación de la mina propuesta Belo Sun cubre 175 000 hectáreas (675 millas cuadradas), sería la mayor en Brasil y produciría alrededor de 5 millones de onzas de oro durante un periodo de 12 años. La evaluación del impacto medioambiental de la empresa dice que procesará casi 35 millones de toneladas de roca. La mina a cielo abierto dejará detrás enormes pilas de desechos de roca que cubrirían muchas hectáreas, además de un inmenso embalse de residuos tóxicos cerca del río Xingú. Este año, la empresa había planeado gastar 5 millones de dólares en la exploración La decisión del tribunal provocó una bajada del 2,68 por ciento de las acciones de Belo Sun a 1,09 dólares en la sesión a media tarde del martes en Toronto.
El juez brasileño concuerda con un argumento de la Oficina del Defensor Público al señalar que la ubicación propuesta para la mina también ha sido el foco de reformas agrarias. También apuntó que han pasado tres años entre la emisión de la licencia medioambiental preliminar y la licencia de instalación, pero que los residentes de la zona todavía permanecen en limbo con respecto a sus derechos territoriales. Da Silva Sousa dijo que es “injustificable” que la empresa haya dejado a los residentes “todavía a merced de la suerte sin saber cuál es su destino ni [cuando] el proyecto minero Volta Grande [empezará] a establecerse”.
El juez dijo que la empresa no podía emprender ninguna actividad para desarrollar la mina mientras las cuestiones relativas a los terrenos sigan sin resolverse. A principios de febrero, el Consejo Nacional de Brasil sobre Derechos Humanos apeló a la denegación de la licencia de la presa.
Belo Sun respondió a preguntas de Mongabay y dijo que apelaría la decisión: “Belo Sun Mineração ya ha firmado los contratos de venta para las propiedades con los ocupantes de los lotes y/o granjas relevantes a la instalación del proyecto Volta Grande siguiendo todos los parámetros legales y las evaluaciones independientes de la zona y sus mejoras”. La empresa dijo que había preparado un plan para la reubicación, negociación e inclusión social dirigido a dos de las comunidades afectadas, Vila Ressaca y Vila Galo, y que había presentado su plan a la agencia medioambiental estatal. La empresa también mantuvo que había tenido “un dialogo en profundidad con esas comunidades”, y que actualizaría su censo y discutiría la reubicación con los residentes en 2017.
El proyecto minero Belo Sun ya se había topado con problemas con anterioridad. En 2014, otro juez suspendió la licencia medioambiental de la empresa canadiense porque la empresa no había evaluado adecuadamente el impacto que la mina tendría en las comunidades indígenas de los alrededores. La empresa canadiense es propiedad de Forbes & Manhattan, un banco de inversión privado. Según la página web de Forbes & Manhattan, el banco se centra en “el sector basado en los recursos, la tecnología, las telecomunicaciones y el juego on-line”. Según su página web, la responsabilidad social también es una prioridad para el banco.
Los residentes que viven en la zona afectada por la mina ya se han enfrentado a serios desafíos como consecuencia del rápido desarrollo. El año pasado, la presa Belo Monte, el tercer proyecto hidroeléctrico más grande del mundo, empezó a operar cerca del lugar con impactos devastadores para el medioambiente y la pesca, que afectó a la población que depende del río Xingú para sobrevivir.
Jackson de Sousa Dias, 25, es crítico del proyecto minero y miembro del Movimiento de los Afectados por las Presas (Movimento dos Atingidos por Barragens, MAB, por sus siglas en portugués). “En primer lugar, [la empresa minera es] una empresa transnacional, es canadiense. Por lo que, la mayoría de los accionistas son bancos canadienses. Así que, ya sabemos a dónde se va la riqueza del Amazonas, a los canadienses”, dijo de Sousa Dias.
También señaló que IBAMA, la agencia medioambiental de Brasil, tiene que monitorizar la zona alrededor de la presa Belo Monte durante seis años una vez que la presa empiece a operar a toda capacidad, lo que se planea que sea en 2019. “IBAMA tiene que monitorizar esta región hasta 2025 porque el cauce [del río] en esta región se ha visto reducido un 80 por ciento por la presa Belo Monte. Por lo que nuestra posición es que no debería haber ningún otro proyecto importante hasta 2025 ya que no conoceremos el impacto completo en esta región [de la presa] hasta entonces”.
El río Xingú fluye por el estado de Pará, cuya Secretaría de Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible (SEMAS) otorgó una licencia de instalación a Belo Sun para una mina a principios de febrero. IBAMA declinó comentar a Mongabay sobre la suspensión del tribunal esta semana y declaró que SEMAS está gestionando el proceso de licencia.
Carolina Piwowarcyzk Reis, una abogada del Instituto Socio-Ambiental (ISA) y ONG, le dijo a Mongabay que el proceso de licencia de Belo Sun, “ha tenido varias irregularidades desde su inicio, para empezar, la ausencia de una consulta previa, libre e informada”. Esto, dijo, se aplica a las poblaciones indígenas en la zona así como a las poblaciones tradicionales que dependen de la pesca y la minería de oro a pequeña escala para ganarse la vida.
El fantasma del mayor desastre medioambiental de Brasil hasta la fecha también pesa sobre el proyecto Belo Sun. Los ecologistas critican el plan de la empresa canadiense de usar una presa de almacenamiento de residuos similar a la presa Fundão empleada por la empresa conjunta de Vale y BHP Billiton, Samarco en el estado de Minas Gerais. La presa colapsó el 5 de noviembre, 2015 y vertió, aproximadamente, 50 millones de residuos tóxicos de mineral de hierro en el río Doce y fue el mayor desastre medioambiental en la historia de Brasil.
Cuando se preguntó sobre su disposición a considerar otras opciones de almacenaje más seguras, un portavoz de Belo Sun le dijo a Mongabay que la presa de residuos Volta Grande sería más pequeña, con solo una tercera parte de la capacidad de la presa Fundão y que “después de la clausura de las operaciones, [el embalse de almacenaje de residuos] ofrece la opción con una mayor viabilidad financiera y técnica”.
La extracción de oro requiere el uso de toxinas para separar el oro de los residuos. Belo Sun ha dicho que usará cianuro para procesar los 5 millones de onzas de oro que espera extraer del proyecto. Los residentes y los activistas temen que un vertido de esos materiales tóxicos resulte desastroso para el río Xingú e impacte a las comunidades que ya son vulnerables debido a la deforestación y a la presa Belo Monte.
Belo Sun respondió a preguntas de Mongabay sobre el uso de cianuro y explicó que el compuesto químico tóxico es usado internacionalmente para separar minerales valiosos del resto de minerales. La empresa también dijo que cada paso del ciclo de producción sería monitorizado atentamente y que “el cianuro sería situado en instalaciones adecuadas, con tanques cerrados y protegidos”.
Bel Juruna llamó a la suspensión del juez de la semana pasada “la mejor noticia que he recibido sobre Belo Sun”. Juruna vive en la aldea de Muratuí junto con 70 miembros de la tribu Juruna. “Estamos luchando mucho para ser consultados porque es nuestro derecho”, dijo a Mongabay. “Va a haber muchos impactos, de cianuro y otras cosas y llegará un momento cuando ni [Belo Sun ni North Energia, el operador de la presa Belo Monte] quieran hacerse responsables de las medidas de compensación o del daño medioambiental”.
Concluyó que: “No queremos que lo que pasó en Belo Monte vuelva a pasar”.