- El estudio identificó 6803 especies amenazadas, identificó los productos que contribuyen a las amenazas que afectan a esas especies, y luego rastreó los productos implicados hasta su llegada a los consumidores finales en 187 países.
- Los mapas revelan algunos vínculos inesperados.
- Estos mapas pueden ayudar a conectar a conservacionistas, consumidores, empresas y gobiernos para abordar mejor las medidas de conservación, dicen los investigadores.
El comercio mundial ha hecho que comprar cosas sea más fácil. Sin embargo, nuestros hábitos de consumo a menudo alimentan las amenazas a la biodiversidad —tales como la deforestación, la caza y la pesca excesivas— a miles de kilómetros de distancia.
Actualmente, los científicos mapean cómo los países de gran consumo provocan amenazas a las especies en peligro de extinción en otros sitios. Los investigadores sugieren en un nuevo estudio publicado en Nature Ecology & Evolution que estos mapas podrían ser útiles para encontrar formas más eficientes de proteger importantes áreas críticas de la biodiversidad.
“Las medidas de conservación deben tener en cuenta no solo el punto de impacto, sino también la demanda del consumidor que, en definitiva, causa el empleo de los recursos”, escriben los investigadores en el artículo.
Los científicos Daniel Morgan, de la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología, y Keiichiro Kanemoto, de la Universidad de Shinshu en Japón, identificaron 6803 especies amenazadas (especies que se encuentran en la Lista Roja de UICN como Vulnerables, En Peligro o En Peligro Crítico), e identificaron los productos que contribuyen a varias amenazas que afectan a esas especies. Luego, utilizando un modelo de comercio mundial, rastrearon los productos en cuestión hasta que llegaron a los consumidores finales en 187 países.
Los mapas resultantes pueden indicar qué países, y qué productos, amenazan a las especies en diversos puntos clave, manifiestan los investigadores.
Por ejemplo, los mapas muestran que los productos utilizados en Estados Unidos y en la Unión Europea ejercen varias amenazas en especies marinas en el sudeste de Asia, principalmente debido a la caza excesiva, la contaminación y la acuacultura. Asimismo, Estados Unidos ejerce presión en puntos críticos de la costa caribeña de Costa Rica y Nicaragua, también en la desembocadura del Orinoco alrededor de Trinidad y Tobago. El impacto de la Unión Europea se extiende hacia las islas en torno a Madagascar: Reunión, Mauricio y Seychelles.
Los mapas también revelan algunos vínculos inesperados. Por ejemplo, el impacto del consumo de Estados Unidos en Brasil parece ser aún mayor en el sur del país (en la zona montañosa brasilera donde la agricultura y el pastoreo son exhaustivos) que dentro de la cuenca amazónica, que recibe gran parte de la atención. Estados Unidos también deja una gran huella de biodiversidad en el sur de España y Portugal, debido a su impacto en especies de peces y aves amenazadas. Estos países rara vez se perciben como puntos clave de amenaza.
El consumo de la Unión Europea está alimentando amenazas en países africanos como Marruecos, Etiopía, Madagascar y Zimbabue. De la misma manera, el consumo en Japón está generando puntos de amenaza en el sur de Asia, los alrededores de Colombo y el sur de Sri Lanka, donde las amenazas se relacionan con el té, el caucho y otros productos manufacturados que se envían a Japón.
Los investigadores detallan que sus mapas pueden ayudar a conectar a conservacionistas, consumidores, empresas y gobiernos para abordar mejor las medidas de conservación. Las empresas, por ejemplo, pueden utilizar los mapas para ver cuáles son las fuentes de sus aportes y para reducir impactos en la biodiversidad. Los conservacionistas también pueden utilizar los mapas para identificar consumidores intermedios y finales cuyas compras sustentan las industrias que amenazan a las especies en peligro de extinción.
“Aquí la innovación es conectar observaciones de problemas medioambientales para la actividad económica”, expresa Moran en una declaración. “Una vez que se asocia el impacto medioambiental a la cadena de distribución, luego muchas personas junto con la cadena, no solo productores, pueden participar en la reforma de esa cadena de distribución”.
Citas:
- Moran, D. & Kanemoto, K. Identifying species threat hotspots from global supply chains. Nat. Ecol. Evol. 1, 0023 (2017).