- Camerún es el hogar de cuatro especies y subespecies de grandes simios: el gorila occidental de llanura o planicie, el gorila occidental del río Cross, el chimpancé central y el chimpancé de Nigeria-Camerún. Los científicos todavía no comprenden completamente estas especies y los secretos que pueden tener, especialmente para la medicina. Esos secretos se perderán si los animales no se preservan.
- Un próspero comercio de cráneos de simios, carne de animales silvestres y tráfico de animales vivos amenaza con acabar con las poblaciones de simios ya estresadas por la pérdida y fragmentación del hábitat. La Organización del Último Gran Simio (LAGA) es una ONG que está derribando a los traficantes detrás del comercio africano; sin embargo, se enfrenta a la corrupción generalizada del gobierno que obstaculiza sus esfuerzos.
- Si bien es importante decomisar grandes simios traficados, las estimaciones indican que solo un 10 % del total de animales comercializados es detectado por las fuerzas del orden a lo largo de las rutas de tráfico. Es por eso que muchos conservacionistas argumentan que el tráfico debe ser detenido no en las fronteras nacionales ni en los aeropuertos, sino en la fuente de origen: en los bosques.
La vida de Ghaa cambió con el sonido de un disparo. La bala probablemente mató a su madre y la metralla de la explosión de la cáscara golpeó a Ghaa en la cabeza; una herida que permanecerá con él el resto de su vida. Ghaa es un chimpancé de Nigeria-Camerún (Pan troglodytes vellerosus), la subespecie de chimpancé más amenazada. Después de la muerte de su madre (que probablemente fue cortada y vendida como carne de caza), el joven chimpancé fue comercializado, transportado en la parte trasera de un camión, colocado entre sacos de marihuana y, luego vendido por un traficante de drogas.
La vida de Ghaa cambió cuando el traficante fue capturado y detenido por oficiales de vida silvestre con la ayuda de la Organización del Último Gran Simio (LAGA), una ONG ambiental africana comprometida a poner fin al tráfico de vida silvestre. Ghaa es uno de los muchos grandes simios que son extraídos de la naturaleza cada año para ser vendidos como mascotas, o comercializados por su carne en África y en todo el mundo.
Para conservar estas especies de primates es necesario encontrar maneras de detener la caza ilegal y el tráfico, ahora sobre todo con los grandes simios bajo una amenaza nunca antes vista.
Corrupción: “¿Guau, qué está pasando aquí?”
LAGA fue fundada en el 2003. Su misión es “garantizar que los culpables involucrados en el tráfico de vida silvestre sean enjuiciados”, dijo a Mongabay en el 2015 Ofir Driori, el fundador y director de LAGA. Las ONG luchan contra los traficantes, los intermediarios y la insidiosa corrupción del gobierno que permite a los traficantes de vida silvestre escapar de la justicia.
“Cuando empezamos, nos dimos cuenta de que las leyes estaban allí para hacer frente al tráfico de vida silvestre. Sin embargo, había problemas de aplicación y las leyes nunca se aplicaron”, dijo a Mongabay Eric Tah, Subdirector de LAGA. “Nos encaminamos para ver lo que realmente estaba sucediendo”.
Actualmente, LAGA ha acumulado un registro impresionante de enfrentamientos para acabar con el comercio de vida silvestre en Camerún. La ONG trabaja en estrecha colaboración con el MINFOF, el Ministerio de Bosques y Fauna de la nación. Juntos, dicen que encarcelan al menos un traficante por semana en el país. Pero LAGA no está solo detrás de cazadores furtivos de pequeña escala, explica Tah, sino que trabaja duro para derribar a los criminales que organizan y dirigen las operaciones de tráfico africano.
“Hay chicos con toda la logística y dinero para manejar el tráfico”, dijo Tah, quien explica que los grandes traficantes de vida silvestre mantienen un grupo de cazadores y pequeños comerciantes en su nómina. Estas redes criminales son sofisticadas y fluidas, y los perpetradores son expertos en el funcionamiento de la aplicación de la ley —y saben a quién sobornar— lo que a menudo les permite evadir ser capturados.
Una cosa está clara: en Camerún, como en tantas otras naciones afectadas por delitos de vida silvestre, el dinero habla. Los retornos y la complicidad del gobierno son tan frecuentes en todo el mundo que el secretario general de la ONU, Kofi Annan, declaró que la corrupción es como “una plaga insidiosa” que infecta al mundo.
John E. Scanlon, Secretario General de la Secretaría de la CITES que habló en un panel de la UNODC en San Petersburgo, Rusia, en el 2015, dijo que “la corrupción es a menudo un componente integral [del tráfico de vida silvestre] y que los impactos de esta corrupción no solo afecta a las personas, nuestras instituciones y la calidad de vida, sino que también lleva a ciertas especies de animales salvajes y a plantas a la extinción”.
La corrupción es la grasa que gira las ruedas para transportar a un chimpancé traficado, a un trozo de carne de caza o a un colmillo de marfil a su destino sin impedimento alguno por las leyes nacionales y los tratados internacionales incluyendo la CITES (Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres). El comercio internacional de todas las especies de grandes simios está prohibido por la ley para las partes de la CITES, que incluyen Camerún y muchas otras naciones africanas.
Tah señaló que la ley de 1994 de Camerún sobre la vida silvestre también prohíbe el comercio y el tráfico de partes de cuerpos de animales salvajes; sin embargo, hasta hace poco, rara vez o nunca, se aplicaba. “Cuando descubrimos esto, dijimos ‘guau, ¿qué está pasando aquí?'”, recordó. “La corrupción es la razón por la que esta ley nunca fue puesta en acción; incluso, el propio sistema judicial estaba comprometido”, dijo Tah sin rodeos.
Hoy en día, LAGA dice que en casi todos los casos de tráfico en los que están involucrados hay alguna forma de intento de corrupción: un soborno a las autoridades o a un funcionario de aduanas, o la presión ejercida sobre un juez. El resultado es a menudo el mismo: los traficantes de vida silvestre caminan libres.
“Lo que pasa es que algunos de los oficiales de la vida silvestre que están a cargo de hacer el trabajo duro de la aplicación de leyes fácilmente caen presa de la corrupción”, explicó Tah. Pero no solo los oficiales de la vida silvestre son corrompidos por el tráfico de dinero: “puedes mirar al nivel superior, uno comienza a ver sobornos que se toman [todos] a lo largo de la ruta [del tráfico]”.
¿Cómo hacer que la ley funcione?
La meta de LAGA es lograr que las leyes de vida silvestre se apliquen. Una forma en que la ONG lo hace es que trabaja estrechamente con el MINFOF, la agencia gubernamental que se ocupa del comercio. LAGA entrena a oficiales del MINFOF, ayuda en las investigaciones, lanza operaciones y sigue de cerca procedimientos judiciales “para asegurarse de que nada extraño suceda”.
El papel de la ONG es “verificar el funcionamiento” del sistema, dijo Tah. Este “chequeo” puede ser tan simple como tener a un representante de LAGA presente para observar el proceso legal y así evitar un soborno. Podría también significar una visita a una cárcel para asegurar que los traficantes no hayan sobornado su salida. LAGA también mantiene a los medios de comunicación estrechamente informados de lo que está pasando con respecto al comercio. Cuando los funcionarios del gobierno saben que hay vigilantes, ellos son más reacios a actuar ilegalmente, señaló Tah.
En las operaciones encubiertas, LAGA hace uso de smartphones y cámaras ocultas para atrapar a los traficantes de vida silvestre. “Los traficantes tienen una gran cantidad de información que se puede obtener a través de una minuciosa interrogación y una investigación adecuada”, continuó Tah. Las operaciones encubiertas de LAGA sacan al aire esta información y proporcionan un panorama más amplio de las redes de tráfico implicadas en crímenes individuales.
Una traba común para LAGA es la percepción que tiene mucha gente en Camerún sobre el tráfico de fauna. Muchos piensan que el crimen de fauna no es un crimen muy serio. En un caso del 2015, por ejemplo, dos traficantes fueron atrapados con cuatro cráneos de chimpancés en Buea, en el suroeste de Camerún. Aun siendo atrapados con las manos en la masa los traficantes ilegales fueron liberados ya que, según las autoridades, los cráneos eran muy viejos —un hecho que, aunque es cierto, no hace que la posesión y el comercio de cráneos no sea en efecto un crimen.
Cuando algo va mal en el sistema de judicial LAGA usa su influencia para impulsar la acción. “Cuando se orquesta un intento de corrupción, llevamos las cosas a un nivel muy alto y usamos la influencia política… Informamos al ministro [de vida silvestre] y protestamos cuando su personal no es claro acerca de sus negocios”, dijo el subdirector de LAGA.
Sin embargo, Tah es realista en cuanto a la escala del problema y la capacidad de LAGA para resolverlo. “El sistema es tan corrupto que cualquier grupo que no juegue con las mismas reglas [que no cuente con suficiente dinero e información privilegiada de los traficantes] es probable que sea excluido del proceso y juegue a ponerse al día con los criminales”.
Tah sugiere que el récord de éxito de LAGA hasta la fecha no solo debe basarse en el número de traficantes detenidos o condenados. Para él, el verdadero éxito radica en el hecho de que el pueblo de Camerún está cada vez más consciente de la importancia de conservar la vida silvestre, que el tráfico es un crimen y que el comercio de grandes simios y otros animales silvestres resulta en castigos graves. LAGA ha ayudado a lograr este cambio de percepción pública a través de agresivas campañas en los medios de comunicación y gritando el tema del tráfico de vida silvestre desde los techos —y la gente parece estar tomando nota.
Carne y cráneos
Los esfuerzos de LAGA son más importantes hoy en día ya que la población humana de África Occidental y Central crece rápidamente e intensifica la demanda de alimentos. La carne de caza en Camerún ahora a menudo encuentra su camino a través de la frontera con Nigeria, donde los precios más altos de la carne hacen que para los traficantes valga la pena cruzar la frontera y pasar riesgo de detección.
Siendo la carne de caza una fuente tradicional e importante de proteína en África, mucha gente confía hoy en la caza de especies que son abundantes y no están en peligro de extinción para obtener proteína y sobrevivir. Sin embargo, a medida que el comercio se ha hecho más popular, especies raras y en peligro de extinción se han añadido al menú para alimentar los mercados urbanos. A menudo esta rareza se utiliza para impulsar el precio y las ganancias.
El número de cazadores ha aumentado. “Los lugares salvajes ya no son remotos debido a la expansión de las redes de carreteras”, David MacDonald dijo a The Guardian en octubre. MacDonald es profesor de la Universidad de Oxford y miembro de un equipo de investigación internacional que concluyó recientemente un estudio sobre el impacto global del tráfico de carne de animales silvestres donde encontraron que 301 especies de mamíferos en todo el mundo están en riesgo de extinción debido al comercio ilegal.
“En lugares como Camerún, donde he trabajado, se ven flotas de taxis a primera hora de la mañana saliendo a zonas muy remotas, [y luego] cargan la captura y la llevan de vuelta a las ciudades”, dijo MacDonald.
De acuerdo con Tah, la comercialización tiene un peaje especial para los grandes simios: los precios de la carne de gorilas y chimpancés suben a medida que estos animales se hacen más escasos. Esto ha llevado a un círculo vicioso: a medida que aumentan los precios de la carne de animales silvestres, también lo hacen los beneficios, y estimulan a los cazadores a matar más simios. Según Tah, esta perversa lógica de la oferta y la demanda hace que el tráfico de carne de grandes simios se vuelva cada vez más organizado.
En Camerún, el tráfico de cráneos de simios ha surgido como una amenaza “especializada” y espeluznante. Ya sea para la medicina tradicional o simplemente para adornar los mantos como trofeos, el comercio del cráneo está ejerciendo una intensa presión sobre las poblaciones de monos africanos. Ya que las cabezas y cráneos ahora valen más, los simios son decapitados y sus cuerpos dejados en el bosque para pudrirse.
LAGA ha visto cada vez más casos en los que se confiscan cráneos de grandes simios mientras se preparan para ser exportados al Occidente. La ONG reportó la captura de 89 cráneos de monos en el 2015. Otros 63 cráneos (45 de chimpancés y 18 de gorilas) fueron confiscados a partir de octubre del 2016.
Aunque no cuantificó específicamente la escala del tráfico de cráneos, Tah señaló que el número de cráneos incautados generalmente representa solo el 10 % del tráfico real que está ocurriendo. Al extrapolar los números mencionados anteriormente, casi 900 cráneos de grandes simios fueron probablemente traficados en Camerún en el 2015 solamente. La magnitud del comercio “es aterrador”, dijo Tah.
El comercio en vivo y la crisis de rehabilitación
Mientras tanto, el comercio de chimpancés vivos, como Ghaa, el chimpancé Nigeria-Camerún, continúa sin cesar. Por lo general atrapan a los animales más jóvenes y los llevan a mercados de animales y a zoológicos de todo el mundo.
El pequeño porcentaje de animales cameruneses que sobrevive a la terrible experiencia de ser cazado, capturado, comercializado, transportado y luego confiscado, a menudo termina en el Centro de Vida Silvestre Limbe en la parte suroeste del país; ahí es donde Ghaa ahora vive.
Limbe es un centro de rehabilitación, no un refugio, y es una distinción importante para Guillaume Le Flohic, gerente de la instalación. Para él, la rehabilitación es solo una etapa en la conservación ya que permite que los animales capturados por agentes de la vida silvestre tengan una segunda oportunidad de ser devueltos a la naturaleza. Según Le Flohic, centros como este no pueden ser un callejón sin salida, un lugar para almacenar animales previamente salvajes.
Debido al comercio ahora tan grande y a los decomisos de tantos individuos, el problema ahora es en qué lugar liberar a los animales rehabilitados.
“No podemos liberar animales aquí, en la parte suroeste de Camerún, que está lejos de los humanos. No es posible”, dijo Flohic. “La aplicación de la ley en los parques nacionales de la región es a menudo laxa […] Y si los animales fueran liberados en esas reservas, no habría ninguna garantía de que permanecerían seguros, ya que podrían muy rápidamente caer presos de los cazadores una vez más”.
Después de 20 años de proporcionar un refugio seguro para los animales traficados de Camerún, el centro ha llegado a un punto de crisis: ahora está lleno. “Estamos luchando y tenemos menos capacidad para ayudar a las autoridades… No pueden enviarnos los animales que capturan”, continuó Le Flohic.
El director del centro de rehabilitación toma una fuerte posición con respecto a las prioridades de la aplicación de la ley. Él sostiene que el enfoque actual en el punto final del comercio —en el decomiso de carne de caza y cráneos— pone más atención de la necesaria en el envío de animales ya muertos.
Le Flohic dijo que las autoridades deben prestar más atención a la protección de la vida silvestre al inicio de la cadena de tráfico: en la naturaleza y en los animales recién capturados que todavía están vivos y relativamente sanos. “Es contra la pérdida de biodiversidad que debemos luchar”, concluyó Le Flohic, “lo que está muerto está muerto”. Con poca protección en la naturaleza las segundas oportunidades de los animales rescatados pueden no llegar nunca.
Una nueva esperanza
Camerún es el hogar de una espectacular variedad de vida silvestre —casi toda en declive. Al menos dos especies de gorilas todavía viven allí: el gorila occidental de llanura (Gorilla gorilla gorilla) y el gorila occidental del río Cross (Gorilla gorilla diehli), y tal vez otra subespecie que aún no se ha confirmado. El país es también el hogar del chimpancé central (Pan troglydtes troglydytes) y el chimpancé de Nigeria-Camerún (Pan troglydtes ellioti), no reconocida como una subespecie hasta el 1997. La situación de los chimpancés de Nigeria-Camerún es icónica —quedan menos de 6000 individuos vivos en la naturaleza.
“Es una situación difícil para los chimpancés: son valiosos [y en demanda por los traficantes], son cazados y se utilizan para diversos tipos de magia y rituales tradicionales”, dijo la investigadora de simios Katy Gonder.
En muchas partes de Camerún donde la caza es frecuente, los chimpancés ahora están extintos localmente. En otros lugares, la caza ha cambiado su comportamiento natural. En el pasado, los animales sacudían la selva con sus estridentes llamadas; sin embargo, el dosel está ahora lleno de un misterioso silencio. “Realmente no ves a los chimpancés, aunque definitivamente están ahí. Son muy silenciosos, ya que son cazados”, explicó Gonder.
Hasta ahora, los chimpancés de Camerún han sido poco estudiados y pueden tener secretos con profundas implicaciones médicas globales. Gonder y su equipo llevan a cabo investigaciones sobre el virus de inmunodeficiencia en simios (VIS), un virus en poblaciones de chimpancés cuyo cruce en humanos, debido al consumo de carne de monos infectados, se cree que es la causa del VIH-1 que mata alrededor de 1.2 millones de personas cada año.
“El río Senaga es el límite para el VIS positivo, frente a las poblaciones del VIS negativo”, reveló Gonder. Por qué la población negativa no contrae el virus sigue siendo un misterio, y su equipo quiere descifrarlo. Los científicos están recolectando muestras fecales de chimpancés para continuar su investigación, aun cuando sus números están disminuyendo.
“No sabemos qué secretos [los chimpancés] tienen… podría ser información realmente importante contra la pandemia mundial del SIDA”, dijo Gonder. Pero si no se para la caza desenfrenada y el hábitat del chimpancé no se protege, estas poblaciones de simios grandes podrían desaparecer en los cincuenta próximos años. Cuando se vayan, sus secretos médicos también se irán.
Gonder tiene la esperanza de que, dado el tiempo y la aplicación efectiva de la ley, las poblaciones de chimpancés puedan crecer en zonas anteriormente cazadas. Ella elogia a LAGA y cree que el trabajo de la ONG es eficaz.
Gonder también está de acuerdo con Le Flohic; sin embargo, dice que se necesita urgentemente una mayor aplicación de leyes en las áreas protegidas, y de grandes simios en la naturaleza. Ella añade que hay lugares dentro de Camerún que lo están haciendo bien, mientras que otras áreas son solo “parques de papel” —áreas protegidas solo en nombre. Hay una fuerte población de chimpancés en estos parques, pero la caza está reduciendo sus números.
“[En] el Parque Nacional Mbam et Djerem, por el río Djerem, hay un lugar llamado Ganga… Hay muchos chimpancés allí”, dijo Gonder. Ella ha viajado allí muchas veces en el lapso de diez años para estudiar la población de chimpancés. Cuando llegó por primera vez, el parque nacional acababa de ser inaugurado; la presión de la caza era alta y la aplicación de leyes baja. “Basados solo en el número de nidos y signos de uso de herramientas se podía decir que todavía había chimpancés alrededor y en números bastante grandes”, ella recuerda.
Después de que la aplicación de la ley aumentara y de que el MINFOF y la Wildlife Conservation Society comenzaran sus patrullas, la caza disminuyó y los chimpancés ahora están regresando al parque nacional. Gonder y su equipo comenzaron recientemente lo que esperan que sea una estación de investigación a largo plazo en la reserva.
Gracias a una mayor protección, el Parque Nacional Mbam et Djerem ahora cuenta con una nueva generación de chimpancés “ingenuos”. Según Gonder, es posible sentarse con ellos durante una hora, mientras que los padres son más “asustadizos”, ya que tal vez asocian a los científicos con los cazadores del pasado cercano.
El regreso de los chimpancés da a Gonder la esperanza de que con una mayor aplicación de la ley puede dar muchos más resultados positivos en otros lugares. Un territorio de chimpancé perdido puede ser recuperado y las heridas psicológicas y físicas que con demasiada frecuencia afligen a los chimpancés traficados, como Ghaa, pueden sanar con el tiempo.
Se agrava la batalla en Camerún y África Occidental y Central. Los cazadores, los traficantes y las redes criminales buscan nuevas maneras de corromper y vencer al sistema obteniendo ganancias cada vez mayores en carne de caza más rara, cráneos de chimpancés y animales vivos. Mientras tanto, ONG como LAGA, y agencias de aplicación de la ley como MINFOF, aplican nuevas herramientas y estrategias para frustrar a los traficantes. El futuro de los grandes simios de África cuelga en un equilibrio peligroso, y el resultado es difícil de prever.
Esta historia fue publicada por primera vez en la web en inglés el 12 de enero de 2017.