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Colombia: incendio volvió a golpear al Parque Nacional Natural El Tuparro

  • ¿Cuáles son las causas principales de los incendios?
  • ¿Qué impactos tiene el fuego en el ecosistema?

Cada año la escena se repite y este 2017 no fue la excepción. Desde inicios de enero y hasta el mes de marzo varios incendios tuvieron lugar en el departamento del Vichada, en la Orinoquia colombiana.

Dos de los lugares afectados fueron el Parque Nacional Natural El Tuparro y la Reserva Bojonawi de la Fundación Omacha, esta última afiliada a la Red Colombiana de Reservas de la Sociedad Civil (RESNATUR).

Bojonawi y El Tuparro presentan ecosistemas típicos de la región como los bosques riparios y las sabanas. Ambos lugares son afectados por los incendios que se producen  en la temporada extremadamente seca, como el que ocurrió a principios de marzo.

De acuerdo con la información de la jefa del área protegida, 22 000 hectáreas fueron afectadas por el incendio de este año. Foto: Fuerza aérea, bomberos y Parque El Tuparro

El Parque Nacional Natural El Tuparro ha sido víctima del fuego desde hace varios años. En el año 2007 un informe del Instituto Humboldt sobre la caracterización biológica del parque (sector noreste) destacaba este hecho.

En él señalan que se observaron incendios naturales de gran magnitud ocasionados por rayos de tormentas eléctricas durante el inicio del periodo lluvioso. Además se indica que los incendios que ocurren en épocas diferentes al periodo lluvioso probablemente sean de origen antrópico y su duración es extremadamente larga (de dos a cuatro semanas). En ocasiones han abarcado y quemado la totalidad del sistema de sabanas del parque.

Las matas de monte, que son árboles en pequeños grupos en medio de la sabana,  ven afectado su tamaño a causa de los prolongados incendios. “Una muestra de ello se evidencia en la escasez o ausencia de matas de monte en sabanas al norte del río Tomo cerca de su desembocadura en el Orinoco”, indica el Humboldt en su reporte.

El Parque Nacional Natural El Tuparro es un área protegida que conserva muestras representativas de los ecosistemas de la Orinoquia y los Llanos Orientales.  Presta el servicio de regulación hídrica y recarga de agua con los ríos Tomo, Tuparro, Tuparrito y diversos caños. Sus territorios planos inundables permiten el desarrollo económico del Vichada y proveen de pescado a las poblaciones de Cumaribo y La Primavera, según se explica en su página oficial.

El Tuparro tiene 548 000 hectáreas. Es reconocido por su belleza paisajística con sitios como el Raudal de Maipures y afloramientos de rocas cristalinas del Escudo Guyanés.

En el parque hay bosques riparios, o de galería, que son coberturas de vegetación arbórea que siguen los cursos de los ríos y caños, algunos de los cuales son inundables,  y también hay dos comunidades arbóreas muy típicas: el moriche y el saladillo.

Desde el pasado 27 de febrero El Tuparro fue afectado por un nuevo incendio, controlado totalmente el 6 de marzo a través del trabajo realizado por Parques Nacionales, Bomberos Vichada y Casanare, Fuerza Aérea Colombiana, Bomberos del Ejército, Ponalsar —grupo especial de la policía que trabaja en prevención y atención de desastre, Unidad de Gestión de Riesgo y Defensa Civil del Vichada.

El Tuparro fue impactado por un incendio que se presento desde el 27 de febrero hasta el 6 de marzo. Fot: Fuerza Aérea. Bomberos y Parque El Tuparro

“Con respecto a las hectáreas afectadas por el incendio fueron aproximadamente 22 000; sin embargo, cuando se realice el cálculo con la oficina de SIG de la Dirección Territorial Orinoquía, tendríamos el dato discriminado por ecosistemas”, explica a Mongabay Latam María Teresa Sierra jefa del área protegida. 

Sierra indica que no han realizado una caracterización de las especies perdidas porque no cuentan con el personal suficiente para hacerlo, pero asegura que para tratar de evitar que estos incendios impacten el área protegida, están implementando una estrategia de educación ambiental en la zona de amortiguamiento por medio de actividades de sensibilización sobre las presiones y amenazas del área para contribuir a reducirlas. Igualmente han realizado alianzas con la Secretaría de Educación Departamental para el apoyo a proyectos ambientales escolares en las instituciones educativas.

“El área protegida también viene promoviendo el ordenamiento de la figura  de Reserva De Biosfera El Tuparro y que esta  cumpla con un función amortiguadora, ya que actualmente no contamos con esta zonificación. Para el área protegida es una prioridad que los esquemas de ordenamiento territorial de los municipios de Cumaribo, Puerto Carreño y La Primera den unos usos de suelos compatibles con las conservación en la reserva de biosfera”, dice la jefa del parque.

El plan de manejo, añade, tiene como objetivo generar una línea base de información sobre la dinámica de fuegos para tomar decisiones efectivas y disminuir la ocurrencia de estos en el área protegida.

Como actividades específicas está implementando protocolos de monitoreo de coberturas afectadas por incendios y sensibilizando a las comunidades indígenas y a los campesinos respecto de las prácticas culturales asociadas al manejo del fuego para las pasturas y otras actividades de los habitantes cercanos al parque. El protocolo fue actualizado el año pasado.

Mongabay Latam se contactó con un miembro del Grupo de Gestión del Riesgo del Ministerio del Medio Ambiente para incluir sus apreciaciones en este reportaje, pero al cierre del mismo no hubo respuesta.

Mientras esto ocurre en El Tuparro, desde el año 2003 la bióloga y doctora en geografía Dolors Armenteras profesora de la Universidad Nacional de Colombia estudia los incendios en el departamento del Vichada.

Este departamento es su objeto de estudio puesto que este ha sido sometido a fuertes presiones debido al cambio en el uso de la tierra para plantaciones de pino, caucho, pastizales y el incremento de la ganadería.

De las  3 211 282  hectáreas de bosque presentes en el departamento del Vichada, en los últimos 12 años, datos preliminares indican que por lo menos unas 184 303 hectáreas han sido afectadas por incendios, aproximadamente el 5,75 % de los bosques del departamento. Dentro del Parque Nacional Natural El Tuparro al menos unas 22 315 hectáreas de bosque pueden haber sido afectadas”, indica Armenteras a Mongabay Latam.   Las cifras corresponden al Laboratorio de Ecología del Paisaje y Modelación de Ecosistemas de la Universidad Nacional de Colombia.

Esfuerzos de la Policía, los bomberos y la fuerza aérea permitieron controlar el incendio en el Parque El Tuparro. Foto: Fuerza aérea, Bomberos y Parque El Tuparro.

Las principales causas de los incendios son las condiciones climáticas extremadamente secas  entre diciembre y marzo, así como los fuegos en las zonas de amortiguamiento.

La ganadería y el avance de la frontera agrícola, los fuegos para manejo de pasturas o manejo agrícola provocan incendios. Esto se agrava con el cambio climático, pues los años son cada vez más secos; esto no solo aumenta la probabilidad de incendios, sino que cuando ocurren se expanden más, son mayores”, indica Armenteras.

Los fuegos —aclara— tienen una dinámica natural asociada a los climas secos pero la acción del hombre ha alterado su frecuencia y tamaño. “El sistema de vedas no se ha implementado y hay una cultura del uso del fuego que no evalúa sus impactos en los años secos”, añade.

Pese a que cada año las noticias muestran imágenes de los incendios en el departamento del Vichada, hay dificultad para establecer el número de hectáreas de bosque perdidos y de bosques degradados por el fuego porque implica un trabajo de más tiempo y con más recursos humanos.

Se cree que los incendios en Vichada ocurren en la sabana, área plana, y que el bosque no se afecta. Sin embargo, “nuestros estudios actuales muestran que la afectación del bosque es considerable y que, poco a poco, la franja de los bosques de galería se reduce”, indica Armenteras.

Un grupo de estudiantes de doctorado de la Universidad Nacional liderados por Armenteras investiga desde diciembre del año pasado, y lo hará durante tres años, el impacto del fuego en la reserva Bojonawi, que está ubicada en el departamento del Vichada.

Esta nueva investigación es realizada con el apoyo de la Academia Americana de Ciencias y financiado por la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID).

Este año una parte de la Reserva Bojonawi de la FUndación Om,acha fue afectada por los incendios. Foto: Dolors Armenteras

“La pérdida de bosque se evidencia porque hay menos árboles, muchos mueren, se caen cuando hay un incendio. En nuestros resultados preliminares hemos encontrado que por lo menos del borde de la sabana, donde empieza el bosque, hacia los ríos y caños se han visto afectados aproximadamente unos 100 metros de la franja de bosque [en Bojonawi]. Más allá el bosque está en buenas condiciones”, asegura Armenteras.

Esta pérdida de bosque tiene consecuencias ecológicas importantes.

Por una parte, se altera el ciclo de carbono de dos maneras. Al quemarse los árboles, biomasa viva, se emite CO2 a la atmósfera, se incrementan las emisiones. Cuando mueren, dejan de capturar CO2.

De igual manera, el ciclo del agua es alterado porque se pierde la vegetación capaz de retener el agua en las hojas. La retención de la humedad en el suelo disminuye.  Además, el suelo se degrada, es decir, que pierde sus nutrientes, su capacidad de retener agua.

Por otro lado, la fauna, por ejemplo tigrillos (Leopardus tigrinus)  y jaguares (Phantera onca),  son afectados cada vez más porque su hábitat o parte de él se reduce.

Por si fuera poco, algunas especies vegetales invasoras entran luego del incendio. Una de ellas, captada por las cámaras de los investigadores  de la Universidad Nacional, es de la familia Ciperacea, que trepa los árboles y se seca muy rápido, convirtiéndose potencialmente en combustible que propaga incendios durante el verano. Especies como esta hacen que el bosque sea más susceptible la próxima vez que se presente un incendio.

Los objetivos del equipo que lidera Armenteras son establecer cuáles son las especies más afectadas, el impacto del fuego en el ecosistema y contribuir con esta información a comprender estos incendios que se presentan cada año.

Armenteras añade un dato preocupante: “Esto está por confirmar con nuestros estudios de campo, pero preliminarmente parece que después de ser afectado tres veces, el bosque pierde su condición de bosque, es decir la mortalidad de árboles es tan alta que aún si no fue quemado con la intención de tumbarlo, ya no queda mucha biomasa en pie”.

 

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