- La modificación de los ecosistemas naturales está afectando seriamente a al oso hormiguero en Colombia.
- ¿Por qué la disminución de su población puede generar un incremento en la depredación de ganado por jaguares?
Agazapada entre el pasto brachiaria y las gramíneas nativas características de los llanos orientales, una hembra de oso hormiguero (Myrmecophaga tridactyla), con su cría a cuestas, atraviesa presurosa los potreros de una finca ganadera del municipio de Monterrey, departamento del Casanare (oriente de Colombia), en búsqueda de un enjambre de hormigas para alimentarse.
A pesar de que la conformación de sus patas no le permite desplazarse rápidamente, la tonalidad de su pelaje marrón le ayuda a camuflarse entre los pastizales y así evitar ser detectada con facilidad por el hombre y por su principal depredador natural, el jaguar (Panthera onca). La hembra debe cargar con su cría por lo menos durante seis meses y asegurar su supervivencia a pesar de las crecientes amenazas que ponen en riesgo la conservación de la especie.
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El oso hormiguero está catalogado como Vulnerable por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), lo cual significa que enfrenta un alto riesgo de extinción en vida libre. Precisamente, la UICN ha estimado que en los últimos 10 años se han perdido al menos el 30 % de las poblaciones naturales de oso hormiguero en Latinoamérica.
Los osos hormigueros, depredadores especializados en hormigas y termitas, son por lo general criaturas dóciles que no representan amenaza alguna para el hombre u otros animales, pero poseen garras fuertes en forma de gancho en las patas delanteras que pueden infligir heridas graves en caso de defensa.
Amenazas para su conservación
El oso hormiguero, también conocido como oso palmero, se puede encontrar en diferentes tipos de hábitats como bosque seco y sabanas de la Orinoquia y de la región Caribe colombiana. En el Casanare y en otros departamentos de los llanos orientales de Colombia, la transformación de los ecosistemas naturales, como consecuencia de la ampliación de la frontera agropecuaria, ha afectado a especies nativas como el oso hormiguero. Los cultivos de arroz, las plantaciones de palma africana y la ganadería misma han disminuido los hormigueros y de paso han desplazado a los osos hormigueros de su hábitat natural.
Al respecto, un estudio del 2015 realizado en el municipio de Pore, departamento de Casanare, permitió concluir que la densidad poblacional de los osos hormigueros es menor en la medida en que el ecosistema tenga una mayor modificación durante el establecimiento de cultivos de arroz y de pasturas introducidas. Esta investigación estimó que la población de osos hormigueros que habita en el paisaje de sabana natural inundable es superior (1.08 ind/km2) a la encontrada en el paisaje intervenido por actividades agropecuarias (0.29 ind/km2).
Lina Forero, coordinadora de investigación en ecosistemas de la Fundación Reserva Natural La Palmita, explica cómo afecta al oso hormiguero el reemplazo de las sabanas naturales y bosques ribereños por monocultivos como el arroz. “Para este tipo de monocultivos se utiliza maquinaria que destruye las topias desde la raíz dejando sin alimento a la especie, además se disminuyen los sitios que estos individuos usan como dormideros y zonas de descanso. Otros factores que también influyen son las quemas que algunos nativos aún realizan para mejorar el terreno para la ganadería”, asegura.
A más de 800 kilómetros de los llanos orientales, en el municipio de Caucasia, departamento de Antioquia (noroccidente de Colombia), un bulldozer derriba los montículos característicos que conforman los termiteros que aparecen, especialmente durante la época seca del año, en los potreros de una finca ganadera. En regiones ganaderas como esta, los productores buscan establecer, de la manera más eficiente, pasturas para la alimentación del ganado y para esto es necesario librar los potreros de hormigas y termitas. Es la mejor estrategia para garantizar el buen crecimiento de las gramíneas introducidas, pero resulta en un oscuro panorama para el oso hormiguero y otras especies que se alimentan de estos insectos. Lo mismo sucede en otras regiones del país.
Según un estudio realizado en 2013 en el departamento de Córdoba (noroccidente de Colombia), la supervivencia de esta especie se ve amenazada por diversos factores que incluyen la alta especialización de su dieta, su baja tasa reproductiva y cuidado prolongado de sus crías, atropellos por automóviles, degradación y pérdida de los hábitats naturales, cacería y tráfico ilegal y los efectos negativos al estar en contacto con el ganado y otra fauna doméstica.
Peligro en la vía
En el trayecto que comunica los municipios de Aguazul y Monterrey en el departamento de Casanare (oriente de Colombia), un poco más de 80 kilómetros, es usual ver osos hormigueros atropellados en la vía. Esto es quizás una consecuencia tanto del dinamismo de la economía como del impacto ambiental de las actividades agropecuarias que prosperan en la región. Para una tractomula que transporta arroz o para un camión ganadero no es fácil frenar de repente cuando se le atraviesa un animal en la carretera. A su vez, para un oso hormiguero, que busca un mejor sitio para alimentarse o encontrar refugio, no está dentro de sus posibilidades reales esquivar un vehículo que se le aproxima a toda velocidad.
Según datos de la Fundación Cunaguaro, en Casanare hay una tasa de atropello de osos hormigueros de 0,022 individuos/km/día y una frecuencia de atropello de 0,28 individuos/día, lo cual se traduce en un promedio de dos individuos de la especie atropellados por semana.
“Esta especie es muy propensa a ser víctima de atropellamiento porque buscando alimento recorre largas distancias donde actualmente hay carreteras y debe cruzarlas, son una especie con una visión relativamente pobre, esto los hace vulnerables a este tipo de accidentes, aumentando el número de individuos huérfanos encontrados en las carreteras, demandando proyectos de rehabilitación para liberación”, asegura Forero a Mongabay Latam.
El médico veterinario Cesar Rojano, coordinador de Biodiversidad de la Fundación Cunaguaro, indica que “los resultados de varios años de investigación nos indican que –por lo menos en la Orinoquía y el Caribe– la principal amenaza que enfrenta el oso palmero es la mortalidad por atropellamientos en carreteras”. El especialista añade que “esta amenaza supera otras afectaciones como la transformación del hábitat, el tráfico ilegal y la cacería. Solo en las vías de Casanare mueren varios cientos de osos palmeros atropellados por año. Si se tiene en cuenta que esta especie tiene una baja tasa reproductiva (una cría al año, con cuidado parental prolongado), una alta mortalidad por atropellamientos podría significar extinciones locales en el corto plazo. Es por esto que nuestras actividades se han enfocado en mitigar este impacto, y buscar alternativas de prevención”.
Si bien ha sido documentada la muerte de osos hormigueros como consecuencia de ataques de perros o personas producto de creencias –en algunas regiones de Colombia los campesinos creen que la especie es una amenaza para mujeres embarazadas o que representa una fuente de transmisión de la fiebre aftosa para el ganado vacuno–, el peligro al atravesar carreteras es sin lugar a dudas la mayor amenaza para la especie.
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Es por esto que los esfuerzos en conservación se han enfocado en generar mayor información sobre la especie y en promover la educación ambiental entre la comunidad para disminuir el número de muertes de osos hormigueros por atropello vehicular.
Son varias las razones que justifican no escatimar esfuerzos en la conservación de esta especie. El oso hormiguero “presta un importante servicio ecosistémico para las comunidades, controlando poblaciones de insectos, incluyendo hormigas cortadoras y comejenes, los cuales pueden afectar las viviendas y cultivos de las comunidades. Por otro lado, representa un componente importante de la cadena alimenticia, haciendo parte de la dieta de jaguares. También es importante resaltar, que al ser una especie icónica de nuestra biodiversidad, su observación es un atractivo turístico que puede generar fuentes sostenibles de ingresos a las comunidades. Por último, es uno de los mamíferos más antiguos de Sudamérica, por lo que representa gran parte de la historia evolutiva del continente”, explica Rojano.
Para Forero el oso hormiguero es representativo de los ecosistemas que habita y genera un sentimiento de identidad por parte de las comunidades, lo que hace que sea considerado como especie “bandera”, permitiendo una mayor apropiación de los proyectos de conservación en los ecosistemas asociados.
¿Qué se está haciendo?
“Cuando decidimos iniciar un proyecto de conservación de hormigueros en Colombia, lo primero que percibimos fue que existía muy poca información sobre la biología y las amenazas que afectaban a esta especie. Encontramos que, si bien se sabía sobre la existencia de la especie en el país, eran gigantes desconocidos dado que no teníamos clara ni siquiera su presencia en las distintas regiones. Desde entonces nos propusimos generar nuevo conocimiento, que se ve reflejado en varios artículos y libros publicados, que incluyen temas como la distribución, el área de vida, densidad poblacional, uso de hábitat, enfermedades, rehabilitación, amenazas, entre otros”, enfatiza Rojano.
De forma similar, la Fundación Reserva Natural La Palmita ha venido trabajando desde 2014. “Se han colectado datos con información importante de la especie en vida libre, sobre horarios de actividad, estado reproductivo y números de individuos. Actualmente la fundación se encuentra rehabilitando un individuo de la especie, este proceso se destaca principalmente al ser realizado in situ, es decir el proceso se desarrolla en el hábitat propio de la especie, buscando que en el momento de la liberación el individuo tenga un pronóstico favorable”, puntualiza Forero.
El trabajo realizado por la Fundación Reserva Natural La Palmita ha permitido obtener hasta ahora 151 registros de la especie en cámaras trampa provenientes de 10 municipios de Arauca y Casanare y a su vez ha capacitado a 30 expertos locales en conservación del oso hormiguero. La generación de información sobre la biología y ecología de la especie es determinante para poder formular estrategias para su conservación. También permite diseñar programas de educación ambiental con la comunidad.
“Paralelo a este trabajo investigativo, el proyecto se ha enfocado en desarrollar actividades orientadas a la prevención de los atropellamientos en carreteras, educación ambiental con las comunidades, y conservación del hábitat natural de la especie. De igual forma, parte de nuestro trabajo aportó a la construcción del Programa nacional para la conservación y uso sostenible de las especies del superorden Xenarthra presentes en Colombia, desarrollado por Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible y la Fundación AIUNAU”, manifiesta Rojano a Mongabay Latam.
Se han realizado talleres educativos, actividades lúdicas con niños, campañas en redes sociales, ciclopaseos, jornadas educativas en las vías, capacitaciones a los conductores y diferentes estrategias para que la comunidad conozca la especie y ayude a conservarla. “Dentro las estrategias innovadoras de educación, para los años 2015-2016 se desarrolló una exposición itinerante llamada La vida es sabor de hormiga, la cual ha sido presentada en diferentes municipios de los departamentos de Casanare y Arauca a adultos y niños de diferentes edades, en estos eventos han apoyado principalmente las casas de cultura y las bibliotecas municipales”, destaca Forero.
Este trabajo se viene haciendo en los departamentos de Vichada, Meta, Casanare, Arauca, Magdalena y Córdoba, y a la fecha ha arrojado resultados positivos que se reflejan en la percepción de pertenencia de la comunidad sobre el oso hormiguero. Adicionalmente se ha generado en campo valiosa información sobre la biología y la ecología de la especie que puede incidir sobre los funcionarios y las entidades que toman decisiones para su conservación.
El desafío de la conservación
“Es muy difícil asegurar que los esfuerzos de conservación están siendo efectivos en el corto plazo. Sin embargo, dentro de las actividades que realiza la Fundación Cunaguaro y sus aliados, se han registrado más de 50 000 hectáreas nuevas de reservas naturales privadas en Casanare, destinadas a la conservación de la biodiversidad, incluyendo al oso palmero como especie importante. De igual forma, nuestras actividades educativas en las vías han permitido sensibilizar a más de 800 conductores en los últimos años. Actualmente se han instalado alrededor de 30 señales de paso de osos hormigueros en los puntos críticos identificados, y se espera ampliar esta medida preventiva el próximo año, con ayuda de recursos aportados en parte por la comunidad a través de un ciclopaseo por los hormigueros. No obstante, se requiere aumentar la escala de los esfuerzos, dado que el impacto de las amenazas se acrecienta día a día, y las poblaciones de osos palmeros en Colombia se están perdiendo a un ritmo acelerado”, concluye Rojano.
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