- ¿Está lista la región Piura para soportar otra inundación como la del 27 de marzo último?
- ¿Cuántas personas han perdido sus viviendas y han tenido que ser trasladas a refugios temporales?
Piura, Perú.-La fuerza del río Piura se ensañó con Catacaos y Cura Mori, distritos del Bajo Piura, ubicados al norte del Perú, que han quedado totalmente inundados tras los desbordes. El lunes las lluvias torrenciales afectaron seriamente a la región Piura, pero este último viernes un nuevo desborde regresó las aguas a varios centros poblados de Catacaos. No hay defensas ribereñas y aún queda población en estas zonas que se resiste a abandonar sus viviendas, sus animales, sus vidas.
Cientos de familias damnificadas de Monte Sullón, Viduque, Pedregal Grande, Pedregal Chico, Narihualá, Molino Azul, Simbilá, Pozo de Ramos, Santa Rosa y Cura Mori han sido reubicadas en una decena de refugios temporales, algunos ubicados dentro de instituciones educativas. Fue la peor catástrofe que padecieron estas familias.
“El agua me llegaba hasta el cuello, salí al campo con mis tres hijos. La gente corría para el fondo (hacia una loma). Ahora todos estamos en alerta, ojalá Diosito quiera que ya no llueva”, dice Fiorella Palacios, una madre de familia de 23 años. Vivía en Nuevo Catacaos, pero tras la inundación está obligada a vivir dentro de una carpa, con sus hijos de ocho, cuatro y tres años, en el refugio del colegio José Carlos Mariátegui de Tacalá. No tiene trabajo, su esposo está recluido en el penal Río Seco de Piura. Sabe que tendrá que reconstruir su casa sola para empezar otra vez.
El reporte del Centro de Operaciones de Emergencia Regional (COER) indica que 10 de los 14 centros poblados que tiene Catacaos están bajo el agua. El peligro en la zona es permanente porque no existen muros de contención que resistan los más de 2000 metros cúbicos por segundo que pasan por el río Piura. El problema más grave es que existen tres huecos en las defensas ribereñas de este sector: en Viduque, Narihualá y Tres Marías. El agua ingresa por estos centros poblados y los inunda rápidamente.
“Catacaos tiene prioridad para nosotros, no lo vamos a dejar de lado, debemos estar unidos para afrontar este periodo climatológico”, ha manifestado el gobernador regional Reynaldo Hilbck. Sin embargo, el alcalde de Catacaos, Juan Cieza, culpó al Gobierno Regional y al Central de los nuevos desbordes del río. Afirmó que luego del desborde del último lunes, los diques de contención no fueron reparados.
“Toda la noche ha habido una psicosis colectiva porque venía una crecida de 2600 metros cúbicos por segundo. Unos dirán que no es mucho, pero si hay tres huecos en las defensas, lógicamente el agua se desbordará y afectará a las poblaciones de Pedregal Chico, Narihualá, Pedregal Grande, Nuevo Pedregal y el Molino”, sostuvo la autoridad.
Producto de los desbordes, más de 20 000 piuranos se han quedado sin vivienda, según el COER. Continúan llegando damnificados a los albergues, la emergencia no termina.
“Sí nos están ayudando, pero solo el pueblo, del gobierno no recibimos nada”, dice María Bruno, pobladora de Pedregal Grande. Doña María no creía que el río se desbordaría, porque cuando vivió el Fenómeno El Niño de 1983 no hubo ninguna inundación. “Sí nos avisaron (que debían evacuar), pero no creíamos, de capricho no salimos de nuestras casas, y cuando nos atacó el agua recién corrimos a ponernos a salvo”, narró. Ella vivía de la crianza de sus animales y ahora no tiene terreno donde vivir. “Lo que más deseo es recomponer mis animalitos, tenía 12 chanchos, tres preñadas. Ahora no tengo donde ir, mi casa ahora es río”, se lamentó.
En los caseríos Pedregal Grande, Pedregal Chico, Narihualá, Monte Sullón y Viduque el agua continúa estancada. Según el Gobierno Regional, existen pobladores que se resisten a salir de sus viviendas y que prefieren permanecer en los techos de sus casas.
Este es el caso de Marín Sandoval, cuya esposa embarazada de nueve meses está en el techo de su vivienda ubicada en Pedregal Grande. “Le he pedido que venga, pero no quiere, su papá no me deja traerla al refugio”, expresó el joven que ha regresado dos veces a su caserío para intentar rescatar a su esposa sin éxito. Por lo pronto, los rescatistas y militares continúan en las zonas vulnerables al pendiente de una nueva crecida del río.
“Estamos atendiendo a todos los damnificados que están empadronados, el ejército pronto tendrá a su cargo la alimentación de los refugios. Pido a los pobladores que aún no abandonan sus localidades, que lo hagan para poderlos atender ordenadamente”, expresó a través de un comunicado el gobernador regional de Piura, Reynaldo Hilbck.
Y en la ciudad la crisis es distinta. Desde la inundación, Piura es otra, luce más desolada y entre la población existe incertidumbre.
Se ha postergado el inicio del Año Escolar, previsto para el 13 de marzo. Lo mismo sucede en los colegios particulares e incluso en las universidades. A inicios de mes, el director regional de Educación, Pedro Periche, informó que las lluvias habían afectado a 140 colegios piuranos, algunos con daños serios en sus techos y paredes.
En los reportes del COER, Piura, Paita, Morropón y Talara figuran como las provincias que más han sufrido las consecuencias por la falta de prevención. En toda la región Piura se activaron cuatro quebradas, que antes permanecían completamente secas, con lo cual los principales caminos que conectaban dichas provincias han quedado bloqueados, dejando aislados a varios centros poblados de la sierra. El 80 % de carreteras está dañado, estimó el director regional de Transportes, Jaime Saavedra. Y en la ciudad, las pistas también están destruidas.
La carretera que une a Piura con Chiclayo y Lima sigue bloqueada por los daños que han dejado los huaicos. La concesionaria Covisol, que administra el paso de los vehículos, informó que el tránsito es restringido.
Es por ello que el impacto económico del Niño Costero es palpable de primera mano en los mercados. En el distrito de Castilla, hubo quienes aprovecharon para sacar los últimos productos que quedaban en el centro de abastos, ubicado a tres cuadras del río y donde el agua alcanzó el metro y veinte centímetros. En el mercado Modelo, los precios han subido y hay escasez. Y es que los mayoristas tienen difícil el acceso hasta los mercados de la ciudad.
Con las lluvias, los algarrobos más antiguos cayeron y provocaron la muerte de dos jóvenes. En el sector Salud, hasta la tercera semana de marzo, la Dirección de Epidemiología del Ministerio de Salud registró 2071 casos de dengue confirmados en la región Piura, 32 de chikungunya y seis casos probables de zika. La población que no tiene acceso al servicio de agua potable y sobre todo los damnificados son los que corren más riesgo de enfermarse.
Luego del desborde del río Piura, los negocios y centros comerciales del centro de la ciudad y de Castilla fueron cerrados. Los propietarios han perdido capital e insumos y ahora se dedican a retirar el barro y lodo de sus locales. Sumado a ello, el rostro de la ciudad está demacrado, las calles han quedado sucias y otras todavía tienen agua.
Tras las precipitaciones, varios establecimientos de salud colapsaron. Ubicado al lado del río, el hospital José Cayetano Heredia de Castilla también sucumbió ante la inundación. La Dirección de Salud de Piura informó que los centros de Monte Sullón, Pedregal y Narihualá no están operativos porque se perdieron varios equipos tras el desborde del río. El Ministerio de Salud no puede implementar los hospitales de campaña porque no hay un terreno libre de inundación para atender a los pacientes, mientras tanto desde Lima siguen llegando medicinas para atender a los damnificados del Bajo Piura.
Pero el río sigue amenazante. Una última lluvia después del gran desborde ha puesto en jaque a quienes no les queda nada más que perder. El grupo de expertos del Estudio Nacional del Fenómeno El Niño (Enfen) anunció que el Niño Costero —cuyo perjuicio económico supera los 3100 millones de dólares— podría continuar durante abril y prolongarse hasta mayo, de modo que las lluvias intensas y moderadas seguirán presentándose en el norte peruano. Las autoridades advierten nuevos desbordes y el pánico se ha reavivado. No hay dique ni muro de contención que pueda soportar un incremento del caudal similar al del último 27 de marzo.
Foto de portada: Gonzálo Varillas.