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Ribereños desplazados por la presa Belo Monte de Brasil se reasientan en el embalse

  • Miles de personas que alguna vez vivieron cerca del río Xingú han sido en su mayoría reubicadas y compensadas, pero algunas se niegan a irse y se han reasentado en el embalse de la represa de Belo Monte.
  • En total, decenas de miles de personas han sido desplazadas por la presa, la cual terminó en el 2015.
  • Locales conocidos como ‘ribereños’ están en el proceso de reasentamiento cerca del embalse. Más de 100 personas viven allí actualmente.

ALTAMIRA, Brasil – La frontera occidental de Brasil se encuentra inquieta. Las familias que fueron desplazadas de sus casas en las riberas del río Xingú el cual fue bloqueado para dar paso a la controversial presa de Belo Monte, están emprendiendo un audaz paso para restaurar sus vidas: se reasientan en las riberas del embalse a lo largo de las 200 millas cuadradas de la presa. Belo Monte es el tercer mayor proyecto hidroeléctrico del mundo.

En febrero del 2017 más de 100 personas ocupaban el embalse. Los pobladores han declarado públicamente que están en proceso de reasentar el área.

El río Xingú es un afluente de 1200 millas del río Amazonas y está en el corazón de las vidas y hogares de miles de comunidades indígenas y diversas comunidades de los bosques.

El reasentamiento comenzó después de una reunión en noviembre del 2016 cuando cientos de locales se reunieron en la ciudad de Altamira, en el norte de la Amazonía. Altamira sirvió como base de operaciones durante la construcción de la presa. En la reunión, pescadores locales conocidos como ‘ribereños’ (ribeirinhos) y comunidades indígenas denunciaron a Norte Energia, el consorcio detrás del proyecto multimillonario, y dijeron que su sistema de compensación es un fracaso y que además no escuchan las quejas de los pobladores.

Norte Energia ha negado las acusaciones de un fallido plan de compensación, según lo anteriormente reportado por Mongabay.

La megarrepresa de Belo Monte, estado de Pará, noroeste de Brasil. La presa cortó el río Xingú y redujo su flujo en un 80 %, diciembre del 2016. Foto de Maximo Anderson para Mongabay

La construcción de la presa terminó y se llenó el embalse en el 2015, aunque las turbinas todavía siguen en construcción. En total, el complejo de Belo Monte ha desplazado a unas 20 000 personas, según estimaciones de organizaciones sin fines de lucro mundiales como International Rivers. El grupo de defensa brasileño Xingú  Vivo ha puesto el número mucho más alto, en más de 50 000.

En los dos primeros años de construcción, la población de Altamira aumentó a más de 100 000 y millones de dólares se vertieron en la ciudad; sin embargo, ahora el desempleo y la violencia han aumentado. Un mes después de terminar la construcción, 20 000 trabajadores fueron despedidos y la economía de Altamira cayó en un 52 %, según informes locales en el sitio de noticias Amazonia.

Más de 800 personas asistieron a la asamblea pública de noviembre, organizada por la fiscalía de Altamira, la cual abordó los impactos sociales y ambientales de la presa de 11 000 megavatios.

En la asamblea estuvieron presentes representantes de Norte Energia e IBAMA. IBAMA es la autoridad ambiental brasileña y el organismo de otorgamiento de licencias del proyecto, la cual mantiene un canal permanente de conversación con la Fundación Nacional del Indígena (FUNAI) para cualquier asunto relacionado con los pueblos indígenas.

También había organizaciones que apoyaban a las comunidades afectadas negativamente por la presa. Entre ellas se encuentran el Instituto Socioambiental (ISA), el grupo de defensa brasileño Xingú  Vivo y la Sociedad Brasileña para el Progreso de la Ciencia (SBPC). El ISA es una organización sin fines de lucro de la sociedad civil brasileña que trabaja en soluciones socialmente responsables a los desafíos ambientales.

Durante la reunión, un grupo que representaba a más de 300 familias de ribereños desplazados por Belo Monte anunció que sus miembros tenían la intención de reasentarse a lo largo de las orillas del embalse. También anunciaron la formación de un ‘comité de pueblos ribereños’ para luchar contra Norte Energia y buscar una compensación adecuada.

“Norte Energia tratará de dividirnos, pero debemos resistir”, dijo Gilmar Gomes, un representante del comité de ribereños.

Cambio para los ribereños

Las familias locales de ribereños, algunas de las cuales ahora ocupan el embalse de Belo Monte, son conocidas como ‘gente del río’ porque viven en las riberas de los ríos y sobreviven en gran parte gracias a la pesca.

El Comité de Ribereños selecciona a sus representantes en su primera reunión oficial en la ciudad de Altamira, diciembre del 2016. Foto de Maximo Anderson para Mongabay

Los ribereños tienen una historia compartida que se remonta a más de 100 años cuando el boom del caucho abrió el interior amazónico de Brasil a colonos que incluían a sus padres y abuelos. Con el tiempo, han desarrollado sus propias costumbres y medios de subsistencia. Hasta hace poco, ser llamado ribereño era un término peyorativo, y se usaba como un insulto.

Ahora son reconocidos como un grupo social con un modo de vida específico. Antes, eran simplemente vistos como pescadores, explica Ana de Francisco, de 34 años, antropóloga contratada por ISA que investiga comunidades de ribereños.

“[Ahora] eso es solo un término económico”, dijo de Francisco. Ella explicó que reducirlos a meros ‘pescadores’ es una manera de negar su historia. “No dice nada sobre su forma de vida”, agregó. Ahora, los ribereños trabajan para recuperar el término, así como el río, reconstruyendo casas a lo largo de las orillas del embalse.

Indemnización y planes futuros

Miles de familias afectadas por la presa han sido compensadas y reubicadas. Pero muchos, incluyendo antropólogos, expertos en salud y abogados que han acompañado el proceso, sostienen que la compensación ha sido incompleta o inexistente.

También hay problemas a nivel federal con las funciones básicas del proyecto. Desde el 2014, la autoridad ambiental brasileña, el IBAMA, suspendió varias veces la licencia de explotación de Belo Monte por incumplir su plan de compensación acordado.

Norte Energia ha sido acusada de utilizar solo el 28 % de los recursos destinados a compensar a los afectados por la presa, según el ISA.

Cuando se le solicitó dar comentarios sobre el comité de ribereños y el proceso de reasentamiento, Norte Energia dijo que permanece en contacto con líderes comunitarios.

“Semestralmente, la compañía reporta sus actividades en el área socioambiental al IBAMA”, dijo la empresa en un comunicado por correo electrónico. Sin embargo, Norte Energia no hizo comentarios específicos sobre el reasentamiento o sobre el comité de ribereños.

Para los ribereños, regresar a su antiguo modo de vida presentará enormes desafíos, ya que desde que represaron el río, las poblaciones de peces se han desplomado.

“Esto va a tomar años, muchos años”, dijo de Francisco de ISA. “Llevará al menos cinco años para que los peces regresen… van a regresar a un lago, a un ambiente totalmente nuevo. Así que tendrán que adaptarse. La cuestión es cómo [los ribereños] se dividirán la tierra, cómo se volverán a conectar como vecinos y cómo producirán. Es una gran pregunta”.

El impacto de la hidroeléctrica

La energía hidroeléctrica representa alrededor del 80 % de la producción de energía de Brasil, según la Agencia Internacional de Energía. A pesar de que a menudo se promociona como una solución verde a las preocupaciones de energía, la comunidad científica en gran medida lo ve como un medio ambiental y socialmente perjudicial para generar energía. La hidroeléctrica puede afectar significativamente los hábitats naturales, el uso del suelo y los hogares en la zona de la presa. Aunque el número desplazado por Belo Monte no se compara con la presa de las Tres Gargantas en China, la más grande del mundo —que desplazó a más de 1.2 millones de personas— igual ha tenido un impacto devastador en el ecosistema local de esta remota selva y las personas que dependen de ella.

La construcción de la presa también ha llegado en un momento en que los cambios climáticos parecen afectar los medios de subsistencia de las personas en la región. Ribereños informan que las estaciones son más calientes y más secas, y afectan a las poblaciones de peces del río.

La energía hidroeléctrica de Brasil representa aproximadamente el 80 % de su producción de energía. Fuente: La Administración de Información Energética de Estados Unidos, International Energy Outlook 2016

Recientes investigaciones científicas sobre el río Xingú apuntan al cambio climático como una posible causa. El biólogo Cristian Costa Carneira, que ahora vive en Brasil, confirmó los cambios en una reciente entrevista. Carneira, quien investiga la fauna acuática, forma parte de un estudio en curso bajo los auspicios de la Universidad Federal de Pará que mide los efectos del cambio climático provocado por el hombre en el río Xingú en Pará.

“Estamos viendo extremos en el clima que son muy anormales”, dijo Carneira.

Por otra parte, Norte Energia se encuentra en el primer año de un estudio de seis años para medir los impactos ambientales y sociales de Belo Monte y determinar si las comunidades indígenas y pesqueras pueden continuar viviendo río abajo de la presa. Todavía no hay ninguna investigación publicada porque es un estudio en curso.

Vidas cambiadas para siempre

En la reunión de ribereños de noviembre en Altamira, la organización científica de defensa SBPC entregó al fiscal un informe de 400 páginas sobre el impacto social de la presa. Aunque el informe no está disponible en línea, Mongabay obtuvo una copia. Sobre la base de tres meses de investigación de campo, afirma que Norte Energia ha terminado efectivamente con el modo de vida y los medios de subsistencia de los ribereños.

El informe señala: “Con el desplazamiento forzado de las comunidades, los ribereños perdieron su territorio, acceso al medio natural y a los recursos de los que dependían para su sustento e ingresos, lo que significa que les fueron robadas las condiciones que garantizaban su bienestar social y reproducción cultural… Cuando fueron desplazados comenzaron a comprar prácticamente todos los alimentos, viviendo en una situación de inseguridad alimentaria”.

El informe también señala que los ribereños recibieron un primer golpe cuando sus casas fueron destruidas y luego un segundo con la aplicación caótica del plan de compensación. En el informe se pide a la empresa que cambie inmediatamente su rumbo e implemente un plan de compensación que siga las directrices del informe.

Un bosque inundado en el embalse de la presa de Belo Monte, diciembre del 2016. Foto de Maximo Anderson para Mongabay

Una de las principales directrices que la empresa tiene que respetar es la convención de la Organización Internacional del Trabajo de ‘autorreconocimiento’ de los pueblos tradicionales, de la cual Brasil es signatario.

 

Norte Energia fue acusada de usar una estrategia de ‘dividir y conquistar’ para sacar a las personas de sus hogares antes de que sus casas fueran inundadas. Trataron a los ribereños de forma individual y se les dio ultimátums de ‘todo o nada’ antes de ser reasentados a los barrios en las afueras de Altamira o en tierra inadecuada, según el estudio. Otros fueron trasladados a la tierra de sus vecinos, o al lado de megarranchos, lo cual podría generar conflictos en una región que ya se encuentra acosada por la violencia relacionada con el robo de tierras. Los derechos a la tierra en el interior de Brasil a menudo han sido adquiridos a través de la ‘grilhagem’ —la falsificación de títulos de tierras.

Mientras tanto, otros que fueron desplazados no tenían la documentación necesaria para recibir compensación alguna.

El informe también pide a la empresa que proporcione los medios financieros para que reconstruyan sus hogares con el fin de volver a su forma de vida, y al mismo tiempo asegurar que tengan acceso a servicios públicos esenciales.

“Este consejo debería haber sido formado hace años, incluso antes de que se construyera Belo Monte”, dijo Thais Santi del Ministerio Público Federal de Altamira, quien presta asistencia legal para el caso. Uno de los primeros pasos necesarios para acelerar las acciones, explicó Santi, es que el IBAMA reconozca al consejo.

Imagen de cabecera: La megarrepresa de Belo Monte, estado de Pará, noroeste de Brasil. La presa cortó el río Xingú y redujo su flujo en un 80 %, diciembre del 2016. Foto de Maximo Anderson para Mongabay

Maximo Anderson es periodista y fotógrafo freelance con sede en Colombia. Puedes encontrarlo en Twitter en @MaximoLamar

REFERENCIAS:

Fearnside, Philip M. (2017). Brazil’s Belo Monte Dam: Lessons of an Amazonian resource struggleDie Erde. Geographical Society of Berlin.

International Energy Outlook 2016. U.S. Energy Information Administration.

End of Belo Monte works highlights unemployment in southwestern Pará, Amazonia, June 30, 2016

Belo Monte becomes reality, but chaos in the city of the plant is forever, Folha de S.Paulo, March 20, 2016

Juruna block Transamazon to collect projects for Belo Monte, Amazonia, June 30, 2016

Documentary shows impacts of Belo Monte Hydroelectric plant for local population, Agência Brasil, October 10, 2016

Murder of Brazil official marks new low in war on Amazon environmentalists, The Guardian, October 24, 2016

Esta historia fue publicada por primera vez en la web en inglés el 13 de marzo de 2017.

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