- ¿Cuáles son las consecuencias del derrame en el ecosistema marino venezolano?
- ¿Por qué un grupo de científicos exigen ser convocados por el gobierno para participar en las tareas de atención de la emergencia?
En el escudo del municipio venezolano de Arismendi, en el oriental estado Sucre en Venezuela, aparece una planta de cacao y un bote pesquero sobre la fecha de 1990. Este municipio es uno de los que alberga al Parque Nacional Península de Paria y la pesca es una de las actividades principales de esta área costera. Los pescadores que están acostumbrados a capturar hasta 500 kilogramos por día de lisa (Mugil cephalus), tajalí (Trichiurus lepturus) y cazón (Galeorhinus galeus) en Playa Los Cocos, en el lado este de la Bahía del Morro de Puerto Santo, hoy llevan cuatro días jalando redes vacías.
El 23 de abril se reportó un derrame de 300 barriles de petróleo en Trinidad y Tobago, en la refinería de Pointe a Pierre de la empresa estatal PetroTrin. El mismo se crudo se vertió en el río Guaracara y de allí fluyó al Golfo de Paria. Desde entonces, el petróleo ha sido arrastrado por la corriente hasta las costas de Venezuela. Y Sucre fue el primer estado venezolano afectado.
En Río Caribe, capital del municipio de Arismendi (Sucre), al pescador Denis Fernández el crudo le dañó el motor de su lancha. Fue en medio de la penumbra, a las 4 de la mañana, navegaba cerca de la isla Los Testigos, a unos 50 kilómetros de la costa, cuando la hélice se detuvo. La reparación le costó 700 000 bolívares, el equivalente a cinco salarios mínimos legales (entre 130 y 910 dólares, según la tasa oficial o la paralela). En el desembarcadero otros pescadores explicaban la abundancia inusual de embarcaciones, la mayoría impregnadas de manchas de petróleo.
En Playa Los Cocos, al oeste de Río Caribe, lugar conocido por su abundancia de sardinas, el sábado 13 de mayo, Diomar Salazar y Armando Rodríguez observaron unas manchas oscuras en el mar durante su faena. No supieron que se trataba de petróleo hasta que decidieron tocarlo. Entonces ya era muy tarde, el peso del crudo afectó sus redes, y Diomar y Armando no pudieron recuperarlas “Ayer comimos solo una vez con pescado que nos dieron para pagar después”, le contó Diomar a Mongabay Latam, preocupado porque siguen sin pescar. “Nos metemos 12 o 13 millas mar adentro, y regresamos con el motor, el cuerpo y el bote llenos de asfalto”, es así como le llaman al crudo. Pero no se dan por vencidos, mientras Diomar Salazar narraba lo ocurrido, iba preparando su equipo para zarpar de nuevo.
Las primeras fotografías que se viralizaron en redes sociales las tomó un productor de cacao que estaba vendiendo su cosecha en Río Caribe, el sábado 13 de mayo. Así se enteraron algunos periodistas, que días más tarde denunciaron que el petróleo también había alcanzado a las islas del estado de Nueva Esparta y al archipiélago del Parque Nacional Los Roques, a 650 kilómetros al oeste del estado Sucre.
La estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA) activó el Plan de Contingencia ante Derrames de Hidrocarburos dos días después del incidente. El 13 de mayo reveló que intensificaron el trabajo, y que por eso lograron controlar el 60% del derrame que había afectado a la Península de Paria, también confirmaron que la contaminación había alcanzado a tres estados más del oriente de Venezuela.
Fauna en peligro
José Luis Montaño es el encargado del vivero de tortugas en Chaguaramas de Sotillo, una de playas afectadas por el derrame, situada al este de Río Caribe. El vivero para el que trabaja Montaño es administrado por la asociación privada CorpoMedina, institución que financia un programa para el cuidado de tortugas. José Luis le contó a Mongabay Latam que se dieron cuenta del derrame de crudo el miércoles 10 de mayo, cuando “unos surfistas salieron del agua llenos de petróleo”.
Cinco días más tarde, Montaño, que ha aprendido todo lo que sabe sobre tortugas de los biólogos de Corpomedina, corrió a la playa para recolectar los 115 huevos que una tortuga carey (Eretmochelys imbricata) acababa de desovar. Montaño narró que lo que hizo fue llevar los huevos al vivero para enterrarlos y protegerlos de la contaminación. “Como corrían peligro, me los llevé del nido”, dijo
En la arena donde suelen desovar las tortugas, hoy se observan restos de petróleo. A pesar que los habitantes de la comunidad trataron de limpiar la playa. Un día antes que Montaño retirara los huevos de la tortuga carey, los pobladores llenaron 30 envases de 18 litros con petróleo, según se lee en el diario de actividades que llevan en el vivero.
Ahora el petróleo colectado lo usarán para tapar filtraciones en los techos. “Nos dijeron que vendría PDVSA a ayudarnos, pero por el desespero lo hicimos nosotros”, contó y agregó que están preocupados porque no pueden aprovechar los recursos del mar para alimentarse. “Vivimos de lo que podemos pescar para comer, bien sea moluscos o pescado, ya que no podemos comprar pollo o carne”, declaró.
El activista Jesús Méndez explicó a Mongabay Latam que el derrame coincide con la época de desove de tortugas, las cuales tardan hasta 30 años para madurar sexualmente y crear una nidada, que además solo puede hacerse en la misma playa que nacieron. “Lo que nos molesta es la falta de información sobre qué protocolos debemos seguir, porque nunca habíamos enfrentado esto”, declaró Méndez.
Siguiendo el camino hacia el oriente de Paria, en la playa de Querepare, a dos horas de camino de Río Caribe, llegamos a la zona protectora de tortugas y en ese lugar Mongabay Latam sí pudo observar al personal de PDVSA entregando trajes, guantes, rastrillos, palas y bolsas plásticas para realizar la limpieza con la ayuda de los vecinos de la comunidad rural y del personal que trabaja en el vivero de tortugas. Allí nos explicaron que estos animales no se vieron afectados, porque colocaron una barrera de madera que contuvo la llegada del crudo.
En la playa podía observarse a una docena de mujeres recolectando en la arena trozos de crudo ya endurecidos por la acción del sol.
Una funcionaria de la petrolera explicó que se habían conformado cuadrillas, con la ayuda de los vecinos, ante la falta de personal para actuar en tantos lugares. También dijo que optaron por darle prioridad a las áreas de anidación de tortugas como Querepare y Sipara, donde también hay una alta producción pesquera. Así mismo reveló que en principio se creyó que la limpieza sería más rápida, pero ahora estimaba que tardarían varias semanas más porque la fragilidad del ecosistema impide el uso de maquinaria.
El alcalde de Arismendi, Carlos Oliveri, le explicó a Mongabay Latam que no era posible precisar la magnitud del daño ni su expansión, “ pero podemos decir que lo más afectado es Sipara (lugar de anidación de tortugas) y El Morro, pero las instituciones hemos limpiado con las comunidades”, declaró.
Oliveri contó que el crudo fue expulsado por las olas. “Quizás no ha ocurrido ningún daño ambiental, aunque teníamos preocupación por las sardinas pero en Bahía del Morro se pescó. El petróleo es como cualquier cuerpo extraño que el mar rechaza”, aseguró.
Sin embargo, Juan Carlos Sánchez, experto del Panel Intergubernamental de Cambio Climático que trabajó además en PDVSA, alertó sobre la posible contaminación de pescado. “Lo que se derramó no fue petróleo sino Bunker Tipo C (equivalente a fuel oil 6 o residual fuel oil en inglés), que contiene más hidrocarburos aromáticos policíclicos, que es una sustancia cancerígena”, dijo el experto venezolano a Mongabay Latam.
“Este es cuatro veces más contaminante que el petróleo, porque es un residuo que equivale al 20 % que entra a la columna de destilación en las refinerías y queda al fondo por tener los químicos más pesados y tóxicos, que son bioacumulativos, es decir, que se quedan dentro del pescado que esté en contacto con el mismo”, detalló Sánchez. Advirtió, finalmente, que en PDVSA existen los protocolos de estudio para certificar que el pescado se pueda consumir, y que el contacto directo sin guantes puede permear a través de los poros de quien haya colectado el crudo, acumulando así metales pesados en el cuerpo.
Sin embargo, Juan Carlos Sánchez, experto del Panel Intergubernamental de Cambio Climático que trabajó además en PDVSA, alertó sobre la posible contaminación de pescado. “Lo que se derramó no fue petróleo sino Bunker Tipo C (equivalente a fuel oil 6 o residual fuel oil en inglés), que contiene más hidrocarburos aromáticos policíclicos, que es una sustancia cancerígena”, dijo el experto venezolano a Mongabay Latam.
“Este es cuatro veces más contaminante que el petróleo, porque es un residuo que equivale al 20 % que entra a la columna de destilación en las refinerías y queda al fondo por tener los químicos más pesados y tóxicos, que son bioacumulativos, es decir, que se quedan dentro del pescado que esté en contacto con el mismo”, detalló Sánchez. Advirtió, finalmente, que en PDVSA existen los protocolos de estudio para certificar que el pescado se pueda consumir, y que el contacto directo sin guantes puede permear a través de los poros de quienes hayan colectado el crudo sin usar guantes.
Mal momento para el turismo
Los destinos turísticos han sufrido también las consecuencias del derrame. Vicente Rosas, colaborador de la institución ambiental Corpomedina, contó que en Playa Medina la población local tuvo que limpiar el crudo. “Limpiamos y lo guardamos para tapar grietas”, explicó Rosas. El crudo recogido por la población será reusado para otros fines. En la vecina playa Medinita, las embarcaciones también lucen manchadas de petróleo.
Mirelby Rojas, encargada de un campamento turístico ubicado en la Playa de Uva, a unos 100 kilómetros de Río Caribe, confirmó que el petróleo también afectó el área. “Vimos los helicópteros haciendo reconocimiento, pero no nos han dicho nada, es como si no pasó, pero no sabes si puedes comer pescado”, contó Rojas. “Los pescadores son quienes te dicen que no comas mejillones”.
Germán Suniaga, presidente de la Asociación de Servicios Turísticos de Paria, reveló que supieron de la llegada de petróleo a San Juan de las Galdonas el viernes 12 de mayo. Este destino está ubicado al este de Río Caribe, a 250 kilómetros (Río Medina). También es zona de anidación de tortugas.
“Nos preocupa mucho”, confesó, “porque ya tenemos una caída del 50 % de la actividad turística”. Germán Suniaga forma parte además de Tortugueros de Paria, una agrupación privada que financia y participa en los viveros de tortugas junto a CorpoMedina. “Las autoridades locales se enteraron apenas el lunes 15. Dudo que el plan de contingencia que PDVSA aseguró que inició el 28 de abril haya sido efectivo”.
¿Quiénes evaluarán los daños?
Es la pregunta que se hace el profesor Jhoant Salazar, miembro del Movimiento Ecológico de Venezuela. A Salazar le preocupa la situación de los arrecifes, los corales y manglares, así como la fauna marina expuesta. “No nos han convocado para actuar ni han llamado a expertos para estudiar los impactos ambientales”, sostuvo. Las declaraciones de Salazar coinciden con las denuncias de la población ante la falta de información del Instituto Nacional de Espacios Acuáticos (INEA) y del Ministerio de Ecosocialismo y Aguas (MINEA).
El geógrafo Jorge Padrón, presidente de la AC Ecológica y Social Chunikai, que además ha estudiado los efectos de los derrames petroleros en el oriente de Venezuela, advirtió que los daños “superan la presencia de materia oscura”, porque hay que considerar los componentes químicos que se van diluyendo: algunos se depositan en el fondo afectando a microorganismos bentónicos, mientras que la oscuridad del petróleo reduce la cantidad de luz solar para la fotosíntesis de la vegetación marina. “Terminas eliminando el alimento principal o contaminando toda la cadena alimenticia”. Aseguró que hacen falta expertos en peces y océanos para determinar los daños ecológicos a mediano y largo plazo.
Por eso 61 instituciones ambientales emitieron un comunicado el 15 de mayo, en el que le le exigen al gobierno venezolano, además de solicitar a Trinidad y Tobago una indemnización por los daños causados, que no los ignore y que los convoque. “(…)exigimos al Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela que no insista en ignorarnos y por el bien de este país, que nos alberga a todos, se nos convoque a la investigación, vigilancia y cooperación de manera organizada para solucionar este problema que podría traer graves consecuencias en la vida de miles de venezolanos”. A lo largo del texto llaman la atención sobre la importancia de atender a la fauna, observar los efectos en el ecosistema marino costero y prevenir a la población sobre el consumo de especies marinas.
Para la bióloga María José Petit-Rodríguez, coordinadora general del Grupo de Trabajo en Tortugas Marinas del Golfo de Venezuela, su mayor preocupación se centra en las tortugas hembras, luego de que estas desoven, pues algunas especies tratan de comer todo lo que encuentran en la superficie del agua. Los reportes en Paria indican que el crudo se ha aglutinado en forma de “tortas” compactas.
El ambientalista y observador de aves, Rafael Gianni, reveló que se había tenido el reporte de varios ejemplares de alcatraz (Pelecanus occidentales) que murieron en la costa este de la Isla de Coche, así como uno más en el albergue de cuidado de fauna silvestre de Asunción en la Isla de Margarita, ambas en el estado Nueva Esparta.
La bióloga Hedelvy Guada, presidenta de Centro de Investigación y Conservación de Tortugas Marinas (CICTMAR), se pregunta porqué PDVSA no ha mostrado las fotografías aéreas de las limpiezas después de tantos recorridos en helicópteros ni tampoco la han convocado como experta, como lo hicieron en ocasiones anteriores. “Los reportes de los cuidadores de nidos de tortugas dicen que PDVSA llegó apenas desde el miércoles 17, y lo que está pasando en el sur del Golfo de Paria es mucho peor que lo reportado en el norte, es espeluznante, limpian y la marea vuelve a ensuciar, allí podría durar semanas”, sostuvo. Mientras conversamos, le llega el reporte de una nueva tortuga muerta en Macuro, en el extremo oriente de Paria.
Según la funcionaria de PDVSA, el plan de contingencia que se inició el 11 de mayo, se trasladará luego a otras playas como Chaguaramas de Sotillo, donde ya la comunidad realizó una limpieza artesanal y sin protección, como contó José Luis Montaño, por tener una “menor afectación”, según sus palabras.
Un comunicado de PDVSA del jueves 18 de mayo, que recogía la versión de su presidente, Eulogio del Pino, aseguraba que el 80 % de las playas de la Península de Paria habían sido saneadas y que el trabajo en Cipara y Bahía Morro continuaba. Sin embargo, en el listado de las playas completamente libres de petróleo no se encontraba ninguna de las visitadas por Mongabay Latam. El texto reporta que hay un impacto mínimo en Los Roques y Nueva Esparta, y que especialistas con equipo adecuado atienden el norte de la Península de Paria.
Sobre las acciones a seguir para resarcir daños, Del Pino dijo que “PetroTrin, empresa nacional trinitaria, visitará todas las áreas impactadas. Los vamos a poner al tanto del plan de remuneración que tuvimos que emplear para solicitar el recurso de los costos incluidos como lo emanan los tratados internacionales en estos casos”.
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