- ¿Cuáles son las amenazas al ecosistema de la Ciénaga Grande?
- ¿Cómo ayuda en la conservación de la Ciénaga Grande el incluirla en la lista de humedales en estado grave?
Lo primero que llama la atención son los peces muertos. Estos fueron hallados a lo largo de grandes extensiones de la Ciénaga Grande de Santa Marta, ubicada al norte del Caribe colombiano. El humedal, que es la laguna costera más grande de Colombia, nació de la confluencia entre las aguas dulces del río Magdalena y el mar Caribe. Desde 2014 reportes del Estado colombiano y la sociedad civil, que incluyen imágenes fotográficas, han revelado un secreto a voces: los peces muertos son producto del deterioro del ecosistema por las construcciones viales que bloquean el ingreso de agua dulce, actividades productivas como la agricultura, la contaminación y la sobreexplotación pesquera que está consumiendo poco a poco el gran humedal.
Esta situación crítica propició que un grupo de expertos de la Convención sobre los Humedales de Importancia Internacional, más conocida como Convención Ramsar, visitara a fines de agosto de 2016 la Ciénaga Grande de Santa Marta, a pedido de la Asociación Interamericana para la Defensa del Ambiente (AIDA), la Universidad de Florida (EE.UU.), la Universidad del Norte (Colombia) y la Universidad de Magdalena (Colombia).
Han pasado 10 meses de la inspección y hoy las autoridades colombianas conocen los resultados. Los hallazgos son preocupantes. Tanto así que en una sección de este informe los expertos de los Misión Ramsar señalan: “Dados los fuertes cambios en las características ecológicas del sitio Ramsar CGSM (Ciénaga Grande de Santa Marta), se recomienda su inclusión en el Registro Montreux”, es decir, la lista que contiene los humedales con daños graves a nivel mundial. Además, en el documento se recomienda “la toma de medidas urgentes por parte del Gobierno de Colombia que permitan mantener y recuperar su carácter ecológico y alcanzar su uso racional de acuerdo a los objetivos de la Convención”.
Además de los impactos ambientales, el informe Ramsar señala que existen vacíos de información en el estudio completo de la Ciénaga Grande para solucionar la crisis ambiental. No se han estudiado los caudales de intercambio de agua y sales entre la CGSM y el mar, el caudal de agua sustraído por las tierras agrícolas vecinas, ni el balance de sales, nutrientes y oxígeno disueltos en los diferentes cuerpos de agua del gran humedal. Todos estos aspectos deben analizarse para la mejor conservación del ecosistema cenagoso a futuro.
Mongabay Latam conversó con Juan Pablo Sarmiento, docente investigador de la Universidad del Norte que ha seguido de cerca el estado de la Ciénaga Grande. El experto explicó que es importante reconocer que este gran humedal forma parte de un ecosistema mayor que es el Sistema Delta Estuarino del Río Magdalena, Ciénaga Grande de Santa Marta, declarado como zona Ramsar en mayo de 1998. Este sistema está conformado por 20 lagunas, entre las que destaca por su tamaño, por supuesto, la Ciénaga Grande, con 45 000 hectáreas de extensión.
Además de ello, la Ciénaga Grande de Santa Marta (CGSM) es un área protegida a nivel nacional e internacional, recuerda el especialista. “La CGSM cuenta con otras declaratorias que reafirman su trascendencia e importancia ecológica: Santuario de Fauna y Flora de la Ciénaga Grande de Santa Marta, en 1977; Zona de Reserva Exclusiva: Ciénaga Grande de Santa Marta y el complejo, en 1978; Declaratoria de la UNESCO como Reserva de la Biosfera: Ciénaga Grande de Santa Marta, en el 2000”, dijo a Mongabay Latam.
La CGSM se ganó las categorías señaladas porque también cumple un papel muy importante al recibir a más de 54 especies de aves migratorias que provienen de los Estados Unidos y Canadá, la mayoría de ellas en peligro de extinción, de acuerdo a Juan Pablo Sarmiento de la Universidad del Norte.
La Ciénaga Grande de Santa Marta no es un humedal aislado y sin población. El ecosistema es compartido por 12 municipios (Ciénaga, Pueblo Vejo, Sitionuevo, Remolino, Salamina, El Piñón, Pivijay, El Retén, Aracataca, Zona Bananera, Cerro de San Antonio y Concordia). Además de pueblos que se sostienen sobre pilares por encima de la laguna conocidos como pueblos palafitos. “En la zona de influencia del ecosistema residen aproximadamente 400 000 habitantes, de los cuales 5000 son pescadores”, explicó Sarmiento.
Sin embargo, la población que se abastece de recursos naturales como los peces y la madera de los mangles, ha cruzado el límite del aprovechamiento sostenible y ha marcado con la sobreexplotación de los mismos el inicio del estado crítico del ecosistema.
Las amenazas principales
Pese a contar con numerosas declaratorias que la protegen, no se ha podido evitar el impacto ambiental en la Ciénaga Grande de Santa Marta. Según Gladys Martínez del Programa de Biodiversidad Marina y Protección Costera de AIDA, los incendios forestales provocados, la deforestación de grandes extensiones de terreno para la agricultura y la ganadería, la tala y quema del mangle, y 27 kilómetros de diques construidos ilegalmente son los problemas críticos que necesitan ser atendidos y que afectan seriamente este ecosistema.
“El impacto de la destrucción es global ya que los manglares de la ciénaga capturan grandes cantidades de dióxido de carbono de la atmósfera, apoyando la lucha mundial contra el cambio climático. La Ciénaga Grande, al igual que otros humedales, captura hasta cinco veces más dióxido de carbono que un bosque tropical”, advirtió la especialista de AIDA a Mongabay Latam.
Existen dos obras viales, además, que han perjudicado enormemente la conservación de la Ciénaga Grande, de acuerdo a Juan Pablo Sarmiento de la Universidad del Norte: la carretera Barranquilla-Ciénaga y la ‘Vía de la Prosperidad’. La construcción de la primera bloqueó el intercambio de agua entre la Ciénaga Grande de Santa Marta y el mar Caribe, sostuvo Sarmiento, es decir, ya no ingresa el agua dulce necesaria para garantizar la estabilidad del ecosistema, pese a ello, existen planes para ampliarla, e incluso de reducir la extensión del área protegida.
En el caso de la ‘Vía de la Prosperidad’, ubicada en el margen derecho del río Magdalena y el complejo cenagoso de la CGSM, esta obra vial también bloquea el intercambio de aguas, pero entre el río Magdalena y la Ciénaga Grande.
Los especialistas que visitaron la CGSM el año pasado detallan en su informe que “El proyecto de ampliación de la carretera Barranquilla-Santa Marta, requiere un enfoque integral teniendo en cuenta el estado actual de afectación de las características del sitio Ramsar y analizar en detalle los efectos hidráulicos e hidrodinámicos del intercambio de agua y sales entre el CGSM y el mar, tanto superficial como subterráneo”.
Los efectos de ambas construcciones viales ya se pueden observar. Sarmiento explicó que debido al poco ingreso de agua dulce al área protegida se ha incrementado el grado de salinización, lo que produce resequedad en los suelos y la mortalidad del mangle. A esto se suma la contaminación del agua por la propia población que arroja los desperdicios a la laguna o a los montes cercanos; la sobreexplotación de la pesca; y la práctica de actividades industriales no compatibles con el ecosistema de la Ciénaga Grande como la cría de búfalos, y cultivos agroindustriales de palma y banano. “Estas últimas actividades necesitan desviar el agua de su curso natural con diques para alimentar a los cultivos o al ganado, esto perjudica a la Ciénaga Grande”, alertó el especialista de la Universidad del Norte.
Respecto a esto último, el informe Ramsar advierte que las obras de infraestructura hidráulicas que conducen los flujos desde el río Magdalena hasta la Ciénaga Grande deben ser reevaluadas de acuerdo al estado ecológico del humedal.
Una nueva oportunidad
La situación crítica de la Ciénaga Grande fue descrita por la Convención Ramsar a partir de su visita en el 2016 y por eso solicitan al Gobierno colombiano su ingreso al Registro Montreux de humedales con daños graves. “Nos parece clave que el Gobierno Colombiano cumpla con cada una de las obligaciones establecidas en la Convención de Ramsar. Queremos ver la Ciénaga dentro del Registro Montreaux pues esto permitirá que el Estado acceda a fondos e insumos técnicos para la conservación del ecosistema”, explicó Gladys Martínez de AIDA.
Para Juan Pablo Sarmiento, aparte de incluir a la CGSM dentro del Registro Montreux, se debe complementar su ingreso con otros estudios como la creación de un modelo hidrológico que represente las dinámicas actuales de la Ciénaga Grande para que, en época de lluvias, como de sequía, haya suficiente ingreso de agua dulce.
El informe Ramsar recomienda, en la misma línea que Sarmiento, que “se elabore una síntesis ejecutiva que integre todas las fuentes de información y datos más recientes al 2016, lo cual serviría como referencia oficial y principal a considerar en cualquier forma de manejo, sea este hidrológico, ecológico social u otro”.
Entre otras recomendaciones, Sarmiento señaló que es necesaria la deshabilitación de diques ilegales en el ecosistema cenagoso que desvían el agua de los ríos, además de garantizar y proteger el derecho fundamental al agua de las poblaciones de pescadores que dependen de la Ciénaga para su subsistencia. “Para esto también debería haber una presencia más fuerte el Estado. Deben implementar un eficiente sistema de recolección de desechos para que no se sigan echando al agua”, precisó.
Martínez de AIDA recordó que una situación parecida sucedió en otros países como Costa Rica con el caso del humedal Palo Verde. “El haber incluido al humedal (de Palo Verde) dentro del Registro significó salvarlo de una muerte segura”, afirmó.
Eso es lo que se busca con la Ciénaga Grande, salvarla de una muerte segura.
Foto de portada: Mitchell Gilbert.
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