Mongabay Latam se contactó con el fiscal ambiental de Puerto Maldonado Américo Bautista para consultarle sobre las denuncias de Pacheco y de los demás concesionarios en esta parte de la carretera Interoceánica, pero después de algunas llamadas de coordinación no se pudo concretar una entrevista pese a los intentos por hacerlo.
En Osinfor, Riquelme dice que con casi todos los gobiernos regionales se tienen convenios para fluir información y compartirla. En el caso de Madre de Dios, cuenta Riquelme, el gobernador Luis Otsuka les respondió que no firma convenios con pliegos, sino con ministros.
“El estado de derecho está al revés, no ayuda al ciudadano. Cuando los ilegales denuncian a los concesionarios, las autoridades corren inmediatamente a constatar el supuesto delito. Cuando los concesionarios denuncian, el papel se lo termina llevando el viento. Sentimos frustración por las cosas que están pasando pero no tenemos a donde más ir. La lucha continúa firme”, sentencia Víctor Zambrano, que tiene la primera Área de Conservación Privada (ACP) de Madre de Dios y la bautizó con el nombre de su hija K’erenda. En este predio ha plantado más de 20 000 árboles, convirtiendo lo que era un pastizal en un bosque sano.
Las afirmaciones de Zambrano y la situación que vive esta región de Perú llaman la atención de las autoridades en el Gobierno Regional de Madre de Dios. “Hay una inoperancia de las autoridades, pero no solo aquí, sino desde el nivel central. Todos señalan, ¿pero qué están haciendo? Está bien, tal vez la autoridad regional de turno tiene otras prioridades, pero hay una política forestal nacional que no se cumple”, indica Salazar cuando se le pregunta si considera que Luis Otsuka tiene una visión minera que influye en la actitud del gobierno regional frente a estos problemas.
“La gente en ese sector donde está Pacheco está bastante vulnerable. Están cerca de La Pampa y están cercanos a la zona permitida para minería. El problema más grande es que vienen siendo sistemáticamente invadidos por una mafia de traficantes de terrenos que se constituyen en seudoasociaciones de agricultores, se registran, les dan la personalidad jurídica y van a estos sitios, sorprendiendo a la gente. Se meten, parcelan todo, hacen chacras, principalmente de plátano —porque crece rápido—, toman posesión y la solicitan a las direcciones agrarias. Sobre un derecho dado, han estado otorgando más derechos. El daño ya está hecho. Y cuando se meten ya no los saca nadie. Las respuestas y reacciones de las autoridades son muy pobres. Tienen que escuchar a estos concesionarios que ya no saben qué hacer. Algunos ya se cansaron de luchar, y han abandonado sus concesiones o han empezado a tranzar con las mafias, porque no les queda otra”, dice Eddy Peña. Una realidad que, según Pacheco, Peña y Zambrano, está afectando a 43 concesionarios solo en los alrededores de la carretera Interoceánica entre los kilómetros 65 y 80.
“Para evitar estas superposiciones que son consecuencia del desorden que existe, vamos a lanzar 14 unidades de aprovechamiento forestal maderable para darle mayor seguridad a los concesionarios. Estamos conversando con Osinfor para que sus supervisiones sean más rápidas. Tenemos actualmente muchas limitaciones”, afirma Salazar, de la Dirección Regional Forestal y de Fauna Silvestre del Gobierno Regional de Madre de Dios.
La Pampa es el nombre de un centro minero a 30 kilómetros de la concesión de Demetrio. La cuna de la ilegalidad y el caos. Está ubicada a un lado de la misma carretera Interoceánica, y se puede ver, sin mucho esfuerzo, el desastre social y ambiental. Un lugar donde pocos pueden entrar y donde las mafias hacen lo que quieren. Hay basura por todos lados, prostitución, barriles de combustible y vistas espeluznantes de un desierto que, hasta hace poco tiempo fue un bosque.
Diario de carretera
Postrado dentro de mi mosquitero, vi cómo el sol iba alumbrando este pedazo de bosque que me asustó toda la noche. Luego del desayuno, salimos a dar una vuelta para ver, con pena, árboles de castañas rostizados, chacras de plátano que se pudren y también el extenso bosque que todavía no ha sido invadido y en donde te puedes encontrar con árboles del tamaño de edificios de ocho o nueve pisos. En su interior, nos cruzamos con huellas de animales silvestres. Cuesta creer que estando a tan solo una hora de camino de Puerto Maldonado todavía se puedan ver sajinos, huanganas y hasta otorongos. Por este lugar, ubicado entre los ríos Inambari y Malinowski, cruza la carretera Interoceánica, construida, entre otras razones, para beneficiar el intercambio comercial entre Perú y Brasil.
La Organización Internacional para las Migraciones (OIM), en su estudio Migraciones Internas en el Perú (2015), menciona que una “atención especial merece el crecimiento poblacional de la provincia de Tambopata, en Madre de Dios, con su capital la ciudad de Puerto Maldonado, la llave de entrada en zonas de extracción minera, tras el oro aluvial que arrastran los ríos, cientos de pobladores han tugurizado la zona, con problemas sociales, y daño al medio ambiente”.