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Perú: ¿Pueden reforestarse los suelos degradados por la minería ilegal?

  • Entre 70 000 y 80 000 hectáreas de bosques en Madre de Dios han sido impactadas por la minería ilegal e informal.
  • En el vivero se estudiará qué árboles podrían crecer nuevamente en dichas zonas. Los científicos advierten que no se podrán recuperar todas las funciones del bosque, pero sí algunas de ellas.

Cuando el agricultor José Flores obtuvo legalmente ocho hectáreas de terreno en la selva de Mazuko, centro poblado del distrito de Inambari en Madre de Dios, se dio cuenta que en dos de ellas no había árboles majestuosos y frondosos típicos de la zona. Esa cicatriz fue causada por mineros ilegales, quienes permanecían en el lugar explotando el suelo para extraer oro. Como los mineros insistían en quedarse, solo cuando José los demandó judicialmente, abandonaron el terreno dejando pozas de agua contaminada entre la maleza.

Inambari es el distrito más afectado por la minería ilegal en Madre de Dios, según el Ministerio del Ambiente (Minam). Esta actividad sigue incrementándose y los esfuerzos del Estado peruano para erradicarla no son suficientes. Aún con operativos y desalojos, los mineros ilegales se las ingenian para ocultarse entre el bosque de la Amazonía peruana.

Imagen panorámica de la degradación ambiental producida por la minería ilegal. Foto: Mininter.

Humberto Cordero, representante del Minam en Madre de Dios, señaló a Mongabay Latam que las zonas de amortiguamiento de la Reserva Nacional Tambopata, del Parque Nacional Bahuaja Sonene y de la Reserva comunal Amarakaeri también son invadidas por mineros ilegales, a pesar de que son áreas protegidas por el Estado peruano. “(Los mineros) aprovechan la ausencia de los patrullajes en algunos momentos e ingresan nuevamente, pero ya no hay presencia sostenida de ilegales dentro de la Reserva Tambopata”, afirmó el funcionario.

Estas invasiones ilegales han dejado hasta setiembre del año pasado 759 hectáreas deforestadas al interior de la Reserva Nacional Tambopata, específicamente en los sectores Azul y Otorongo, según el Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (Sernanp) de Madre de Dios. Esta sede descentralizada precisó que la generación de residuos de minería acabó con dos cochas (lagunas naturales de agua) y además las especies como el jaguar, los maquisapa, los lobos de ríos, otorongos, águilas arpías y guacamayos están en peligro debido a la alteración de sus ecosistemas.

En medio de la inmensa riqueza biológica de los bosques, la búsqueda de oro es la principal actividad económica que se realiza en Madre de Dios. Sin embargo es desarrollada de manera ilegal porque los mineros ingresan a las reservas y áreas naturales protegidas (ANP) para talar los árboles más cercanos a los ríos y extraer el preciado metal. Según el Centro de Innovación Científica Amazónica (CINCIA) y el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), entre 70 y 80 000 hectáreas de bosque de toda la región sufren las consecuencias de la minería informal e ilegal.

Degradación y deforestación en contraste con el resto del bosque en la zona de amortiguamiento de la Reserva Nacional de Tambopata. Foto: Mininter.

Y es que para encontrar tan solo un gramo de oro, los mineros talan decenas de árboles y lavan el suelo fértil de los bosques. Cuando terminan de explotar la tierra, la abandonan sin ejecutar un plan de remediación. Una fuente del Sernanp en Madre de Dios aseguró a Mongabay Latam que hasta el momento no se ha implementado ningún proyecto de reforestación porque no hay estudios que indiquen cómo se puede recuperar ese suelo degradado y qué especies podrían volver a crecer en el bosque.

José Flores, el agricultor de castañas y cacao, se pregunta si podrá recuperar el bosque, si sus tierras servirán para hacer agricultura o ya están perdidas por completo. Esta incertidumbre la comparte gran parte de la población de Madre de Dios.

Empezando a reforestar

Un grupo de científicos se ha aliado para estudiar el daño ecológico causado por la minería ilegal en Madre de Dios y buscar nuevos caminos para recuperar las áreas impactadas. Los expertos han comenzado por implementar, con el respaldo de la Municipalidad Distrital de Inambari, un vivero forestal de riego tecnificado para estudiar qué plantas nativas pueden ser utilizadas en la reforestación de las zonas devastadas por la extracción ilegal de oro.

Patricia León-Melgar, Féliz Hallasi y Luis Fernández recorren el vivero donde se producirán hasta 80 000 árboles. Foto: Rita García.

Se trata de una alianza público-privada impulsada por la Municipalidad Distrital de Inambari, para desarrollar el proyecto “Restauración de Paisajes deforestados y degradados por extracción minera aurífera en Madre de Dios”, y en la que participan la World Wildlife Fund (WWF), la Wake Forest University, el Centro de Innovación Científica Amazónica (CINCIA) y la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID, por sus siglas en inglés)

Luis Fernández, director de CINCIA, institución científica que coordinará la investigación con los expertos de la Wake Forest University, sostuvo que es la primera vez que se estudiarán las consecuencias de la minería ilegal en Madre de Dios. Nosotros hacemos el trabajo de dar la primera respuesta, explicar cómo es el problema. No sabemos cuáles son los efectos, cómo están afectados los suelos, los ríos, las plantas, las bacterias, los hongos, no sabemos casi nada sobre esta zona, solo que está siendo destruida y no es bosque. Entonces necesitamos información científica para tomar decisiones”, explicó.

El vivero de riego tecnificado le permitirá a los científicos establecer cuáles son las especies de plantas que deben ser introducidas en cada terreno. Foto: Municipalidad Distrital de Inambari.

Pero el problema es más complejo de lo que parece. No se trata de solo introducir las plantas idóneas en los terrenos degradados, es importante trabajar en la recuperación de estos. Por eso los científicos están desarrollando un abono especial, el ‘biocarbón’, que utilizarán durante el proceso de siembra de las plantas destinadas a la reforestación. Fernández precisó que luego de la explotación minera la tierra queda totalmente inservible, de modo que es necesario introducir nutrientes para que los árboles puedan crecer nuevamente.

“Todo el carbono, la vida del suelo , ya se ha lavado por el proceso de minería. Se pierde todo lo que le da vida a un suelo, ¿cómo aceleramos esa recuperación? con el uso de biocarbón. Esta sustancia es como un súper abono para inyectar carbono a zonas que no tienen. Este abono no se descompone, dura hasta miles de años y es como un imán de nutrientes, agua y microorganismos”, precisó el científico.

El biocarbón, preparado con cáscaras de castaña y aserrín, es utilizado para asegurar el crecimiento de las plantulas y luego será usado al introducirlas en los suelos degradados por la minería. Foto: Municipalidad Distrital de Inambari.

Para que el proyecto pueda ser ejecutado por los propios mineros y agricultores, el biocarbón se está elaborando con residuos que produce la región. Francisco Román, director científico de CINCIA y encargado del vivero, explicó que “el biocarbón enmienda el suelo y se produce con aserrín y cáscara de castaña, abundantes en la región”.

Con el abono listo, el vivero ha iniciado su segunda campaña con 20 000 plantas. Se han sembrado 20 especies que componen una muestra representativa de toda la biodiversidad de Madre de Dios, entre ellos árboles madereros, medicinales y frutales.

Shaina, pino, pashaco, bolaina blanca y negra, eucalipto, peine de mono, moringa, cetico, achiote, camu camu, pan de árbol, copoazú, huito, sangre de grado, cacao, palo Brasil y guayaba son las especies que están creciendo en esta segunda campaña del vivero de riego tecnificado.  

El pashaco es un árbol de uso bastante comercial en Inambari, los agricultores forestales venden su madera para finos acabados. Foto: Rita García.
Árboles madereros como el pino se están cultivando en el vivero de riego tecnificado en Inambari. Foto: Rita García.

Francisco Román indicó que el equipo de científicos vigilará el crecimiento de cada árbol y cómo se desarrollan con el uso del biocarbón en el suelo degradado. De este modo se conocerá qué especies de árboles se adaptan y cuáles no. Las que tengan éxito serán plantadas en 40 hectáreas distribuidas en cuatro distritos de Madre de Dios y uno de Cusco, que son los siguientes: Inambari, donde está el centro poblado Mazuko, La Pampa y la zona de amortiguamiento de la Reserva Nacional Tambopata; Laberinto; Las Piedras; Manu; y Camanti, distrito que pertenece a Cusco.  

“Son árboles de 20 metros de altura, hay especies de diferente grupo ecológico, de rápido crecimiento pues en cinco o seis años pueden llegar a tener 15 metros de altura, pero también hay especies de bosque primario que crecen más lento, son maderas duras que viven más tiempo”, detalló Román.

La tarea de reforestación no es fácil en Madre de Dios. Muchas organizaciones con buenas intenciones ya habían intentado sembrar frutales y otros árboles en las zonas degradadas, sin embargo no tuvieron éxito porque implementaron sus proyectos sin estudios y sin tener conocimiento sobre qué puede volver a crecer en un suelo sobreexplotado por minería.

Es por ello, que Luis Fernández resalta la importancia de tener una base científica para hacer verdadera reforestación. “Nosotros no estamos haciendo reforestación en sí. No estamos plantando hasta tener una base científica justificada, porque si no se harán las cosas mal”, expresó.

Distintas especies de árboles madereros se están cultivando en el vivero de riego tecnificado en Inambari. Foto: Rita García.

El proyecto comenzó con parcelas de ocho hectáreas experimentales ubicadas en zonas de minería. Francisco Román explicó que este espacio “en superficie no es mucho, pero en investigación sí, hemos plantado 40 especies distintas. Ahora (en la segunda y actual campaña del vivero) 20 000 plantas nos permitirán recuperar 20 hectáreas más, el tercer año se sembrarán 12 hectáreas más, al terminar serán un total de 40 hectáreas experimentales de investigación donde estamos estudiando cada una de las especies con distintos tratamientos con las que se podría pensar en una reforestación exitosa”.

Así es como el vivero de riego de tecnificado tendrá cuatro campañas de cultivo, en cada una se sembrarán hasta 20 000 árboles nativos de la región, de modo que se podrán tener hasta 80 000 plantas para empezar a reforestar los espacios destruidos por la minería ilegal.

Luego de conocer el proyecto de estas organizaciones internacionales, el agricultor José Flores decidió prestar esas dos hectáreas sin árboles para que los investigadores intenten salvarlas. “Por desconocimiento se hace mucho daño a la naturaleza”, dice. Por ahora, en esas zonas degradadas, tesistas y científicos han plantado con biocarbón diversos árboles madereros y están monitoreando su crecimiento. José es testigo de ello y guarda la esperanza de que esas tierras puedan servirle nuevamente para la agricultura.    

Poblador muestra una de las plantas introducidas en la parcela de José Flores. Foto: Rita García.

¿Pero realmente se puede recuperar un bosque destruido por minería? Los expertos han sido francos al respecto. No es posible restaurar toda la biodiversidad, pero sí parte de su ecosistema. La tarea tomará decenas de años.

“Se puede llegar a recuperar ciertas funciones del ecosistema, restaurar toda su integridad tomará muchos años, pero sí se puede recuperar algunas funciones, recuperar la biomasa, el suelo poco a poco se puede ir fertilizando con la hojarasca que crecerá, entonces ciertas funciones sí, no toda la integridad ecológica”, dijo Francisco Román.

La condena de la minería

¿Madre de Dios está condenado a perder sus bosques a costa de la minería? Para Patricia León-Melgar, directora de WWF en Perú, la población de Madre de Dios debe saber cómo se está matando a los bosques y al mismo tiempo informarse sobre el proyecto de reforestación, para que sepan que sí existe solución ante el avance de la minería ilegal.

Patricia León-Melgar muestra las pequeñas plántulas que crecen en el vivero. Foto: Municipalidad Distrital de Inambari.

“Con tecnología, la minería no causaría tanto daño a los bosques de la selva peruana”, dijo la directora. Sin embargo, los mineros siguen reacios a formalizarse. Miles de ellos, a pesar de no hacer actividad en áreas protegidas, continúan como informales porque se han estancado en el proceso que, entre sus principales requisitos, exige utilizar tecnologías como mesas vibratorias para no utilizar el mercurio, la sustancia con la que se extrae oro y la culpable de la contaminación de los ríos y suelos de Madre de Dios.

Y es que al inicio del proceso de formalización, miles de mineros hicieron su solicitud para extraer oro legalmente. Sin embargo, no terminaron el proceso debido a que se exigía el uso de tecnología muy costosa y pagar derechos laborales, afirmó Humberto Cordero, funcionario del Minam.

Los efectos de la minería ilegal e informal en el bosque. Foto: Rita García.

Así también lo describe Edith Condori, representante de WWF en Madre de Dios, quien siguió de cerca este proceso e indica que “en ocho años, hay más de 50 000 mineros a nivel nacional inscritos y no hay uno solo que se haya formalizado en Madre de Dios, por eso ellos no presentan planes de gestión (para manejar adecuadamente el bosque) que puedan ser supervisados por el Gobierno y entonces no se hace fiscalización”.  

El alcalde de Inambari, Félix Hallasi, es consciente de la gravedad del asunto, pero se justifica argumentando que es el Gobierno central quien ha descuidado la situación en Madre de Dios. “Es una actividad que el Gobierno no puede revertir. Ha ido aumentando. Nosotros somos municipio local, manejamos un presupuesto de 1 200 000 soles para inversión al año, hacemos muy poco, el más indicado en trabajar aquí es el gobierno central, ellos se están haciendo de la vista gorda”, expresó el alcalde.

Los mineros ilegales e informales hacen actividad sin ejecutar un plan para reforestar luego. Siguen utilizando métodos antiguos para conseguir oro. Patricia León-Melgar comentó que ellos no se formalizan porque el Estado aún no ha logrado controlar a los mineros ilegales, los que siguen ingresando a las áreas protegidas.

Y es que para los informales, aquellos que hacen uso de hectáreas de bosque que no son áreas protegidas, el Estado les está exigiendo una fuerte inversión en pagar derechos laborales y tecnología para no contaminar el ambiente, mientras dejan que los ilegales sigan ingresando donde no está permitido sin cumplir ningún requisito.

“Ellos dicen (los mineros informales) que si los otros (los ilegales) siguen haciendo lo suyo sin una intervención real del Estado, porqué van formalizarse, si la situación continúa sin control”, comentó Patricia León-Melgar.

Mientras tanto, el grupo de científicos sigue buscando una solución con proyectos como el  vivero forestal tecnificado de Madre de Dios. Este proyecto tiene una duración inicial de tres años. Sin embargo, gracias a que la Municipalidad de Inambari ganó un Proyecto de Inversión Pública (PIP), el vivero tiene un presupuesto adicional de 1 200 000 soles para expandir las tareas de reforestación en cuanto se tengan los resultados de este experimento científico.

Pequeñas plantas de cacao crecen en el vivero para luego ser trasladadas a los suelos impactos por la minería ilegal. Foto: Rita García.

Los bosques de Madre de Dios albergan una de las biodiversidades más ricas del planeta, los científicos lo repiten siempre en sus discursos para recordar a los pobladores y autoridades que ahora es el momento de acabar con los enemigos de la naturaleza e intentar rescatarla.

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