- El área protegida se dividirá en tres categorías: una parte será intangible, otra se destinará al desarrollo de proyectos sostenibles y el resto entrará en una fase de recuperación.
- La reserva municipal actúa como un corredor biológico que protegerá a una gran variedad de especies de animales y plantas.
En los bosques del cantón El Chaco, situados en la cordillera oriental de los Andes ecuatorianos, a tres horas de Quito, las nubes se esconden entre las copas de los árboles. Las gotas de rocío caen para formar afluentes, ríos y cascadas que aseguran la conservación de más de 710 especies de aves y 361 de plantas. En la parte alta de la cuenca del río Coca, el bosque nublado y la llanura amazónica son el hogar del oso de anteojos, del venado de cola blanca, el tapir, así como de 10 especies de primates, 51 de roedores y 83 especies de murciélagos.
El agua que provee este ecosistema es vital también para las más de 9000 personas que viven en El Chaco. Y esto lo sabe muy bien la autoridad local, por eso el 25 de julio se estableció la Reserva Municipal de El Chaco, la que conservará más de 67 000 hectáreas, alrededor del 20 % del territorio cantonal. “Con la aprobación de la Ordenanza de Área de Protección de Desarrollo Sostenible Municipal, todas las fuentes de agua entrarían en procesos de conservación para cuidar justamente la calidad y cantidad de agua que brindamos a los consumidores”, dijo a Mongabay Latam Manuel Tipanluisa, concejal del Gobierno Autónomo Descentralizado del cantón de El Chaco.
Dentro del área de conservación municipal existen 268 hectáreas de interés hídrico. El agua para consumo humano se capta de tres afluentes principales: el Río Rumipamba, la quebrada Ruales y la vertiente Senovia. “Al momento estamos captando 58 l/s. Lo que más nos sobra es agua pero no es agua de calidad”, sostuvo Tipanluisa. Uno de los ejemplos que acotó el concejal sobre el problema de la calidad de agua es el que presenta la parroquia Linares dentro del cantón. Tipanluisa explicó que un análisis reciente dio como resultado una alta presencia de coliformes. Esto se debe a que el área de captación de agua está rodeada de potreros y pastizales. Una de las soluciones sería proveer a los ganaderos de alambres de púas, postes y bebederos, para de esta manera proteger el área de captación y evitar que las vacas se aproximen a la zona.
“El agua que proviene de bosques y de los páramos necesitan ser valorados. Hay que evaluar el consumo de agua en cada municipio y retribuir a la conservación de esa agua en sus fuentes naturales. Por ello es eminentemente necesario establecer esas fuentes hidrográficas como áreas protegidas municipales”, explicó David Zapata, coordinador técnico de la Mancomunidad Turística de la Ruta del Agua, un proyecto turístico de conservación que incluye a siete municipios —incluido El Chaco— desde los 3550 msnm en los páramos del Antisana hasta los 200 msnm en el hábitat del delfín rosado, la Amazonía.
¿Cómo asegurar la conservación?
Además de establecer áreas protegidas en las cuencas de los ríos, la reserva se dividirá en diferentes categorías de conservación. Según Ángel Jaramillo, coordinador de Naturaleza y Cultura Internacional (NCI) para el proyecto Mancomunidad Ruta del Agua, la clasificación de Área de Protección de Desarrollo Sostenible Municipal permite zonificar distintos espacios dentro de una reserva. Unas zonas estarán destinadas al desarrollo de actividades como el turismo, la ganadería sostenible o la investigación científica. Mientras que otras áreas se convertirán en bosques intangibles ya sea por su importancia hídrica o ambiental como turística. Y las zonas que han sido previamente deforestadas entrarán en una fase de recuperación y restauración.
Un punto importante que se menciona en la ordenanza que crea la Reserva Municipal de El Chaco, es el tema del financiamiento. Se habla de la tasa ambiental, una forma de recaudación de dinero que permitirá generar recursos económicos para destinarlos a la protección, conservación y/o recuperación de los recursos naturales. La tasa ambiental es un impuesto que el municipio suma en cada uno de los recibos de agua de los usuarios y el porcentaje depende de la cantidad de agua utilizada.
También se habla de la creación de convenios y modelos de gestión para asegurar la conservación a largo plazo de la cobertura forestal y de las fuentes de agua. Además de entregar incentivos a las personas que vivan dentro de las zonas de la reserva ambiental, para que puedan mejorar o recuperar los suelos degradados.
Nuevos corredores ecológicos
La Reserva Municipal de El Chaco se divide en dos áreas: en la primera predomina el bosque nublado (a unos 2500 metros sobre el nivel del mar) y en la segunda un bosque de llanura amazónica (a 1500 msnm).
Los dos bloques conectan al Parque Nacional Cayambe Coca con la Reserva Nacional Sumaco. Actúan como corredores ecológicos que permiten el paso de los animales de una reserva a otra. “Al conservar el agua y el bosque estamos promoviendo la conectividad y el flujo genético entre especies de diferentes áreas protegidas”, aseveró Zapata.
Los animales que se encuentran en las reservas y parque nacionales están aislados en pequeños parches de bosque rodeados por infraestructuras, que muchas veces llegan a cruzar el límite de las áreas protegidas. “Uno de los principales problemas que tenemos aquí en El Chaco es que gran parte del parque nacional está invadido con fincas, y estas fincas han cambiado el uso de suelo a pastos para el ganado. Se habla de más de 30 000 hectáreas que estarían intervenidas en el Parque Nacional Cayambe Coca”, contó Jaramillo basándose en imágenes satelitales.
El aislamiento de individuos de la misma especie conlleva a la endogamia, es decir, a la reproducción entre individuos de ascendencia común, lo que termina por debilitar genéticamente a las especies y llevarlas muchas veces al límite de la extinción. La posibilidad de contraer enfermedades o la aparición de genes defectuosos aumenta. Con los corredores biológicos, como la Reserva Municipal de El Chaco, se facilita la movilización de las especies entre reservas y la reproducción entre individuos de linajes diferentes.
Más allá de las fincas y pastizales, en lo más profundo de la reserva municipal, todavía existen áreas recónditas donde el ser humano aún no ha llegado, explicó Zapata. “En investigación es impresionante lo que se podría descubrir y lo que se podría valorar como recurso natural”, añadió. En el cantón de El Chaco existen tres tipos de ecosistemas y esos pisos climáticos dan origen a una gran cantidad de biodiversidad.
La parte alta del río Coca es hogar del 44 % de especies de aves de Ecuador, según la Fundación Ecociencia. Además, 361 especies de plantas son el refugio de 200 especies de mamíferos, de los cuales 37 presentan alguna categoría de amenaza y figuran en la lista roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
La ruta del agua
Hace aproximadamente un año, el 25 de agosto de 2016, los representantes políticos de siete municipios acordaron formar una mancomunidad turística de la ruta del agua. Desde las nieves perpetuas del volcán Antisana hasta las lagunas del Cuyabeno en la Amazonía, la ruta se caracteriza por su gran biodiversidad y por paisajes que dejan sin aliento. Entre estos se encuentra el río Quijos, la majestuosa cascada de San Rafael de 150 m de altura, la cascada Mágica o las Pizarras del río Aguarico.
Zapata cuenta que en las décadas pasadas los cantones de la Amazonía norte del Ecuador (Quijos, El Chaco, Cascales, Lago Agrio, el Cuyabeno, Putumayo) aportaban significativamente al desarrollo nacional con varios proyectos, entre ellos la explotación de combustibles fósiles, hidroeléctricas o líneas de transmisión. “Si bien estos proyectos han sido muy importantes a escala nacional, a nivel local han limitado el desarrollo”, agregó.
Según un reporte del Instituto Nacional de Estadística y Censos del Ecuador publicado en el 2016, que centra su estudio entre el 2006 y el 2014, la pobreza en la Amazonía ecuatoriana es casi dos veces mayor que la de la Sierra y la Costa. “Cuando nosotros hacemos un análisis de esto nos damos cuenta de que es eminentemente necesario implementar en estos cantones de la Amazonía norte un modelo de desarrollo sostenible, donde la gente utilice los recursos que tienen a la mano”, dijo Zapata. El objetivo principal de la mancomunidad es desarrollar el turismo sostenible y promover en la población la conservación de los recursos.
“En aprovechamiento de los recursos se ha hecho muy poco. Tenemos atractivos impresionantes, sin embargo no han trascendido mucho por falta de inversión en temas de servicios básicos, de promoción, capacidad local, apropiación de la población”, explicó Zapata.
Dentro de los municipios que conforman la mancomunidad se están delimitando reservas municipales con el apoyo de NCI y de Andes Amazon Fund (AAF). Quijos fue el primer Gobierno Autónomo Descentralizado y El Chaco el segundo en establecer un área de conservación.
Se llama ruta del agua porque es una zona que posee grandes cantidades de fuentes hídricas. En la mancomunidad existen cuatro subcuencas grandes que aportan agua a la gran cuenca del río Amazonas: la del río Coca, la del río Aguarico, el río San Miguel y el Putumayo.
La protección de las fuentes hídricas y, por lo tanto, la de los bosques y su biodiversidad, es la motivación principal que reunió a los siete municipios para buscar un camino alternativo hacia el desarrollo. Y fue por esta misma razón que El Chaco destinó más de 60 000 hectáreas a la conservación y al desarrollo de actividades sostenibles.