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Indígenas mundurukúes de Brasil ocupan emplazamiento de represa y detienen la construcción

  • Los mundurukúes dicen que sus lugares sagrados fueron destruidos para dar lugar a la construcción de otros proyectos hidroeléctricos. Los expertos sostienen que las represas también están bloqueando las rutas de migración de los peces.
  • Los mundurukúes exigen que una serie de demandas concretas sea cumplida antes de que ellos terminen con la ocupación.
  • El director de São Manoel Energia, el consorcio que está construyendo la represa, dijo que la construcción se iba a detener durante la ocupación.
  • Un fiscal y el director interino de la agencia brasileña FUNAI visitarán esta semana el lugar de ocupación.

Los mundurukúes suelen decir: “Nuestro idioma es uno, nuestro río es uno y los mundurukúes somos uno”. Fue precisamente este sentimiento de pertenencia lo que llevó a algunos indígenas a viajar río arriba durante días y unirse a otros en las primeras horas del 16 de julio para ocupar el lugar donde se está construyendo la represa hidroeléctrica São Manoel, sobre el río Teles Pires, al este del Amazonas. En total, unos doscientos indígenas, de alrededor de ciento treinta y ocho poblados distribuidos en la cuenca de los ríos Tapajós y Teles Pires, participaron de la ocupación.

El consorcio constructor, São Manoel Energia, acudió de manera inmediata a los tribunales para desalojar a los indígenas, pero, a pedido del fiscal del Ministerio Público local, se postergó la decisión judicial para ver si se puede alcanzar una solución pacífica. Esta semana, un fiscal realizará una visita junto con Franklimberg Ribeiro de Freitas, presidente interino de la agencia Funai. Antonio Brasiliano, director de São Manoel Energia, dijo que la construcción sería detenida durante el tiempo que durara la ocupación.

La decisión de tomar el lugar se llevó a cabo de manera tranquila en mayo, durante una reunión de mujeres mundurukúes. Luego de haber comenzado la ocupación, los mundurukúes distribuyeron un documento en el que decían: “Karabixexe [los rápidos Sete Quedas, dinamitados durante la construcción de las represas de Teles Pires y São Manoel] y Deku ka’a, nuestros sitios sagrados, fueron profanados y destruidos. De acuerdo con nuestros chamanes, nuestros ancestros están llorando. Nuestros ríos Tele Pires y Tapajós están muriendo. Nuestros derechos, garantizados por la Constitución Federal y conseguidos después del derramamiento de sangre de muchos indígenas, están siendo violados”.

Lugar de construcción del proyecto hidroeléctrico São Manoel. Foto: Mauricio Torres.

Los mundurukúes exigen que una serie de demandas concretas sea cumplida antes de que ellos terminen con la ocupación. Una de ellas se refiere a que las “urnas robadas” —urnas sagradas que fueron retiradas durante la construcción de la represa São Manoel— sean llevadas a “un lugar al que ninguna pariwat (persona blanca) tenga acceso” y que los chamanes vayan con ellas durante el traslado. El hecho de que los indios consigan que las urnas regresen sentaría un precedente legal porque, según la ley brasileña, las urnas son reliquias arqueológicas que pertenecen al Estado nacional y deberían ir a un museo apropiado.

Otra demanda es que las compañías hidroeléctricas creen un fondo mundurukú para cuatro proyectos específicos. Uno es para la creación de una universidad india y otro para aumentar la protección de los lugares sagrados que quedan.

São Manoel Energia se mostró renuente a responder las preguntas específicas de Mongabay con respecto a las exigencias de los indígenas, pero envió un comunicado de prensa en el que declaró que está “totalmente comprometida a encontrar una solución que garantice la seguridad de las comunidades locales, de los colaboradores y del proyecto”. Afirmó que había cumplido con rigurosidad todas las condiciones establecidas por las autoridades para la construcción de la represa y que estaba respetando la legislación actual. Esto, sin embargo, es cuestionado por los detractores del proyecto y el Ministerio Público Federal.

Mientras que São Manoel Energia lleva a cabo el trabajo de construcción, la planta pertenece a un consorcio formado por Energias do Brasil (de propiedad portuguesa), la estatal brasileña Furnas y la China Three Gorges Corporation, una de las primeras movidas de China en cuanto a megaproyectos amazónicos.

Los mundurukúes y otros pueblos indígenas han sufrido graves daños debidos a la construcción de dos grandes represas —la ya terminada Teles Pires, de 1800 MW de capacidad, y la parcialmente terminada São Manoel, de 746 MW—.  Mongabay visitó la aldea Teles Pires el año pasado. Los representantes mundurukúes dijeron en repetidas ocasiones que la construcción de la represa São Manoel estaba dejando el río más sucio y turbio y que había disminuido la población de peces.

El mapa muestra los reservorios creados por las represas sobre el río Teles Pires y la invasión de estas en tierras indígenas (hacer clic sobre la imagen para agrandarla). Mapa: Mauricio Torres.

Es demasiado pronto para calcular el impacto a largo plazo de la represa São Manoel, pero Solange Arrolho, profesora universitaria de la Universidad Estatal de Mato Grosso y experta en peces, le dijo a Mongabay que la represa Teles Pires río abajo, que comenzó a funcionar en noviembre de 2015, había afectado la migración de los peces.

“Antes de que se construyera la represa, algunos peces, sobre todo los grandes, migraban a lo largo de los tramos superiores del Teles Pires, algo que ahora no pueden hacer, ya que la represa no tiene un canal lateral que les permita pasar la planta”, comentó Arrolho. Sin embargo, hasta el momento, los peces más grandes han sobrevivido. “Han encontrado otros lugares aguas abajo donde reproducirse, pero se volverán más vulnerables, más fáciles de atrapar, dado que los peces son mantenidos en grandes cantidades en frente de la represa. Cuando se termine la de São Manoel —agregó— el daño será mayor”.

Solange Arrolho. Foto: Thais Borges.

Los representantes mundurukúes también dejaron en claro que las perturbaciones causadas por las represas habían perjudicado gravemente la cosmología de ellos. Así como otros pueblos indígenas, los mundurukúes no diferencian el mundo espiritual del material. De manera reiterada, dijeron a Mongabay que el sitio sagrado de Karabixexe [localizado bajo los rápidos dinamitados] ha sido destruido y las urnas sagradas han sido retiradas. Dijeron que sus ancestros y las “madres” de los peces y animales de la selva han muerto.

“Nosotros teníamos este sitio sagrado y, cuando moríamos, íbamos allí, pero ahora que el Gobierno ha dinamitado todo, no podremos convertirnos en espíritu. Nuestros espíritus también van a morir”, dijo la sabia Valmira Krixi Biwūn, una de las mujeres guerreras.

Valmira Krixi. Foto: Thais Borges.

São Manoel Energia afirma que ha cumplido con las condiciones sociales y medioambientales establecidas por el Gobierno brasileño para la construcción de la represa, pero esto es objetado por Felicio Pontes, fiscal del Ministerio Público Federal (MPF). Pontes le dijo a Mongabay que la represa São Manoel es “uno de los peores actos de violencia cometidos contra los indígenas de Brasil y, sin embargo, poca gente lo sabe”. Agregó: “Causará un daño irreversible, en especial, a la gente Kayabi, cuyo territorio se encuentra a menos de un kilómetro de la represa”.

En 2014, Pontes inició acciones legales contra la compañía en representación de los indígenas y de las poblaciones ribereñas. De acuerdo con MPF, la compañía no había cumplido con más de la mitad de las condiciones. Pontes ganó el juicio, pero la victoria no tuvo consecuencias concretas para los mundurukúes. El MPF recurrió seis veces a los tribunales en nombre de los indígenas en lo que respecta a la represa São Manoel y, salvo en una ocasión, siempre ganó. Sin embargo, todas las veces, el Gobierno invocó un instrumento legal conocido como Suspensão de Segurança (suspensión de seguridad), muy utilizado durante la dictadura militar brasileña (1964-85). La suspensión de seguridad permite que cualquier decisión judicial, incluso cuando esté basada en principios legales firmes, sea revocada por un tribunal superior sin ningún otro argumento jurídico más que la simple invocación de “seguridad nacional”, “orden público” o “economía nacional”.

El río Teles Pires tiene una longitud de 1370 km. Foto: Thais Borges.

Pontes protestó: “Ganamos en todos los niveles con el argumento de que la represa no podía ser construida sin la previa consulta con los indígenas, pero la represa se está construyendo. Los indígenas están padeciendo enfermedades que no tenían. Todo por la decisión política de usar la suspensión de seguridad, una herramienta que viene de la dictadura militar y que no debería existir en un país democrático”.

Las perspectivas para los mundurukúes y otras comunidades ribereñas de la región no son buenas. Se han planeado unas cuarenta y tres represas hidroeléctricas grandes y ciento dos represas más pequeñas en todo el Tapajós, el Teles Pires y el valle del río Juruena. También se discute la creación de una vía industrial de navegación por los ríos para facilitar la exportación de soja y otros cultivos, aunque aún no se ha elaborado ningún proyecto.

 

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