- El estudio examina “las intrusiones iniciales” en las selvas tropicales y su efecto en el estado de amenaza de las especies.
- Los investigadores encontraron que la deforestación a los índices actuales en áreas de máxima prioridad como Borneo, la cuenca del Congo y el Amazonas podría empujar entre 121 y 219 especies más cerca de la extinción en los próximos 30 años.
- Aunque los autores señalan que sus conclusiones no son una llamada a proteger solo los paisajes intactos, la información podría ayudar a los responsables que trabajan con recursos limitados a decidir dónde situar nuevas áreas protegidas.
Los primeros brotes de deforestación en áreas tropicales pueden empujar a muchas especies —más de las que se pensaba anteriormente— más cerca de la extinción debido a la pérdida de hábitat, así como las actividades que, a menudo, siguen a la deforestación como la caza, la agricultura y la minería.
Esa es la conclusión del estudio dirigido por Matthew Betts, ecólogo paisajista de la Universidad Estatal de Oregón. Betts y su equipo examinaron cómo impactaban los índices de pérdida forestal en el estado de amenaza de los anfibios, las aves y los mamíferos y sus conclusiones apuntan a la importancia de salvaguardar “los paisajes intactos”.
“Nuestros resultados muestran que algunos de los primeros lugares en los que deberíamos intentar ralentizar esos índices son los paisajes que son bastante contiguos”, dijo Betts en una entrevista. El equipo publicó su investigación en la edición del 27 de julio de la revista Nature.
Las conclusiones se contraponen a lo que muchos biólogos han imaginado sobre la forma en que los índices de deforestación impactan en las especies.
“Una gran parte de la teoría indicaría que, en realidad, deberíamos estar más preocupados por la pérdida de hábitat cuando la cantidad total de bosque o hábitat cae por debajo de algún umbral crítico”, dijo, a menudo indicado como un porcentaje de pérdida forestal. “Por lo general, se cree que ese umbral es muy bajo”.
En otras palabras, el enfoque se centra a menudo en proteger áreas que ya presentan indicios de uso humano. La idea es que muchas especies pueden sobrevivir pérdidas leves de hábitat, siempre que sus hogares no desaparezcan del todo.
Pero cuando Betts y sus colegas examinaron como habían cambiado los estados de amenaza de las especies desde 2000, encontraron que la “intrusión inicial” en lugares con un 90 por ciento o más de superficie forestal era más destructiva de lo previsto.
En esas zonas, la posibilidad de que una se viera más amenazada como resultado de la pérdida era mucho más alta que en zonas con concentraciones medianas de bosque.
Ese hallazgo demuestra que los primeros pulsos de destrucción fuerzan a muchas especies a través de lo que muchos científicos llaman un “filtro de extinción”, dijo Betts.
“En retrospectiva, tiene sentido”, añadió, “en que las primeras especies que perdemos son las que están más especializadas y las más sensibles al desarrollo”.
El equipo aprovechó la información de las imágenes de satélite sobre la pérdida y el aumento de cubierta arbórea recopilada por el equipo del ecologista Matt Hansen de la Universidad de Maryland, centrándose en los paisajes forestales intactos (IFL, por sus siglas en inglés). Los IFL son áreas forestales “intactas” de un tamaño de, al menos, 500 kilómetros cuadrados (193 millas cuadradas) que carecen, visiblemente, de señales de uso humano.
Para rastrear poblaciones de animales silvestres, Betts y sus colegas examinaron las gamas de casi 19 500 animales, un 23 por ciento de los cuales están clasificados como amenazados, en la Lista Roja de la UICN y en bases de datos recopiladas por Birdlife International y NatureServe.
El análisis reveló varios puntos calientes —especialmente el Amazonas central, la cuenca del Congo y la isla de Borneo— como lugares donde entre 121 y 219 especies podrían llegar a estar amenazadas en los próximos 30 años si continuamos perdiendo bosques a los índices actuales.
En particular para el Borneo malasio, la información obtenida por satélite de la Universidad de Maryland muestra que, a partir del 2000, quedan pocos IFL, y muchos de los que quedan fueron muy degradados entre 2000 y 2013.
Betts dijo que su presentación de la investigación el lunes en el Congreso Internacional de Biología de Conservación en Cartagena, Colombia, “generó preocupación” —que no está lejos de su propia reacción inicial a las conclusiones—.
“Me sorprendió un poco ver que los rápidos índices de pérdida forestal en el extremo superior de la cantidad de bosque eran mucho más importantes”, dijo.
Aun así, Betts advirtió contra sacar conclusiones simples de estos resultados.
“No debería ser, ‘Vamos a mantener los paisajes forestales intactos y dejemos que el resto se vaya al infierno’”, dijo.
La destrucción de todo el hábitat en áreas degradadas, previsiblemente, también enviaría a las especies rápidamente hacia la extinción, dijo Betts.
Sin embargo, esta investigación, podría proporcionar información adicional que podría ayudar a los conservacionistas y a los legisladores con las duras decisiones a las que se enfrentan sobre dónde proteger hábitats boscosos.
También muestra que existen oportunidades para la protección que podría dar lugar a salvar más especies. Los investigadores informan que menos del 18 por ciento de las zonas prioritarias que identificaron en Suramérica, África y Asia tienen algún tipo de protección, y solo un 9 por ciento se califica como que tiene “una protección estricta” con arreglo a las directrices de la UICN.
“Lo ideal sería hacer eso por todo el mundo, en todos los sitios”, dijo Betts. “Pero dados los recursos limitados y la necesidad de productos forestales, necesitamos pensar donde deberíamos intentar ralentizar esos índices de pérdida forestal”.
CITAS
- Betts, M. G., Wolf, C., Ripple, W. J., Phalan, B., Millers, K. A., Duarte, A., … & Levi, T. (2017). Global forest loss disproportionately erodes biodiversity in intact landscapes. Nature.
- Greenpeace, University of Maryland, World Resources Institute and Transparent World. “Intact Forest Landscapes. 2000/2013” Accessed through Global Forest Watch on 27 July 2017. www.globalforestwatch.org
Imagen de cabecera de una rana mono grande (Phyllomedusa bicolor) en Perú de Rhett A. Butler.