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¿Una profesión de ricos? Los jóvenes conservacionistas luchan por encontrar trabajo

Nika Levikov en busca de las cebras de Grévy (Equus grevyi) en Kenia. Foto de Mathew Mutinda/Marwell Wildlife

  • Mongabay entrevistó a jóvenes conservacionistas sobre sus experiencias al iniciar sus carreras.
  • Muchos de ellos relataron historias similares de tener que reconsiderar su elección de carrera como resultado del estrecho mercado de trabajo del sector de la conservación, los altos requisitos de educación y experiencia, y los empleos iniciales a menudo temporales.
  • Para satisfacer las demandas de experiencia de los posibles empleadores, muchos graduados se ven atrapados en pasantías no remuneradas a tiempo completo o voluntariado a largo plazo.
  • Como resultado de estas tendencias, el campo de la conservación puede sufrir una gran pérdida de jóvenes apasionados, calificados e innovadores.

Nika Levikov juró que nunca más volvería a trabajar como mesera. Pero, hoy, con una maestría en ciencias de la conservación del Imperial College de Londres, atiende mesas, entrega bebidas y limpia mesas para poder mantenerse sola.

Después de dos años de buscar trabajo remunerado como conservacionista en Europa y diez meses en un trabajo no remunerado en el este de África, Levikov se mudó a la isla de Malta para trabajar en Greenhouse Malta. Levikov, que debe más de US$100 000 en préstamos estudiantiles, describió su trabajo en la pequeña ONG ambiental como “informal” y freelance —algunas horas son pagadas, otras son voluntarias— mientras el grupo busca obtener más fondos.

“La realidad que muchos de nosotros enfrentamos es que tendremos que cuidar niños, limpiar inodoros y servir bebidas mientras tratamos de obtener la experiencia que necesitamos en conservación para finalmente conseguir el trabajo de nuestros sueños”, dijo Levikov, una expasante en Mongabay, quien acaba de cumplir 30 años.

“No culpo a nadie por mi situación actual en la que estoy completamente en la quiebra y sigo cruzando los dedos para que en un futuro cercano mi carrera finalmente despegue”, le dijo a Mongabay. “De hecho, me equivoqué al pensar que todo mi trabajo duro y no remunerado me llevaría a algo o que tener un título de una universidad muy respetada me daría una ventaja”.

Levikov no está sola.

Mongabay entrevistó a más de una docena de conservacionistas para producir este artículo, muchos de los cuales relataron una historia tristemente similar: muchas pasantías no remuneradas, deudas estudiantiles paralizantes, trabajo a corto plazo por poco o ningún sueldo, actitudes desdeñosas y requisitos de trabajos de nivel inicial que incluyen considerable tiempo de campo y experiencia.

Otros jóvenes conservacionistas se negaron a comentar por temor a que su sinceridad no los deje encontrar trabajo.

Nika Levikov en busca de las cebras de Grévy (Equus grevyi) en Kenia. Foto de Mathew Mutinda/Marwell Wildlife

“La conservación es una profesión para ricos

El mundo experimenta un gran cambio ecológico. El año pasado, el informe “Living Planet Report” de la ONG internacional WWF declaró que las poblaciones de fauna silvestre han caído en 58 % en los últimos 40 años, al menos entre los 3706 vertebrados (de alrededor de 10 000) que examina. Agregado a todo esto, como si lo necesitáramos, está el cambio climático: los biólogos ya han identificado sus consecuencias en miles de especies en todo el mundo. Los científicos también han declarado que estamos en una nueva era, el Antropoceno, que podría presenciar una extinción masiva tan devastadora como la que acabó con los dinosaurios. Lo que esto significará para la humanidad, nadie lo sabe realmente.

En medio de esta revuelta, los conservacionistas son nuestros médicos ambientales. Intentan, contra viento y marea, mitigar el daño que los humanos han infligido al salvar especies y salvaguardar los ecosistemas. Ya hay muchas especies que no estarían aquí si no fuera por el trabajo constante de los conservacionistas.

Sin embargo, los conservacionistas actuales corren el riesgo de verse obligados a abandonar su carrera por tendencias, estructuras y decisiones en las que no participaron. Por supuesto, la conservación no es la única carrera que enfrenta dificultades: arte, minería, servicio postal y periodismo son otros ejemplos. Pero aquí hay un problema más grande: si los jóvenes conservacionistas no pueden convertir su educación, experiencia y pasión en una carrera para toda la vida, ¿qué será de la vida en la Tierra?

“La conservación es una vocación, así como una profesión”, dijo E.J. Milner-Gulland, biólogo de la Universidad de Oxford. “Los jóvenes que ingresan al mercado laboral están más capacitados que nunca, y tienden a tener mucha experiencia también… Pero debido al aspecto vocacional, es realmente difícil conseguir un trabajo remunerado”.

Lamentablemente, no hay datos concretos sobre el empleo o el pago en conservación. Para un trabajo que requiere un grado avanzado y habilidades de investigación, es sorprendente lo poco que se ha investigado.

Conservation Careers, el sitio web de empleo más grande del campo, dice que comparte alrededor de 6000 empleos al año. Nick Askew, director Conservation Careers, dijo que puede haber hasta 30 000 empleos disponibles anualmente. Él lo llama su “mejor estimación”. No hay datos sobre cuántas personas buscan estos trabajos.

Parte de la dificultad de estimar la relación entre la oferta de trabajos de conservación y la demanda es la gran variedad de trabajos en conservación, desde la redacción de propuestas para conseguir fondos en una ONG climática hasta el cuidado de rinocerontes en un zoológico o la investigación de campo sobre canguros en Papúa Nueva Guinea, entre otros.

Aun así, los conservacionistas entrevistados para este artículo —algunos de ellos profesores, algunos jóvenes que han pasado meses o años en busca de trabajo, y algunos que renunciaron por completo a la conservación— estuvieron de acuerdo en que los trabajos a menudo son pocos y poco frecuentes.

“Muchos de los trabajos de nivel inicial son no remunerados, mal pagados o temporales; sin embargo, tienen grandes requisitos de educación”, explicó Jessica Williams, de 35 años y residente en Cornwall, quien dejó su carrera en gestión minorista para buscar una en conservación en el Reino Unido. Para lograr su objetivo, estudió seis años una segunda licenciatura en ciencias naturales mientras trabajaba a tiempo completo. Ella ahora es voluntaria mientras busca un trabajo que realmente pague.

“Es más competitivo que nunca”, dijo Askew sobre el mercado laboral de la conservación, una de las razones por las cuales muchos jóvenes conservacionistas están dispuestos a trabajar sin remuneración. En el 2014, Conservation Careers realizó una encuesta en la que preguntaba si se había vuelto más difícil conseguir un trabajo en conservación: el 94 % de los conservacionistas encuestados respondieron que “sí”.

Lucas Ruzo. Foto cortesía de Lucas Ruzo

Lucas Ruzo, de 26 años, con una maestría en ciencias de la conservación del Imperial College de Londres, pasó un año en busca de trabajo antes de “tirar la toalla” y fundó su propia ONG, Citizen Zoo, “todavía sin financiamiento”, dijo.

Ruzo, quien vive en Cambridge, Inglaterra, dijo que los problemas estructurales han hecho que sea cada vez más difícil para los jóvenes conservacionistas obtener buenos empleos. En su opinión, las causas  sin fines de lucro contribuyen al problema al no estar dispuestos a donar dinero para financiación básica. Este patrón lleva a las organizaciones a “perder la capacidad de crecer, innovar y retener una fuerza laboral competente”, dijo.

Por supuesto, los donantes no son los únicos financiadores del trabajo de conservación: los gobiernos también son una gran fuente. Sin embargo, en una era de austeridad neoliberal, los entrevistados dijeron que los fondos del gobierno se están reduciendo o no existen, especialmente en los países en desarrollo.

“La conservación no es una prioridad en mi país, a pesar de que México es considerado uno de los países megadiversos del mundo”, dijo Lucero Vaca, de 29 años, conservacionista mexicana que estudia para su doctorado en la Universidad de Oxford. Ella señaló que en el 2016 México invirtió alrededor del 0.5 % de su PIB en ciencias.

Nick Askew de Conservation Careers señaló que la mayoría de los empleos de conservación y las oficinas centrales de las ONG se encuentran en los EE.UU., Canadá, el Reino Unido, Sudáfrica, Australia y Nueva Zelanda, lo que hace especialmente difícil para los conservacionistas que viven fuera del mundo industrializado abrirse camino a lo largo de su carrera elegida.

“Envidio a los países donde es posible trabajar en la conservación de la naturaleza y donde se considera una carrera para toda la vida”, dijo Juraj Svajda, conservacionista en Eslovaquia. Svajda ha trabajado para el Ministerio de Medio Ambiente de Eslovaquia y el sistema de parques nacionales, pero perdió su trabajo junto con muchos conservacionistas del gobierno después de las purgas políticas en el 2007. Hoy trabaja como asistente de un profesor.

“[En Eslovaquia] ahora estamos viviendo una era de capitalismo temprano, por lo que los asuntos ambientales se encuentran al último de la importancia social”, señaló.

Un resumen general del 2011 del programa de maestría en el Imperial College de Londres da una mirada a algunos de los desafíos en conservación. En base a entrevistas realizadas a 63 personas que se graduaron entre 2007 y 2011, el análisis encontró que menos de la mitad (32) había sido empleada por una organización de conservación. Más de la mitad tuvo su primer “trabajo” en circunstancias voluntarias. Sí: voluntariado con una maestría.

En su segundo trabajo, más del 70 % realizaba un trabajo remunerado. Aun así, la mayoría de los trabajos fueron temporales. Menos del 30 % de los primeros trabajos y menos del 50 % de los segundos trabajos duraron más de un año.

Además del deprimente mercado laboral está la tendencia de los graduados a estancarse en pasantías no remuneradas a tiempo completo o en el voluntariado a largo plazo.

“Las pasantías son una forma extremadamente valiosa para que las personas prueben su rol elegido, construyan su experiencia para su CV y ​​desarrollen su red profesional. Si se hace bien, una pasantía realmente puede iniciar una carrera de jóvenes conservacionistas”, dijo Askew.

Pero muchas de estas pasantías no se otorgan a estudiantes universitarios que prueban una carrera durante el verano, sino a graduados con títulos avanzados y un CV ya existente. Algunos jóvenes conservacionistas incluso pagan para trabajar, y entregan dinero a grupos de turismo voluntario sin fines de lucro, como Frontier, con sede en Londres y California, para participar en la investigación durante meses.

Se ha convertido en un círculo vicioso. A los estudiantes, incluso aquellos con títulos avanzados, se les dice que necesitan más experiencia, especialmente experiencia en el campo, antes de poder conseguir un trabajo. Pero casi la única experiencia disponible es a través de pasantías no remuneradas o voluntariado. Muy pronto, una pasantía no remunerada ha dejado de ser suficiente y ahora dos, tres o más se han convertido en el estándar tácito.

Después de obtener su maestría, Ruzo hizo dos pasantías de cuatro meses antes de “ceder bajo el peso de la presión financiera”. Ruzo tiene amigos que pasaron un año entero en trabajos no remunerados.

“Esto es completamente irreal para la mayoría de la gente”, dijo.

¿Qué pasa después? La mayoría de las personas entrevistadas aún no había asegurado trabajos. Algunos conservacionistas jóvenes se rinden y pasan a otra cosa. Algunos intentan construir su propia ONG, como Ruzo. Muchos continúan buscando mientras trabajan en otros empleos para pagar las cuentas. Y algunos con incertidumbre obtienen un doctorado, en gran parte para mantenerse económicamente durante algunos años, por muy bajos que sean los sueldos, antes de ingresar al humillante mercado de trabajo.

Una fuente que habló bajo condición de anonimato ha estado en busca de trabajo desde diciembre de 2015 sin éxito. Durante ese tiempo, la persona trabajó de forma gratuita con WWF, The Nature Conservancy, la Tropical Biology Association y Whitley Fund for Nature, e hizo pequeños trabajos pagados a corto plazo con BirdLife International. La fuente afirmó haber postulado a más de 70 trabajos y haber realizado 15 entrevistas, y obtuvo el segundo lugar en cuatro de ellas.

“Uno de los trabajos para los que quedé en el segundo lugar fue en una ONG para la que había trabajado voluntariamente por seis meses antes de la entrevista. Devastador”, dijo la fuente. “Ha sido muy agotador. Muchas lágrimas han sido derramadas”.

La fuente finalmente se mudó a casa con los padres para reevaluar la situación.

Milner-Gulland dijo que le preocupa que la conservación se esté convirtiendo en una “profesión de una persona adinerada”, que solo las personas con un historial adinerado puedan sobrevivir los años de educación superior seguidos de meses o incluso años de trabajo no remunerado.

Lucero Vaca con un jaguar (Panthera onca). Foto cortesía de Lucero Vaca

“Nunca podremos hacer todo el trabajo de conservación que queremos”

En el 2015, Auriel Fournier coescribió un artículo de opinión titulado “Los técnicos de campo voluntarios son malos para la ecología de la fauna silvestre“. El argumento de su equipo era el siguiente: no pagar a los técnicos de campo excluye a todos los que no puedan trabajar de forma gratuita, lo cual socava a la ciencia y la conservación al erigir barreras financieras contra la creación de un grupo de estudiantes verdaderamente diverso.

Actualmente candidata a doctorado en la Universidad de Arkansas, Fournier, de 26 años, dijo que coescribió el documento porque ha visto cómo las pasantías no remuneradas, el voluntariado y los programas en los que haya que pagar para trabajar han imposibilitado que sus colegas avancen en sus carreras.

“Estos trabajos [no remunerados] a menudo son los primeros pasos para encontrar un trabajo remunerado” en un campo donde los trabajos de nivel inicial a menudo requieren una experiencia de campo considerable, dijo Fournier. Muchas personas simplemente no pueden darse el lujo de aceptar trabajos no remunarados, particularmente personas de grupos subrepresentados, como personas de color, extranjeros y padres, agregó.

Los portavoces de los grupos conservacionistas más grandes del mundo, Conservation International, Nature Conservancy, WWF y la Wildlife Conservation Society, se mostraron reacios a discutir sus políticas de pasantías en detalle para este artículo. Pero los cuatro grupos ofrecen pasantías remuneradas y no remuneradas. (Los no remunerados a veces se pueden utilizar para créditos universitarios, los pagos a veces dependen del financiamiento).

Estos grupos también son grandes empleadores en el campo con importantes resultados (WWF-US aportó US$248 millones y pagó a su director ejecutivo US$730 666 el año pasado). Williams dijo que “puede parecer una acción cínica” para que las organizaciones más grandes ofrezcan trabajo a tiempo completo sin pago cuando el requisito de educación superior para obtener pasantías no remuneradas a menudo viene con “alto costo personal”.

Algunas ONG más pequeñas argumentan que son financieramente incapaces de ofrecer pasantías remuneradas. Y, obviamente, incluso las pasantías no remuneradas representan una inversión del tiempo del personal de una organización, gastos generales y, a veces, dinero en efectivo, que puede ser sustancial.

Durrell Wildlife Conservation Trust ofrece solo pasantías no remuneradas para enfocar sus fondos en su misión de conservación, según la portavoz Alexandra Shears. Pero dijo que la pequeña ONG con sede en la isla de Jersey es “clara y sincera” con posibles pasantes sobre las realidades financieras y “trata de ayudar con el alojamiento y transporte”.

Juraj Svajda mide la erosión de los senderos en el Parque nacional Tatra en Eslovaquia. Foto cortesía de Juraj Svajda

Recientemente, el grupo ofreció una pasantía de seis meses en Bath, Inglaterra, que requería al menos un título de licenciatura y horas de tiempo completo, pero sin pago alguno. Los pasantes pueden obtener ayuda con el alquiler, el transporte diario y los almuerzos, que equivalen como mucho a alrededor de £3500 (US$4550). Pero eso es todo, por lo que viven muy por debajo del umbral de la pobreza.

“Muchos sectores, incluido el periodismo de conservación, utilizan programas de pasantías no remuneradas… para brindar una oportunidad a aquellos que buscan obtener experiencia práctica, crear un currículum, redes y recibir capacitación y apoyo”, dijo Shears, y señala con bastante acierto que Mongabay ofrece un programa de pasantías no remuneradas —donde trabajo como editor (Mongabay no tiene la intención de interferir con un trabajo a tiempo completo, el programa requiere un compromiso de aproximadamente 10 horas semanales).

Shears también señaló que la mayoría de las pasantías con Durrell duran de dos a tres meses para acomodar a los estudiantes y los desafíos financieros de la pasantía.

Aun así, no todos los pequeños grupos de conservación dependen de pasantías no remuneradas. Blue Ventures, una ONG de conservación marina con sede en Londres, recientemente ofreció una pasantía de seis meses con un sueldo de £8750 (US$11 400).

“Estoy muy al tanto de la controversia sobre las pasantías no remuneradas y el riesgo de aprovecharse de los voluntarios”, dijo Cathy Dean, directora de Save the Rhino International, que administra una pasantía remunerada bien conocida.

La pasantía viene con un salario anual de £18 000 (US$23 400), pero el pasante pasa 11 meses en Londres, una de las ciudades más caras de la Tierra, así como un mes en Namibia. Dean dijo que siente que el salario es justo si se tiene en cuenta que otros sueldos en el grupo oscilan entre £21 000 y £39 000 (US$27 300 a US$50 700) y, por supuesto, es mucho mejor que trabajar gratis y por encima del umbral de pobreza del Reino Unido. La pasantía es altamente competitiva; Dean dice que generalmente hay alrededor de 250 solicitantes.

“No puedo hablar por otras organizaciones; solo puedo decir que el programa de pasantía pagada funciona muy bien para nosotros”, dijo.

La conservación sigue siendo insuficientemente financiada en comparación con muchos otros sectores sin fines de lucro. Según el sitio web Charity Navigator, los grupos ambientalistas y de defensa de los derechos de los animales recaudaron US$10.68 mil millones en el 2015 en los EE.UU., lo que representa solo el 3 % de la cantidad total otorgada a organizaciones benéficas ese año. Y si nos fijamos en lo que se necesita para salvar la vida en la Tierra (un informe pone la cifra en US$150-430 mil millones al año)a financiación actual es ridícula.

Entonces, ¿quizás el trabajo no remunerado es un mal necesario? Cuando se le preguntó si el pago de pasantes podría obstaculizar los esfuerzos de conservación, Fournier respondió: “Sí”.

“Entonces también podría serlo pagar gasolina, reparar camiones y el equipo para cuidar éticamente a los animales que estudiamos”, agregó. “Esa no es una excusa para hacerlo”. Nunca podremos hacer todo el trabajo de conservación que queremos, tenemos que asegurarnos de que el trabajo que estamos haciendo se haga de una manera que impulse la conservación”.

“Egos y actitudes”

Por supuesto, muchas de estas tendencias financieras no son exclusivas de los jóvenes conservacionistas. Los millennial se han convertido en una generación de individuos con un alto nivel educativo que realizan trabajos de servicio al cliente. En muchos países, los salarios se han estancado o disminuido incluso a medida que el costo de la educación superior y la atención médica se disparan. Los estudiantes a menudo se gradúan cargados de deudas mientras tienen menos opciones para buenos trabajos, muchos de los cuales tienen menos sueldo. Esa historia de un doctor en ciencias que pide trabajo a Starbucks —sí, es real.

Pero el sector de la conservación ha exacerbado estos problemas debido a los altos requisitos educativos, las cuotas altas de experiencia y los bajos salarios para puestos de trabajo de nivel inicial.

Además de todo eso, muchas fuentes también dijeron que sus primeras experiencias laborales fueron desmoralizadoras al toparse con personalidades difíciles y condiciones de trabajo irrespetuosas.

Natasha Ballal. Foto cortesía de Natasha Ballal

“El mayor desafío es lidiar con los egos y actitudes de otros conservacionistas”, dijo Natasha Ballal, de 29 años, quien actualmente trabaja en una ONG en India como oficial de educación.

Al principio de su carrera, Ballal dijo que se sentía atrapada trabajando en todos los aspectos del campo de un conservacionista, desde la logística diaria hasta visitar alrededor de mil pueblos para realizar entrevistas. Todo esto, dijo, por “un salario extremadamente bajo con muy poca apreciación”.

Otras fuentes también pasaron por las mismas experiencias que Ballal. Dijeron que lidiar con los egos de sus mayores es uno de los problemas más grandes a los que se enfrentan los conservacionistas. Trabajar gratis solo exacerbó la falta de respeto y la humillación.

“Lo que siempre me sorprendió más fue el hecho de que, debido a que trabajas gratis, tu tiempo se considera esencialmente inútil, por lo que se te puede pedir que hagas cosas que son completamente inútiles, pero a nadie le importa porque no pagaron para ello”, dijo Soizic le Courtois, de 30 años. A pesar de obtener una maestría en ciencias de la conservación y pasar casi un año realizando trabajo voluntario en el extranjero que tuvo que pagar, le Courtois finalmente dejó la conservación por la educación.

“La conservación es como cualquier otra profesión, somos solo personas después de todo”, dijo Milner-Gulland, y señaló que cualquier predominio de egos puede ser causado por la conservación al ser un campo orientado a un propósito que fomenta “demasiado nuestra propia superioridad moral”.

A pesar de las impresionantes credenciales, incluidos varios premios, y de ser una de las primeras mujeres mexicanas en asistir a Oxford para una carrera en conservación, Vaca dijo que los conservacionistas aun así se rehúsan a escuchar sus ideas.

“Si dejamos de subestimar a las personas en función de su edad y les permitimos a los jóvenes conservacionistas llevar a cabo sus ideas innovadoras, tendremos resultados asombrosos en la conservación”, dijo.

Un área donde los jóvenes conservacionistas podrían ser especialmente efectivos es en el empleo de tecnologías.

“Como un ejemplo extremo, un miembro de un consejo directivo del que formé parte una vez me preguntó [para qué] necesitábamos una página web, me quedé sin palabras, por no decir más”, dijo Ruzo.

El mundo cambia. Puede ser que los niños que crecieron en este mundo cada vez más tecnológico, globalizado y complejo tengan grandes ideas que podrían transformar la conservación para mejor —si tan solo las valoramos.

“Es extremadamente triste ver a muchas personas jóvenes que han sido intimidadas y explotadas con bajos salarios… darse cuenta de que no pueden continuar en este campo”, dijo Ballal.

“Ser útil”

“Volví a esta idea de ser útil. Si me fuera, habría diez personas para llenar mis zapatos”, dijo le Courtois de su decisión de dejar la conservación para enseñar.

“Traté de pensar cuál era el factor limitante. No hay suficientes trabajos en conservación porque todos siempre luchan por los mismos pozos de dinero. Entonces, ¿cómo hacer que el pozo de dinero sea más grande? Recaudar fondos, o gastar dinero público, pero esos también son limitados. La única manera de aumentarlo es haciendo que más personas se preocupen. Entonces, ¿cómo haces que las personas se preocupen? A través de documentales y sensibilización. O les enseñas a los niños a preocuparse por el medio ambiente. Así es como me convertí en maestra”, dijo.

Hoy, le Courtois lleva tres años en su carrera de docente y cursa una maestría en investigación educativa. Aterrizó y ahora enseña a los niños a preocuparse por el medio ambiente. Pero también abandonó una carrera en conservación.

Entonces, ¿cuál es el riesgo en todo esto?

Es bastante sencillo: el riesgo es que la conservación pueda estar provocando una pérdida de jóvenes apasionados, calificados e innovadores.

Prácticamente todos los entrevistados estuvieron de acuerdo: lo primero que deben hacer es comenzar a pagar a los conservacionistas en sus primeros trabajos, desechar el modelo de pasantías no remuneradas para los solicitantes con un alto nivel de educación y abandonar la expectativa de que los conservacionistas de nivel inicial tengan años de experiencia. Una fuente sugirió que se promulguen nuevas regulaciones gubernamentales para evitar que las ONG tengan pasantes no remunerados que hagan trabajos altamente calificados.

Luego, dijeron las fuentes, los empleadores de conservación deberían establecer más puestos de nivel de inicial y asegurarse de que contraten a candidatos de nivel inicial para llenarlos, no personas con años de experiencia y un doctorado.

Varios entrevistados también dijeron que creen que las ONG deben priorizar la contratación de personas locales en lugar de contratar conservacionistas de países desarrollados para ejecutar proyectos. Esto, dijeron, podría reducir drásticamente los costos salariales y crear defensores de conservación que se comprometan a largo plazo.

Seth Wong. Foto cortesía de Seth Wong

“Llegan investigadores extranjeros y estudiantes, llevan a cabo un proyecto, publican un artículo después de regresar a casa, y nunca regresan; ¿Es esto conservación? “, dijo Seth Wong, de 26 años, quien realiza un postgrado en la Universidad Estatal de Mississippi.

Para ayudar a globalizar la conservación, Milner-Gulland pidió más becas para estudiantes de países en desarrollo para estudiar conservación, así como para estudiantes desfavorecidos en el hogar. Propuso un programa que patrocinaría a los graduados para ir a otros continentes para capacitación en conservación en un puesto remunerado de uno a dos años, que comparó con el “tipo de capacitación de posgrado acelerado que ofrecen las grandes empresas y la administración pública a sus mejores y más brillantes estudiantes”.

Para Lucas Ruzo, la conservación está estancada en un modelo sin fines de lucro que es limitante.

“Necesitamos ir más allá del modelo de caridad y adoptar diferentes estructuras operativas legales”, dijo. “Financiamos la innovación, la innovación del tipo que no tiene una publicación adjunta al final”.

Por supuesto, la única cosa que la mayoría de estas ideas requieren es dinero. Y eso siempre es limitado.

Pero la responsabilidad no está solo en el sistema. Los jóvenes conservacionistas —y ustedes saben quiénes son— también tienen que mirarse a sí mismos, dijeron las fuentes.

“Las personas que buscan entrar en el mundo de la conservación probablemente deberían considerar lo que pueden aportar”, dijo Wong. “¿Qué necesita la conservación realmente y cómo podrías lograr esto? Quizás más investigación y ciencia no sea la respuesta, y como docente, empresario, emprendedor o trabajador social, usted podría contribuir más realmente”.

Pero a corto plazo, antes de que se puedan implementar soluciones reales, es probable que los conservacionistas jóvenes se enfrenten a obstáculos —incluso a imposibilidades financieras— que dificulten su camino. Muchos, comprensiblemente, se darán por vencidos, privando de talento y potencial a una ocupación vital para mantener la vida en la Tierra tal como la conocemos.

Estos casos están en aumento.

“Estoy intentando enviar mis postulaciones de trabajo en todo el mundo”, dijo Svajda. “Y por centésima vez viene la respuesta: tienes un currículum increíble e impresionante, pero no te vamos a contratar”.

 

Esta historia fue publicada por primera vez en la web en inglés el 16 de agosto de 2017.

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