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Los desafíos ambientales de México para el 2018

Cortesía: Carlos Aguilera /Greenpeace.

Cinco expertos consultados por Mongabay Latam ofrecieron sus perspectivas sobre los desafíos que debe afrontar México en materia ambiental: mayores recursos a las áreas protegidas, preservar la biodiversidad —la inminente extinción de la vaquita marina es un caso emblemático de amenazas a la fauna— y una mayor atención a los pueblos indígenas son algunos de los temas mencionados. El 2018 será decisivo en el país porque  se elegirán más de 3000 puestos de gobierno, entre ellos la presidencia.

 

Los gobiernos electos que definirán las políticas ambientales en México tendrán importantes retos que enfrentar. Cortesía: Francisco Martín /Greenpeace.

Áreas Naturales Protegidas (ANP): fortalecer gestiones y asignar recursos

El Sistema Nacional de Áreas Naturales Protegidas es un eslabón fundamental que debe ser reforzado con recursos humanos y económicos para asegurar la cadena de la conservación de la biodiversidad en México.

Para José Sarukhán hay que mantener los apoyos a las áreas naturales protegidas, pero sobre todo asignar los apoyos económicos para resguardar estos lugares. “Es absurdo que el pago que se hace por el ingreso a las ANP, que debería servir para mantenerlas, no lo recibe la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CONANP), se va a la tesorería de la Nación y sirve para pintar rayas en el piso o poner un foco en alguna avenida de una ciudad” El experto dice que si bien estas cantidades de ingresos no son nada en relación con el ingreso nacional, “para las ANP sí es una buena suma, un estímulo además para mejorar la infraestructura, las señalizaciones que hacen cada vez más atractivos estos lugares”.

La bióloga Julia Carabias también muestra preocupación por el mantenimiento de las áreas protegidas. “Hay que cuidar mucho que no haya un debilitamiento de las ANP, esto requiere un personal muy capacitado que perdure, que se fortaleza, que se entrene. Tiene que ser un espacio de personas muy calificadas en sus áreas como ocurre en el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) o la CONABIO”, sostiene.

La pérdida de biodiversidad por la diseminación de Organismos Genéticamente Modificados (OGM) es una de las amenazas que denuncian distintas organizaciones ambientalistas. Cortesía Raúl Benet

Bosques y deforestación: pérdida de suelos y de captación de agua

A pesar de los esfuerzos por erradicarla, la deforestación sigue siendo  intensa en México.

La investigadora augura que el próximo gobierno tendrá retos complejos y deberá atenderlos con seriedad porque el tema ambiental está vinculado a las crisis sociales. “Es un problema de salud, de alimentación, de necesidades básicas como el agua y por lo tanto de pobreza, de desarrollo, de desigualdades”, advierte la científica mexicana. Uno de esos temas urgentes, y que no es tomado en cuenta, es el de los suelos, explica la académica. “Estamos perdiendo suelo rapidísimo, el suelo es un elemento natural que tarda mucho tiempo en recuperarse, no se recupera en la escala humana, estamos hablando de cientos de años y se nos está yendo muy rápido por la erosión provocada por la deforestación de los bosques, la pérdida de vegetación y el deslave generado por las lluvias cada vez más intensas”.

Para la aspirante presidencial mexicana, las políticas públicas ambientales, en lugar de proteger los bosques, han generado más deforestación. La representante indígena indica que deben ser los pueblos quienes decidan cómo debe ser el manejo de los recursos naturales, sobre todo porque estos abastecen de alimentos a las ciudades y los grandes centros de población, y se convierten en recursos estratégicos para la soberanía alimentaria y la seguridad nacional.

Pueblos indígenas y territorio: autonomía y poder de decisión

Las comunidades indígenas han demostrado ser las grandes aliadas de la conservación de los bosques y las selvas, porque consideran estos lugares desde una cosmovisión diferente al modelo extractivista.

Diversas comunidades rurales e indígenas conviven y conservan los bosques y muchas de las Áreas Naturales Protegidas en territorio mexicano. Cortesía Raúl Benet.

Para María de Jesús Patricio Martínez, el reconocimiento constitucional que otorga a los pueblos indígenas la autodeterminación es uno de los derechos fundamentales para ellos. “Lo más importante es la autonomía en nuestras comunidades, retomar y reforzar la práctica tradicional que se vive desde dentro en todos los temas: el ambiente, el agua. Las mismas comunidades, ya organizadas, tienen que decidir y decir cómo tiene que ser el cuidado de sus árboles, sus aguas, su territorio, quién mejor que las mismas comunidades que conocen, que saben lo que pasa cuando cortan un árbol”.

El tema de las consultas a los pueblos originarios  debe ser libre, previo e informado, “en particular en relación con consultas llevadas a cabo sobre ciertos proyectos mineros, energéticos, extractivos, de infraestructuras y agrícolas”, indica María Colín.

“Ojalá y el debate que se dé en los siguientes meses, en el contexto del cambio de gobierno, se puedan escuchar planteamientos más claros que obliguen, no importa quién llegue a la Presidencia, a que tome en cuenta a los pueblos indígenas”, resalta Carabias, titular de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT) entre 1994 y 2000.

Políticas ambientales: punto de quiebre

Los próximos gobiernos municipales, estatales y federal electos definirán las políticas en materia ambiental para los próximos años, un tema que debe estar presente en la mente de los ciudadanos a la hora de votar este 2018.

Los pueblos indígenas tienen la esperanza de incidir en la vida política del país, donde han estado relegados por siglos, dice María de Jesús Patricio Martínez. “Ya no estamos de acuerdo y vamos a ser ahora nosotros los que vamos a decidir qué se hace con nuestros territorios”, reclama la lideresa indígena, quien asegura que la organización política de los pueblos originarios debe ser internacional para poder enfrentar los retos del cambio climático.

Para Carabias, el reto más importante es cumplir con los compromisos del programa especial contra el cambio climático aprobado en México, país que firmó y ratificó el Acuerdo de París. “Sus objetivos son muy claros, tienen sus tiempos, su presupuesto asignado y las instituciones responsables están muy bien definidas. Además se redactaron con una participación muy amplia de la sociedad y de la Academia, por lo que lo único que falta es ponerlos en práctica aceleradamente”, puntualiza la investigadora de la Universidad Nacional Autónoma de México, quien recalca que la sociedad debe demandar a las autoridades que cumplan con lo que prometen y que castiguen a los funcionarios públicos que cometan algún acto ilícito en contra del ambiente.

La organización ambientalista Greenpeace identifica diversos  retos para el próximo año en México, como la actualización de la lista y el retiro de plaguicidas altamente peligrosos del campo mexicano, hacer más estrictas las normas de calidad del aire en las ciudades para garantizar la salud de sus habitantes e invertir esfuerzo y recursos en sistemas de movilidad sostenibles que aceleren la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero en las urbes mexicanas. “Los gobiernos locales y federal deben generar políticas públicas que se centren en crear y ejecutar planes ambiciosos de reciclaje, planes que estimulen una drástica reducción en la generación de basura, en lugar de recurrir a medidas poco eficientes, caras y no sustentables como la incineración de basura para generar energía eléctrica” recomienda Colín.

Biodiversidad y amenazas

La inminente extinción de la vaquita marina en el Golfo de Cortés o la pérdida de biodiversidad frente a la entrada de organismos genéticamente modificados son algunos de los retos que debe enfrentar México.

Organizaciones ambientalistas han exhibido la presencia de redes de pesca irregulares en el hábitat de la vaquita marina. Cortesía: Carlos Aguilera /Greenpeace.

Una cadena de eventos ambientales, económicos y sociales durante décadas empujó inexorablemente a la vaquita marina al borde de la extinción total en su hábitat. “Yo espero que se pueda evitar la tragedia de la extinción de la vaquita marina, sería algo en lo que todos nos sentiríamos bien, de haber hecho algo casi heroico, porque las condiciones en las que se encuentra esta especie son terribles, sería una enseñanza espléndida de que cuando nos proponemos realmente hacer algo y encaramos todos los problemas y se resuelven las cosas pueden salir bien”, expresa Sarukhán.

Para Carabias, la seguridad alimentaria no solamente es un asunto de producción de alimentos. “Es un asunto de que la gente tenga el acceso a la comida, a una dieta balanceada que refleje los recursos naturales regionales para evitar el impacto ambiental de la huella ecológica del traslado de la producción masiva, pero que no se haga con la ampliación de la frontera agrícola”, comenta la bióloga.

Los retos en el campo de la biodiversidad en México son enormes y la sociedad debe estar atenta para evitar perder los avances que se han logrado en lo últimos años en cuanto a la protección de especies amenazadas, la declaración de nuevas áreas protegidas y la legislación a favor del ambiente, indica Raúl Benet. “No podemos quedarnos con los brazos cruzados, siempre hay que estar al pendiente, sí existe la posibilidad de regresión, pero al contrario yo creo que es más fuerte la oportunidad de que las cosas avancen”, concluye.

El proceso electoral del 2018 en México será una oportunidad para que los candidatos a los distintos puestos de gobierno, desde los más locales hasta la Presidencia, puedan tomar en cuenta las preocupaciones de los expertos, activistas y comunidades indígenas en cuanto a la protección de la biodiversidad, los bosques y la participación de la comunidades en el manejo de sus recursos naturales.

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