La operación Harpía, como se denominó a esta acción militar para monitorear exhaustivamente una parte importante de la Amazonía peruana, se ejecutó los días 7, 8 y 9 de agosto. Y con ella se logró coordinar en tiempo real dos operativos policiales en dos lugares sensibles situados en los sectores de Puerto La Pastora y Tres Islas, en la ribera del río Madre de Dios.

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Acciones inmediatas contra la minería

 

La mañana del 9 de agosto, un equipo de 12 personas formado por miembros de la Fiscalía Especializada en Materia Ambiental (FEMA), la Capitanía de Puertos, la Policía Nacional y la Fuerza Aérea realizó un operativo de interdicción contra la minería ilegal en los sectores Puerto La Pastora y Tres Islas, en Madre de Dios, valiéndose de las imágenes que llegaron a sus celulares en el mismo momento que eran registradas por la FAP.

“Fue una operación en tiempo real” dice la fiscal Karina Garay, de la Segunda Fiscalía Especializada en Medio Ambiente de Madre de Dios. Ese día —cuenta Garay— mientras la FAP registraba las fotos y videos en 327 puntos, también enviaba información confidencial vía whatsapp al equipo, para que ingresen en las siguientes horas a algunos de esos lugares.

Los datos compartidos y georeferenciados permitieron enviar las coordenadas de la ubicación exacta de los campamentos, el número de dragas, la cantidad de personas y otros detalles de lo que encontrarían al llegar al punto identificado.

El resultado fue la destrucción de cuatro dragas, siete balsas, once motores, once bombas de succión, un generador eléctrico, balsas, mangueras y otros elementos que se utilizan en la extracción de oro en la selva. Un operativo coordinado que permitió asegurar la efectividad de la intervención.

“Muchas veces nos informan sobre lugares donde hay minería ilegal y cuando llegamos no encontramos nada porque tuvieron tiempo de huir. En cambio, bajo este sistema, cuando llegamos, encontramos todo lo que indicaban las imágenes”, precisa Garay.

Cada uno de los lugares que han sido monitoreados por los expertos del Centro de Vigilancia Amazónica y Nacional (CEVAN), que pertenece al Comando de Control Aeroespacial de la FAP, ahora están georeferenciados y serán vigilados por los próximos años.

El General FAP José Miguel Davis Molina, al mando de este equipo de trabajo, aseguró en una entrevista con Mongabay Latam que seguirán realizando este tipo de operaciones en otros lugares del Perú. “Empezamos en Madre de Dios por la cantidad de información que recibimos de la zona, pero tenemos planeado estar pronto en otros escenarios del país”.

Un segundo operativo, teniendo como base la información de la FAP, se realizó el 14 de agosto, en el cauce del río Malinowski, cerca de la comunidad nativa de Kotsimba, en la zona de amortiguamiento del Parque Nacional Bahuaja Sonene. La fiscal Karina Garay, que participó en esta acción, señaló que la Marina de Guerra, a través de la Dicapi de Madre de Dios, solicitó la inspección de esa zona. Por lo tanto, cuando se presentaron las imágenes recogidas en el punto indicado se decidió realizar este segundo operativo conjunto.  

De acuerdo con información del Ministerio Público, en el lugar se destruyeron dos retroexcavadoras, seis motores, un grupo electrógeno y 600 galones de combustible usados por mineros ilegales.

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Amazonía vigilada

 

Lo nuevo de la Operación ‘Harpía’ es que los puntos de monitoreo fueron definidos de manera colaborativa. Esta vez, el General Davis consideró importante hablar con las personas que llevan años estudiando los impactos ambientales en la Amazonía peruana. Por eso la operación se armó sobre la base de las solicitudes que recibieron de distintas instituciones públicas, organizaciones civiles e indígenas.

“Lo importante ha sido la coordinación con aliados de la sociedad civil para sumar capacidades. Ellos tenían sus requerimientos de información y nosotros hemos cumplido con satisfacer esa necesidad”, explica el General Davis.

El trabajo se realizó en conjunto con la Federación Nativa del Río Madre de Dios y Afluentes (Fenamad), la ONG Conservación Amazónica (ACCA), el Ministerio de Cultura, el Centro de Emergencia Regional (COER), la Dirección de la Capitanía de Puertos (Dicapi) y la FEMA.

Durante casi dos meses, cada una de estas instituciones presentó una relación de lugares para ser observados. Las demandas de ACCA se centraron principalmente en los campamentos de madereros y la tala ilegal. Para FENAMAD lo más importante era la minería y tala ilegal. El Ministerio de Cultura pidió vigilar zonas cercanas a las reservas de pueblos indígenas no contactados, mientras que la Capitanía de Puertos solicitó vigilar los los lugares cercanos al río Madre de Dios. En el caso del COER, el interés era evaluar la situación de quince cárcavas localizadas cerca de la ciudad de Puerto Maldonado.

Daniela Pogliani, directora de Conservación Amazónica, comentó a Mongabay Latam que para este operativo entregaron a la FAP puntos georeferenciados para detectar la presencia de tala ilegal en la concesión Los Amigos y en otros sectores, para una eventual acción en contra de estos ilicitos.

Para Julio Cusurichi, presidente de la FENAMAD, era importante monitorear algunos puntos sensibles donde, según información recibida por la federación, existe tala y minería ilegal, además de actividades vinculadas al narcotráfico. “Se invade territorio de comunidades nativas y se pone en riesgo la vida de los pueblos indígenas en aislamiento porque estas actividades están entrando a sus bosques”. El presidente de la Fenamad agregó que la información que reciban de la FAP servirá para demostrar lo que realmente está pasando en la selva.

El general Davis añade que la información recogida también será utilizada en algunos casos para plantear nuevas políticas públicas o sugerir modificaciones a las existentes. En otros casos, para realizar acciones tácticas en zonas puntuales que han sido detectadas y que están seriamente amenazadas.

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Imágenes que revelan una triste realidad

 

40 horas registradas ininterrumpidamente muestran un panorama desolador. En algunas de las fotografías, se puede ver cómo la cubierta verde de la selva se ve horadada por lagunas repletas de desechos tóxicos provenientes de la explotación minera ilegal. Todos ellos espacios contaminados hoy con mercurio.

Montículos de tierra que han reemplazado a los bosques y donde proliferan plásticos celestes que no son otra cosa que los campamentos montados por los mineros ilegales. Dragas, puentes, personas, caminos, deforestación causada por taladores ilegales, todo eso ha quedado registrado en estas imágenes. Y todo ello a veces confluye en un mismo punto.

Los videos son aún más impactantes porque te acercan a cada lugar. Desde una toma panorámica en la que solo se distingue los cerros de tierra hasta imágenes muy detalladas en la que se observan vehículos, galones de combustibles y hasta personas.

Las imágenes nocturnas también tienen su dinámica. En estos casos, la actividad de los motores o de las personas está marcada por la luminosidad que destaca en la toma. Un trabajo sofisticado que permite comprobar que la destrucción de la Amazonía no para, que avanza las 24 horas del día.

En algunos casos, incluso, se usó un software para analizar las imágenes mediante gamas de colores. Este fue, por ejemplo, el caso de las cárcavas, en zonas cercanas a Puerto Maldonado, donde existen depresiones causadas por la erosión del terreno y que podrían derrumbarse en cualquier momento, llevándose las casas ubicadas en los alrededores. En estas imágenes, el color rojo muestra cuáles son las áreas de mayor riesgo de derrumbe. El pedido para esta evaluación fue específicamente del COER, pues su interés es conocer el estado actual de estas hendiduras y tomar medidas para evitar una tragedia ante un eventual desastre natural.

Un equipo de 47 personas entre oficiales de la FAP y civiles participaron de la operación Harpía. Fueron 18 horas y media de sobrevuelos con la aeronave C-26B, implementada con un sensor ADS80 para las imágenes fotográficas y con una cámara que registra videos de alta resolución. Asimismo, 22 horas y media de monitoreo se realizaron con vehículos aéreos no tripulados de ala fija y ocho drones de ala rotatoria con cámaras de video HD, principalmente para registrar las cárcavas. Para los operativos nocturnos se usaron cámaras infrarrojas.

La ministra del Ambiente, Fabiola Muñoz, dijo a Mongabay Latam que parte de este trabajo de monitoreo consiste en compartir información entre los sectores. En relación con lo que sucede en Madre de Dios, Muñoz destacó que se ha formado un grupo integrado por funcionarios de ocho ministerios para enfrentar la problemática de la minería ilegal en esa región.

Artículo publicado por Yvette
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