La ganadería ilegal y el tráfico de madera arrasan con los bosques de la Reserva de la Biósfera del Río Plátano, declarada patrimonio de la humanidad por la UNESCO.En los últimos cinco años, la biósfera perdió 39 000 hectáreas de bosque, es decir, cada día se destruyeron 22 hectáreas. A orillas del río Wampu dos niños de aproximadamente nueve años juegan con la arena, van vestidos con botas, camisetas largas y sombreros. Este río es uno de los tantos que desemboca dentro de la Reserva de la Biósfera del Río Plátano en Honduras, que abarca una parte de Olancho, Gracias a Dios y Colón, departamentos con una economía minada por el tráfico de madera, la ganadería ilegal y el narcotráfico. A cien metros de los niños dos vacas se alimentan del frondoso pasto y al fondo salta a la vista un terreno deforestado con cicatrices marcadas por la tala de árboles. Estamos ingresando a Dulce Nombre de Culmí, municipio del departamento de Olancho situado en la zona de amortiguamiento de la Biósfera del Río Plátano, donde la presión ganadera es tan marcada, que de cada cinco casas, al menos tres se dedican a esta actividad.