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Latinoamérica es la región que más animales ha perdido en medio siglo

Spectacled bear (Tremarctos ornatus) in the Tabaconas Namballe National Sanctuary of Peru.

  • Informe Planeta Vivo 2018 presenta un diagnóstico de lo que está pasando con la vida silvestre, los bosques, los océanos, los ríos y el clima a nivel global.
  • En América Latina se ha reducido en 89 % las poblaciones de especies de mamíferos, reptiles, peces y otros animales, entre 1970 y 2014.
  • Los bosques han corrido similar destino. La Amazonía se ha reducido en un 20 % en el mismo periodo de tiempo.

Solo 
la cuarta parte de la superficie del planeta está libre del impacto de las actividades humanas y las proyecciones para 2050 indican que tendremos apenas un 10 % que no se haya visto afectado por nuestro consumo desmedido.

Los recursos naturales están desapareciendo a un ritmo acelerado y las cifras presentadas en el informe Planeta Vivo 2018, un diagnóstico de lo que está pasando con la vida silvestre, los bosques, los océanos, los ríos y el clima, dan cuenta de ello.

La Amazonía perdió la quinta parte de su territorio en los últimos 50 años. Foto: Brent Stirton / Getty Images.
La Amazonía perdió la quinta parte de su territorio en los últimos 50 años. Foto: Brent Stirton / Getty Images.

Más de la mitad de las poblaciones de animales a nivel global se han reducido en los últimos 50 años. En Latinoamérica la situación ha sido más crítica porque sus poblaciones se redujeron en casi el 90 %.

Los bosques están entre los ecosistemas más ricos, pero también entre los más amenazados. El 40 % de ellos han desaparecido desde 1970 y se calcula que entre el 60 % a 70 % de los que quedan están en riesgo por los efectos negativos de las actividades humanas, la alteración de los microclimas y las especies invasoras. La Amazonía no ha corrido mejor suerte, pues se ha quedado sin la quinta parte de su cobertura forestal.

La degradación del suelo impacta gravemente el 75 % de los ecosistemas terrestres, afectando el bienestar de más de 3000 millones de personas.

La Amazonía peruana perdió dos millones de hectáreas de bosques en los últimos 15 años. Foto: Jeffrey Dávila / WWF Perú.
La Amazonía peruana perdió dos millones de hectáreas de bosques en los últimos 15 años. Foto: Jeffrey Dávila / WWF Perú.

La razón de esta destrucción es el consumo humano desenfrenado de estos recursos que se manifiesta en la forma cómo nos alimentamos, cómo utilizamos el combustible, la energía, la tierra y el agua, indica el informe elaborado por el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF por sus siglas en inglés)

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Un planeta que se queda sin animales

Las cifras no son nada alentadoras. Entre 1970 y 2014, el 60 % de las poblaciones de mamíferos, peces, reptiles, entre otros, se han reducido por efecto de la acción humana. Esta disminución es aún más dramática en Sudamérica y América Central, regiones que han perdido hasta el 89 % de las poblaciones de especies silvestres.

La sobreexplotación y la actividad agrícola, como consecuencia del consumo desbordado, son las principales causas de esta preocupante desaparición de especies. 


Las poblaciones de mamíferos y otras especies están desapareciendo a un ritmo acelerados. Foto: WWF Perú.
Las poblaciones de mamíferos y otras especies están desapareciendo a un ritmo acelerados. Foto: WWF Perú.

De acuerdo con el estudio, de 1040 poblaciones evaluadas en la región, que representan 689 especies, las de vertebrados disminuyeron en promedio 4,8 % cada año. Este cambio ha sido el más brusco de todos los espacios biogeográficos analizados.

La pérdida del hábitat de las especies alcanzó un 22 % en todo el planeta entre 1970 y 2010. Pero en el Caribe el panorama es más dramático, la pérdida llegó hasta el 60 % y en otras regiones de América Central, el nordeste de Asia y el norte de África la reducción del espacio de vida silvestre superó el 25 %.

Christopher B. Anderson, investigador independiente de Sistemas Socio-Ecológicos, considera que este reporte “refuerza lo que ya ha sido documentado en otras evaluaciones de las últimas décadas —como el informe Plataforma Intergubernamental sobre Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos (IPBES)— sobre la degradación de la biodiversidad y los ecosistemas, pero aporta nuevos detalles al debate”. Revela, por ejemplo, que debemos preocuparnos por las especies que están en peligro de extinción, sobre todo en Latinoamérica, cuyas cifras son muy altas, tendencias que, según explica Anderson, “evidencian posibles extinciones futuras”.

Las especies acuáticas también se han visto afectadas por las actividades humanas. Foto: Jeffrey Dávila / WWF Perú.
Las especies acuáticas también se han visto afectadas por las actividades humanas. Foto: Jeffrey Dávila / WWF Perú.

El experto nos recuerda también que hay lugares en los que nos debemos enfocar como los ecosistemas dulceacuícolas y los bosques tropicales de Sudamérica.

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La Amazonía que desaparece

El planeta ha perdido el 40 % de sus bosques entre 1970 y 2014. Y solo en la Amazonía, considerado el pulmón del mundo, se concentra el 20 % de esta desaparición de la cobertura forestal

Las causas detrás de este retroceso en Latinoamérica están asociadas a la agricultura comercial de gran escala, la agricultura local de subsistencia, el crecimiento urbano, la expansión de infraestructuras y la minería. Situaciones que son visibles en dos de los países con mayor extensión de bosques Amazónicos, Brasil y Perú.

El Perú es el segundo país con mayor superficie amazónica. Foto: Jason Houston/Upper Amazon Conservancy
El Perú es el segundo país con mayor superficie amazónica. Foto: Jason Houston/Upper Amazon Conservancy

Con 70 millones de hectáreas de bosques, Perú es el segundo país con mayor superficie amazónica después de Brasil. Sin embargo, en los últimos 15 años, este país ha perdido dos millones de hectáreas de su Amazonía, debido principalmente a la agricultura migratoria, los proyectos de infraestructura mal planificados y la minería ilegal.  

Expertos en el tema sostienen que las áreas menos deforestadas corresponden a los territorios indígenas, pues en estas tierras solo el 8 % presenta deforestación.

Mariano Castro Sánchez-Moreno, exviceministro de Gestión Ambiental del Ministerio del Ambiente sostiene que el informe está poniendo sobre la mesa la necesidad de cuidar los recursos para salvaguardar nuestros medios de vida.

Se calcula en 24 000 millones de dólares los beneficios de la naturaleza en América Latina. Walter Aguirre/WWF Perú.
Se calcula en 24 000 millones de dólares los beneficios de la naturaleza en América Latina. Walter Aguirre/WWF Perú.

“Lo que está pasando es motivo de preocupación, pero evidencia lo que ha venido sucediendo desde hace varias décadas. En una evaluación que se hizo en el 2001 se señalaba que los cambios serían sin precedentes, ahora estamos viendo los efectos que se anunciaban en ese informe”, sostiene Castro.

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Mares y ríos se quedan sin peces

El crecimiento de la población se relaciona directamente con el incremento en la demanda de energía, tierras, agua y otros recursos.  Y esto a su vez incide en la reducción de especies, la degradación de la tierra y el impacto en los mares.

Estos últimos están expuestos a grandes presiones. Se calcula que en los últimos 50 años se ha extraído por lo menos 6000 millones de toneladas de peces e invertebrados de los océanos de todo el mundo. Un tercio de esta pesca afecta a  10 de las 1500 especies que existen a nivel mundial, según el informe.

El mar de Perú se captura el 10% de toda la pesca a nivel mundial. Foto: Yawar / WWF Perú.
El mar de Perú se captura el 10 % de toda la pesca a nivel mundial. Foto: Yawar / WWF Perú.

El mar peruano, por ejemplo, es responsable del 10 % de la pesca global y alberga la mayor pesquería del mundo de una sola especie: la anchoveta. Además, el país extrae la mitad de la pesca mundial anual de dos especies comerciales como son la pota y el perico. Una alta presión para uno de los mares más productivos y biodiversos del planeta.

Una investigación científica de Global Fishing Watch —considerada para el informe Planeta Vivo— señala que los lugares con mayor intensidad de pesca industrial de las grandes embarcaciones han sido reportados en el nordeste del Atlántico y el noroeste del Pacífico, así como regiones ricas en nutrientes frente a América del Sur y África occidental. A este panorama hay que sumarle los niveles alarmantes de contaminación por plástico en los océanos, un problema presente en los principales ecosistemas marinos del mundo, desde las zonas costeras y las aguas superficiales hasta las partes más profundas del océano.

El informe Planeta Vivo 2018 también menciona las amenazas que enfrentan los hábitats de agua dulce, como lagos, ríos y humedales. Señala que la alta presión humana ha reducido hasta el 83 % de de mamíferos, aves, anfibios, reptiles y peces desde 1970. Estos ecosistemas de agua dulce se ven afectados por diversos factores como la modificación, fragmentación y destrucción de hábitats, las especies invasoras, la pesca excesiva, la contaminación, y el cambio climático.

El 83% de las poblaciones de especies de agua dulce se han reducido. Foto: Jeffrey Dávila / WWF Perú.
El 83 % de las poblaciones de especies de agua dulce se han reducido. Foto: Jeffrey Dávila / WWF Perú.

“La naturaleza es rica en recursos y en base a ellos hemos construido una economía próspera”, dice Kurt Holle, director de WWF en Perú, durante la presentación del informe. Sin embargo, agrega Holle, “esta economía creciente nos está llevando a océanos sin peces, bosques vacíos y climas adversos. El futuro no se ve próspero, pero tenemos que revertir el problema”.

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Un camino de esperanza

 

Se calcula que el valor económico de los beneficios de la naturaleza para América Latina bordea los 24 000 millones de dólares anuales —equivalentes al producto bruto interno (PBI) de la región. Y a nivel global, se acerca a los 125 000 millones de dólares al año. Cifras que hacen visible lo que realmente valen los recursos naturales del planeta.

Para Anderson, si queremos encontrar una solución a este problema debemos empezar por reconocer el vínculo entre el desarrollo y la conservación, y entre la ciencia y otros tipos de conocimiento. “Debemos integrar estos aportes a la toma de decisiones y a la transición hacia modelos de desarrollo basados no solo en la expansión económica sino en el mejoramiento del bienestar humano a largo plazo”, agrega.

Todavía hay esperanza para detener la curva de deterioro de nuestro planeta. Foto: Nylva Hiruelas / WWF Perú.
Todavía hay esperanza para detener la curva de deterioro de nuestro planeta. Foto: Nylva Hiruelas / WWF Perú.

“El año 2020 será el ‘super año’”, dice Holle, en referencia al momento en el que los gobiernos de todo el planeta tendrán que revisar sus avances en los Objetivos de Desarrollo Sostenible, el Acuerdo de París y el Convenio sobre Diversidad Biológica. Un momento en que quizá se deba acoger un nuevo acuerdo mundial entre la naturaleza y las personas, como se hizo en París con el clima, menciona el informe Planeta Vivo.

El mensaje de este documento es concreto: “somos la primera generación en tener una imagen clara del valor de la naturaleza y de la situación tan grave que estamos enfrentando. Podríamos también ser la última generación que pueda hacer algo al respecto”.

No todo está perdido. La población de ballenas jorobadas, por ejemplo, que estuvo al borde de la extinción, se ha recuperado en los últimos 25 años a nivel mundial. También ha aumentado la cantidad de superficie del planeta que ahora está protegida.

Conocemos el problema, ahora corresponde hacer algo al respecto, dicen los expertos. Foto: Jeffrey Dávila / WWF Perú.
Conocemos el problema, ahora corresponde hacer algo al respecto, dicen los expertos. Foto: Jeffrey Dávila / WWF Perú.

Holle sostiene que si se quiere revertir la curva de la pérdida de la biodiversidad, los esfuerzos deben venir de todos lados, “no solo desde los gobiernos nacionales. Se debe trabajar con gobiernos subnacionales, empresas, asociaciones indígenas”.

El tiempo es corto hasta finales de 2020, sin embargo, los expertos creen que se trata más bien de una ventana de oportunidad sin igual para dar forma a una visión positiva para la naturaleza y las personas.

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