PALCASA está dedicada a la producción de aceite vegetal de palma, en el departamento de Río San Juan. Fue inscrita en el Registro Público Mercantil de Chinandega, el 16 de diciembre de 2004. El presidente de su Junta Directiva es Jorge Leopoldo Salazar Cardenal, extitular del MARENA, entre 2002 y 2003. El permiso ambiental le fue entregado por MARENA en diciembre de 2006, para la siembra de 3600 hectáreas de palma: 2400 hectáreas de nuevas áreas y 1200 hectáreas de resiembra.

La plantación de esas nuevas áreas fue posible gracias al financiamiento del Banco de Producción (Banpro) del grupo Promerica. Así lo indica la memoria de gestión de Banpro, del año 2005, donde menciona que uno de sus proyectos financiados fue Palmares del Castillo S.A para la siembra de 2400 hectáreas de palma y la operación de la planta de aceite crudo, aunque no especifica el monto financiado.

Otras investigaciones dan cuenta de que a través de la Sociedad Alemana para Inversiones y Desarrollo (DEG), adscrita al Banco Alemán al Desarrollo (KFW), la empresa obtuvo un financiamiento por $US 7 millones lo cual le permitió extender a casi seis mil hectáreas el área de palma.

En 2009, PALCASA registraba un área de 5463 hectáreas, 1863 hectáreas más de las adjudicadas por el MARENA en 2006. De esas hectáreas, 4118 estaban destinadas a la producción de palma, 1074 en tacotales, 244 a multipropósitos y 24 en la Planta Industrial. En 2013 la empresa había alcanzado 6000 hectáreas. El objetivo de la empresa era alcanzar unas 7000 hectáreas, señala el estudio “Dinámicas de concentración de la tierra en el sureste de Nicaragua”, publicado en 2017, por Amaru Ruiz.

Más tarde, en 2016, un estudio realizado por la organización ambientalista Centro Humboldt identificó unas 6646 hectáreas de Palma Africana en el área de amortiguamiento de la Reserva de Biosfera del Sureste de Nicaragua, incluyendo áreas sembradas por pequeños palmicultores. “PALCASA tiene en usufructo unas 230 hectáreas que están en propiedad de pequeños productores de Palma Africana, a quienes la empresa ha beneficiado con nuevas plantas para renovar las plantaciones antiguas”, asegura la investigación de Ruiz.

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Expansión del cultivo de palma sería ilegal

 

La expansión de la siembra de palma en El Castillo es ilegal revela el estudio “Palma africana: pan para hoy y miseria para mañana”, de la Fundación del Río en 2012. “El Estado le otorgó 3600 hectáreas y en la actualidad el cultivo ya se extendió a más de 5,00, de las cuales solo 2400 cuentan con un Estudio de Impacto Ambiental, y por lo tanto con un permiso para operar, las otras están ilegales”, se argumenta.

En 2010, la firma auditora UNIQUE del Banco Alemán KFW, el mismo que habría financiado a la empresa para extender sus plantaciones, realizó el “Informe de Auditoría Socio Ambiental: PALCASA y la Reserva Biológica Indio Maíz”. El objetivo de la auditoría era conocer las dimensiones de las plantaciones de PALCASA y revisar si dicha empresa se encontraba dentro de las asignaciones de áreas máximas establecidas por el permiso ambiental. La conclusión fue que la empresa operaba dentro de los límites o hectáreas del permiso ambiental. No obstante, los resultados de los mapeos muestran que hasta diciembre de 2009, PALCASA tenía 4118 hectáreas de plantaciones de palma, además de las 20 hectáreas sembradas en septiembre de 2010, más las 130 hectáreas adicionales que se planeaba establecer a finales de ese mismo año. Es decir, 688 hectáreas más de las otorgadas por el Estado.

El mapeo realizado por la Alcaldía del municipio de El Castillo en septiembre 2010, produjo similares resultados: PALCASA tenía, para ese año, 4158 hectáreas de plantaciones de palma y 400 en preparación, a ser sembradas. De hecho, la auditoría de UNIQUE menciona que las actividades de siembra de PALCASA se encontraban en desarrollo para el 2010, lo cual indica que la empresa continuó su expansión. “Todavía tienen 20 000 palmas en vivero a ser sembradas este año (2010). El 50 % de las palmas jóvenes será para reparar las plantaciones en las áreas ya provistas de palmas y el otro 50 % para las nuevas plantaciones (10 000 plantas de palma, para 65 hectáreas)”.

El proceso para extender la palma se inició a partir del 2007, mediante un acelerado proceso de compra de tierras a pequeños productores y cooperativas. La auditoría realizada por UNIQUE, añade que el uso de las tierras, antes de que PALCASA las adquiriera, era agrícola (28 % del área) o de pastoreo (9 %). Solamente el 16 % del área tenía ya plantaciones de palma.

La auditoría identificó que los productores que vendieron tierras con plantaciones de palma africana consideran las ventas como algo “negativo”; pero “podría ser la expresión de una frustración que tienen por no haber sido capaces de cultivar la palma con éxito por sí mismos”, califica el informe. Además, indica que casi la mitad usó las ganancias para consumo inmediato o cancelar deudas; y también consideró la venta de sus tierras como algo negativo.

La expansión mediante la compra de terrenos a pequeños propietarios agricultores no está amparado en el Permiso Ambiental que el MARENA le otorgó en su momento a PALCASA, afirma el estudio de Fundación del Río. Y agrega que ese modelo de expansión está teniendo graves repercusiones socioambientales en las comunidades, su población y en el área de la Reserva Biológica Indio-Maíz.

Para la auditoría, la práctica de adquisición de tierras de PALCASA ha sido conforme la legislación nicaragüense. “No ha habido reasentamientos involuntarios, ya sea directo o indirecto”.

El mecanismo era sencillo: PALCASA no se involucraba directamente en la compra de tierras sino que utilizaba a comunitarios como intermediarios, recuerda Noel Augusto Rivera Robles, exagente comprador de tierra de PALCASA, con quien conversaron Onda Local y Mongabay Latam. “El pegue (trabajo) mío era arreglar (negociar) las fincas, llevar la información a la empresa y entregar los cheques. Como uno es nacido y criado aquí en el lugar, todo mundo lo conoce. Uno iba a dar una visitadita y empezabas conversar de precio, ellos te decían que estaba bien, luego se medía la propiedad”.

Las deudas adquiridas para producir presionaban a los productores, señala Rivera. “Dos productores —Alexis y Donald Miranda— debían una plata, como la escritura estaba en el banco, yo le decía a la empresa: ‘son personas serias’. Con la confianza en mi persona, la empresa aceptaba y sacaba el cheque. Después fuimos con Alexis y Donald al banco, pagaron su deuda, sacaron las escrituras y se las llevaron a la empresa”.

Hace tres años, Rivera negoció la compra de varias fincas en las comunidades el Bosque, Buena Vista, Marcelo y El Brenes, ubicadas en El Castillo. Aunque no recuerda la extensión total del área comprada, señala que “había unas fincas de 140 manzanas, otras de 60, 70, 50. A lado del Bosque compré unas 15 fincas, de entre 50 y 120 manzanas”.

“Ellos (PALCASA) compraron para trabajar esas áreas con palma africana, pero parece que no les han cedido el permiso y ahí están las áreas sin sembrar”. A criterio de Noel, esta situación habría frenado la compra de tierra desde hace tres años. Otros actores locales consultados, coincidieron que PALCASA ha desistido de continuar la compra de tierras y ha optado por desarrollar proyectos pilotos con finqueros privados en la comunidad de Boca de Escalera.

Para este reportaje solicitamos entrevista al representante de PALCASA, Jorge Salazar Cardenal. Sin embargo, hasta la fecha no ha respondido a nuestra solicitud.

El comunitario y ambientalista, Samuel Polanco Centeno, estima que a la fecha PALCASA posee alrededor de 7000 hectáreas de palma y aún tiene áreas sin sembrar. “Lo que se ve son comunidades que van extinguiéndose porque la empresa compra la tierra y desplaza a la gente. Eso también hace mucho daño en el asunto de la conservación porque, normalmente, la gente que vende aquí se va a la Reserva”.

El productor Ramón Arceda Ordoñez, de la comunidad de Buena Vista, vive presionado porque su finca de 280 hectáreas ha quedado enclavada por las empresas de palma y melina. Estuvo a punto de venderla, pero la explosión de la crisis social y política de Nicaragua se lo impidió. “Aquí ya se va quedando esto listo, todo está rodeado de palma y melina. Uno va quedando rodeado por todas esas empresas y se le mete la idea de irse para otra parte. Los demás han vendido, solo queda mi finca, yo digo voy a vender ya por último, incluso anduve midiendo, pero ahí nomás los tranques”.

En Nueva Libertad, también de El Castillo, una productora originaria de Nueva Guinea, Región Autónoma de la Costa Caribe Sur, adquirió ocho hectáreas por herencia de su padre, hace 16 años. Cuenta que comunitarios contratados por las empresas le propusieron comprar la propiedad hasta por 24 mil córdobas la manzana ($US 740).

“Yo pertenezco a la Cooperativa COPROCAFUC —Productores de Cacao Familias Unidas de El Castillo— y de los 22 socios que éramos, solo estamos tres, el resto vendieron y se fueron”.

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Una historia de endeudamientos  

 

Los antecedentes del cultivo de la palma africana en el municipio de El Castillo se remontan a 1981, cuando se elaboró el proyecto de Cukra Hill y El Castillo, que el Ministerio de Desarrollo Agropecuario y Reforma Agraria (MIDINRA) decidió ejecutar en octubre de 1982.

En el municipio de El Castillo, sureste de Nicaragua, entre 1984 y 1987 se establecieron 1200 hectáreas de palma africana. Por ello, en 1988 el MIDINDRA organizó ocho cooperativas de palma africana y construyó una fábrica extractora de aceite.

A partir de 1990, las cooperativas entraron en crisis económica por la caída del financiamiento bancario y estatal, lo cual implicó que no pudieran pagar las deudas. No obstante, recibieron un espaldarazo de la Cooperación Austríaca para el Desarrollo, quien asumió la deuda. Finalmente, la fábrica cerró operaciones en 1993; las cooperativas no pudieron vender la producción y sus socios se volvieron a endeudar para pagar el mantenimiento de las plantaciones, con la esperanza de reactivar la fábrica, señala un estudio realizado por Suzelle Vérant.

La empresa E. Chamorro Industrial compró la fábrica en 1994 y reactivó la compra de palma a las cooperativas logrando comercializar 64 448 toneladas de fruta. En 1996, las ocho cooperativas conformaron la Unión de Cooperativas Palmeras (UCOPA R.L.), pero en el 2000 E. Chamorro Industrial cerró la fábrica. UCOPA R.L. se liquidó entonces y se conformó, dos años después, la Cooperativa Multisectorial Empresarios Palmeros con el objetivo de fortalecer el funcionamiento y la gestión empresarial de las cooperativas.

En el año 2000, Palmares del Castillo S.A. (PALCASA) anunció su deseo de comprar la planta. Pero las ambiciones de PALCASA iban más allá:quería un área de palma para producción propia.

El alto nivel de endeudamiento de las cooperativas, producto de los continuos fracasos de la planta procesadora, hizo que PALCASA lograra comprar a los socios de las cooperativas parte de sus plantaciones de palma, inicialmente un poco más de 350 hectáreas. Esto permitió a los cooperados pagar sus deudas. Las áreas que se destinaban al cultivo de granos básicos, fueron reemplazadas por plantaciones de palma.

Melvin Lenín Sevilla Romero, de la comunidad Las Colinas, El Castillo, contó que a su papá Domingo Sevilla, le quedaron alrededor de 15 hectáreas de tierra, luego de la desmembración de la cooperativa Marlon Zelaya. De las 15 hectáreas, seis están dedicadas a la producción de palma, cuatro a cacao y el resto en bosque.

La empresa les ha ofrecido comprar la finca, pero “nosotros no queremos deshacernos de la tierra, porque sembramos cacao, frutales, bananos. Nos ayuda económicamente y para la comida”.

Sevilla recuerda que PALCASA prometió apoyo a quienes se quedaron con “burritas (áreas) de palma” a cambio de venderles las tierras y echar a andar la fábrica. “Así fue el trato, darles toditas las tierras alrededor de las cooperativas, para que ellos echaran a procesar la fábrica”.

Pero los problemas no se resolvieron con la reactivación de la planta extractora de aceite. Melvin Sevilla calcula que entregan a PALCASA al menos dos toneladas de fruta de palma cada quince días a un precio de US $60.00. Sin embargo, la empresa no les paga puntualmente y tienen que esperar hasta seis meses para ver el dinero.

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Producción y exportaciones de aceite de palma en ascenso  

 

La Cámara de Productores y Procesadores de Palma Africana (CAPROPALMA) afirma que Nicaragua cuenta con 28 000 hectáreas de palma africana, en la Región Autónoma de la Costa Caribe Sur y Río San Juan.

Para el ciclo 2018-2019, el Plan Nacional de Producción, Consumo y Comercio, del Ministerio Agropecuario (MAG) proyectó el establecimiento de 43 500 manzanas de palma africana (30 450 hectáreas), de las cuales 38 mil manzanas (26 600 hectáreas) estarían produciendo 80 mil toneladas de aceite crudo.

La vicepresidenta nicaragüense, Rosario Murillo, informó en 2017 que el país tiene cerca de 30 mil hectáreas de palma africana, de las cuales 10 mil se establecieron en los últimos cuatro años, en el Caribe Sur y Río San Juan. Murillo hizo pública esa cifra al anunciar el inicio de operaciones de la empresa Aceitera Central Agroindustrial Nicaragüense, de capital guatemalteco, en el municipio de El Rama, Caribe Sur, con una inversión de 44 millones de dólares en la siembra de 7663 hectáreas de palma africana, cuya primera fase finalizará en 2019.

El Plan Nacional de Producción, Consumo y Comercio especifica que en 2016 se cosecharon 21 600 hectáreas con una producción de 50 500 miles de toneladas métricas de aceite crudo. Un año después, la cifra aumentó en 3600 hectáreas más y en 23 800 toneladas métricas de aceite crudo adicional.

Las exportaciones de aceite crudo de palma, principalmente a México, Honduras, Costa Rica y Estados Unidos, también han crecido en los últimos tres años. En 2016 fueron de US$ 22.8 millones, en 2017 de US$22.9 millones y para 2018 se proyectaban exportaciones por US$ 24 millones.

Imagen principal: Frutos de palma. Foto: Julio López

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