- Por el Día Internacional de la Mujer, recordamos este recuento de los avances y desafíos para las científicas de Latinoamérica.
- Cada vez más mujeres estudian ciencia. Aún así, su presencia en cargos de influencia y en la toma de decisiones sigue siendo muy marginal.
“No es un camino fácil”, cuenta Teresa Camacho, bióloga boliviana especializada en conservación y jefa del Centro K’ayra de Investigación y Conservación de Anfibios Amenazados de su país. “La gente asume que no puedes hacer el mismo trabajo. Que por ser mujer no aguantarías las salidas de campo por el desgaste físico que implican”, agrega.
Sin duda, ser mujer y hacer ciencia no es un camino sencillo. Las cifras indican que solo el 28 % de los investigadores de todo el mundo son mujeres. “En este momento, en la mayoría de las áreas de trabajo, las mujeres no están ni cerca de ser la mitad de aquellos que están sentados en la mesa tomando decisiones”, sostiene Paola Tello Guerrero, física colombiana que fue seleccionada en el 2017 para formar parte del programa australiano Homeward Bound, la expedición más grande de mujeres científicas a la Antártida.
Aunque ha habido avances en la participación de las mujeres en el campo científico también es cierto que aún persisten situaciones de discriminación dentro de sus espacios de trabajo y académicos. “Ingresas a una reunión y muchos colegas te saludan como ‘mija’, ‘reina’, ‘flaca’ o con el diminutivo ‘doctorcita’“, comenta Claudia Segovia, bióloga ecuatoriana y experta en la evolución y conservación de plantas con énfasis en los bosques andinos. Según las estadísticas, del total de los premios Nobel entregados, solo un 3 % ha sido recibido por mujeres y del universo de personas que cursan estudios de doctorado, solo un 25 % corresponden a mujeres. Según fundación L’Oreal, que trabaja junto a la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) en la iniciativa For Women in Science, la primera brecha de género comienza en la escuela primaria y se ensancha en la medida en que se adquieren mayores conocimientos.
Para hacer evidente esta situación, en el 2015, la Asamblea General de las Naciones Unidas instituyó el “Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia”, una fecha para hacer visible lo que aún falta para lograr el acceso y la participación plena y equitativa de las mujeres y niñas en la ciencia. “La brecha de género en los sectores de la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas (STEM) persiste desde hace años en todo el mundo”, señala un reciente comunicado de la ONU y las mujeres y niñas “todavía se encuentran insuficientemente representadas en estos campos”.
Mongabay Latam conversó con reconocidas científicas de Perú, Colombia, Bolivia, Chile y Ecuador sobre sus experiencias personales y sobre el desafío de ser mujer en la ciencia.
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¿Tienes alguna anécdota en la que hayas experimentado, personalmente, la brecha de género que existe en la ciencia?
Teresa Camacho (Bolivia). Bióloga, especializada en conservación, jefa del Centro K’ayra de Investigación y Conservación de Anfibios Amenazados de Bolivia:
Recuerdo ir a una salida de campo, eran todos hombres menos yo, que era la encargada de esta salida. Al llegar a un retén de la zona, donde teníamos que quedarnos, pidieron que se acerque el responsable para hablar con la empresa y la que bajó del auto fui yo. Lo primero que dijeron fue: “¡Pero es mujer!”, “Claro que soy mujer y ¿cuál es el problema?”. Al enfrentarlos me dieron varias razones, incluso que un oso podría secuestrarme. Al pasar los días esas ideas se fueron disipando.
Paola Tello Guerrero (Colombia). Graduada de física, desde 2015 trabaja en Inglaterra usando un escáner de rayos X y otros equipos para describir rocas. En 2017 fue seleccionada en el programa Australiano Homeward Bound, para la expedición más grande de mujeres científicas a la Antártida.
A propósito de mí expedición Antártida, quise migrar esto a Colombia y en 2017 creé ‘Antártida para Valientes’, un taller donde jugamos y discutimos el rol de la mujer en la sociedad y hablamos del cuidado del planeta desde el amor.
En este taller la primera pregunta que le hacemos a los participantes es: “¿Quién es valiente?”. Y después de estar frente a más de 6000 personas en talleres en Colombia, México e Inglaterra, puedo afirmar que las niñas levantan su mano más tímidamente, a medio camino, con pena, eso me dice mucho. Si les pido describir una persona valiente en la Antártida se imaginan un hombre con barba, muy rudo. Todos estos ejemplos son reflejo de nuestra educación y de los retos que tenemos.
Claudia Segovia (Ecuador). Bióloga, doctora en Evolución y Conservación de Plantas con énfasis en los bosques andinos del Género Polylepis.
En mi primer trabajo como consultora tuve que cocinar pavas de monte para toda la expedición, ya que nuestros guías Waos no podían asimilar que una mujer sea parte del equipo técnico. Esto se hizo con la aceptación del coordinador del proyecto.
A nivel académico, ingresas a una reunión y muchos colegas te saludan como “mija”, “reina”, “flaca” o con el diminutivo “doctorcita”.
He ocupado algunas coordinaciones donde hay un alto porcentaje de gestión y muy poco de decisión. Eso permite que la institución cumpla con un parámetro de equidad en áreas directivas, pero realmente tu nivel de impacto es muy bajo. Adicionalmente, se cuestiona tu capacidad académica para el cargo, ya que se asume que estás ahí por cierta “amistad” con las autoridades. Pero cuando tratas de visibilizar estos hechos, entonces eres considerada como una ‘feminazi’ o feminista desde una perspectiva peyorativa.
¿Te parece que es más difícil para las mujeres lograr legitimidad en la ciencia?
Audrey Grez (Chile). Bióloga, cautivada por los insectos. Ha dedicado su vida a estudiarlos, especialmente su ecología en ambientes fragmentados y agrícolas, con el fin de conservarlos a ellos y su función ecosistémica.
Las mujeres, en general, tienen un camino mucho más duro para avanzar en ciencia y en la carrera académica. Las cifras lo avalan. Por ejemplo, si bien ha incrementado la selección de carreras científicas de pregrado por parte de mujeres, aún en el postgrado su participación es muy minoritaria y muchas veces no logran terminarlo por tener que asumir un “rol” familiar en una sociedad aún muy machista como la chilena.
En mi Facultad, por ejemplo, somos solo tres profesoras titulares, de 15 en esta categoría. Cuando logran sobrepasar todas estas vallas y consolidan una carrera científica sólida, no siempre ello es reconocido. Basta constatar el bajo número de premios nacionales mujeres en relación al número real de merecedoras de este reconocimiento. En mi disciplina, la Ecología, soy la única mujer que ha ganado el Premio “Patricio Sánchez Reyes” de la Sociedad de Ecología de Chile.
Sin embargo, mi visión es optimista y creo que esto irá cambiando, sobre todo por la actitud de los jóvenes y por la visibilidad que el movimiento feminista, que partió en las universidades, le ha dado a los múltiples problemas de género.
Joanna Alfaro (Perú). Bióloga marina, es presidente de la ONG ProDelphinus que ejecuta proyectos de investigación y conservación en especies marinas amenazadas.
En general, observo que cuando se refieren a investigación o investigadores, por default se refieren a varones. Por ejemplo en reuniones, las preguntas las dirigen haciendo ‘eye contact’ hacia los varones, es muy raro. Pero las mujeres en ciencia somos capaces de cambiar eso, pues logramos identificar este tipo de cosas y podemos revertirlo.
Claudia Segovia (Ecuador)
Existen estudios, no en el Ecuador, que demuestran que las científicas tenemos que producir 2.5 veces más que un hombre para ser reconocidas. Las mujeres ganamos menos becas de investigación en general y cuando se eliminan los nombres y el género, el número de becas llega a un 50 %. Las mujeres recibimos menos promociones y, dependiendo del área, incluso hasta ganamos menos sueldos. Las mujeres publicamos menos y si lo hacemos, el porcentaje de primera (autora) y última (líder de la investigación) es bajo.
De acuerdo a los datos de la UNESCO, a nivel mundial existe un 30 % de investigadoras y si bien para Ecuador el dato es mayor que el promedio, 41 %, hay mucho por hacer ya que no solamente debemos tomar en cuenta la presencia de mujeres en ciencia, sino analizar otras variables: dónde están esas mujeres, el número de publicaciones, el tipo de publicaciones, la posición que ocupan esas investigadoras dentro del laboratorio, el número de proyectos como investigadoras principales, entre otros parámetros. Al revisar estos datos, nos vamos a dar cuenta de que no existe una equidad.
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¿Trabajas con otras mujeres o tu entorno laboral es más bien masculino?
Audrey Grez (Chile)
En el desarrollo de mi carrera ha habido una fuerte y fundamental participación de mujeres. Sin embargo, en mi entorno laboral, las mujeres aún son escasas. Por ejemplo, en mi Departamento somos 14 académicos y solo dos mujeres. En la Facultad completa las mujeres académicas somos solo 27 % (20 de 74 académicos). A nivel nacional, de los académicos con el grado de doctor solo 31 % son mujeres. Esta cifra es muchísimo más baja en algunas especialidades, como las ingenierías. Estas son las desigualdades que aún debemos superar.
Joanna Alfaro (Perú)
El ambiente donde me desenvuelvo es mayormente pesquero y por ende hay muchos varones. Sin embargo, en mi ambiente cercano de trabajo tengo la suerte de trabajar con muchas mujeres. Biólogas, principalmente, jóvenes que acaban recién la carrera o ya profesionales. Me gusta mucho trabajar con ellas porque siento que puedo compartirles un poco mis experiencias, tanto profesionales como de vida. Cosas que a mi me han ayudado mucho a desarrollarme.
Paola Tello Guerrero (Colombia)
Trabajo en un equipo multicultural y diverso, con buenas cifras en los informes de participación femenina, pero al entrar a reuniones representamos menos del 10 %. Este es el ejercicio que debemos hacer. Cuántas mujeres tienen voz y decisión, y en base a esto actuar por incluirlas.
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¿Crees que las mujeres, en particular, tienen un extra que aportar a la ciencia?
Teresa Camacho (Bolivia)
A mí no me gusta pensar que hay gente superior o mejor capacitada para la ciencia o cualquier otra área laboral. Yo creo que todos podemos ser capaces de asumir cualquier rol y va más allá de ser mujer u hombre. Se trata más bien de hasta dónde como persona quieras llegar. Lo que sí puedo asegurar es que las mujeres nos caracterizamos por trabajar con mucha pasión y energía. Afrontamos los retos de diferente manera y por supuesto somos capaces de hacer varias cosas al mismo tiempo, lo cual ayuda a ser eficientes en muchos aspectos.
Paola Tello Guerrero (Colombia)
Hombres y mujeres tenemos las mismas capacidades intelectuales.
La discusión va más allá de qué podemos aportar hombres o mujeres. Se centra en que los retos que tenemos como humanidad son tan grandes que necesitamos a todos. Sin embargo, en este momento, en la mayoría de las áreas de trabajo, las mujeres no están ni cerca de ser la mitad de aquellos que están sentados en la mesa tomando decisiones.
Como humanidad necesitamos a los mejores cerebros para nuestros retos en salud, cambio climático, alimentación y el uso de recursos naturales. Necesitamos esas científicas apoyadas por nuestros científicos.
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¿Cómo ha sido tu camino profesional? ¿Expedito o difícil?
Paola Tello Guerrero (Colombia)
Ha sido de mucho trabajo, disciplina y esfuerzo. Yo creo que el camino profesional está ligado a tus habilidades personales y técnicas, pero sin duda creo en el impacto negativo que tienen los estereotipos, la falta de opciones así como las ideas preconcebidas y muchas veces inconscientes alrededor de las mujeres.
El alcalde de Londres, Sadiq Khan, es apasionado por la igualdad de género y tiene un comercial en el metro de Londres que dice mucho. Envían a todas los hombres por las escaleras eléctricas y a las mujeres les piden llegar al mismo lugar por escaleras convencionales. Llegamos, pero más tarde y con más esfuerzo.
Claudia Segovia (Ecuador)
Tuve grandes mentores y modelos a seguir, en especial mi profesora en el Doctorado, la doctora Pamela Soltis, que me apoyó a mí y a mi familia en este proceso. Ella, junto con mis compañeras de laboratorio, me invitaron a conocer más sobre mujeres en ciencia y ahí me di cuenta que estos procesos de discriminación estaban tan normalizados en mí (como pasa con muchas mujeres) que jamás los había tomado en cuenta y que no los había incluído como desafíos extra para el desarrollo de mi carrera. En la actualidad, estoy mucho más consciente de estos eventos, micro y macromachismos, que llevan a discriminación y eso hace que los tome como un desafío diario.
Teresa Camacho (Bolivia)
No es un camino fácil. La gente asume que no puedes hacer el mismo trabajo. Que por ser mujer no aguantarías las salidas de campo, por el desgaste físico que implican. Para algunos, tener una mujer sola en el campo representa un peligro extra.
En mi caso, poco después de comenzar la carrera de biología comencé a trabajar en proyectos de investigación y esto, además de brindarme conocimiento y experiencia, me dio la oportunidad de demostrar que yo podía hacerlo bien. Desde entonces no dejé de estar relacionada con proyectos de investigación y cada vez con mayores responsabilidades. Es así que ahora estoy a cargo de varios proyectos.
Joanna Alfaro (Perú)
Claro que no ha sido expedito. Pero estoy muy satisfecha de decir que cada logro de hoy me ha tomado muchos años de trabajo. Ha sido durísimo, pero sumamente enriquecedor. He encontrado a personas, muchas mujeres, que me ayudaron muchísimo.
Foto Principal:Paola Tello Guerrero @pateguerrero
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