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¿Se debería devolver el tapir malayo a Borneo?

  • Algunos investigadores han propuesto devolver el tapir malayo a la isla de Borneo criando una nueva población cautiva en el lugar. No todo el mundo está convencido.
  • Este artículo es parte de “Salvar la vida en la tierra: palabras sobre la naturaleza”, columna mensual de Jeremy Hance, uno de los primeros redactores de Mongabay.

Hace cuarenta mil años —28 000 años antes de que la revolución neolítica hiciera que los cazadores-recolectores se asentaran en granjas, 36 000 antes de que las primeras pirámides tomaran forma, y 39 000 antes de la conquista normanda de Inglaterra— había humanos refugiados en una cueva en lo que hoy es la provincia de Borneo Oriental en la isla de Borneo, Indonesia. Esos humanos hicieron algo destacable: pintar. Pintaban animales. En lo que se ha llamado “el arte figurativo sobre roca más antiguo del mundo” (las imágenes son al menos 5000 años más antiguas que las que se encuentran en las cuevas de Timpuseng en Sulawesi, también en Indonesia, o Chauvet en Francia) estos primeros borneos pintaron bantengs —un tipo de bovino— y otros animales, como otro gran mamífero que seguramente sea un tapir malayo.

Si sabes algo sobre las especies de Borneo, puede que te pares a pensar: “¿Qué? En Borneo no hay tapires”. Y es cierto. No hay tapires ahora, pero pruebas arqueológicas recientes demuestran que los tapires malayos (Tapirus indicus) existieron en Borneo hace miles de años y que podrían haber sobrevivido hasta la edad moderna.

Cráneo de tapir malayo en el Museo de Osteología. Imagen de JimJones1971 en Wikipedia (CC BY-SA 3.0)

Por eso, hay quien pide a los funcionarios de Borneo que hagan una locura: llevar al tapir de vuelta a la región.

El tapir pasado y futuro

En 2009, Gathorne Gathorne-Hardy, conde de Cranbrook conocido naturalista, y Philip J. Piper, arqueólogo de la Universidad Nacional Australiana, publicaron un artículo sobre el descubrimiento de huesos de tapir en cuatro cuevas en los estados de Sabah y Sarawak en el Borneo malayo. Si a esto se suman las pruebas de que los primeros humanos pintaron un tapir en el Borneo indonesio, es posible que la especie estuviera una vez extendida por la isla, aunque fuera un habitante raro y reservado.

“Los tapires estuvieron presentes desde finales del Pleistoceno, llegando a principios del Holoceno y hasta hace mil años”, dice Gathorne-Hardy, también conocido como Lord Cranbrook. Añade que también hay pruebas interesantes de que el tapir sobrevivió hasta principios del siglo XX.

En 1826, Pierre Médard-Diard, naturalista francés que exploró Borneo, sostuvo que había matado un tapir en lo que hoy es la provincia de Borneo Occidental. Otros documentaron avistamientos o relatos de avistamientos por parte de grupos indígenas en el siglo XIX. En ese periodo, muchos naturalistas contaban al tapir entre las especies nativas de Borneo.

Sin embargo, al llegar el siglo XX, la ausencia de un cuerpo empezó a hacer sobrevolar la duda sobre la presencia de tapires en la tercera isla más grade del mundo, aunque siguió llegando información de avistamientos hasta los años treinta. El tapir incluso apareció en un sello de Borneo entre 1909 y 1949. Aunque hay mucho escepticismo en torno a esos avistamientos, no olvidemos que el tapir malayo es uno de los mamíferos de aspecto más inconfundible en el planeta. Tiene una nariz blandita en forma de trompa y partes blancas y negras muy marcadas.

Sin duda, es posible que el tapir consiguiera sobrevivir con una población desconectada en el siglo XX, como el rinoceronte de Sumatra, antes de desaparecer del todo. (En la actualidad, el rinoceronte de Sumatra está extinto en casi todo Borneo, aunque puede que algunos ejemplares sobrevivan en Kalimantán. Una hembra que podría ser el último rinoceronte salvaje de Borneo, fue atrapada recientemente en Borneo oriental). Después de todo, la extinción suele ser un proceso lento e irregular.

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Así que sabemos que el tapir estuvo en Borneo y sobrevivió como poco hasta hace 1500 años, como demuestra el molar de un tapir que se encontró enterrado con un humano. ¿Pero qué hacemos con esa información? O bien nada, o bien algo atrevido.

Pero antes de que podamos pensar en reintroducir el tapir en Borneo, es importante entender por qué podría haberse extinguido. Todos los huesos de tapir que se encontraron en cuevas los llevaron allí humanos (los tapires no iban allí a morir de forma natural), lo que significa que los cazaban mucho.

“Estoy seguro de que se cazaban tapires, el golpe final para una población cada vez más pequeña de unos animales que ya estaban estresados por factores ecológicos”, dice Gathorne-Hardy.

Tapir malayo (Tapirus indicus). Imagen de Rhett A. Butler.

Durante los últimos 10 000 años, los tapires también han perdido hábitat prioritario en Borneo. Según John Payne, líder de Borneo Rhino Alliance (BORA), los tapires necesitan plantas leñosas pioneras para sobrevivir. Sin embargo, en los milenios recientes la vegetación de Borneo ha pasado a ser una selva que cada vez tiene menos luz y menos nutrientes, lo cual deja poco espacio para las plantas convenientes para los tapires.

“Las plantas leñosas en el sotobosque de la selva, que tiene una cubierta forestal cerrada, son demasiado escasas y están llenas de compuestos tóxicos ‘secundarios’”, dice Pyane, y añade que “los tapires no pueden sobrevivir solo de eso”.

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Payne comenta que cree que la caza tuvo un papel importante, sin duda, pero añade que quiere combatir la “visión simple” de que los grandes mamíferos se extinguieron recientemente por una sola causa, sea la caza, la pérdida de hábitat o el cambio climático.

Aunque el Borneo de hace mil años quizás solo tuviera unos huecos de hábitat óptimo para tapires, no significa que la especie no pueda volver ahora a la isla.

Vuelta a Borneo

El conde de Cranbrook y Piper sugirieron por primera vez que se considerara reintroducir el tapir en Borneo en un artículo en 2007. Más tarde la Sociedad Malasia de la Naturaleza adoptó la idea.

En 2017, se empezaron a oír noticias que insinuaban que había conversaciones en las altas esferas, quizás incluso un acuerdo, para llevar al tapir de vuelta al estado malasio de Sabah. Sin embargo, los funcionarios del gobierno acallaron rápidamente los rumores.

¿Pero queda algo de hábitat para los tapires en Borneo? Payne dice que sí, debido a décadas de operaciones de tala enormes. Desde los 60 hasta los 90, los bosques que hoy son la Reserva de Vida Silvestre Tabin y la Reserva Forestal Ulu Segama Malua, sufrieron un gran volumen de tala, algo que, de forma involuntaria, creó más aperturas en la cubierta forestal y el tipo de fuente de alimento que necesitan los tapires. Tabin ya cuenta con infraestructura para albergar tapires, ha quedado ahí de su programa de cría en cautividad de rinocerontes de Sumatra.

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Cuando le pregunté al conde de Cranbrook si había algún inconveniente en la vuelta del tapir a Borneo contestó: “No se me ocurre ninguno”.

Eso no significa que la idea no sea polémica. Los funcionarios del gobierno tanto en Sabah como en la Malasia continental no quisieron hacer comentarios sobre el tema. Muchos investigadores de tapires se negaron a contestar tras repetidas peticiones de comentarios. Y no es que no lo intentara, tenía muchas ganas de escuchar los diferentes argumentos.

Finalmente, días antes de publicar esta columna, recibí noticias de un investigador de tapires que quería pronunciarse.

Un tapir malayo por la noche en el Parque Nacional Taman Negara, Pahang, Malasia. Imagen de Bernard Dupont en Wikipedia (CC BY-SA 2.0).

“100 % en contra”

Carl Traeholt es científico en la División de Conservación e Investigación del zoo de Copenhague y está en el comité directivo del Grupo Especialista en Tapires de la IUCN.

Traeholt dice que está “100 % en contra” y añade que “no hay absolutamente ninguna justificación ecológica ni de conservación [para reintroducir el tapir en Borneo]”.

Traeholt afirma que el tapir malayo “no está para nada cerca de la extinción”. La IUCN ha clasificado la especie como En Peligro con una población mundial de 2500 animales.

“El tapir se extinguió de forma natural [en Borneo] por una razón”, señala. “No hay duda de que los primeros humanos tuvieron un papel, pero la caza para obtener carne también existía en los pueblos indígenas de Malasia occidental y Sumatra, donde sigue habiendo tapires. Parece completamente hipócrita ‘reintroducir’ a los tapires en Borneo de nuevo”.

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Traeholt añade que las cifras también hacen que la reintroducción sea extremadamente cara. Según dice, harían falta unos 35-40 animales para que hubiera una población viable, lo cual significaría reintroducir unos 60-70, ya que no todos sobrevivirían..

Zainal Zainuddin, veterinario de BORA que ha trabajado muchos años con tapires malayos y rinocerontes de Sumatra, opina que la idea de una “liberación dura” disuadió a muchas personas. Con un plan así, los tapires se llevarían desde la Malasia continental, donde aún viven, y se soltarían directamente en el bosque de Borneo. Afirma que sería mejor utilizar a los tapires del continente para empezar una población criada en cautividad en Borneo. Si tuviera éxito, las crías de los tapires inmigrantes se podrían liberar en zonas protegidas de forma mucho más controlada. “No se tardaría demasiado”, dice..

No obstante, a Traeholt le sigue preocupando que los costes de un programa así reduzcan la financiación para otros programas más importantes.

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“El posible inconveniente es que se destinaría mucho dinero para una iniciativa de conservación que está más motivada por ‘el deseo de querer formar parte de la historia’ de los humanos que por una necesidad real y justificada de conservación”.

Hay un intenso debate sobre cómo los proyectos para animales carismáticos podrían quitar dinero a otros programas de conservación para animales menos conocidos, pero más importantes. Desde luego, el asunto es complicado, ya que en algunos casos, los donantes que financian proyectos “atractivos” quizás no aportarían nada para la conservación si esos proyectos fueran otros.

“Sabah no fue capaz de proteger a sus rinocerontes. ¿Por qué iba nadie a creer que van a tener más éxito con la protección del tapir? ¿O a querer aportar millones para esto?”, añade Traeholt.

Soñando con tapires

Gathorne-Hardy ve la situación de otra forma. Cree que la reintroducción de los tapires podría ofrecer una nueva población para un animal que cada vez está bajo más presión en Asia continental y Sumatra, ya que dice que puede que haya menos de 1000 en Malasia en estos momentos.

“Cada año el Departamento de Vida Silvestre de Malasia Peninsular tiene que rescatar tapires que se han visto desplazados de su hábitat natural por la tala del bosque, programas de plantación, etc.”, dice. “Varios han bajado hasta las carreteras, lo cual supone un gran peligro para los animales y las personas”.

Si se busca en Google Noticias “tapir” y “Malasia”, se obtiene una lista espeluznante de casos de tapires que han muerto en la carretera.

Además de crear una nueva población, llevar a tapires de vuelta a Borneo también podría “librar al Departamento de Vida Silvestre de Malasia Peninsular del coste recurrente y seguramente creciente de mantener tapires rescatados en cautividad durante lo que les queda de vida”, sostiene Gathorne-Hardy.

Los tapires rescatados de los bosques o de trampas suelen acabar en centros de rescate de vida silvestre, pero eso a menudo es una sentencia de muerte.

Tapir malayo. Imagen de Rhett A. Butler.

“En Malasia peninsular no hay ningún lugar al que se pueda trasladar a estos tapires ‘rescatados’ o heridos y liberarlos en Malasia peninsular”, dice Gathorne-Hardy. “Todo el hábitat disponible ya cuenta con una población”.

La vuelta de los tapires también podría impulsar el perfil de zonas protegidas como Tabin y Ulu Segama Malua, en incluso derivar en nuevas oportunidades para el ecoturismo.

En los últimos años, los conservacionistas se han visto asaltados por la idea de que tienen que hacer algo más que contar extinciones y dar la voz de alarma: deben mostrar optimismo e innovación. Tienen que hablar del progreso que se ha hecho para demostrar al mundo que podemos proteger los ecosistemas y la biodiversidad. Tienen que hacer que la gente se interese y se emocione, que ser conservacionista vuelva a ser atractivo.

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Y a pesar de todos los desafíos y posibles costes, devolver los tapires a Borneo sería muy atractivo, a falta de una palabra mejor.

Pocos lugares en el mundo necesitan historias positivas de conservación más que el sureste asiático. Allí se encuentran algunos de los índices de deforestación más altos del mundo, prevalece el síndrome del bosque vacío y se da una cantidad sorprendente de comercio ilegal de especies. Es un lugar que necesita una historia emocionante para enseñar lo que se puede hacer.

¿Por qué no hacerlo con el tapir blanco y negro de nariz blandita?

Esta historia podría haber tenido todos los ingredientes para ser extraordinaria (solo le haría falta algo de publicidad): un animal único y bonito se extingue, pero consigue volver gracias a la ayuda de dedicados conservacionistas. Sabah tendría una gran oportunidad de demostrar que está a la última en conservación y recuperación de la vida silvestre. Además, podría ser un orgullo para sus habitantes. Podría ser que una noticia optimista consiga más interés y esfuerzos para la conservación en general.

Hay muchas razones, detalladas de forma elocuente por Traeholt, para no perder tiempo ni esfuerzo con un proyecto así. Las razones para seguir adelante son menos tangibles y más insustanciales.

Tapir malayo (Tapirus indicus). Imagen de Rhett A. Butler.

No obstante, recuerdo que cuando era adolescente los conservacionistas devolvieron los lobos a Yellowstone. No había ningún motivo de conservación para hacerlo, la especie estaba mucho menos amenazada que el tapir malayo, y el proyecto fue muy polémico debido a que se trataba de un superpredador. Aun así, Estados Unidos lo hizo.

Es una historia de conservación que me sorprendió a los 15 años y me ha marcado hasta ahora: una señal de lo que es posible cuando hablamos de recuperar cosas que hemos perdido. El proyecto ha tenido un éxito innegable: hemos aprendido cosas con la vuelta de los lobos que no habríamos podido aprender si no se hubiera hecho.

Ya tenemos las pruebas de que los tapires vivieron en Borneo. Sabemos que los humanos fueron un factor que contribuyó a su extinción de la isla, aunque probablemente no fuera el único. Los conservacionistas saben cómo mantener y cuidar tapires en cautividad —Malasia peninsular ya cuenta con una cantidad significativa de animales en cautividad— y a la especie le vendría muy bien una nueva población.

¿Qué nos detiene?

Hace cuarenta mil años, los humanos pintaron la imagen de un tapir en una cueva en Borneo. Quizás, solo quizás, sea el momento de intentar dar vida a ese dibujo.

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Referencias:

CRANBROOK, E. o. and PIPER, P. J. (2013), Paleontology to policy: the Quaternary history of Southeast Asian tapirs (Tapiridae) in relation to large mammal species turnover, with a proposal for conservation of Malayan tapir by reintroduction to Borneo. Integrative Zoology, 8: 95-120. doi:10.1111/j.1749-4877.2012.00319.x

CRANBROOK, E. O. and PIPER, P. J. (2009), Borneo records of Malay tapir, Tapirus indicus Desmarest: a zooarchaeological and historical review. International Journal of Osteoarchaeology, 19: 491-507. doi:10.1002/oa.1015

Piper, P.J. and E.O. Cranbrook 2007. The potential of large protected plantation areas for the secure re-introduction of Borneo’s lost ‘megafauna’: a case for the Malay tapir Tapirus indicus. In R. Stuebing, J. Unggang, J. Ferner, J. Ferner, B. Giman and K.K. Ping, (eds) Proceedings of the Regional Conference of Biodiversity Conservation in Tropical Planted Forests in Southeast Asia, pp184-191. Kuching: Forest Department.

Louys, R.T. Corlett, G.J. Price, S. Hawkins, P.J. Piper. Rewilding the tropics, and other conservation translocation strategies in the tropical Asia-Pacific region. Ecol. Evol., 4 (2014), pp. 4380-4398

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