- Desde 2013 Rubén Alemán, veterinario y guardaparques del Parque Nacional Machalilla en la provincia de Manabí, dedica todos sus esfuerzos a salvar la vida de tortugas, aves y otros animales marinos.
- Gracias a donaciones, al apoyo de pasantes y voluntarios y a sus propios recursos, logró construir una clínica y adquirir máquinas de anestesia, rayos X y análisis bioquímico de sangre.
- En seis años ha rehabilitado 370 tortugas marinas ─todas en peligro de extinción─, más de 600 aves y 10 lobos marinos.
La contaminación por plástico en el océano es una realidad innegable. Al Centro de Rehabilitación de Fauna Marina del Parque Nacional Machalilla, en la provincia de Manabí en el centro de Ecuador, llegan decenas de tortugas afectadas. “Muchas de las que me llegan defecan basura y sufren de obstrucción intestinal”, relata Rubén Alemán, director del Centro y funcionario del Parque Nacional.
Rubén dirige el único lugar de Ecuador que rehabilita animales marinos y en el cual reciben, principalmente, tortugas, aves marinas, lobos marinos y algunos delfines. Su Centro de Fauna es vital para la vida silvestre, ya que es el único que atiende animales de toda la costa ecuatoriana, desde la provincia de Esmeraldas en el norte, hasta El Oro en el sur.
La historia en 1 minuto. Video: Mongabay Latam.
A pesar de su importancia, esta labor que inició en 2013 como una iniciativa de Rubén Alemán, fue creciendo gracias a su propio esfuerzo. Esa constancia hizo posible la construcción de una clínica ─en las playas de Puerto López, una ciudad y puerto pesquero en medio del Parque Nacional─ y de un espacio para la recuperación de los animales hasta que pudieran ser liberados.
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Seis años salvando vida marina
En 2012, Rubén Alemán realizó su primera cirugía a una tortuga marina. Debía retirarle un anzuelo que tenía incrustado en el esófago. La tarea era todo un acontecimiento en Ecuador, pues nadie antes había operado a uno de estos animales y, según dice Rubén, no hay mucha información sobre medicina de tortugas marinas. Lo positivo es que el asunto poco a poco ha ido cambiando gracias a los contactos que ahora tiene con otros centros alrededor del mundo que trabajan con estos animales.
Rubén no solo fue pionero en las cirugías, sino que logró ejecutarlas con éxito a pesar de que, hasta ese momento, solo había trabajado con animales silvestres terrestres. “La fauna marina es otro mundo y las tortugas terrestres y las marinas no se parecen en nada. Cambiar el chip fue difícil porque no encuentras expertos que te den cursos, solo en el extranjero pero son muy caros”, dice.
Aun así lo logró. Lo hizo “leyendo y haciendo”, como él mismo recuerda. Las necropsias a ballenas, delfines, lobos marinos, aves y, por supuesto, tortugas, le ayudaron a comprender la biología de ese gran mundo que hay bajo las aguas.
Todo esto lo realizaba ─y lo sigue haciendo─ mientras trabaja como guardaparque del Parque Machalilla, un área protegida creada en 1979 para proteger los ecosistemas de bosques secos y semisecos, y los ambientes marino-costeros del sur de la provincia de Manabí. Coordina a otros tres guardaparques y está a cargo de la biodiversidad del Parque. Pero sus labores van más allá de lo que podría pensarse, “los guardaparques aquí hacemos de todo”, le cuenta Rubén a Mongabay Latam y asegura que muchas veces se encarga de la limpieza y hasta tuvo que aprender de mecánica.
Sin importar todas esas ocupaciones, en 2013 decidió emprender su sueño: crear el primer centro de rehabilitación de fauna marina del Ecuador. Lo hizo solo, tocando las puertas de diferentes personas y organizaciones de Puerto López que fueron ayudándole a establecer la clínica y los espacios para la recuperación de animales.
Quien visite el Centro difícilmente pensaría que detrás de las máquinas y de todos los animales en rehabilitación está el esfuerzo de una sola persona que, durante seis años, ha sacado adelante el lugar de la mano de pasantes de Biología y Veterinaria, y voluntarios preocupados por la conservación de especies.
A las manos del doctor ─como lo llaman varios de los estudiantes que trabajan con él─, llegan en promedio 200 aves marinas y 120 tortugas cada año, además de algunos lobos marinos y delfines.
Hasta el día de hoy han logrado rehabilitar 149 tortugas que luego han sido liberadas en su hábitat natural y tienen actualmente 34 dentro del Centro. En cuanto a aves van 600 rehabilitadas, aunque algunas llegan con las alas fracturadas y es muy difícil hacer algo por ellas para que vuelvan a volar. Aunque trata de salvar la vida de todos los animales, algunos llegan tan mal que no logran recuperarse.
“Las aves marinas necesitan grandes espacios para poder vivir”, dice. Para él, si no pueden volar, su vida pierde sentido, a pesar de que algunas puedan curarse y estar bajo cuidados humanos. Para Rubén prima la parte biológica y el bienestar animal, por lo que en algunas ocasiones se toma la decisión de aplicarles la eutanasia. “En mi forma de ver toda la fauna silvestre tiene que estar libre, no me gustan mucho los zoológicos a pesar de que tienen su función”, comenta.
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Educación para proteger a las tortugas
En medio de toda la fauna marina que atiende, Rubén centra esfuerzos en las tortugas. Y es que de las ocho especies identificadas en el mundo, siete están en peligro de extinción y cinco viven en Ecuador. De estas, cuatro anidan en las playas de Puerto López: la tortuga verde (Chelonia mydas) En Peligro, la golfina (Lepidochelys olivacea) Vulnerable, la carey (Eretmochelys imbricata) En Peligro Crítico y la laúd (Dermochelys coriacea) Vulnerable.
“Al Estado le parece importante este trabajo porque atiendo especies en peligro de extinción y me han dado el terreno para operar el sitio, pero siempre se necesitará más ayuda”, asegura.
Las cifras sobre tortugas marinas que tiene el Centro de Rehabilitación dan cuenta de los grandes problemas que ocurren en el mar: cerca del 98 % de estos animales llegan lastimados como consecuencia de actividades humanas.
Una de las principales causas de heridas y muerte en tortugas es la interacción con los pescadores. “Cuando ellas caen en las redes o son atrapadas incidentalmente con anzuelos, las sacan, les torturan el cráneo y el caparazón y las tiran al mar. El 80 % de los animales tiene fracturas directas”, dice Rubén. También llegan con fracturas producidas por embarcaciones y con anzuelos en boca, laringe, esófago y estómago; momento en que deben pasarlas a cirugía. Otra causa de muerte es el ahogamiento cuando quedan atrapadas en las redes durante mucho tiempo.
Es por eso que la educación a la comunidad se convirtió en otra de las misiones del Centro. Moisés Rodríguez, estudiante de Veterinaria de la Universidad Agraria de Ecuador y voluntario en el trabajo con la fauna marina, es una de las personas que ha liderado este tema.
“La educación va dirigida principalmente hacia pescadores que son los más involucrados con el varamiento de tortugas. El objetivo es que implementen mejores técnicas de pesca y de respuesta cuando encuentren una”, dice. Las charlas en Puerto López poco a poco van dando resultado y algunos pescadores ya llevan a los animales hasta el Centro.
Además de esto, Moisés ayuda en la limpieza de los tanques y en la alimentación e inspección de los animales. “Hace casi dos años vine por primera vez y cuando tengo vacaciones en la universidad regreso y ayudo al doctor. Ya llevo dos meses aquí, no solo haciendo rehabilitación de fauna sino campañas de esterilización en Puerto López para bajar el índice de fauna urbana y evitar la sobrepoblación que afecte a los silvestres”, asegura.
Y es que el trabajo de Rubén está motivando a varios estudiantes universitarios para involucrarse en estudios de fauna marina. “Buscamos que la gente tome conciencia. Por ejemplo, la tortuga es una especie bandera y si se extingue, van a extinguirse una serie de especies menores como peces y pulpos”, comenta Moisés.
Según dice, en Ecuador son pocos los veterinarios que se dedican a la conservación. “Somos unos 20 y si cada uno esparce esa semilla, como me dice Rubén, estamos creando una nueva generación que seguirá el camino de la conservación”.
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Una historia de perseverancia
Cuando Rubén Alemán empezó con el Centro de Rehabilitación de Fauna Marina sabía que no la tendría fácil. Todo ha sido autogestión e incluso utiliza parte de su salario como funcionario del Parque Nacional Machalilla para comprar alimento para los animales y combustible para transportarlos.
Afortunadamente ha contado con el apoyo de personas que al ver su esfuerzo y pasión han decidido apoyarlo. Según comenta, hoteles como Mandala y Punta Piedrero han sido vitales para la construcción de la clínica y la compra de tecnología para atender a los animales.
Poco a poco el lugar fue adquiriendo los elementos que necesitaba y hoy, además de las instalaciones de la clínica, cuenta con una máquina de bioquímica sanguínea, una de anestesia, otra de rayos X y los elementos necesarios para revelar las radiografías.
Aurelio Cipriani y su esposa Maja Steiner son los dueños de la Hostería Mandala, una de las que más apoyo le ha brindado al Centro de Rehabilitación. Cipriani asegura que hace mucho tiempo no veía a alguien en Ecuador que trabajara con tanto amor por una causa y eso fue fundamental para que decidiera darle su apoyo.
Su hostería fabricó y vendió camisetas alusivas a las tortugas marinas y destinó todas las ganancias al trabajo de Rubén. “Con eso le ayudamos a comprar la máquina de rayos X, delantales de plomo y las máquinas para revelar las fotografías”, le dice Cipriani a Mongabay Latam.
Después de eso, hicieron una nueva edición de camisetas para ayudarle con materiales y sacos de cemento para construir el centro y para adquirir una máquina para el análisis químico de la sangre. “Ese trabajo fue el que nos ayudó a financiar todo eso”, recuerda. “Le ayudamos porque es una buena persona, ama su trabajo y ama a sus animales. No es el típico funcionario burócrata que trabaja lo menos posible”, agrega Cipriani.
Otras organizaciones también lo han apoyado. WildAid ─ONG internacional que trabaja con el tráfico ilegal de animales a través de la reducción de los productos provenientes de la vida silvestre y que apoya en el control y vigilancia de las Islas Galápagos— se interesó en la labor del Centro y donó algunos tanques y elementos necesarios para los rayos X.
“El año pasado profesionalizamos un poco el área para las operaciones, entregamos una mesa en acero inoxidable. Este año estamos financiando con algo más de 20 000 dólares para un equipo de revelado de imágenes de radiografías”, dice Manuel Bravo, director de WildAid Ecuador. La toma de radiografías había sido un problema porque las tortugas tenían que viajar a centros de salud humanos.
La organización trabaja en conservación de recursos con mucho énfasis en especies emblemáticas y la tortuga lo es, de ahí su interés en apoyar el trabajo de Rubén. “El Centro no es solo rehabilitación e introducción sino que hace un trabajo educativo y de sensibilización ambiental muy importante. Los resultados han sido excelentes y no solo se recuperan tortugas sino lobos, aves marinas e incluso animales terrestres”, asegura Bravo.
La esperanza de Rubén también está puesta en la ayuda que piensa brindar el Banco Alemán Gubernamental de Desarrollo (KfW) que hace dos años conoció el lugar y está gestionando los recursos para crear un gran hospital para tortugas.
Durante seis años el Centro de Rehabilitación de Fauna Silvestre ha avanzado a grandes pasos, tanto en infraestructura como en conocimiento. “Somos los únicos que hacemos algo por las tortugas marinas en Ecuador. Antes varaban y morían. Al inicio, mientras se aprendía, el porcentaje de rehabilitación era de 50 %, ahora estamos en un 85 % de animales que logran rehabilitarse”, dice Rubén.
Aun así, todavía necesitan más ayuda. La clínica se encuentra cerca de las oficinas del Parque Nacional Machalilla pero los tanques donde se recuperan las tortugas están en la zona norte de Puerto López, por lo que se necesita un vehículo para llevarlas y traerlas. Además, muchos de los animales varan en otras provincias y no se les puede transportar, por lo que es indispensable contar con una ambulancia.
“Mi objetivo es que este sea un centro de investigación. Mi meta es tener un gran hospital para fauna marina, especialmente tortugas”, dice con entusiasmo Rubén. “Todo lo que hacemos aquí es por la conservación de las especies. Esa es nuestra motivación”, concluye Moisés Rodríguez.
*Imagen principal: Tortuga en hidratación. Foto: Centro de Rehabilitación de Fauna Marina del Parque Nacional Machalilla.
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