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Vidas en riesgo: las peligrosas condiciones de trabajo de los guardaparques en Centroamérica

  • Una investigación conducida por muchos grupos de conservación reveló que las condiciones de trabajo de los guardaparques en Centroamérica son difíciles y, en algunos casos, peligrosas.
  • La mayoría de los guardaparques encuestados reportaron enfrentar en el transcurso de sus actividades situaciones que ponen en riesgo su vida, pero continúan apasionadamente con su papel en la protección de los tesoros naturales de Centroamérica.

América Central es el hogar de algunos de los ecosistemas más diversos del planeta: ricas sabanas, bosques tropicales y dunas costeras que alojan flora y fauna de modo generoso. A pesar de ello, los guardianes de estos lugares experimentan peligros casi constantes en el trabajo, de acuerdo con un informe nuevo que fue conducido por la Global Wildlife Conservation (GWC), Panthera, la Wildlife Conservation Society (WCS) y otras organizaciones.

Los autores del informe analizaron las condiciones laborales de los guardianes de la vida silvestre en más de 100 áreas protegidas de Centroamérica, para lo cual entrevistaron a 331 de estos guardianes, quienes provenían de Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Costa Rica y Panamá.

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“Queríamos echar luz sobre las motivaciones, retos y amenazas de los guardaparques”, dijo Roberto Salom, director del Programa del Jaguar en Costa Rica, también coordinador de Mesoamérica del grupo de conservación de felinos silvestres, Panthera.

El Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) y sus socios han conducido encuestas similares en Asia y África, pero esta investigación es la primera de su tipo en Centroamérica, según dijeron los investigadores.

Un guardián de la vida silvestre en Belice. Imagen cortesía de WCS Belice.
Un guardián de la vida silvestre en Belice. Imagen cortesía de WCS Belice.

Las organizaciones que colaboraron presentarán los resultados del estudio en el World Ranger Congress, que se realizará en junio del 2019 en Nepal. Los investigadores quieren usar los hallazgos para pedir mejoras en las condiciones laborales de los guardaparques.

“Esta información nos da bases sólidas para cabildear por cambios… a niveles regionales, nacionales e internacionales” dijo en una entrevista con Mongabay James Slade, un oficial de prevención del crimen de la GWC de Sudáfrica quien también contribuyó al informe.

Condiciones peligrosas e “infrahumanas”

Entre algunos de los hallazgos que surgieron del informe está la cantidad de guardaparques que enfrentan actualmente condiciones laborales riesgosas. Las encuestas revelaron que casi el 80 por ciento se ha encontrado en el trabajo con situaciones que ponen en riesgo su vida, mientras que dos tercios se han visto en interacciones violentas con personas o animales.

Los peligros más comunes que se reportaron fueron los conflictos con miembros de la comunidad, con cazadores y con la fauna. Más de la mitad de los guardaparques reportaron haber sido amenazados por cazadores y el 48 por ciento informaron haber recibido amenazas de gente de las comunidades locales. Más del 40 por ciento había tenido encuentros peligrosos con animales salvajes.

Estos números apenas corresponden a los resultados encontrados en las encuestas del WWF en África y Asia, donde el 80 por ciento de los guardaparques en África y el 63 en Asia también reportaron haber experimentado situaciones que ponían en riesgo su vida. Vistas todas juntas, las estadísticas pintan un panorama deprimente de la vida diaria de los guardianes de la vida silvestre.

Un bosque de manglares en Panamá, uno de los países centroamericanos que se incluyeron en el informe. Imagen por Rhett A. Butler/Mongabay.
Un bosque de manglares en Panamá, uno de los países centroamericanos que se incluyeron en el informe. Imagen por Rhett A. Butler/Mongabay.

Encima de estos riesgos, casi tres cuartos de los guardaparques dijeron no contar con las herramientas adecuadas para su propia seguridad. Por ejemplo, a diferencia de lo que pasa en varias partes de África, en los países centroamericanos los guardaparques por lo general no cargan con armas de fuego.

Incluso hacen falta protocolos de defensa básica, dicen los investigadores. “Latinoamérica es una de las regiones más peligrosas del mundo para los defensores del medio ambiente”, dijo Chris Jordan, el coordinador de Centroamérica y los Andes tropicales de la GWC, quien también contribuyó al informe. “Una parte de esto es que la gente en campo simplemente no tiene el apoyo que necesita para sentirse a salvo. No cuentan con protocolos de evacuación y no tienen entrenamiento para enfrentarse con la violencia o para recoger correctamente información de inteligencia.”

Pero las condiciones peligrosas y la violencia directa no son los únicos retos que los guardaparques enfrentan. Los resultados también revelaron condiciones de trabajo inferiores a lo normal, tales como baja seguridad de empleo, tiempo libre mínimo y beneficios limitados.

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La mitad de los guardaparques centroamericanos entrevistados dijo que pasaban solamente de 5 a 10 días al mes con su familia. Encima, casi el 40 por ciento se encuentra en contratos temporales, sin seguridad de empleo ni un plan de crecimiento claro; condiciones que prevalecen particularmente entre los guardaparques más jóvenes: dos tercios de los entrevistados menores de 25 años son empleados temporales.

En Asia y África, las condiciones fiscales similares de los guardaparques —junto a una general falta de apoyo— les provoca una tensión mental intensa y estrés psicológico, como reportó Mongabay el año pasado.

“En la mayoría de los países, los guardaparques trabajan en condiciones infrahumanas y sin garantías laborales”, dijo Leonel Pereira Delgado, un guardaparques del Parque Nacional La Cangreja, de Costa Rica. Para Delgado, quien también es el representante centroamericano de la Federación Internacional de Guardabosques, se puede seguir el rastro de las deplorables condiciones laborales de los guardaparques hasta la indiferencia de los oficiales gubernamentales y administrativos.

“A los gobiernos no les importan los recursos naturales y mucho menos quienes los protegen”, dijo.

 Amor a la naturaleza y al país

A pesar de las circunstancias complicadas, la mayoría de los guardaparques —más del 70 por ciento— dijo que quería que sus hijos siguieran sus pasos y se convirtieran también en guardaparques.

Los resultados de las encuestas también mostraron que la motivación principal de la mayoría de los guardaparques era el amor a la naturaleza y la aspiración a servir a la conservación de la biodiversidad —un sentimiento que Delgado comparte.

“Lo mejor [de ser un guardaparques] es ser capaz de… proteger los recursos naturales de mi país”, dijo.




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Esta pasión por la conservación de la naturaleza, tan profundamente arraigada, fue algo que tomó por sorpresa a los investigadores.

“Me conmocionó de modo positivo ver lo que motiva su trabajo y que eso que los conduce es su amor por la naturaleza, y que, incluso con todas las amenazas y problemas que enfrentan, quieran que sus hijos se conviertan en guardaparques también”, dijo Salom, de Panthera.

Guardaparques caminan a través de un bosque de Belice. Imagen cortesía de WCS, Belice.
Guardaparques caminan a través de un bosque de Belice. Imagen cortesía de WCS, Belice.

Los resultados también motivan todavía más a los investigadores de estas organizaciones a que hagan campañas a nombre de los guardaparques.

“Para mí es sorprendente ver los números reales, ver que a pesar del sufrimiento, a pesar de no tener apoyo adecuado o seguridad laboral, de verdad aman su trabajo y quieren servir al país y trabajar para proteger la biodiversidad y el patrimonio natural de sus países”, dijo Jordan, de la GWC. “Eso fue impactante para mí, pero reafirma la necesidad de ayudar a que estos trabajadores consigan lo que necesitan”.

Mayor reconocimiento

Mejorar las condiciones de los guardaparques no solo beneficia a los mismos, sino que también es crucial en la preservación de las tierras que protegen, dicen los investigadores. “Como los jaguares, los guardaparques en toda Centroamérica sirven como intrépidos guardianes de los ecosistemas, cuya presencia protectora ayuda a determinar la supervivencia de muchas especies amenazadas y tierras salvajes”, dijo Salom en una declaración.

Actualmente, casi el 15 por ciento del territorio continental está protegido, tan solo Centroamérica cuenta con más de 400 áreas protegidas. Las más de las veces, estos guardianes son la primera línea de defensa contra la miríada de amenazas que estas regiones biodiversas enfrentan. Es por eso que mejorar las condiciones de los guardaparques y proveerlos de los recursos que necesitan es algo crítico como parte de una conservación efectiva.

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“Si realmente queremos que funcionen estas áreas protegidas, si queremos que los corredores de la fauna funcionen, en verdad necesitamos asegurar las condiciones correctas para los guardaparques”, dijo Salom.

Los autores del informe dicen que es imperativo incrementar la seguridad laboral, ofreciendo más contratos permanentes para los guardaparques y proveyendo caminos claros para la superación en sus carreras. También merecen contar con lo básico en cuanto a seguros médicos y de vida, así como con los recursos y el equipo que necesitan para sentirse seguros.

De cualquier modo, sobre todo, los investigadores sostienen que el cambio más apremiante que se requiere es que los gobiernos y las organizaciones —tanto domésticas como internacionales— reconozcan el papel vital de los guardaparques en la protección de las regiones más amenazadas del mundo.

Guardaparques utilizan una aplicación que les permite subir observaciones en tiempo real desde el campo. Imagen cortesía de WCS Belice.

Grandes porciones del territorio del planeta están protegidas ahora, y los conservacionistas esperan que aumenten en número, como dijo Jordan. El Convenio sobre la Diversidad Biológica, un organismo internacional, por ejemplo, ha establecido la meta de proteger el 17 por ciento de la superficie terrestre y de las aguas continentales para el 2020.

“Es simplemente ridículo pensar que la gente que está cuidando de tanto [territorio del] planeta no obtenga el apoyo que necesita”, dijo Jordan. “Un primer paso es que los gobiernos inviertan en los guardaparques y se enorgullezcan de ellos al mismo nivel que lo hacen con otros primeros intervinientes.

La imagen de la cabecera es de un equipo de guardaparques en el Parque Nacional Cusuco, en Honduras. Imagen cortesía de Panthera.

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Nora Ward es redactora en prácticas de Mongabay, filósofa y escritora de la naturaleza originaria de Irlanda. Encuéntrala en Twitter: @noraw_1

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