El biólogo peruano, uno de los más reconocidos expertos en ictiología del país, empezó la única colección de peces de agua dulce peruana a comienzos de los setenta. Hoy esta alberga 650 000 ejemplares de 1100 especies.Ortega explica que si bien los ríos amazónicos son los más biodiversos, son también los más amenazados por la deforestación, la minería ilegal y los grandes proyectos de infraestructura como las represas y la polémica hidrovía amazónica. Los ecosistemas de agua dulce eran un misterio a finales de los años sesenta en Perú. Aunque es probable que lo sigan siendo hasta ahora si se revisa esa lista larga de temas pendientes por investigar. Por esos días, Hernán Ortega, biólogo, un apasionado y experto en ictiología —los más de 45 años dedicados a esta disciplina lo confirman— cuenta que era muy poco lo que se sabía de ese tópico en el país, por eso cuando vio un aviso en la Facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM), en agosto de 1971, en el que se anunciaba “Se necesitan cuatro tesistas para la selva”, no lo pensó dos veces y respondió al llamado. La entidad que convocaba a los estudiantes era el Instituto Veterinario de Investigaciones Tropicales y de Altura que pertenece a la UNMSM, la misma universidad en la que estudió Ortega, la misma a la que le ha dedicado toda su vida profesional. Los cuatro estudiantes elegidos tenían que aceptar pasar 90 días en la selva por 10 días en Lima, y Ortega no solo eligió ese sistema, sino también investigar los peces de la Amazonia. Su curiosidad no solo estaba asociada a sus ansias por generar nuevo conocimiento, sino porque vio en ese instante la oportunidad perfecta para iniciar la primera colección ictiológica peruana.