- Aunque las autoridades se habían comprometido a votar el área protegida a finales del año pasado, el proceso se detuvo sin mayores explicaciones.
- Los habitantes de Tierra del Fuego convocaron a una asamblea para declarar Península Mitre área protegida por voluntad popular y dirigirán su petitorio directamente a la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.
Desde el 2002 que los argentinos de la provincia de Tierra del Fuego intentan proteger Península Mitre, el rincón más austral de este apartado pedazo de tierra ubicado en la región Antártica. El objetivo es resguardar el patrimonio histórico y natural de un lugar que por sus condiciones climáticas extremas, se ha mantenido en aislamiento permitiendo la conservación de una rica biodiversidad tanto marina como terrestre.
En diciembre pasado, la creación del Área Protegida Península Mitre estaba a punto de hacerse realidad. Solo faltaba su aprobación en el poder legislativo de la provincia de Tierra del Fuego (en Argentina, país federal, cada una de las provincias es autónoma con su propio poder ejecutivo, legislativo y judicial). Sin embargo, llegado el momento, la Legislatura de la Provincia decidió no tratar la ley y el asunto quedó cerrado ante la consternación de científicos, conservacionistas y habitantes de Tierra del Fuego que esperaban por fin ver concretada una antigua reclamación.
La historia en 1 minuto. Video: Mongabay Latam.
El sábado 1 de junio, en una asamblea convocada por los ciudadanos de Tierra del Fuego, entre los cuales se encuentran científicos, representantes de comunidades indígenas, miembros de instituciones de la sociedad civil y empresarios del turismo se proclamó, simbólicamente, la Península Mitre como Área Protegida por voluntad popular. Más de mil firmas lograron reunirse en un documento que será presentado ante la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) esperando que dicho organismo respalde la voluntad de proteger Península Mitre y el proyecto de conservación que aguarda por ver la luz.
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La detención del proyecto de conservación
“Los referentes de organizaciones no gubernamentales conversamos con todos los legisladores (provinciales) y ellos comprometieron el tratamiento del proyecto y su votación positiva para la última sesión parlamentaria del año”, cuenta Nora Loekemeyer, quien fue entre 1989 y 2008 directora de Áreas Protegidas del Gobierno de la Provincia de Tierra del Fuego y la persona que coordinó la creación del proyecto de conservación. Pero cuando llegó el día de dicha sesión parlamentaria, los legisladores decidieron no tratar el tema alegando que aún estaba pendiente la aprobación de dos leyes —que debían acompañar el tratamiento del área protegida— referidas a la creación del Cuerpo de Guardaparques y de un Fondo para el financiamiento del Sistema Provincial de Áreas Protegidas.
Esto ocurrió en diciembre de 2018 y se comprometieron a retomar la votación en marzo de 2019, sin embargo, hasta la fecha los habitantes de Tierra del Fuego siguen esperando.
“Los legisladores que no quisieron dar tratamiento al tema fueron los del bloque Frente para la Victoria, quienes responden a la gobernadora Rosana Bertone”, asegura Loekemeyer. Mongabay Latam intentó comunicarse con la gobernadora y con el Secretario de Ambiente de la Provincia, sin embargo, hasta la publicación de esta nota ninguno de los dos dio respuesta a nuestras preguntas.
Hasta ahora no existe un comunicado oficial acerca de las razones por las que la Legislatura de la Provincia de Tierra del Fuego decidió no tratar el tema. La ausencia de información ha dado así lugar a especulaciones.
El 11 de diciembre 2018 se realizó una audiencia pública frente a la construcción del Corredor Costero del Beagle, una ruta que el gobierno de Argentina se encuentra ampliando y que bordea el sudeste de la isla Grande de Tierra del Fuego, conectando la capital provincial (Ushuaia) con varias localidades desplegadas en la ribera del canal Beagle. Hasta dicha audiencia llegaron representantes de distintas organizaciones ambientalistas para manifestar su disconformidad con la ruta. Según Luis Turi, uno de los líderes en la creación del proyecto de protección de Península Mitre, dicha ruta “no tiene ningún criterio de construcción y que está impactando sobre el patrimonio natural y cultural de una forma descomunal”. Quienes esperan por la creación oficial del Área Protegida Península Mitre, sospechan que la oposición de los ciudadanos a la construcción del Corredor Costero del Beagle sería la razón por la que la Legislatura de la Provincia habría decidido no discutir la declaración del área.
Leonardo Collado, Director de Bosques de la Secretaría de Ambiente de la Provincia de Tierra del Fuego, asegura que se trata de un problema complejo que la gobernación está atendiendo. “El ejecutivo estaba trabajando en eso. Venía todo avanzando bien. Mi opinión es que quedó frenado en virtud de estos conflictos con estos otros proyectos”.
Loekemeyer sostiene que les gustaría no tener que vincular la demora en la creación del área protegida con su oposición a la construcción del Corredor Costero del Beagle. Sin embargo, lo que es cierto, sostiene Loekemeyer, es que todo se detuvo después de la polémica audiencia pública en la que participaron.
Los ciudadanos que se oponen al Corredor del Beagle, además, temen que esta obra esté vinculada al desarrollo de proyectos de salmonicultura. “La construcción de la reserva implica que no haya desarrollo de proyectos salmoneros”, dice Turi.
La asamblea que proclamó por voluntad popular a Península Mitre como zona protegida tiene como objetivo “hacer llegar nuestra firme convicción en relación a la protección del patrimonio natural y cultural que encierra Península Mitre hasta la Unión Internacional de Conservación de la Naturaleza”, dice Loekemeyer, con el fin de encontrar vías alternativas para lograr finalmente la protección del lugar.
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Un sitio para proteger
Actualmente Argentina cuenta con el 7,8 % de su territorio marítimo protegido y para el 2020, el porcentaje debería aumentar por lo menos al 10 %, según el compromiso asumido por el país como parte del Plan Estratégico para la Diversidad Biológica, más conocido como Metas Aichi.
El Área Natural Protegida Península Mitre abarcaría la porción terrestre del extremo oriental de la Isla Grande de Tierra del Fuego, más 12 millas de mar contadas a partir de la costa, incluyendo la totalidad de islas e islotes comprendidas en esa área.
Su remota ubicación geográfica, las dificultades de navegar y de atracar en la costa debido a los fuertes vientos y la fiereza del océano, han permitido que este espacio se conserve prácticamente prístino. Península Mitre es así una de las zonas de Tierra del Fuego más importantes en biodiversidad. De hecho, es aquí donde se concentra el más alto porcentaje de colonias reproductivas de todo el archipiélago fueguino.
Los bosques de algas marinas, específicamente de cachiyuyo, forman un cinturón a lo largo de la costa de la península que sirve de refugio, zona de cría y de alimentación para diversos invertebrados y peces.
Los bosques marinos son particularmente importantes para el lobo marino de un pelo (Otaria flavescens), el delfín austral (Lagenorrhinchus australis), el cormorán imperial (Phalacrocorax atriceps), el cormorán de cuello negro (Phalacrocorax magellanicus) y el pingüino de penacho amarillo (Eudyptes chrysocome). Este último que se encuentra en estado Vulnerable, según la UICN, tiene en La Isla de Los Estados su colonia más grande en el mundo, con 140 000 parejas, y se alimenta en las aguas de Península Mitre.
El lobo marino de un pelo, también vulnerable y que por muchos años fue cazado por su pelaje y faenado en industrias hoy abandonadas de la isla, “se está recuperando”, asegura la bióloga marina, Andrea Raya Rey. En cuanto al delfín Austral, “existe aquí una población residente en verano”, dice la bióloga. Otros animales como el petrel Gigante del Sur, marsopas, elefantes marinos, albatros de Ceja Negra, pingüinos de Magallanes conforman la rica biodiversidad marina de este lugar.
El documento donde se expone el proyecto del área protegida, asegura que “durante la temporada de cría es poco frecuente que los animales realicen grandes desplazamientos desde las colonias para alimentarse”, por lo que “es importante establecer un grado de protección efectivo para las localidades de crianza”. Así mismo, el proyecto señala que “no menos importante es asegurar, con medidas de conservación, el hábitat de alimentación de las diferentes especies de aves y mamíferos marinos, al menos en una zona alrededor de las colonias que incluya las áreas máximas de dispersión de estas especies”.
Península Mitre es también una importante área de cría de especies de importancia comercial, como la merluza de cola (Macruronus magellanicus), el abadejo (Genypterus blacodes), el bacalao austral (Dissostichus eleginoides) o las diferentes especies de centollas que, según el documento oficial para la creación del área protegida, realizan migraciones hacia aguas someras en busca del refugio que brindan los bosques de algas para aparearse.
Es por ello que el proyecto indica que las áreas marinas, que se sugiere incorporar a la zona de reserva, “cumplirían justamente el objetivo de conservar santuarios reproductivos donde la intervención está excluida. De esa manera, se obtendría un flujo de juveniles que repoblarían las zonas bajo explotación”.
En tierra, Península Mitre es un área de especial importancia para el guanaco (Lama guanicoe), pero también es el hogar del zorro colorado (Lycalopex culpaeus) ya desaparecido en gran parte de su rango original de distribución. También del huillín (Lutra provocax) y del chungungo (Lutra felina), dos especies calificadas En Peligro de extinción, de acuerdo al listado de Recalificación de la Fauna Silvestre Patagónica.
83 especies de aves viven aquí entre las que se encuentran algunas bajo amenaza, de acuerdo al mismo listado.
Así, es posible de encontrar acá al Cauquén cabeza colorada (Chloephaga rubidiceps) amenazado de extinción, el Carancho austral (Phalcoboenus australis), el Chorlote blanco (Chionis alba) o la Remolinera Antártica (Cinclodes Antártica), todas vulnerables.
Pero sin duda, uno de los aspectos más representativos de la flora fueguina son sus amplias turberas, las más grandes de Sudamérica. Se trata de ecosistemas en base a musgos creados por acumulaciones orgánicas que no se descomponen y que poseen valiosas funciones ambientales.
Leonardo Collado, Director de Bosques de la Secretaría de Ambiente, señala que el aspecto más destacable de las turberas es que “son reservorios de carbono importantísimos”. De hecho, aunque las turberas en el mundo solo cubren el 3 % de la superficie del planeta, contienen el doble de carbono que la biomasa forestal mundial. Es así como las turberas contribuyen ampliamente a la mitigación del cambio climático, pero “cuando se drenan o se destruyen, liberan carbono a la atmósfera en forma de gas de efecto invernadero y también Metano”, explica Collado.
Las turberas son además grandes proveedoras de agua potable. Y es que entre las especies que las componen existen algunas como el musgo Sphagnum que es capaz de absorber grandes cantidades de agua: hasta 20 veces su propio peso en seco. Es por ello que también regulan el escurrimiento de agua proveniente de las montañas y amortiguan las crecidas de los ríos reduciendo la posibilidad de inundaciones.
Por último, la turba, al formarse bajo condiciones donde el material vegetal se conserva por miles de años, permite el estudio de la evolución de la temperatura y otros factores ambientales a través de la historia.
Con todo, los habitantes de Tierra del Fuego y científicos de todas las áreas de la conservación están convencidos de que Península Mitre reúne todos los requisitos para ser resguardada y están decididos a no rendirse hasta que este remoto lugar del mundo sea declarado formalmente como una área natural protegida.
Imagen central: Península de Mitre, Argentina. Foto: Abel Sberna.
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