De acuerdo con el conteo de monos realizado en 2018, hay por lo menos 350 ejemplares que han nacido y viven dentro de la UMA, y se calcula que actualmente la cifra podría rondar los 400. El próximo censo está programado para diciembre de 2019 “pero no sé si vamos a poder contarlos”, señaló la persona entrevistada.

La UMA arrancó con un subsidio del gobierno mexicano, un incentivo que a los pocos meses dejó de llegar, cuentan las personas allegadas a Álvarez. El proyecto, sin embargo, se mantuvo a flote con la ayuda de donaciones, de ingresos provenientes del aprovechamiento legal de un banco de arena y con el dinero del propio Tío Guato.

Saraguatos se convirtió en un refugio para decenas de “cuadrillas” de monos e innumerables ejemplares de otras especies, un espacio natural que podría desaparecer por la falta de fondos y por la ausencia de seguridad para las 8 personas que trabajan fijo y las otras 40 que laboran como externas. Muchos de ellos confiesan que también han sido amenazados de muerte.

La fuente cercana a Álvarez Flores que habló con Mongabay Latam asegura que si el proyecto desaparece, el predio tendría que venderse y podría pasar a manos de propietarios vecinos que son productores del polémico monocultivo de palma africana. Esto —dijo— se debe a una “cláusula vecinal” que entraría en vigor en caso de llevarse a cabo la puesta en venta.

El mono saraguato ha sido una de las especies afectadas por la práctica de la agricultura extensiva con cultivos de palma africana en el sureste mexicano, principalmente en los estados de Tabasco y Chiapas. El investigador de la Universidad Intercultural de Chiapas, León Enrique Ávila, indica que donde ha llegado la palma africana han desaparecido los aullidos de los monos.

 

 

Eso es lo último que desean las personas que quedan en el proyecto: “Estamos viendo el futuro de la UMA porque no se puede perder el trabajo de don José. Lo que destruyeron no solo fue a alguien que denunciaba, destruyeron el futuro de la diversidad en México”.

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¿Quién era el Tío Guato?

 

Una persona que se identificó como “hijo en la conservación” de José Luis Álvarez Flores le envió a Mongabay Latam un escrito en el que reseña parte de la vida del conservacionista.

Su familia es originaria del norte de México, él nació en la capital del país y el destino los llevó a los parajes selváticos del sur, donde paradójicamente construyeron su patrimonio con la ganadería. El propio José Luis Álvarez fue ganadero, algo que no lo hacía sentirse orgulloso.

“José Luis se dedicó muchos años a la ganadería, al comercio y el mismo comentaba que fue en aquellos años un ‘depredador’, pero que ahora se había convertido para devolverle a la naturaleza mucho de lo que le dio. Es por ello que desde el 2012 destina su vida a la conservación de la biodiversidad del río Usumacinta”, dice el escrito.

Es un proyecto ampliamente conocido y no solo por los monos aulladores, sino también porque es el hogar de iguanas verdes, garzas tigre y de más de 70 especies de vertebrados, “muchos de ellos en peligro de extinción”. Esto, señala el texto, es la puesta en práctica del “sueño” del Tío Guato lograda a pesar de que los subsidios no volvieron jamás después del arranque del proyecto.

Un grupo de estudiantes, de visita en la UMA Saraguatos, en tareas de observación. Foto: cortesía UMA Saraguatos.
Un grupo de estudiantes, de visita en la UMA Saraguatos, en tareas de observación. Foto: cortesía UMA Saraguatos.

“Él comentaba ‘me dejaron embarcado’, cero apoyos. Aun así, mediante los estudios de impacto ambiental y concesiones de la Comisión Nacional del Agua, logró establecer en la margen del río un pequeño banco de arena totalmente legal. José Luis utilizaba la arena para que las iguanas tuvieran un sustrato en donde anidar y creó un iguanario dentro de la UMA, también la comercializaba y con ello logró mantener con éxito la UMA Saraguatos, su principal legado de conservación”, precisa el escrito.

La iniciativa conservacionista de Álvarez Flores se extendió a más estados del sureste mexicano como Veracruz, Campeche, Chiapas y Quintana Roo, con monitoreo y conservación de especies prioritarias. Una de sus “batallas” más sonadas fue la exigencia de colocación de puentes en una carretera que había sido ampliada, lo cual había causado atropellamientos de monos.

“Su legado está ahí, dicha carretera se convirtió en la primera en el sureste de México en tener pasos superiores de fauna de alta especificidad”.

Con el paso de los años, la venta de arena fue mermando a causa de la sustracción ilegal liderada por los grupos a los que denunció. Las personas a las que Álvarez señaló habían solicitado permiso para extraer arena y materiales pétreos pero la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales negó ese pedido en un documento expedido en Tabasco el 22 de febrero de 2018 (Semarnat/SGPARN/147/585/2018).

“(Se resuelve) negar la autorización del proyecto. Dado que el proyecto tal y como fue propuesto no es jurídica y ambientalmente viable, en virtud de que la actividad podría afectar a dos especies en peligro de extinción —manatí (Trichechus Manatus), tortuga de río (Dermatemys Mawii)— y otra amenazada —lobito de río (Longicandis)”.

A pesar de esta negativa, los ilegales siguieron operando sin autorización.

Ingreso a UMA SAraguatos. Foto: cortesía UMA Saraguatos.
Ingreso a UMA SAraguatos. Foto: cortesía UMA Saraguatos.

Álvarez Flores interpuso una denuncia el 15 de marzo pasado ante la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), con copia a otras nueve instituciones, entre ellas  la Fiscalía General de Tabasco y la Fiscalía General de la República.

El documento de la denuncia —al que Mongabay Latam tuvo acceso— también está en manos del Gobierno de Tabasco, de  la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, de la Presidencia de la República, de la Comisión Nacional del Agua y de la Secretaría de Bienestar, Sustentabilidad y Cambio Climático.

Mongabay Latam contactó a la Profepa para preguntarle sobre las acciones tomadas frente al documento enviado por Álvarez Flores, pero la dependencia contestó que no estaban en posibilidades de dar información.

En la denuncia se detalla cómo se realiza el saqueo y cuáles son las consecuencias ambientales, y al final el ambientalista pide que sus “datos sean protegidos por la Ley de Datos Personales en Posesión de los Particulares, ya que esa gente forma parte de la delincuencia organizada”.

Todas las fuentes allegadas consultadas para este reportaje coincidieron en que el activista no tuvo protección. Dijeron que cargaba consigo un documento donde hacía constar que requirió protección a la fiscalía local, pero se extravió en la camioneta que le robaron cuando fue interceptado por sus asesinos. Ese vehículo fue recuperado este jueves pero está bajo resguardo de las autoridades.

El coordinador de Comunicación Social de la Fiscalía General de Tabasco, Ricardo Sashiel Rivera, le dijo a Mongabay Latam que esa dependencia no está autorizada para revelar la información relativa a la petición de protección de Álvarez en una entrevista.

“José Luis interpuso varias denuncias ciudadanas ante la Profepa, los cuales típicamente no atendieron o les daban largas o simplemente decían que no podían hacer nada. Hasta que se movió a instancias mayores para presionar para que hicieran su trabajo de forma eficiente, logró que les impusieran una multa, pero estos fueron a amenazarlo de muerte”, contó quien prefirió ser llamado “su hijo en la conservación”.

“Decía José Luis: ‘me amenazaron, ahora sí siento pasos, pero sigo firme, ni un paso atrás’. Él era errático, a él nunca le gustaba hacer las mismas cosas todos los días, era un profesional en toda la extensión de la palabra, hacía lo que quería y lo que le gustaba. Hasta que el 10 de Junio de 2019, de forma por demás extraña fue capturado, bajado de su camioneta y asesinado vilmente”, lamentó la fuente.

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“No tenemos herramientas para confrontar al crimen”

 

Los investigadores y conservacionistas del medio ambiente no están familiarizados con el mundo del crimen. “Hacemos participación comunitaria. Es algo noble, sin intereses de lucro, nos interesa el sitio y que se conozcan y conserven los monos. Nosotros no tenemos herramientas para confrontar al crimen”, dijo un investigador de Veracruz, que también encabeza un grupo que trabaja en la conservación del mono aullador cerca de la UMA Saraguatos.

 

 

El académico describió a la mayoría del gremio como personas de bajo perfil que solucionan sus problemas de manera silenciosa y discreta. Pero el Tío Guato era diferente. Él además de ser conocido por estar siempre sonriendo y con bromas, también era “combatiente y aguerrido” y optaba por la denuncia pública.

Por eso realizó denuncias ciudadanas e invitó a un grupo de reporteros a que caminaran con él por el cauce seco del río Grijalba. Ese día recibió una amenaza definitiva y decidió alejarse de la UMA, en un intento por cuidar su integridad.

Un grupo de diez instituciones —Unidades de Manejo para la Conservación de la Vida Silvestre (UMAS), asociaciones civiles, investigadores, universidades y sociedad civil— que realizan trabajos de conservación en la Región de los Ríos, la misma en la que estaba Álvarez, manifestó su “más profunda tristeza” en una misiva enviada al presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, y al gobernador de Tabasco, Augusto López Hernández.

“Este terrible hecho nos agravia, nos inquieta y nos atemoriza a todos, pues José Luis, Tío Guato, como él se hacía llamar, fue un colaborador activo y vocero de las causas en favor de la biodiversidad del estado de Tabasco, donde él siempre se expresó de manera elocuente, y en su estilo muy particular, en favor de las causas ambientales, siendo actor y no espectador ante la inequidad y arbitrariedad del uso no sustentable de los recursos naturales”, dice la carta.

Los que firmaron ese documento reforzaron la inquietud que hay desde dentro de la UMA Saraguatos por la “la falta de atención a las denuncias ciudadanas en los temas ambientales que se presentan en la región” y también exigieron a las autoridades que den condiciones de seguridad para seguir trabajando en labores de conservación ambiental.

La UMA fundada por el Tío Guato está a la orilla del río Usumacinta. Foto: cortesía UMA Saraguatos.
La UMA fundada por el Tío Guato está a la orilla del río Usumacinta. Foto: cortesía UMA Saraguatos.

La Oficina en México del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ONU-DH) envió un comunicado condenando el crimen de Álvarez Flores y también el de la periodista tabasqueña, Norma Sarabia Garduza, quien fue asesinada el mismo día tras recibir una serie de amenazas.

Naciones Unidas constató que José Luis Álvarez “había denunciado la sobreexplotación de los recursos naturales en la región y había recibido amenazas por su labor en defensa del medio ambiente”.

Tabasco ha sido el escenario de cuatro crímenes de personas defensoras del medio ambiente y de periodistas en un periodo de 13 meses, y en ninguno de los casos hay avances significativos en las investigaciones, de acuerdo con la ONU. “La falta de investigaciones efectivas y diligentes alienta un ciclo de impunidad que facilita la comisión de estos crímenes”, advirtió esa institución, que finalmente exhortó a que se tomen medidas de protección para personas allegadas y familiares de las dos víctimas.

De acuerdo con el coordinador de Comunicación Social de la Fiscalía de Tabasco, Ricardo Sashiel, hay varios dictámenes periciales que han sido concluidos en el caso de José Luis Álvarez y hasta el momento no se ha descartado ninguna línea de investigación.

Mientras tanto, siguen las pesquisas en terreno, tanto en Tabasco como en el vecino estado de Chiapas, donde se presume que habría sido cometido el crimen del conservacionista a pesar de que fue hallado dentro de Tabasco. Ricardo Sashiel dijo a Mongabay Latam que la Fiscalía no se pronunciará sobre el tema hasta que se identifiquen y capturen a los probables responsables del crimen.

“El Asesinato de José Luis Alvarez Flores es inaudito, es vil, es de impotencia, de coraje, de humillación, de bajeza, no hay palabras en el mundo que puedan describirlo. Pero debemos como sociedad procurar que sus legados de conservación no se mueran con él. El vivirá en cada mono saraguato, en cada aullido, en cada susurrar de la selva y del río Usumacinta”, dice la carta firmada “en Memoria de José Luis Alvarez Flores. Su hijo en la Conservación. Anónimo”.

Y finaliza con este mensaje: “Como él mismo se despedía, ¡Saluguatos y abraguatos a todos! A descansar al panteón, ¡Ustedes sigan chambeando!”.

José Luis Álvarez coordinando actividades dentro de la UMA Saraguatos. Foto: cortesía UMA Saraguatos.
José Luis Álvarez coordinando actividades dentro de la UMA Saraguatos. Foto: cortesía UMA Saraguatos.

Imagen central: UMA Saraguatos.

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Artículo publicado por Alexa


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