- Este pequeño zambullidor, que la ciencia descubrió en 1974, vive en los confines de la Patagonia Sur argentina y se encuentra críticamente amenazado.
- Visones, truchas, gaviotas, represas hidroeléctricas y el cambio climático son sus enemigos.
- Desde 2010, un proyecto de conservación ha logrado recuperar parte de una población que en su mejor momento bordeó los 5000 ejemplares, que cayó a 750 y que hoy tras un arduo trabajo científico bordea los 1000.
El contraste no puede ser más notable. ‘Macanudo’ aparece siempre rodeado de gente. No se trata de un muñeco sino de una persona de carne y hueso a la que un disfraz transforma en macá tobiano. Allí donde va —charlas, talleres, ferias, presentaciones—, niños y adultos lo abrazan, lo tocan, le piden que pose para una fotografía. Su sonrisa irradia alegría, contagia entusiasmo, convoca a la esperanza. En cambio, en las mesetas occidentales de Santa Cruz, provincia argentina en el extremo meridional del continente, el panorama es muy diferente. Imperan la soledad y el silencio, aúlla el viento de manera constante, la vegetación apenas si levanta un palmo del suelo, el frío impone su rigor, y en las lagunas, el macá tobiano real, el de carne, hueso y plumas libra su denodada y cotidiana batalla por sobrevivir.
Se trata de un combate en el que todos los factores juegan en contra. Depredadores mortales, cambio climático y obras faraónicas que amenazan con alterar los ecosistemas acorralan de tal modo la subsistencia del tobiano que la Lista Roja de Especies Amenazadas de la UICN le ha puesto el sello de Críticamente Amenazado.
La historia en 1 minuto. Video: Mongabay Latam.
Todo parecería estar perdido, pero no es así. En los últimos años, la tarea realizada por quienes desde 2009 conforman el Proyecto que lleva el nombre del protagonista de esta historia empieza a dar frutos y la tendencia regala señales positivas. La salvación todavía es posible.