- Un informe conjunto del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE, por sus siglas en portugués) de Brasil y la ONG Fundación SOS Mata Atlántica que se basa en imágenes por satélite muestra una reducción anual del 9,3 % en áreas deforestadas en la Mata Atlántica, el bioma del país en mayor peligro.
- La superficie despejada en los 17 estados de la Mata Atlántica entre octubre de 2017 y abril de 2018 fue de un total de 11 399 hectáreas, lo cual es 1163 hectáreas menos que durante el mismo periodo del año anterior.
Las áreas deforestadas en el bioma de Brasil en mayor peligro, la Mata Atlántica, se redujeron un 9,3 % entre octubre de 2017 y abril de 2018, comparado con el año anterior, según un informe conjunto del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE, por sus siglas en portugués) de Brasil y la ONG Fundación SOS Mata Atlántica.
Aunque esto es una buena noticia, según los expertos, la intensa presión por parte de la agroindustria y el mercado inmobiliario continúa poniendo los ecosistemas de la Mata Atlántica bajo una creciente amenaza, con riesgos asociados que incluyen deforestación, pérdidas de biodiversidad y la posible extinción de especies.
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Ningún otro ecosistema de un bosque forestal de gran tamaño ha sufrido tanto como la Mata Atlántica, también conocida como Bosque Atlántico. La Mata Atlántica abarca una variedad de hábitats de bosque forestal que van desde bosques secos a bosques húmedos y a manglares costeros, en su día se extendía por toda la costa de Brasil y cubría partes de Paraguay, Uruguay y Argentina. Hoy en día, sobrevive en gran parte en pequeños parches degradados y áreas protegidas.
Según el informe, en el periodo 2017-2018, un área del bioma de 11 399 hectáreas fue despejada en 17 estados brasileños, lo cual representa 1163 hectáreas menos de las 12 562 hectáreas deforestadas que se registraron un año anterior.
La información está basada en el análisis del 87 % de los aproximadamente 131,03 millones de hectáreas del área total del bioma de la Mata Atlántica. El informe explicó que solo se había evaluado parcialmente el 10 % debido a la nubosidad, mientras que un 3 % no podía ser evaluado debido a la inexistencia de imágenes.
Las pérdidas forestales no estaban distribuidas equitativamente a lo largo del bioma, y cuatro estados brasileños que suponían más del 80 % de las áreas despejadas en la Mata Atlántica. El estado sudoriental de Minas Gerais representa la mayor área desforestada: 3379 hectáreas, seguido del estado nororiental de Piauí con 2100 hectáreas, el estado sureño de Paraná con 2049 hectáreas y el estado nororiental de Bahía con 1985 hectáreas.
El Bosque Atlántico bajo presión
Mientras que la tala y la reconversión de vegetación nativa para campos de cultivo y el pastoreo de ganado han sido los principales impulsores de la deforestación de la Mata Atlántica durante siglos, el mercado inmobiliario y la deforestación “autorizada” también están ahora reduciendo el número de árboles en áreas urbanas, principalmente en la región sudoriental, dijo Mario Mantovani, director de políticas públicas de Fundación SOS Mata Atlántica, una ONG.
“Hay mucha presión en las zonas restantes de la Mata Atlántica en las grandes ciudades y las regiones metropolitanas. […] En el pasado la población se trasladó a la ciudad para escapar de los bosques; hoy en día mucha gente se está reubicando para vivir más cerca de la naturaleza”, dijo Mantovani.
Mantovani apuntó que, en las zonas rurales, la producción de carbón también se ha convertido en un factor clave de la deforestación, sobre todo en las zonas del norte de Minas Gerais y Bahía.
Para André de Almeida Cunha, un profesor del Departamento de Ecología en la Universidad de Brasilia (UnB), uno de los mayores desafíos ambientales es equilibrar la preservación de la Mata Atlántica contra la expansión de la agroindustria, especialmente en los estados de Bahía y Piauí, donde el vertiginoso avance de la producción de grano está consumiendo el hábitat rápidamente.
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“Minas Gerais, Bahía y Piauí son estados estratégicos para la conservación de lo que queda de la Mata Atlántica, junto con [los estados de] Paraná y Santa Catarina. Por un lado, todavía poseen una parte considerable del bosque de Mata Atlántica, pero por otro lado se enfrentan a las mayores pérdidas de la cubierta forestal”, dijo Cunha.
“Tan importante como analizar la pérdida de la Mata Atlántica en el último [más reciente] periodo es examinar las series históricas y reflexionar sobre las perspectivas de cara al futuro”, añadió Cunha.
“Más preocupante” que el Amazonas
Aunque el mayor clamor ambiental nacional e internacional se ha centrado en la deforestación del Amazonas, también es importante arrojar luz, y preocuparse, por otros biomas donde la pérdida forestal es “incluso más preocupante”, dijo Pedro Brancalion, un investigador de la Escuela Superior de Agricultura Luiz de Queiroz (Esalq) en la Universidad de São Paulo (USP).
Brancalion explicó que, “la Mata Atlántica todavía es el bioma más amenazado. El proceso [de deforestación] que vemos en el Amazonas empezó hace 500 años en la Mata Atlántica. […] Todavía hay deforestación [permanente] en la Mata Atlántica [hoy en día] donde las pérdidas de biodiversidad no han sido compensadas con iniciativas de reforestación”.
Brancalion señaló que “si perdemos 100 hectáreas de bosque maduro y ganamos 500 hectáreas de bosque nuevo, no podemos decir que todo lo que se pierde en los bosques maduros se regenerará en los bosques nuevos. […] A veces las pérdidas de biodiversidad en este proceso son incluso desconocidas” y pide más programas de conservación del Bosque Atlántico en vez de simplemente depender de los proyectos de reforestación.
Es importante señalar que el término “reforestación” tiene muchas definiciones según quién está utilizando la palabra y puede incluir plantaciones forestales, como las plantaciones a gran escala en Brasil de árboles de eucalipto, utilizados por la industria papelera internacional. Los monocultivos de eucalipto han sido caracterizados por los activistas ecologistas como “desiertos de biodiversidad”. Tales plantaciones industriales, las cuales son comunes dentro del bioma del Bosque Atlántico, no se tienen en cuenta en los análisis anuales de deforestación/reforestación realizados por el INPE y la Fundación SOS Mata Atlántica.
A diferencia de la Amazonía brasileña, el bioma del Bosque Atlántico hasta hace poco carecía de un sistema de alertas de deforestación en tiempo real. Luego en junio de este año la región fue incluida en el MapBiomas Alerta, un sistema de verificación y refinamiento de las alertas de pérdida de vegetación autóctona en todos los biomas brasileños con imágenes de alta resolución y el cual los expertos consideran un sistema de vanguardia para localizar la deforestación espacial y proporcionar alertas inmediatas. La iniciativa fue lanzada por la plataforma de acceso abierto MapBiomas —una red de diversas ONG, universidades y empresas tecnológicas en colaboración con Google—.
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“[Antes de Mapbiomas alerta […] había sistemas de vigilancia solo para proporcionar información después de que ocurriese el problema en la Mata Atlántica. […] Hoy en día el sistema de alertas es una gran herramienta que ayuda a vigilar la deforestación en tiempo real”, dijo Brancalion. Sin embargo, añadió que se necesita voluntad política para transformar esa información en acción para reducir la constante deforestación.
“La Mata Atlántica de hoy en día podría ser el Amazonas de mañana, en función de las políticas públicas adoptadas”, dijo Brancalion. Pero parece poco probable que la administración de Bolsonaro, tan favorable a la agroindustria, aporte medidas fuertes de protección forestal.
El INPE y la Fundación SOS Mata Atlántica han monitorizado la deforestación de la Mata Atlántica desde 1986. El bioma está protegido bajo la ley federal a través de una medida la cual ha sido respaldada por todos los 17 estados en la región, dijo Mantovani.
“Aunque el gobierno no ha invertido mucho en la ciencia, el INPE se ha convertido en una isla de excelencia”, dijo Mantovani sobre la operación de monitorización de la agencia, la cual muchos expertos consideran el mejor sistema de aviso y de medida de la deforestación en los trópicos.
Recientemente la tecnología puntera de imágenes obtenidas por satélite del INPE usada para rastrear la deforestación ha sido respaldada y defendida por los expertos contactados por Mongabay. Esos analistas rechazan las acusaciones de la administración de manipulación de datos. El gobierno no ha ofrecido ninguna evidencia para fundamentar sus recientes acusaciones de la inexactitud de los datos del INPE, los cuales han mostrado que las pérdidas forestales del Amazonas podrían estar en alza desde que Bolsonaro tomó posesión de su cargo.
Imagen principal: El tamarino león dorado (Leontopithecus rosalia). Imagen de Mab Shoot CC BY 2.0.
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