- Tres años después de que se liberó a un grupo de monos araña en la parte oeste del Cañón del Sumidero, nació la primera cría. Ahora se buscará reactivar el programa de reintroducción de esta especie en la zona.
- El Parque Nacional Cañón del Sumidero, en Chiapas, tendrá un nuevo polígono y se prepara su Programa de Manejo para evitar, entre otras cosas, que siga perdiendo territorio a causa de las invasiones.
La historia en 1 minuto. Video: Mongabay Latam.
En septiembre de 2019 fue visto por primera vez. Quienes la observaron conducían una de las lanchas que lleva a los turistas por el río Grijalva que atraviesa el Cañón del Sumidero. Ellos dieron el aviso. En un recorrido de monitoreo biológico se confirmó la noticia: una cría hembra de mono araña, especie considerada en peligro de extinción, nació en la zona oeste del parque nacional.
La presencia de una cría de mono araña (Ateles geoffroyi vellerosus) en el lugar dio un nuevo aire a la idea de recuperar la población de esta especie en el área oeste del Parque Nacional Cañón del Sumidero, en el estado de Chiapas, al sureste de México. Ya que, después de tres años de la liberación de un grupo de ejemplares, se logró la reproducción de la única pareja de la que aún se tiene un seguimiento.
El nacimiento de esta cría muestra lo difícil que es reintroducir a una especie, pero también es, en palabras del Adolfo Vital Rumebe, director del Parque Nacional Cañón del Sumidero, “una esperanza para el parque y para los ecosistemas”.
A 39 años de la publicación del decreto para su creación, el Parque Nacional Cañón del Sumidero —considerado como uno de los símbolos naturales de Chiapas— es también un lugar en donde se encuentran presentes buena parte de las amenazas que hoy tienen en vilo a la biodiversidad del planeta: invasiones para establecer asentamientos urbanos, incendios, contaminación ocasionada por aguas residuales y acumulación de residuos sólidos.

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El impulso que da un nacimiento
La noticia del nacimiento de una cría de mono araña en el Parque Nacional Cañón de Sumidero se difundió después de que se confirmó que era una hembra; sus padres llegaron al lugar hace tres años.
En noviembre de 2016, siete machos y cinco hembras de mono araña se liberaron en la zona oeste del Parque Nacional Cañón del Sumidero, área en donde no se veía a esta especie desde hace más de 30 años.
La zona oeste del parque se ubica en la pared izquierda del Cañón del Sumidero, si se toma como base la dirección de la corriente del río Grijalva. Adolfo Vital Rumebe, director del Parque Nacional, explica que en la pared derecha del cañón —donde está el ecosistema más conservado— siempre se ha mantenido una población de mono araña.
Es por ello que la liberación de los 12 individuos se realizó en la zona oeste. El objetivo del proyecto de reintroducción era recuperar la especie en esta área y con ello impulsar la restauración ecológica del lugar.
Y es que los monos araña se caracterizan, entre otras cosas, por ser importantes dispersores de semillas, por lo que se le considera un eslabón clave para mantener la diversidad de la selva baja y mediana caducifolia, ecosistema que predomina en el Parque Nacional del Cañón del Sumidero.

Los 12 monos araña liberados en 2016 —algunos de ellos rescatados de decomisos— fueron rehabilitados en el Zoológico Regional Miguel Álvarez del Toro, instancia que en coordinación con la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CONANP) y la Asociación Civil Conservación de la Biodiversidad del Usumacinta impulsaron el proyecto de reintroducción de la especie en un área de 100 hectáreas del parque nacional.
Este programa de reintroducción caminó en forma adecuada durante varios meses: se observó que los monos formaron tres grupos y se alimentaban de hojas y retoños de árboles de Ramón (Brosinum alicastrum), chicozapote (Manilkara sp.), higo (ficus sp.) y palo mulato (Bursera simaruba).
Sin embargo, no todos los monos araña del programa de reintroducción sobrevivieron. Hay certeza de que tres fallecieron, porque se encontraron sus cuerpos; de siete no se tiene información sobre qué pasó con ellos. Solo una pareja permaneció en la zona de su liberación.
Adolfo Vital destaca que reintroducir a una especie en un hábitat es una apuesta que se topa con muchos obstáculos; entre ellos, lograr la adaptación de los individuos y garantizar que en el lugar existan las mejores condiciones para que se puedan reproducir.
Eso sí se logró en el caso de macho y la hembra que se quedaron en la zona. El nacimiento de su cría avivó los ánimos para reactivar el programa de reintroducción de la especie, señala el director del Parque Nacional, quien asegura que ya hay un acercamiento con el Zoológico Regional Miguel Álvarez del Toro para evaluar si es posible planear una nueva liberación.
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El reto de conservar un parque nacional
El nacimiento de la cría de un mono araña llegó en un momento en el que también se busca contar con más herramientas para conservar un parque nacional con 39 años de historia y que, además, es clasificado como sitio Ramsar desde 2004.
El Parque Nacional del Cañón del Sumidero se creó en diciembre de 1980, cuando el gobierno federal publicó el decreto para destinar cerca de 21 789 hectáreas al área natural, hábitat de especies como la salamandra lengua hongueada occidental (Bolitoglossa occidentalis), la cuija mexicana (Aspidoscelis mexicanus), el colibrí berilo (Amazilia berillyna), el sapo jaspeado (Incilius marmoreus), la mojarra de Chiapa de Corzo (Cichlasoma grammodes), el encino enano (Quercus macrophylla), entre otros.
Este cañón de 32 kilómetros de longitud —que en sus partes más altas llega a tener hasta 1100 y 1200 metros sobre el nivel del mar y que atraviesa el río Grijalva— está rodeado por selva baja y mediana caducifolia, además de algunas zonas de bosques de encino y pastizales.

Por su cercanía con la ciudad de Tuxtla Gutiérrez, capital de Chiapas, es una de las principales atracciones turísticas del estado. Su conservación no solo es vital en términos ecológicos, también lo es porque su existencia y buen estado garantiza la economía de poblaciones como Chapa de Corzo, que dependen de los poco más de 400 000 turistas que al año visitan el parque.
Y es justo su cercanía con las zonas urbanas lo que hace al lugar muy vulnerable. Sobre todo porque entre las principales amenazas a las que se enfrenta están los incendios y la invasión del área para establecer nuevos asentamientos urbanos.
Para el cuidado y monitoreo de las más de 21 000 hectáreas del parque solo se cuenta con una plantilla laboral de 15 personas y de 20 becarios que, a partir del año pasado, se sumaron a esta labor, gracias al programa de Jóvenes Construyendo Futuro.

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A la espera del nuevo polígono
En los últimos cuarenta años, el parque nacional ha perdido alrededor de 2000 hectáreas por invasiones, la mayoría de ellas impulsadas por organizaciones ligadas a partidos políticos.
En 2019 se lograron recuperar 40 hectáreas en donde se había establecido una colonia y en las cuales aún es posible realizar trabajos de recuperación ecológica. “El resto de las áreas que han sido invadidas ya han sido urbanizadas y ya es inviable tratar de recuperarlas”, señala el director del Parque Nacional.
Para evitar que se siga perdiendo terreno, en 2012 se promovió un nuevo decreto para actualizar el polígono del parque. Siete años después, el decreto ya fue aprobado por las autoridades ambientales y se espera su publicación en los próximos meses.
El nuevo polígono —explica Adolfo Vital— excluye las 2000 hectáreas que fueron invadidas y urbanizadas, pero incluye 4000 hectáreas que están bien conservadas y que no se encontraban dentro del parque; por lo que se tendrían un poco más de dos mil hectáreas más para el área natural.
Además, también se trabaja en el Programa de Manejo del Parque Nacional, documento que no se había hecho en 39 años y que es vital para la conservación del lugar, sobre todo para regular las diferentes actividades que se realizan en el área natural.
En el documento del Programa de Manejo, que aún está en proceso de elaboración, se consideran alrededor de 8000 hectáreas como zona núcleo del Parque; extensión que representa la parte mejor conservada en términos de biodiversidad. Otras 17 000 hectáreas se podrían destinar para el uso público y trabajos de restauración del ecosistema.

Además de las invasiones, el parque nacional tiene que lidiar con los incendios —algunos de ellos provocados en forma intencional para poder extender el área urbana—, la contaminación de las aguas del río ocasionada por la descarga de aguas residuales, la deforestación hormiga para sacar leña que se utiliza en negocios locales, entre ellos los restaurantes, y la acumulación de residuos sólidos en el río Grijalva.
Un dato permite tener una idea de la dimensión del problema: a lo largo del río que atraviesa el Cañón del Sumidero se recoge al año un promedio de 2500 toneladas de residuos sólidos; además de plásticos y otro tipo de basura, el 70 % de esos residuos son troncos.
El director del parque nacional explica que cuando se acumulan muchos troncos en esta zona del río es porque en la cuenca del Cañón del Sumidero, en donde hay aproximadamente 250 comunidades, se han incrementado los incendios o la tala.
“El que tengamos esa cantidad de troncos en el río es una alarma: muestra que se están dando cambios negativos en el territorio forestal de los municipios que rodean el Cañón del Sumidero”, explica Adolfo Vital.
El director del parque nacional menciona que para conservar al Cañón del Sumidero, sus especies y ecosistemas se requiere hacer lo que él llama una restauración social: “La gente tiene que replantearse cómo convive con el ambiente. Estamos en una situación crítica; todos los informes indican que hay una devastación. Por eso hay que replantear la forma en que vemos y usamos los recursos naturales […] Hay que trabajar mucho con la gente, para que entienda el valor de la conservación”.
Por eso, insiste, nacimientos como el de un mono araña son una esperanza para el parque, una oportunidad para mostrar lo vital que es conservar una selva, un cañón, un río y la especies que ahí habitan, amenazados por la expansión urbana.
- Imagen principal: CONANP/PNCS
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