- Más de la mitad del presupuesto anual de Galápagos depende del dinero que el Parque recibe por concepto de entrada de visitantes y muchas de las otras fuentes de ingresos, como permisos para realizar videos y fotografías, también están vinculadas al turismo.
- El Parque está trabajando actualmente en un protocolo para reactivar el turismo en la zona cuando la crisis sanitaria haya sido controlada aunque expertos aseguran que el reingreso de turistas deberá ser paulatino.
La historia en 1 minuto. Video: Mongabay Latam.
El 60 % del presupuesto anual que maneja el Parque Nacional Galápagos depende de lo que pagan los turistas por ingresar al área protegida, por lo que actualmente el Parque tiene paralizada más de la mitad de sus ingresos.
A pesar de que Danny Rueda, director del Parque Nacional Galápagos, asegura que “el presupuesto de 2020 ya está aprobado y asignado para todas las actividades de este año”, y que por lo mismo “no tenemos ninguna afectación en el ámbito laboral ni ejecución de actividades de este año”, el sentimiento generalizado entre los científicos que trabajan en Galápagos es el de la incertidumbre. Les preocupa el impacto que puede tener la crisis económica producto de la pandemia en las investigaciones y proyectos de conservación.
Rueda explica que el resto del presupuesto anual con el que el Parque opera se completa con la recaudación de tasas por diversas actividades, por ejemplo, de extracción de recursos pesqueros y pétreos para la construcción de viviendas o de infraestructura municipal pública. También se recaudan fondos a partir del cobro de tasas por concepto de filmaciones, fotografía, embarcaciones de transporte de cabotaje, acuataxis, estudios de impacto ambiental para, por ejemplo, operar un centro de producción agrícola o pecuario.
El problema de esto, explica Walter Bustos, exdirector del Parque Nacional Galápagos, es que muchos de esos otros ingresos también dependen del turismo.
La población de Galápagos es de unas 30 000 personas, sin embargo, son unos 250 000 turistas que llegan todos los años. Por lo mismo, “toda la economía de Galápagos está dinamizada en torno al turismo”, asegura Bustos. Al haber menos personas, el comerciante, el pescador, el agricultor, el transportista, todos han dejado de percibir menos ingresos.
Bustos recuerda que, además, en octubre del año pasado el Parque ya había sufrido una caída del turismo a raíz del levantamiento popular indígena, por lo que “el 2019 cerró el número de visitantes con tendencia a la baja”.
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Investigaciones paralizadas
Washington Tapia vive en Santa Cruz, la isla más poblada de Galápagos. Desde marzo que se dedica a procesar, desde su casa, los datos que ha recolectado durante sus investigaciones con tortugas gigantes. No puede salir al exterior, excepto cuando le toca el turno para abastecerse de víveres. Cuando eso pasa, aprovecha de visitar el centro de crianza donde se incuban los huevos de estos emblemáticos animales del archipiélago, pero todos los trabajos de campo han debido suspenderse hasta nuevo aviso.
Tapia es investigador de Galapagos Conservancy, una organización que, junto al Parque Nacional Galápagos, desarrolla investigación y acciones de manejo para garantizar la conservación de todas las especies de tortugas que habitan en este importante sitio de conservación. Desde hace tres años los investigadores de Galapagos Conservancy recolectan datos para responder a una pregunta: ¿en qué momento ocurre la definición del sexo de las tortugas?
“Estos animales definen su sexo por la temperatura de incubación”, explica el experto. Por lo que para responder a esta interrogante, que forma parte de su trabajo de investigación, necesitan ir a campo. “Ir a la naturaleza, colectar los huevos antes de que ocurra la definición del sexo y, en cautiverio, poder manipular la temperatura de incubación y así obtener más hembras que machos”. El objetivo de esto es aumentar el número de hembras para acelerar el proceso de repoblación de las especies Pinzón (Chelonoidis duncanensis) y Santiago (Chelonoidis darwini) y que, en 20 o 30 años, el Parque ya no necesite tener espacios de crianza de tortugas en cautiverio.
Desde que la pandemia por el COVID-19 llegó a Ecuador, los científicos tuvieron que detener los experimentos. La información que durante este 2020 habían alcanzado a recolectar, quedó incompleta por lo que no se podrá utilizar. “La suspensión de las actividades ya no nos permitió estar diariamente tomando los datos, entonces hay que empezar nuevamente el próximo año con la nueva temporada de incubación. Este ya es un año perdido”, dice Tapia.
Todas las investigaciones científicas de Galápagos están suspendidas por la cuarentena para intentar frenar la tasa de contagios por coronavirus que ya ha dejado más de 2000 fallecidos en el país. La Fundación Charles Darwin tiene 20 proyectos detenidos y para muchos de ellos este tiempo era crucial para la recolección de información. “Esta temporada, entre enero y abril, coincide con la temporada de lluvias y eso está relacionado con períodos reproductivos de especies como aves”, explica María José Barragán, directora de la Fundación.
Esta es la razón, señala Barragán, por la que los científicos se han concentrado en procesar datos, escribir manuscritos, revisar bibliografía y elaborar propuestas para recolectar fondos ya que esta fundación depende en un 100 % de donaciones. La directora de la fundación asegura que muchos donantes se han mostrado comprensivos y flexibles ante la crisis, y han comprometido por lo pronto la continuidad de su aportes. Sin embargo, otros han debido parar sus depósitos por motivos de fuerza mayor. En el caso de Galápagos Conservancy, Tapia asegura que muchos de los donantes se han motivado a colaborar luego de visitar Galápagos, por lo que “de una manera indirecta, también nos va a afectar la falta de flujo de turistas” en la recaudación de fondos.
Rueda agrega que el “marcaje de especies marinas o el monitoreo de fondos marinos son proyectos que están paralizados porque los científicos se mueven en embarcaciones particulares y eso actualmente no es posible hacerlo por la cuarentena”. En definitiva, “todos los proyectos de investigación están detenidos porque nadie puede salir de casa”, asegura. Sin embargo, Rueda enfatiza que los guardaparques siguen activos,y realizando las labores de control, vigilancia y monitoreo en terreno, en todos los sitios de manejo. “Hemos tomado las medidas de prevención adecuadas, pero todas nuestras acciones destinadas a la conservación de especies y ecosistemas están 100 % activadas”, asegura el director de Parque.
Por ejemplo, aunque Tapia no pueda continuar con sus experimentos, los centros de crianza donde se incuban los huevos de tortugas están funcionando al 100 %, asegura Rueda, al igual que el monitoreo de fauna o el trabajo en los sitios de reforestación y viveros forestales.
En cuanto a las embarcaciones que vigilan el área marina protegida, estas están siendo usadas para el traslado de insumos médicos, doctores, víveres, pacientes y muestras médicas. Sin embargo, Rueda asegura que estas actividades “se hacen en base a cronogramas y podemos alternar con las actividades de control”. Además, agrega que el centro de vigilancia satelital de embarcaciones continúa trabajando 24 horas al día, en diferentes turnos, con guardaparques que vigilan permanentemente el flujo de barcos. “Ante cualquier sospecha o algo inusual dentro del área marina nuestra embarcaciones de control se activan y acuden al sitio para hacer las inspecciones in situ”, asegura el experto.
Por otra parte, Rueda señala que debido a que por primera vez en la historia del Parque Nacional Galápagos no hay visitantes en los lugares de mayor atracción turística, los guardaparques se encuentran avocados a levantar información sobre estos sitios. Algunos de los datos que se están levantando son calidad de agua, degradación de senderos, infraestructura, impactos en fondos marinos, especies introducidas y desechos sólidos. “Es muy importante esta información porque nos va a permitir tener datos actualizados de las condiciones en las que están los sitios de visita”, dice Rueda.
Bustos señala que si algo tiene de positivo la detención del turismo, es que “hay menos riesgo de especies invasoras”. Los resultados de los monitoreos que actualmente están realizando los guardaparques, que se tendrán preliminarmente a finales del mes de junio, podrán, por ejemplo, arrojar información sobre este punto que constituye, de hecho, una de las principales amenazas a los ecosistemas del archipiélago.
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El regreso de turistas tendrá que ser paulatino
En cuanto a la reactivación económica de Galápagos, Rueda señala que “somos muy positivos en que cuando las condiciones así lo permitan retornarán los visitantes y volveremos a tener esta recaudación de la tasa [por ingreso de visitantes] y asegurar los flujos que necesita el Parque”.
Sin embargo, Walter Bustos asegura que “se prevé que la recuperación del turismo va a ser lenta” y en particular en Galápagos el regreso de turistas debe ser un proceso paulatino. “En los sitios de visita se están generando procesos ecológicos muy importantes: aves anidando, en procesos reproductivos, en procesos de limpieza, de alimentación, de cortejo, etc”, asegura el experto, por lo que “si metemos el mismo número de gente al mismo ritmo de antes, podemos tener un impacto de alejamiento o de cambio en el comportamiento de las especies porque estas se van a haber acostumbrado a no ver gente”, explica Bustos.
Rueda asegura que se está trabajando en un protocolo para reactivar la actividad turística y abrir lo sitios de visita, de manera progresiva, cuando llegue el momento de retornar a una cierta normalidad. Asegura también que se están priorizando los sitios recreativos para los habitantes de Galápagos, por lo que “llegado el momento vamos a aperturar las playas para que la comunidad local pueda asistir”.
Para Bustos este momento es una oportunidad única para que Galápagos replantee sus fuentes de ingreso y tome decisiones importantes de manejo, por ejemplo, respecto al número de visitantes que el Parque puede recibir. “Galápagos tiene que pensar muy fuertemente en su matriz productiva porque si sigue dependiendo del turismo, en la próxima pandemia, en el próxima conflicto, en la próxima huelga, vamos a tener serios inconvenientes”, asegura. Para Bustos, la pandemia puede ser una oportunidad de oro para que Galápagos de un golpe de timón para vivir en base a una bioeconomía basada en la soberanía alimentaria y evitar al máximo la dependencia continental para el abastecimiento de productos. “Ahora que no hay turistas, que no hay movimiento, es el momento oportuno para plantear los elementos para poder establecer una nueva orientación de la sostenibilidad de Galápagos”, señala.
*Imagen principal: tortugas gigantes. Foto: Parque Nacional Galápagos.
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