- La rana gigante del Titicaca es el anfibio exclusivamente acuático más grande del planeta. Hoy está en Peligro Crítico, por lo que tanto en Bolivia como en Perú se realizan acciones para asegurar que esta especie siga presente en su hábitat.
A finales de la década de los sesenta, su población era de miles. Tanto así que cuando el explorador y conservacionista francés Jacques Cousteau y su equipo realizaron una expedición por el Lago Titicaca se asombraron de la cantidad de ejemplares que miraron. Hoy, la rana gigante del Titicaca (Telmatobius culeus) está en Peligro Crítico, de acuerdo con la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
Para evitar que el anfibio exclusivamente acuático más grande del planeta se convierta en solo una referencia histórica, se desarrollan diversas acciones, tanto científicas como iniciativas gubernamentales. El objetivo es que esta especie, que ha logrado reproducirse con éxito en cautiverio, tenga asegurado el futuro en su hábitat natural.
Mongabay Latam te presenta algunos datos sobre esta especie, así como sus principales amenazas y las acciones que se realizan desde diversos frentes para conservarla, pero también para “limpiar” su hábitat.
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1. Comportamientos caníbales
Su tamaño no es lo único peculiar en esta rana endémica del lago que comparten Bolivia y Perú: el Titicaca.
En su etapa adulta, la Jamphatu huankele, como también se le conoce, puede alcanzar más de 14 centímetros, aunque también se han registrado individuos de 30 a 50 centímetros. Su tamaño varía dependiendo de la zona en donde se encuentre.
En la actualidad, científicos de Bolivia y Perú realizan estudios genéticos y taxonómicos para conocer si se trata de una sola especie o hay varias.
Estas ranas —de cuerpo grande y cabeza redondeada, ancha y aplanada— “cantan” igual que otras especies de su mismo género. Pero lo que sí las hace diferentes es que son las únicas de su género que tienen comportamientos caníbales: en proyectos de reproducción en cautiverio, como los realizados en el Centro K’ayra de Investigación y Conservación de Anfibios Amenazados de Bolivia, se ha documentado que los machos llegan a comer a otros individuos de su especie, sobre todo a los más jóvenes.
La historia en 1 minuto: Bolivia y Perú: buenas noticias para la rana gigante del Titicaca. Video: Mongabay Latam.
Este comportamiento no es cotidiano; su dieta consiste, sobre todo, de moluscos y crustáceos.
Los machos, por cierto, son también los encargados de fertilizar y cuidar los huevos, ya que las hembras solo hacen la puesta y se desentienden.
Investigadores como Teresa Camacho del Centro K’ayra de Investigación y Conservación de Anfibios Amenazados de Bolivia; así como Roberto Elías, profesor investigador de la Universidad Cayetano Heredia de Lima y director del programa de conservación en Perú del Zoo de Denver (Estados Unidos), han estudiado a esta rana e impulsado su reproducción en cautiverio. Lo cual se ha logrado.
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2. Tráfico ilegal para ¿licuados?
Estas ranas comenzaron a ser protagonistas de diversos estudios científicos a partir de hace poco más de diez años, para entonces los investigadores ya habían alertado de que la especie se encontraba en problemas. Se estima que en los últimos 15 años, se ha perdido 80 % de su población.
Hace poco más de cinco años, especialistas como Claudia Cortés, Arturo Muñoz (en Bolivia), Giussepe Gagliardi y Ariadne Angulo (en Perú), así como las autoridades binacionales de ambos países realizaron una investigación sobre el tráfico de la rana gigante.
Documentaron de que las ancas de esta rana se envasaban y enviaban a Estados Unidos, Brasil, Canadá, Francia, Japón y Colombia, donde se utilizaban para preparar platillos exóticos. También se encontró que su piel se utiliza para fabricar billeteras.
Además, en Bolivia y Perú estas ranas se llegan a utilizar en licuados, bajo el argumento de que ayudan como tratamiento a ciertas enfermedades o que sirven como afrodisíaco. La realidad es que no existe ninguna evidencia científica que corrobore esas creencias populares.
Lo que sí se sabe es que por esas creencias, así como por la contaminación de su hábitat, la rana gigante del Titicaca está en Peligro crítico.
Hoy, tanto en Bolivia como en el Perú, está prohibida su extracción y comercio. Aun así en algunas zonas de ambos países aún llegan a comercializarse.
Por el riesgo en el que se encuentra la especie ingresó en el Apéndice I de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestre (CITES), por lo que no se puede comercializar y los países miembros de este tratado están obligados a protegerla.
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3. Una rana y un lago
El Titicaca se extiende por 4772 kilómetros cuadrados de la frontera de Bolivia y Perú, se encuentra a 3800 metros sobre el nivel del mar y por eso es el lago navegable más alto del planeta. Además, es el único hábitat natural que tiene la rana gigante.
Uno de los principales problemas que tiene este anfibio es el estado de contaminación en el que se encuentra el lago, donde se ha registrado la presencia de metales pesados, desechos sólidos, insecticidas y pesticidas, entre otros agentes contaminantes.
Hace más de diez años que los gobiernos de Bolivia y el Perú realizan proyectos para solucionar el problema de contaminación del Lago Titicaca. En 2014, una auditoría ambiental realizada por la Contraloría General de Bolivia señaló que la acciones realizadas por todas las instancias han sido insuficientes, ineficaces o “no fueron desarrolladas”.
Las ranas gigantes respiran a través de sus profusos y llamativos pliegues dérmicos que cubren sus cuerpos. Esa adaptación anatómica les permite vivir siempre sumergidas. Y es también por eso que son especialmente susceptibles a la presencia de contaminantes.
En 2009, 2011 y 2015 se registraron casos de mortalidad masiva de ranas, asociadas con la contaminación del Titicaca.
La contaminación del lago, de acuerdo con estudios científicos, se concentra principalmente en las Bahías de Cohana (Bolivia) y Puno (Perú).
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4. Sensible al cambio climático
Por ahora, no se tiene una estimación real de cuál es la población de ranas gigantes del Titicaca. Justo, uno de las acciones que realizan investigadores de ambos países es un censo de la especie en el lago.
Tener ese censo es vital para desarrollar las estrategias de conservación, sobre todo ante un escenario de cambio climático.
Investigadores como Teresa Camacho, del Centro K’ayra de Investigación y Conservación de Anfibios Amenazados de Bolivia; así como Roberto Elías, profesor investigador de la Universidad Cayetano Heredia de Lima, han resaltado que este anfibio es especialmente susceptible al cambio climático.
Esto es, entre otras cosas, porque al respirar por su piel cualquier modificación en las condiciones del agua, por ejemplo cambios en la concentración de oxigeno, las afecta.
Y las altas temperaturas pueden provocar que las aguas del lago pierdan capacidad de retención de oxígeno.
Además, el aumento de las temperaturas y la menor cantidad de lluvia registrada en los últimos años también puede afectar el equilibrio metabólico y los niveles de reproducción de la especie.
Una sequía podría provocar que los charcos temporales que usa la rana para su reproducción pierdan humedad, antes de que los anfibios completen su metamorfosis.
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5. El reto: conservarla en su hábitat
Los científicos han logrado reproducir a este anfibio en cautiverio. Eso se ha realizado en el Centro K’ayra de Investigación y Conservación de Anfibios Amenazados de Bolivia, en zoológicos de Lima (Perú), en Denver (Estados Unidos), en Praga (República Checa), Breslavia (Polonia) y Chester (Inglaterra).
La reproducción en cautiverio se considera, hasta ahora, la única tabla de salvación para esta especie. Por lo menos, así será hasta que no mejoren las condiciones ambientales del Lago Titicaca.
Para lograr que la población de este anfibio pueda recuperarse, desde noviembre de 2018, los gobiernos de Bolivia y Perú firmaron un Plan Binacional de Conservación, el cual incluye la instalación de nuevas plantas de tratamiento en el lago. Además de que en el área boliviana se han instalado estaciones de monitoreo para estudiar en forma permanente la calidad del agua.
Además, desde 2011 se realizan pláticas y talleres de educación ambiental en las escuelas y comunidades que se encuentran en los alrededores del lago, para que la población se sume al cuidado de los anfibios.
Si esta rana logra recuperar su población, no solo en cautiverio, sino también en su hábitat, será protagonista de una historia de conservación no solo para ella, sino para uno de los lagos más emblemáticos de Sudamérica.
* Imagen principal: Rana gigante del Lago Titicaca: Foto: Andina.
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