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Mientras el COVID-19 hace estragos, el pueblo de Sri Lanka encuentra consuelo en las prácticas tradicionales

  • Las medidas de autoaislamiento que están siendo adoptadas por todo el mundo en respuesta a la pandemia del COVID-19 no son nuevas para las comunidades indígenas de Sri Lanka, quienes durante generaciones han desarrollado un sistema de cuarentena contra enfermedades infecciosas.
  • Antes de que los científicos descubriesen las bacterias y los virus, las comunidades indígenas atribuían las infecciones y las enfermedades al poder de los espíritus malignos y dependían de las hierbas medicinales y de rituales que piden bendiciones a las deidades para prevenir enfermedades.

COLOMBO — Tiene 80 años, pero Baby Nona todavía puede recordar el día que contrajo la varicela cuando era una adolescente. Su madre extendió sobre su cama hojas de neem, del árbol Azadirachta indica, también conocido como lila india. También roció cúrcuma (Curcuma longa) líquida sobre el suelo. Su padre colgó ramas de neem en el portillo y en la entrada de la casa e hizo un tipo de cortina corta de hojas con pequeñas ramas de neem atadas juntas. Durante las siguientes dos semanas la familia no salió de casa a menos que hubiese una necesidad apremiante. Los vecinos les traían las cosas que necesitaban y las dejaban en el portillo de madera. Se mantuvo a la joven en una habitación separada del resto de los miembros de la familia, sobre todo de los mayores y los jóvenes.

Décadas después, hogares por toda Sri Lanka están bajo un confinamiento parecido como parte de las nuevas directivas de salud del gobierno para luchar contra la pandemia del COVID-19. Las prácticas de cuarentena y autoaislamiento recomendadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) resultan familiares a comunidades como la de Baby Nona, quienes durante generaciones las han combinado con el conocimiento tradicional para prevenir la propagación de enfermedades altamente contagiosas.

Se realizan danzas rituales como la ‘kohomba kankariya’ para pedir a las deidades que ayuden a proteger a la comunidad de las enfermedades. Imagen cortesía de Hiranya Malwatta.

El control de enfermedades a nivel comunitario

“Los habitantes de las aldeas sabían por qué las ramas de neem estaban colgando del portillo de un vecino, una señal práctica para informar que los miembros de la familia están infectados con una enfermedad contagiosa”, Mahinda Kumara Dalupotha, le dijo a Mongabay, un investigador  que estudia las prácticas indígenas. “Si la enfermedad no se contiene y más hogares en una aldea se ven afectados, entonces las ramas de neem son amontonadas en las carreteras de acceso a la aldea para advertir a los forasteros del nivel de infestación en la comunidad, un mensaje silencioso que pide mantener una sana distancia”.

Otra práctica tradicional durante un momento de epidemia es colocar un cuenco de agua con pedazos de lima (Citrus aurantifolia), cúrcuma, carbón y muchas hojas de neem machacadas a la entrada y la puerta de atrás de una casa. Las personas se lavan las manos y los pies en el cuenco antes de entrar en la casa y cuando salen. Se cambia el agua todos los días y el cuenco se mantiene en su lugar durante varios días más después de que pase la enfermedad, dijo Dalupotha —una manera herbaria de lavarse las manos que precede la llegada del jabón a estas comunidades—.

“Las propiedades medicinales, sobre todo las cualidades antisépticas del neem, la cúrcuma y la lima son reconocidas por el sistema Ayurveda y ahora aceptadas por la ciencia”, dijo Kariyakeranage Chandi Perera, jefe seccional de la división Ayurveda del Instituto de Medicina Indígena de la Universidad de Colombo. “Resulta llamativo que nuestras comunidades populares de Sri Lanka practicaran estas medidas basándose en sus sistemas de conocimientos tradicionales”.

Cuando alguien contrae una enfermedad como la varicela o el sarampión, hay un remedio casero: una cama de hojas de Neem para calmar la piel, sobre todo si hay ampollas, dijo Perera, quien también es practicante del Ayurveda.

Estas costumbres son practicadas principalmente para contener la propagación de las enfermedades infecciosas a las que los habitantes locales se refieren como deiyange leda, o “enfermedades de los dioses”. Como el COVID-19, la mayoría son enfermedades virales: varicela, sarampión, paperas y viruela.

El dummala, una resina aromática en polvo, quema cuando se lanza a las antorchas tradicionales y provoca un gran remolino de fuego que se cree que ayuda a destruir los gérmenes que se propagan por el aire y desinfecta reuniones públicas. Imagen cortesía de Ravi Sathyajith.

“Antes del descubrimiento científico de que los microorganismos como las bacterias y los virus eran el motivo para estas enfermedades, las comunidades populares atribuían estas enfermedades a las deidades”, dijo Mudiyanse Dissanayake, un profesor de la Universidad de las Artes Escénicas y Visuales de Sri Lanka. “Por lo que se desarrolló un sistema de confianza, que incluye la veneración y la ejecución de rituales para honrar a estas deidades y buscar bendiciones para vencer las enfermedades.

“Estos rituales tradicionales, llamados Shanthi Karma, o rituales de consuelo, son una combinación de danza, canto y el rasgueo de tambores para invocar las bendiciones de las deidades para eliminar los espíritus malignos. Hay muchos de estos rituales en Sri Lanka, algunos de ellos específicos de una región, pero en general… llevados a cabo con la finalidad de protegerse de las enfermedades”, dijo Dissanayake, un reconocido practicante de muchos de estos rituales.




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La danza ritual como una cura

Las antorchas forman una parte importante de estos rituales. Una resina en polvo llamada dummala, de la planta Shorea oblongifolia, se lanza a estas antorchas, lo cual resulta en grandes remolinos de fuego que iluminan la zona de baile. “Esta es una reunión social probablemente con más de un paciente, así que el fuego realmente podría quemar algunos de los gérmenes de transmisión aérea”, dijo Dalupotha.

La población indígena de Sri Lanka, la comunidad Veddha tiene sus propios métodos para hacer frente a las enfermedades. “Los Veddhas creen que el espíritu de sus muertos les persigue y les provoca enfermedades y, para hacer frente a esto, realizan una danza especial conocida como la Kiri Koraha para buscar alivio”, dijo Dissanayake. “Añaden hojas de neem a una olla de leche hirviendo y bailan a su alrededor, mientras se rocían la leche sobre sus cuerpos con hojas de neem pequeñas”.

Sin embargo, ¿tienen estos rituales algún impacto sobre la salud de la comunidad que se pueda medir? “Estos rituales son principalmente un método de cura psicológica. Estimulan la confianza en los pacientes y fomentan la creencia en la comunidad de que la aldea recibe las bendiciones y la protección de varias deidades”, dijo Dissanayake. “Estimular la confianza interior estimula el sistema inmunológico, les ayuda a luchar contra la enfermedad con un mejor estado de ánimo”.

La comunidad indígena Veddha ejecuta un ritual popular conocido como la Kiri Koraha, donde los miembros de la comunidad bailan juntos, alrededor de una olla de leche hirviendo y se rocían la leche sobre el cuerpo con ramas de neem pequeñas. Imagen cortesía de Hiryanya Malwatta.

También resalta los hábitos alimentarios indígenas que ayudan a fortalecer el sistema inmunológico. “Antes de la introducción del té en Sri Lanka, los nativos consumían una variedad de bebidas de hierbas y gachas. Era normal que los jardines de todas las casas tuviesen unas pocas hierbas y que las consumiesen regularmente”, dijo.

Entre los ingredientes más populares en las bebidas de hierbas y curas caseras están el cilantro (Coriandrum sativum), la ranawara (Senna auriculata), la sanguinaria de Cuba (Aerva lanata), y la vid amarilla (Coscinium fenestratum).




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El conocimiento local para luchar contra la enfermedad

Según Dissanayake, estas prácticas tradicionales contienen algunos elementos apropiados que pueden ser especialmente útiles en la lucha de Sri Lanka contra el COVID-19.

“Por ejemplo, para dar una bienvenida formal, los habitantes de Sri Lanka juntan las palmas de las manos y desean una larga vida con el saludo Ayubovan”, dijo.

Este saludo tradicional es una variación de las prácticas de saludos parecidos que se realizan por todo el sur y este de Asia. Ahora está siendo adoptado rápidamente por todas partes como saludo sin contacto físico para reemplazar los abrazos, besos en la mejilla y apretones de mano.

“Nunca hasta ahora había sido tan apropiado mundialmente”, dijo Dissanayake. “No es solo un método higiénico de saludar, sino que también contiene el deseo de una larga vida en un momento en que hay un temor global de perder a personas por la pandemia del COVID-19”.

Ramas de neem colgadas juntas a la entrada de un hogar, que transmite un mensaje silencioso de una familia en cuarentena, cortesía de Mahinda Kumara Dalupotha.

El artículo original fue publicado en Mongabay News. Puedes leerlo aquí.

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