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Informe sostiene que aumentar las áreas protegidas impulsará la economía global devastada por la COVID-19

  • Según un informe de un equipo internacional de científicos y economistas publicado este mes, proteger el 30 % de la tierra y los océanos del mundo (objetivo propuesto por las Naciones Unidas para 2030) costaría 140 000 millones de dólares al año.
  • Algunos países, como Bolivia, Alemania, Namibia, Polonia, Tanzania, Venezuela y Zambia, ya han alcanzado este objetivo, pero Brasil, donde se encuentra la selva tropical más grande del mundo, está abandonando los compromisos de conservación que había adoptado.

Mientras la pandemia causa estragos en la población y en la economía mundial, un grupo de investigadores internacionales mira hacia el futuro. Su trabajo expone los inmensos beneficios económicos de aumentar las áreas protegidas para cubrir un 30 % de la tierra y los océanos del mundo, con el fin de acelerar la recuperación de la pandemia.

El informe, elaborado por más de 100 economistas y ambientalistas de la organización Campaign for Nature y publicado a principios del mes de julio, dice ser el primer análisis que mide los beneficios económicos y los costos que implica proteger el 30 % de la superficie del planeta.

El Convenio sobre la Diversidad Biológica de la ONU incluyó el objetivo de proteger el 30 % de la superficie de la Tierra como parte de su estrategia de conservación de aquí a diez años, y espera que 196 países lo ratifiquen en una cumbre internacional que tendrá lugar en Kunming, China, el próximo año.

Hombres realizan reparaciones sustentables del techo de una casa rural en Monte Alegre, estado de Marañón, Brasil. Imagen cortesía de If Not Us Then Who?

Los gobiernos, las organizaciones sin fines de lucro y otras instituciones actualmente destinan alrededor de 24 000 millones de dólares anuales a la conservación de ciertas áreas. Para alcanzar la meta del 30 % para 2030, esa cifra debería aumentar a aproximadamente 140 mil millones de dólares, dicen los investigadores. El informe reveló que, en la actualidad, alrededor del 15 % de la tierra y el 7 % de los océanos del planeta tienen cierto grado de protección.

Proteger al menos el 30 % del planeta requeriría menos del 3 % de los 5.2 billones que el mundo gasta en subvenciones a los combustibles fósiles (*incluyendo externalidades). Imagen de Mary Price/National Geographic Society.

Este importante aumento de la financiación se utilizaría para mantener y gestionar mejor las áreas protegidas existentes y, en algunos casos, para apoyar a los gobiernos nacionales en la compra de tierras privadas con el fin de conservarlas, contó Enric Sala, uno de los coautores del informe y explorador residente de National Geographic Society.

“Esta pandemia ha revelado las consecuencias de nuestra [actual] relación con la naturaleza”, expresó Sala a Mongabay, en referencia al modo en que se cree que el coronavirus se ha transmitido a los seres humanos en China.

“¿Cuál es el costo de esta pandemia?”, se pregunta Sala. “El último cálculo realizado por el FMI es de 9 billones de dólares para los próximos dos años. ¿Cuánto cuesta proteger el 30 % del planeta? $140 mil millones al año. La prevención es menos costosa que responder a una crisis”.

La ONU, la Organización Mundial de la Salud y el Fondo Mundial para la Naturaleza concuerdan en que, de no modificarse el curso de acción actual, la aniquilación de la naturaleza que se está produciendo —destrucción de tierras silvestres y de la distancia entre seres humanos y vida silvestre— muy probablemente ocasionará más pandemias en el futuro. A menos que se tomen medidas cuanto antes.

Mujeres cosechan cocos en una zona rural de Monte Alegre, Estado de Marañón, Brasil. La conservación de los bosques del mundo beneficiaría especialmente a los pueblos indígenas que viven en comunidades forestales. Imagen cortesía de If Not Us Then Who?

Pero los beneficios de conservar el 30 % de la tierra y los océanos van más allá de prevenir enfermedades. Aumentar las áreas terrestres y marinas protegidas impulsaría el ecoturismo y permitiría que las poblaciones de peces en declive se regeneren, sostiene Sala. Los beneficios económicos que generarían los sectores de la pesca, el turismo y otros serían de 250 000 millones de dólares adicionales en comparación con cifras actuales, calculan los investigadores.

El informe declara que aumentar la cantidad de áreas protegidas también crearía servicios ecosistémicos relacionados con la mitigación del cambio climático, la conservación del suelo, la prevención de inundaciones y el mantenimiento de agua limpia. El valor potencial de estos servicios ecosistémicos, en comparación con el que tienen actualmente, podría alcanzar los 350 mil millones de dólares al año.

Al sumar los beneficios económicos y de servicios ecosistémicos que traería aumentar la cantidad de las áreas protegidas, el informe establece que las ganancias resultantes superan los costos en una proporción de cinco a uno, por lo menos.

Coral reefs, like this one pictured off the island of Komodo, are an important source of local livelihoods. Photo by Rhett A Butler.
Los arrecifes de coral, como los de la isla de Komodo, son un medio de vida importante para la población local. Foto de Rhett A Butler.

Los costos de aumentar las áreas protegidas representan menos de un tercio de la cifra que los gobiernos gastan en subsidios a diversas actividades que destruyen la naturaleza, como la extracción de petróleo, señaló Sala. Y agregó que el costo total de proteger el 30 % de la superficie del planeta representa el 0,16 % del PBI mundial, un porcentaje mucho menor que el que invierten anualmente los consumidores globales de videojuegos.

“Incrementar la protección de la naturaleza es una buena política a seguir por los gobiernos que tienen que sopesar múltiples intereses”, dijo en un comunicado Anthony Waldron, investigador de conservación de la Universidad de Cambridge y uno de los autores del informe. “No se puede poner precio a la naturaleza, pero las cifras económicas apuntan a [la urgente necesidad de] protegerla”.

Algunos países ya han alcanzado o incluso superado el objetivo de proteger el 30 % de su superficie, como Bolivia, Alemania, Namibia, Polonia, Tanzania, Venezuela y Zambia, según datos del Banco Mundial. Pero otros países tienen mucho por hacer, o van en la dirección equivocada. Brasil, por ejemplo, que alberga la selva tropical más grande del mundo, estaba cerca de alcanzar el objetivo: según datos de 2018 del Banco Mundial, tiene 29,4 % de su superficie protegida. Sin embargo, el nivel de deforestación creciente que ha habido en el país desde que en enero de 2019 asumió el presidente Jair Bolsonaro ha socavado sus esfuerzos de conservación.
Deforestación acumulada en la Amazonía del 1 de agosto al 30 de junio (km2).

De hecho, los datos publicados por el Instituto Nacional de Investigación Espacial de Brasil (INPE) demostraron que la deforestación en la Amazonía ha aumentado 89 % en comparación con el año pasado, bajo el gobierno de Bolsonaro. El sistema de alerta satelital del INPE detectó que se deforestaron 1034 kilómetros cuadrados solo durante junio de 2020. El grado de deforestación que hubo el año pasado es el más alto registrado desde que el INPE comenzó a publicar estadísticas mensuales en 2007.

Y las cosas podrían empeorar muy rápidamente. A principios de este año, el gobierno de Bolsonaro decretó la apertura de 9,8 millones de hectáreas (37 830 de millas cuadradas) de tierras tradicionales reclamadas por pueblos indígenas a la explotación maderera, ganadera, de soja y otras industrias.

Peter Veit, director del programa de derechos a la tierra del Instituto de Recursos Mundiales (WRI, por sus siglas en inglés), con sede en Washington, que no participó en la elaboración del informe, expresó que las conclusiones que este determina sobre el valor de aumentar las áreas protegidas tienen mucho mérito, pero no está convencido de que las áreas protegidas tradicionales administradas por los gobiernos sean el enfoque más rentable para alcanzar el objetivo de conservación del 30 % de la superficie del planeta establecido por las Naciones Unidas para 2030.

“He visto cálculos sobre lo que cuesta gestionar las áreas protegidas a largo plazo, y son bastante altos”, dijo a Mongabay. “Desde una perspectiva de rentabilidad, es mucho mejor apoyar a los pueblos indígenas que crear áreas protegidas que los gobiernos tienen que administrar, con costos altos”.

Veit propone a los grupos de conservación trabajar en conjunto con las comunidades indígenas para que obtengan reconocimiento formal y consigan el título de sus territorios tradicionales. “Es mucho menos costoso que los indígenas administren sus propias tierras”.

Deforestation in Borneo. Forest conservation and restoration are vital to curbing climate change, while deforestation destroys habitat and puts humanity at greater risk of new nature-derived pandemics. Photo by Rhett A. Butler
Deforestación en Borneo. La conservación y restauración de los bosques es vital para frenar el cambio climático, ya que la deforestación destruye el hábitat y pone a la humanidad en mayor riesgo de enfrentar nuevas pandemias derivadas del uso de la naturaleza. Foto de Rhett A. Butler.

Veit también cuestionó algunos elementos del análisis económico del informe sobre los beneficios financieros de aumentar las áreas protegidas. “No todos los lugares pueden convertirse en un sitio de ecoturismo de primer nivel”, señaló.

Sin embargo, a pesar del debate en curso sobre la eficacia de los diferentes tipos de políticas y prácticas de conservación, hay bastante consenso acerca de los beneficios que ofrecen las áreas protegidas para la salud humana. Un estudio de 2019 realizado por investigadores australianos y publicado en la revista Nature Communications calculó el valor económico de las áreas protegidas en todo el mundo únicamente en relación a mejoras en la salud mental para los visitantes, y el total ascendió a 6 billones de dólares anuales.

“El costo de crear una red de seguridad resiliente para toda la vida en la Tierra es un porcentaje ínfimo”, expresó Jamison Ervin, gerente del Programa Mundial de Naturaleza para el Desarrollo, del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), en una declaración posterior a la publicación del informe.

“Los beneficios para la humanidad son incalculables, y el costo de no hacer nada es inadmisible”, concluyó Ervin.

Referencias:

Waldron, Anthony et. al. (2020) Protecting 30% of the planet for nature: costs, benefits and economic implications. Working paper analysing the economic implications of the proposed 30% target for area protection in the draft post-2020 Global Biodiversity Framework DOI.

Imagen de portada: Selva de Indonesia. Imagen de Rhett A. Butler / Mongabay.

Artículo original: https://news.mongabay.com/2020/07/expand-conserved-areas-to-boost-global-economy-ravaged-by-covid-19-report/

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