- Todo comenzó cuando un grupo de indígenas prendió fuego para extraer miel silvestre de acuerdo a su modo tradicional y luego no pudo controlarlo.
- Misiones, en el noreste argentino, se ha visto afectada por una fuerte sequía en los últimos meses y esta semana hubo más de 50 focos de incendios forestales que, según el gobierno provincial, ya están controlados.
Martjan Lammertink es un biólogo holandés que lleva nueve años trabajando en la provincia de Misiones, en el noreste de Argentina. Allí está parte de lo que se conserva del Bosque Atlántico, uno de los ecosistemas clave de Sudamérica, que alguna vez cubrió con selvas tropicales y subtropicales cerca de un millón y medio de kilómetros cuadrados en Brasil, Paraguay y Argentina. Lammertink —quien estudia al pájaro carpintero cara canela (Celeus galeatus), una especie de penacho rojo— se sintió privilegiado al llegar a Misiones ya que trabajaría en lo que se conoce como un bosque primario. Es decir, en un bosque virgen, cuyos árboles nunca han sido explotados, por lo que algunos tienen cientos de años y albergan especies como el jaguar (Panthera Onca), el puma (Puma concolor) y el tapir (Tapirus terrestris).
Este bosque, protegido por una reserva privada de 10 397 hectáreas, comenzó a incendiarse el lunes 23 y hasta ahora no se sabe qué superficie ha sido destruida. La guardaparques Vanesa Maciel le dijo a Mongabay Latam que calcula que cientos de hectáreas han sido devastadas.
La madrugada del viernes, sin embargo, empezó a llover y, según dijo a este medio el ministro de Ecología de la provincia de Misiones, Mario Vialey, el fuego comienza a ceder.
Lee más | Cámaras trampa capturan por primera vez en video al misterioso y salvaje mono de Roloway
El bosque de Misiones
“Pocos saben que queda esta zona virgen en el Bosque Atlántico”, dice Lammertink. El científico explica que si bien la provincia de Misiones conserva entre un 40 o 45 % de su bosque nativo, “casi todo ha sido sometido a la extracción maderera en el pasado”. Incluso, agrega, la zona que rodea a las famosas Cataratas de Iguazú “fue explotada antes de que fuera designada parque nacional en la década de 1930”. Según el biólogo, existen muy pocos bosques maduros en el mundo donde no se haya realizado explotación de madera durante los últimos siglos, por lo que “la pérdida por el incendio es incalculable”, precisa.
Lammertink, quien trabaja para el Instituto de Biología Subtropical, organización científica estatal basada en Puerto Iguazú, asegura que existen árboles de unos 40 metros de altura y tres metros de diámetro y distintas especies de fauna.
La Reserva Natural y Cultural Papel Misionero es atravesada por una ruta provincial sin asfaltar. En su interior no tiene prácticamente senderos y la vegetación es tan majestuosa y cerrada que los amantes de las aves difícilmente alcanzan a ver una y para encontrarlas deben guiarse por su oído.
Ubicada cerca de la frontera con Brasil, fue delimitada en 1975. Pertenecía a la que entonces era la empresa pública provincial de papel, que decidió resguardar ambientalmente esa zona de difícil acceso para las personas. Mientras tanto, la empresa destinaba otras tierras de su propiedad en la provincia a la plantación de pinos y otras especies exóticas de árboles para abastecer su producción de pasta celulosa.
La Reserva no tiene un régimen estricto de protección y, de hecho, tres comunidades indígenas de la etnia guaraní habitan en su interior y otras dos en las adyacencias. Son unas 600 personas en total que viven de acuerdo a su relación ancestral con el bosque, gracias a la agricultura, la caza, la pesca y también a la ayuda social. Según un convenio firmado con la empresa dueña de la Reserva, las comunidades no explotan la madera del bosque primario y disponen de 370 hectáreas para sus viviendas y sus cultivos.
Fue un grupo de indígenas el que inició el incendio el lunes pasado, según la guardaparques Vanesa Maciel. Una de las actividades tradicionales de las comunidades guaraníes es la recolección de miel silvestre. Lo hacen de acuerdo a sus costumbres ancestrales, prendiendo fuego en el árbol donde encuentran una colmena para que las abejas huyan y permitan la extracción de la miel. En esta ocasión el fuego se descontroló y se expandió rápidamente favorecido por las condiciones ambientales.
No se trata de un caso aislado en Misiones. Incendios forestales castigan a toda la provincia desde este mes en el contexto de una sequía con pocos antecedentes. Esta semana tres aviones hidrantes del Estado Nacional estaban trabajando en Misiones, según se informó.
“Habitualmente tenemos unos 2000 milímetros anuales de lluvia y en lo que va de 2020 cayó el 70 %, pero casi todo concentrado en los primeros meses del año. Hace tres meses que prácticamente no llueve”, contó Germán Acosta, ingeniero agrónomo y bombero voluntario del municipio de Aristóbulo del Valle, a unos 50 kilómetros de la reserva.
Recién llegado de batallar contra el fuego el miércoles por la noche, Acosta explicó a Mongabay Latam que se registraron últimamente además dos heladas —desacostumbradas en Misiones donde el calor es extremo— que quemaron los árboles por lo que perdieron sus hojas. “Ahora tenemos en los bosques colchones de hojas que son combustible para el fuego. Donde cae una chispa se produce inmediatamente un incendio”, explicó el ingeniero.
El subsecretario de Protección Civil de Misiones, Atilio de León, dijo que hasta el miércoles había 50 focos activos en Misiones. El fuego ha producido daños irreversibles a los ecosistemas y se corre el riesgo de perder al menos 25 especies animales y vegetales, según un comunicado difundido el miércoles por el Instituto Misionero de Biodiversidad, organización privada de investigación ambiental.
Los incendios forestales han marcado también este año de pandemia en la Argentina. Más de 1 millón de hectáreas se quemaron hasta el 15 de noviembre en 21 de las 23 provincias del país, según datos del Ministerio de Ambiente.
Lee más | Jaguares melánicos en Panamá: singulares felinos de color negro son registrados por cámaras trampa
Cada vez menos guardaparques en la Reserva
Vanesa Maciel tiene 35 años y heredó el trabajo de guardaparque de la Reserva Papel Misionero de su padre, uno de los primeros que ocupó el puesto en la década de 1970. En ese entonces había seis guardaparques, pero hoy, luego de que la reserva cambiara dos veces de dueño y de varios recortes presupuestarios, Vanesa es la única.
Mongabay Latam consultó a la empresa Arcor, actual dueña de la reserva, sobre el incendio y la pérdida de patrimonio natural, sin embargo esta no entregó respuestas. En cuanto al número de guardaparques, solo indicó que “Papel Misionero cumple con toda la normativa vigente relacionada al Sistema Provincial de Áreas Naturales Protegidas, incluyendo la contratación voluntaria de un Guardaparque profesional, más allá de los guardaparques del Cuerpo de Guardaparques designados por la Provincia de Misiones”.
Vanesa, sin embargo, está convencida de que si hubiese más guardaparques la Reserva no se hubiese incendiado. “Si bien las comunidades indígenas no tienen prohibido prender fuego para la recolección de miel silvestre, si yo los hubiese visto cuando lo hicieron les hubiese recomendado que eligieran una práctica menos agresiva con el ambiente”, dijo la guardaparques a Mongabay Latam.
Maciel asegura que una sola persona no puede recorrer la Reserva asiduamente por los peligros que representan las serpientes, las trampas para animales que instalan las comunidades indígenas y la propia geografía del lugar donde el monte cerrado hace muy difícil transitar.
“Si al menos fuéramos dos personas podríamos recorrerla porque uno de los dos podría pedir ayuda en caso de que se presente algún problema. Y sé que la sola presencia de guardaparques disuade a quienes no cuidan el ambiente. Cuando había seis guardaparques, no había tanta caza furtiva por parte de blancos, por ejemplo”, cuenta.
Para Lammertink, la Reserva tendría que contar al menos con cuatro guardaparques por su superficie y su dificultad de acceso.
“No sabemos todavía si las lluvias apagarán el incendio naturalmente. Pero cuando ello suceda es importante intensificar el patrullaje para que no haya más fuegos, evitar el asentamiento de personas en el monte quemado y restaurar el bosque”, dijo el biólogo.
“Se debe asegurar la integridad —agregó— de un patrimonio natural excepcional como quedan pocos en el planeta”.
Desde 1995 la Reserva Papel Misionero es una de las propiedades privadas que forman parte de la Reserva de Biósfera Yabotí, reconocida por la UNESCO, por su valor ecológico.
En 2017, la ONG ambiental Vida Silvestre, representante en Argentina de WWF, publicó un extenso documento donde se precisa que el Bosque Atlántico solo conserva el 16,8 % de su cobertura boscosa original. Para protegerlo, Misiones creó en 1999 el llamado Corredor Verde, un corredor biológico que integra tierras públicas y privadas en el que se promueven políticas de conservación. En noviembre de 2019, distintas organizaciones anunciaron que en el Corredor Verde la población de yaguaretés había aumentado y podía estimarse entre 84 y 125 individuos, contra un rango de entre 30 y 54 que había en 2005.
En ese sentido, Manuel Jaramillo, director ejecutivo de Vida Silvestre, consideró que Misiones es la provincia con mayor biodiversidad de la Argentina. “Mientras en el país tenemos otras áreas de sacrificio, como el bosque chaqueño o el pastizal pampeano, la selva paranaense está relativamente bien conservada. Uno de los motivos es que la tenencia de la tierra está fragmentada. No hay, como en otras partes de Argentina, grandes latifundios que favorecen manejos agrícolas muy agresivos”.
*Imagen principal: Incendio en la Reserva Natural y Cultural Papel Misionero, Argentina. Foto: Vanesa Maciel
———-
Videos | ¿Por qué avanza la deforestación en el gran Chaco argentino?
Si quieres conocer más sobre la situación ambiental en Argentina, puedes revisar nuestra colección de artículos.
Facebook | Palma de aceite
Si quieres estar al tanto de las mejores historias de Mongabay Latam, puedes suscribirte al boletín aquí o seguirnos en Facebook, Twitter, Instagram y YouTube.