- A pesar de las restricciones de movilidad durante la pandemia de COVID-19, las áreas protegidas de Ecuador, Colombia Perú, Bolivia y Chile se enfrentaron a caza, pesca y tala ilegal; incendios provocados; invasiones y hasta minería. Todo esto mientras los guardaparques veían reducidos sus presupuestos y enfrentaban recortes de personal.
Marzo de 2020 fue el mes crítico. A partir de ese momento, el virus causante del COVID-19 se expandió rápidamente por Latinoamérica y las autoridades de cada país decretaron el cese de las actividades turísticas y científicas en las áreas protegidas. Sin embargo, no todo se detuvo en estos santuarios naturales.
Muchos guardaparques permanecieron en sus puestos velando por la conservación de estos lugares, pero tuvieron que cambiar sus rutinas, adaptarse a recortes presupuestales, reducción de personal en el campo y, en algunos casos, despidos, como ocurrió en Ecuador.
Mongabay Latam entrevistó a cinco guardaparques de Ecuador, Colombia, Perú, Bolivia y Chile que revelaron los desafíos que han enfrentado durante la crisis sanitaria. En muchos casos se han intensificado actividades como la caza prohibida de especies silvestres, la tala ilegal de madera y los incendios forestales que, “en la mayoría de los casos no son naturales”, como explica el científico colombiano Pablo Negret, investigador de la Universidad de Queensland en Australia.
Desde Ecuador, Vilma Lucero, una de las pocas mujeres guardaparques de este país, cuenta que los ingresos irregulares a la Reserva de producción de Fauna Cuyabeno se han incrementado. En Colombia, Juan Carlos Clavijo, del Parque Nacional Natural Chingaza, asegura que hubo momentos en que la presión de los cazadores ilegales se convirtió en un problema y Guido Jaimes, de Bolivia, afirma que las invasiones en el Parque Carrasco aumentaron debido a la reducción de personal de guardaparques.
Por su parte, Eliabett Ayrampo, del Parque Nacional Alto Purús en Perú, no solo protege de la ilegalidad a esta área protegida sino a los indígenas en aislamiento que habitan en él; mientras que Gonzalo Cisternas, del Parque Nacional Torres del Paine en Chile, cree que es momento de monitorear y estudiar la biodiversidad de un área protegida que lleva más de seis décadas recibiendo, sin parar, a miles de turistas anualmente.
La pandemia que tomó por sorpresa al mundo hoy es un reto más para solo 3500 guardaparques que tienen como tarea vigilar 100 millones de hectáreas protegidas en cinco países de Sudamérica.
*Imagen principal: Guardaparque de la Reserva de Producción de Fauna Cuyabeno. Foto: Ministerio del Ambiente y Agua de Ecuador.
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