- El científico lideró una expedición al valle de Zongo, en Bolivia, donde se encontraron 19 nuevas especies para la ciencia.
- Los investigadores también redescubrieron cuatro especies que se creían estaban extintas.
El biólogo Trond Larsen lideró la última expedición científica que se ha realizado en el valle de Zongo, en Bolivia. Este ecosistema andino por encima de los 3000 metros de altura guarda muchas sorpresas, considerando que alberga flora y fauna muy poco estudiada.
El recorrido se realizó en marzo del 2017, pero sus resultados acaban de ser publicados. En esta travesía, el equipo de investigadores del Programa de Evaluación Rápida (RAP) de Conservación Internacional, liderado por Larsen, descubrió 19 especies de flora y fauna, y volvió a observar cuatro especies que se creían extintas.
Durante la expedición se identificaron en total 1204 especies de animales y plantas, 770 era registradas por primera vez para Zongo, 12 de ellas endémicas del valle y 88 endémicas de Bolivia. Para Larsen ha sido asombroso poder encontrar toda esta variedad de flora y fauna en un lugar tan cerca de una gran ciudad como La Paz. “Estamos apenas a 50 kilómetros de distancia de La Paz”, comenta.
Larsen ha recorrido todos los continentes realizando evaluaciones biológicas y expediciones taxonómicas desde 1998. El primero de estos viajes lo llevó a la región amazónica de San Martín, en Perú, y hasta hoy, su paisaje favorito sigue siendo los bosques nublados en Perú y Bolivia.
El actual director del Programa de Evaluación Rápida (RAP por sus siglas en ingles) del Moore Center For Science, de Conservación Internacional, conversó con Mongabay Latam para contar cómo fue la expedición al valle de Zongo, qué descubrieron y cómo han sido estas más de dos décadas de recorridos explorando la naturaleza.
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La biodiversidad en los Andes
La expedición al valle de Zongo ha sorprendido al mundo. ¿Para usted cuál es el significado de esta expedición?
Ha sido increíble saber cuánta biodiversidad está aún por descubrirse en todo el mundo. Y es especialmente cierto cuando lo vemos en los montes tropicales de los Andes, como en Bolivia, que hay todavía mucho que aún no sabemos. Es tan emocionante descubrir nuevas especies y conocer cuáles son las especies que viven en el planeta, para descubrir cómo está cambiando y cómo podemos protegerlas.
¿Qué importancia tiene el valle de Zongo y porque se decidió hacer una expedición biológica rápida allí?
Nosotros estamos comprometidos a entender y conservar la naturaleza en especial en lugares en las que existen recursos para mejorar la vida de las personas. Y sabemos que este lugar es muy importante como proveedor de recursos y servicios a las comunidades locales y al país. Por ejemplo, produce el 10 % de la electricidad para todo Bolivia, gracias a una hidroeléctrica instalada en el valle de Zongo. Adicionalmente, las personas que viven en las comunidades de Zongo tiene acceso a insumos y medicinas para su vida cotidiana. El bosque también almacena carbono, por tanto, cumple un gran rol en la regulación del cambio climático. Cuando realizamos estas evaluaciones, toda la información que nosotros recolectamos está destinada a que se tomen las mejores decisiones. En este caso, existe interés del municipio y del gobierno para establecer una nueva área de conservación. Entonces, se necesita saber qué áreas deben estar protegidas por su biodiversidad única, qué espacios se pueden destinar para establecer agricultura y qué otras áreas pueden estar dedicadas al turismo. Esa ha sido la razón para elegir esta área.
Esta expedición permitió conocer nuevas especies para la ciencia y redescubrir otras que se creían extintas, ¿cómo se dieron estos hallazgos?
Una de las cosas más sorprendentes acerca de estos descubrimientos es que hemos trabajado en un lugar relativamente cerca de una gran ciudad como La Paz. Son alrededor de 50 kilómetros de distancia y, aun así, hemos logrado estos increíbles descubrimientos, creo que principalmente porque hay mucho que explorar en Los Andes, pero también, particularmente, porque el valle de Zongo está rodeado de montañas elevadas que crean una protección natural, sin disturbios ni molestias por la acción humana. Pero en el valle las condiciones están cambiando rápidamente y muchas especies de animales y plantas que viven en las zonas bajas solo existen en este lugar y no pueden trasladarse a otras zonas. Por eso encontramos mucho endemismo de especies en el valle de Zongo.
Una gran diversidad muy cerca de una gran ciudad…
Cierto, y estoy seguro de que hay muchas otras especies más para ser descubiertas en Zongo. Las especies que hemos encontrado no existen fuera de este valle porque son endémicas y debe haber muchas más esperando para ser descubiertas.
De las especies descubiertas, ¿cuáles lo han impresionado?
Siempre es sorprendente para mí encontrar nuevas especies, pero el descubrimiento de una rana y de dos serpientes realmente me sorprendió muchísimo. Particularmente la rana Liliputiense (Noblella sp. nov.), muy pequeña [10 milímetros de longitud], que es muy difícil de hallar y que posiblemente sea la más pequeña en todos los Andes.
En esta expedición también se han redescubierto especies que se creían extintas…
Hemos encontrado cuatro especies que creíamos que ya habían desaparecido. Una de ellas es la rana Ojos de diablo que fue descubierta hace 20 años por uno de los científicos que también estuvo en este viaje. Steffen Reichle encontró esta rana 20 años atrás y luego no volvió a ver una sola de estas ranas. Regresó para buscarla, pero no encontró nada. La gente decía que posiblemente había desaparecido porque hubo cambios en la zona y se creía extinta. A pesar de los esfuerzos para ubicarla no había tenido éxitos. Y ahora la encontramos cerca de la Comunidad Huaylipaya, ubicamos algunas ranas, lo cual es alentador y es una esperanza para el futuro. También hallamos otra especie que solo se ha visto en el valle de Zongo, y que no se encontraba desde hace más de un siglo. Se trata de una planta endémica [Stromanthe angustifolia (Marantaceae)] que no se había visto durante 125 años.
¿Cuántas especies ha descubierto usted en esta expedición?
Mi trabajo se enfoca en insectos, yo hago mis investigaciones en escarabajos coprófagos y he encontrado alguno probablemente nuevo, pero necesitamos hacer mucha más investigación para saber exactamente cuántos son nuevos para la ciencia. Nosotros pensamos que tenemos por lo menos dos nuevos para la ciencia.
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En camino a la creación de un área protegida
Además de todos estos hallazgos, ¿cuántas especies han sido registradas en la zona?
En esta expedición hemos documentado 1204 que incluyen plantas, escarabajos, mariposas, libélulas, anfibios, reptiles, aves, mamíferos y toda clase de mamíferos incluidos murciélagos y roedores. En relación a las aves, por ejemplo, hay una gran diversidad, se han registrado 161 especies de aves, y 98 de ellas han sido nuevos registros para Zongo, un nuevo récord.
¿Por qué se especializó en estudiar escarabajos?
Los escarabajos son muy interesantes para mí porque son un excelente grupo indicador. Puedes entender mucho observando a los escarabajos sobre cómo está trabajando el resto del ecosistema. Por ejemplo, se puede saber el estado de la comunidad de grandes mamíferos o de aves, que a veces no puedes ver; pero si puedes ver a los escarabajos de los que se alimentan estos mamíferos y estas aves y ves su abundancia, que es un indicador del estado de estos animales.
De las especies documentadas, ¿cuántas están en peligro?
Según la UICN [Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza] son 15 especies en riesgo y 19 si se considera a las especies amenazadas solo en Bolivia. Depende de qué criterio se tome.
¿Cuáles han sido los momentos más sorprendentes para usted durante la expedición?
Trabajar en el valle del Zongo ha sido un reto, pero también hubo muchos momentos divertidos en muchos sentidos. Por ejemplo, cuando estuvimos en el campamento base hubo mucha lluvia y sin embargo no teníamos suficiente agua para cocinar, teníamos que subir y bajar todos los días por el cañón en busca de agua. Era mucho trabajo. También fue sorprendente descubrir las nuevas especies de orquídeas que nunca antes habíamos visto y el redescubrimiento de la rana ojo de diablo. Todo eso fue emocionante para mí. Otra cosa sorprendente que vimos fue una serpiente no venenosa que estaba comiendo a otra venenosa. Es algo que piensas que no puede pasar.
¿Se tiene planificada alguna otra expedición a este valle?
El Gobierno [Municipal de La Paz] está interesado en hacer más investigación y los científicos también están muy interesados. Todo dependerá de lo que se necesite en términos de las decisiones del gobierno, lo que consideren que será útil. En este momento no hay planes concretos, pero hay posibilidades.
¿Cuánto tiempo duró la expedición?
Antes de la expedición se realizó un reconocimiento de la zona para entender el área y establecer bases o campamentos. Se debe ubicar lugares para los campamentos base que tenga acceso a agua para beber, también necesitas agua cerca para lavar y otras cosas. Además, se debe explorar e investigar las diferentes clases de hábitat que hay en la zona e identificar las prioridades para la colecta. Se debe seleccionar todas estas características. Un grupo de científicos hizo este trabajo antes de la expedición. Posteriormente fueron entre 17 y 18 días, en marzo del 2017, que realizamos el viaje. Es un método que se utiliza para las llamadas expediciones biológicas rápidas. Al final pasas un tiempo relativamente pequeño en el campo y por eso se llaman así. Lo importante es tratar de entender todo lo que se pueda en ese corto tiempo. Es muy rápido y lo podemos hacer alrededor de todo el mundo, para conseguir mucha información en un tiempo corto.
¿Cuántas personas participaron de la expedición?
Fuimos 17 científicos, además de asistentes y personas de las comunidades locales para hacer este trabajo.
Usted ha dicho que esta evaluación es parte de un proyecto para definir una nueva área protegida
Parte del valle de Zongo que hemos visitado se va a proponer como una nueva área protegida. Además, se están explorando otros lugares para ser conservados. Es también interesante saber qué la primera expedición del Programa de Evaluación Rápida de Conservación Internacional, en 1990, se hizo en Madidi, no muy lejos de esta última. Y la data que se recopiló en el Madidi sirvió de soporte para la creación del Parque Nacional Madidi, que es uno de los más importantes parques nacionales en el mundo y acaba de celebrar su aniversario 25 de creación. Creo que eso es emocionante. Y hay muchos otros lugares en el mundo donde nosotros hacemos RAP terrestres y marinos. Actualmente tenemos programadas evaluaciones rápidas en Sudamérica y en África.
¿En qué lugar de Sudamérica?
Bueno, haremos una expedición en San Martín, en Perú, que ayudará para establecer un corredor para la biodiversidad. Pero además se trata de un territorio que provee beneficios a las comunidades que viven en el área, donde se está viendo un deterioro grande de la biodiversidad.
Recorrido por el mundo
¿Se están perdiendo muchas especies?
Sabemos que las áreas protegidas son las más afectadas y esto es especialmente cierto en Sudamérica y en los Andes. Debido al cambio climático y a que las temperaturas se están elevando, muchas especies que viven en zonas bajas de la Amazonía tienen que trasladarse a zonas más frías, hacia las montañas, dónde están los bosques intactos en los Andes. Es una de las razones por las que se establece un área protegida y en la zona este de los Andes esto es crucial.
¿En la expedición también participaron personas de las comunidades locales?
Cuando hacemos estas expediciones siempre se trabaja con personas de las comunidades cercanas al bosque. Y los científicos puede compartir su conocimiento con las personas de las comunidades, trabajar juntos e intercambiar información. Iniciamos la expedición en la comunidad Huaylipaya y entramos al bosque a través de esa comunidad. Fueron ellos quienes nos ayudaron.
¿Qué lugares ha recorrido para realizar las expediciones biológicas?
Bueno, he realizado muchos viajes emocionantes. Recientemente estuve en una expedición en Honduras. He viajado por Surinam, Perú, Liberia, Papúa Nueva Guinea, muchos diferentes lugares en el mundo. Mi verdadero primer lugar cómo biólogo fue Perú y es la razón por la cual, a pesar del tiempo, aún es mi lugar favorito, especialmente los montes nublados de Perú y Bolivia. Un paisaje espectacular.
¿Cuál fue ese lugar en Perú?
Madre de Dios, en 1998. Entonces trabajé desde Puerto Maldonado y viajé al valle de Kosñipata. En ese momento hacía investigaciones taxonómicas.
¿Cómo ve el futuro de la ciencia ahora que se habla mucho de esta relación entre la depredación de los ecosistemas y la pandemia?
Es una pregunta difícil. Debemos reconocer que todo lo que la naturaleza provee a las personas no debemos darlo por sentado. Realmente tenemos que empezar a valorar que se trata de cosas que nos sostienen y no solamente tienen un valor económico, sino que es una inspiración. Cuando trabajas en esas áreas y ves cómo las comunidades que viven ahí tienen respeto y aprecio por el lugar donde viven. Creo que nosotros necesitamos avanzar hacia eso, es el camino que debemos seguir.
Imagen principal: Trond Larsen. Foto: Archivo personal.
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