- Andrés Arauz, el candidato del exiliado expresidente Rafael Correa, pasó a segunda vuelta y el nombre de su contrincante estuvo en incertidumbre durante 14 días. Yaku Pérez, representante de los indígenas, terminó en tercer lugar y asegura que le hicieron fraude.
- Pérez ha sido un constante defensor del agua y de los derechos indígenas y de la naturaleza. Su gran votación sorprendió a la clase política tradicional ecuatoriana y era la esperanza de muchas organizaciones sociales y ambientales que ahora temen que el correísmo vuelva al poder.
“Saben que si se abren las urnas se destapa el nido de corrupción, trampa, engaño y fraude de cómo se realizan las elecciones en Ecuador. Esto no es más que una caricatura de transparencia electoral”. Esas fueron las palabras del candidato presidencial Yaku Pérez Guartambel el pasado 17 de febrero, 10 días después de que los ecuatorianos salieran a las calles para votar y elegir nuevo presidente.
Andrés Arauz, el candidato del expresidente Rafael Correa, pasó a la segunda vuelta luego de obtener el 32,71 % de los votos. El nombre de su contrincante estuvo en duda durante varios días debido a los reñidos resultados entre el candidato Guillermo Lasso, representante de los empresarios, y Yaku Pérez, candidato de los principales movimientos sociales e indígenas del país. La diferencia fue mínima: Lasso obtuvo el 19,74 % de los votos y Pérez el 19,38 %. De hecho, solo hasta la madrugada del domingo 21 de febrero el Consejo Nacional Electoral (CNE) proclamó oficialmente los resultados, anunciando que Lasso es el rival de Arauz para una nueva votación en abril.
La tensión por la transparencia electoral ha sido la protagonista y trajo consigo duros cuestionamientos para el CNE pues el movimiento político Pachakutik, al cual pertenece Yaku Pérez, denunció presuntos fraudes y exigió el reconteo de los votos. Los ánimos se calentaron más porque, el pasado viernes 12 de febrero, Pérez y Lasso llegaron a un acuerdo bajo el cual pedían el reconteo del 100 % de los votos en la provincia de Guayas, la más grande del país y donde se encuentra Guayaquil, y del 50 % de los votos en otras 16 provincias, entre ellas Pichincha, donde se ubica Quito, la capital ecuatoriana.
Pérez presentó un informe con esta solicitud al CNE pero, días más tarde, Lasso dio marcha atrás y argumentó que cualquier acuerdo debía abarcar el consenso de los 16 candidatos que participaron en las elecciones del 7 de febrero y que debía operarse una vez declarados los resultados de la primera vuelta. El complicado escenario político terminó por enredarse el 17 de febrero cuando el CNE declaró que no hubo consenso entre los consejeros sobre la petición de Pérez. “Este pleno del Consejo Nacional Electoral lamentablemente no da respuesta al pedido, ni aprueba ni niega el informe”, dijo Diana Atamaint, presidenta del CNE.
Sin embargo, el asunto promete no quedarse así. “No vamos a renunciar a herramientas jurídicas nacionales e internacionales pero, más que eso, tenemos la legitimidad y la verdad, las cuales no sucumben ante las mentiras y la corrupción”, dijo Pérez.
Líderes de varias organizaciones sociales y ambientales consultadas por Mongabay Latam veían en Pérez una opción de cambio para una Presidencia que se ha disputado constantemente entre el correísmo y la clase política conservadora. El candidato del Movimiento Pachakutik es reconocido por defender el derecho al agua, oponerse al extractivismo y ser un defensor de los derechos indígenas ¿Quién es Yaku Pérez y cómo llegó a ser uno de los políticos más destacados del Ecuador?
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El agua en su nombre
Es abogado y nació como Carlos Ranulfo Pérez hace 51 años en Tarqui, zona rural del municipio de Cuenca. Sin embargo, nunca se sintió identificado con ese nombre y hace casi cuatro años lo cambió por Yaku, que en lengua kichwa —pueblo indígena al que pertenece— significa agua. Cuando alguien todavía lo llama Carlos, no duda en interrumpir y recordar: “Carlos no, soy Yaku”.
Y es que el agua no solo es parte de su nombre sino de su vida. Así lo ha demostrado a lo largo de los años en su constante oposición a la minería para privilegiar la defensa de páramos y cuencas hídricas en las altas montañas de los Andes ecuatorianos.
Uno de los casos más sonados, y que le dio gran visibilidad a Yaku Pérez, fue el proyecto minero Río Blanco que se encuentra paralizado, desde el 2018, debido a la protesta social que demostró el impacto ambiental que traería la minería para los ecosistemas de la sierra ecuatoriana. Pérez se opuso firmemente a la extracción de minerales dentro del bosque protector Molleturo-Mollepungo que alberga bosques húmedos premontanos y montanos que, además, se encuentra a 3,5 kilómetros del Parque Nacional Cajas y forma parte de su zona de amortiguamiento.
Tiempo atrás, en el 2015, Pérez participó en marchas contra el régimen de Rafael Correa. Dos años antes —cuando era presidente de la Confederación de Pueblos de la Nacionalidad Kichwa del Ecuador (Ecuarunari)— estuvo preso por una semana, acusado de “interrupción a los servicios públicos” durante manifestaciones y llegó a ser señalado por Correa, en televisión nacional, de participar en terrorismo y sabotaje.
En julio de 2018, el hoy candidato presidencial le dijo a Mongabay Latam que por oponerse a Río Blanco fue víctima de agresiones. “Tres compañeros y yo fuimos objeto de un secuestro durante siete horas por parte de la empresa china [Ecuagoldminig South América S.A. que fue establecida en 2015 en el país por la firma inversionista china Junefield Group S.A]. La resolución que casi estaba en firme era la de quemarnos vivos. Nos acusaban de oponemos a la minería y que los dejaríamos sin trabajo… veía la gasolina ahí cerca, hubo maltrato, escupitajos”, comentó.
A pesar de todo esto, Pérez siguió oponiéndose a la minería, defendiendo el agua y los derechos indígenas. En 2019 fue uno de los impulsores de la consulta popular para prohibir la minería en el páramo de Quimsacocha en la provincia de Azuay. Esa fue la primera vez que se llevó a cabo una consulta para decidir sobre el tema minero en una región específica y donde los electores decidieron rechazar la actividad extractiva. El éxito para él vino por partida doble pues no solo se rechazó la minería sino que, en esas mismas elecciones, ganó la prefectura de la provincia del Azuay.
En octubre de 2019, siendo prefecto, fue uno de los políticos que lideró las manifestaciones contra varias medidas económicas del gobierno de Lenín Moreno, entre ellas la eliminación del subsidio a la gasolina y se sumó a las arengas de varios sectores de las protestas, entre ellas las de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE).
Las luchas de Yaku Pérez por el agua y los derechos indígenas no pararon ahí. En 2020, fue uno de los promotores de la consulta popular para prohibir la minería en Cuenca y así proteger los páramos donde nacen los ríos Tomebamba, Yanuncay, Machángara, Tarqui y Norcay. El 80 % de los votantes cuencanos rechazaron la minería en la consulta.
“Yaku en sí mismo es un personaje y su liderazgo refleja el fortalecido movimiento ambiental del Ecuador, tanto regional como local, y que involucra a mujeres y jóvenes”, dice Belén Páez, directora ejecutiva de la Fundación Pachamama.
Esperanza Martínez, una de las fundadoras de la reconocida organización ambientalista Acción Ecológica, asegura que la trayectoria ambiental de Yaku Pérez ha sido coherente a lo largo de los años, “siempre estuvo comprometido con la defensa de la naturaleza, sobre todo del agua, tanto que se cambió de nombre y Yaku significa agua en kichwa”.
Un candidato indígena y verde
La reiterada defensa de la naturaleza liderada por Yaku Pérez hizo que en la campaña presidencial sus planes ambientales destacaran sobre los de otros candidatos. De hecho, fue uno de los que recibió buenos comentarios en el Verdescopio, un análisis realizado por más de 50 organizaciones y redes que defienden los derechos del ambiente y los derechos humanos, donde se analizaron los planes de gobierno, discursos y entrevistas de los candidatos para saber qué tanta prioridad le daban al medio ambiente y qué tan verdadero era lo que proponían.
Yaku Pérez planteó una transición energética que prioriza el uso de combustibles alternativos y el uso de energía eólica y solar; así como iniciativas enfocadas en la naturaleza, como cuidar los manglares y fuentes de agua; impulsar la agroecología y financiar proyectos de gestión hídrica.
El movimiento político Pachakutik y organizaciones ambientales, sociales e indígenas estaban entusiasmadas con el avance de Pérez a segunda vuelta presidencial. Sin embargo, el repentino paso al tercer lugar en el conteo, acompañado de un presunto fraude electoral, transformaron esa esperanza en indignación.
Incluso, el 15 de febrero la Misión de Observación Electoral de la Organización de los Estados Americanos (OEA) manifestó su preocupación “por la falta de definiciones por parte de la autoridad electoral” e hizo “un enérgico llamado al CNE para que: 1. Proporcione información puntual y constante acerca del estado y avance del proceso electoral. 2. Resuelva e informe sobre los pasos a seguir en los próximos días. 3. Brinde garantías de certeza y transparencia a todas las fuerzas políticas involucradas en el proceso electoral. 4. Resguarde el material electoral de forma permanente y segura y 5. Garantice el cumplimiento del calendario electoral de cara a la segunda vuelta del 11 de abril”.
Belén Paez considera que la llegada del candidato indígena a la segunda vuelta y a una eventual Presidencia hubiera sido un momento histórico porque en las últimas décadas han visto el fuerte incremento de la represión a los defensores de derechos humanos y de la naturaleza. “Sería un entorno donde podríamos hacer un seguimiento a las políticas públicas y dar los pasos necesarios para replantear algunas de ellas hacia un modelo no extractivo, enfocado en la conservación de muchos de los lugares más biodiversos del planeta que están en Ecuador”, comenta.
Por su parte, Esperanza Martínez asegura que “el candidato indígena demostró que lo central en la discusión política, más allá de correísmo o anticorreísmo, es a qué le apuestas para la estructura productiva del país: extractivismo o producción respetuosa con la naturaleza”.
Los ánimos políticos en Ecuador están agitados. “[En Pachamama] queremos ser apolíticos pero es válido tener una postura política frente al ambiente y estamos apoyando a Yaku. Estamos apoyando al candidato más verde. Arauz y Lasso no solo no tienen las mejores propuestas ambientales sino que la falta de transparencia en el proceso electoral nos dejó muy preocupados”, dice Paez.
Esta preocupación es compartida por líderes indígenas como Gustavo Tenesaca, de la Ecuarunari, quien asegura que el movimiento indígena del Ecuador se está levantando desde todas las regiones y está iniciando una movilización desde el sur del país hacia la capital. “Vamos a venir no solo los kichwas sino también los amazónicos y de la costa. No están afectando los derechos de un candidato sino de muchos ecuatorianos”, resalta.
Marlon Santi, coordinador general del movimiento Pachakutik, dice que sus peticiones no cambian a pesar de que el CNE ha negado sus pretensiones. “Nos mantenemos firmes en que el CNE tiene que contar los votos en 17 provincias, el 100 % de los votos en la provincia de Guayas y el 50 % en las demás. No vamos a aceptar el fraude electoral en el Ecuador y que una institución [CNE] que debe resguardar la democracia se convierta en capellán de quienes han gobernado el país”.
Santi insiste en que si este pedido no es atendido, seguirán movilizándose hacia Quito porque “la decisión de los ecuatorianos en las urnas está siendo violentada”.
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¿Miedo al regreso del correísmo?
Los representantes de organizaciones sociales, ambientales e indígenas consultados por Mongabay Latam coinciden en que si Yaku Pérez hubiera pasado a segunda vuelta tenía altas probabilidades de detener el regreso del correísmo al poder —representado en Andrés Arauz—, pero que esta posibilidad está fuertemente disminuida al poner al correísmo en disputa directa con Guillermo Lasso.
Hoy ni Arauz ni Lasso convencen en el sector ambiental. “Guillermo Lasso es un banquero y viene en la línea de privatización. Arauz viene en una línea progresista tradicional muy extractivista. Ambos son extractivistas y ambos piensan que lo mejor para el Ecuador es sacar minería y petróleo de donde se pueda”, comenta Esperanza Martínez de Acción Ecológica.
Martínez considera que si Lasso o Arauz llegan a la Presidencia, se consolida el modelo en que la naturaleza no es más que una fuente de extracción para materias primas a costa de la destrucción del agua, la tierra y las economías locales campesinas e indígenas. “Si hubiera pasado Yaku, tendría una gran posibilidad de ganar en la segunda vuelta y Ecuador habría sido el primer país latinoamericano donde el antiextractivismo se inscribía como modelo de gobierno”, agrega.
A Belén Páez de Fundación Pachamama le preocupa principalmente el regreso del correísmo al poder. Y no es para menos, pues recuerda que Pachamama fue cerrada en diciembre de 2013 por el expresidente Rafael Correa. “Hubo persecución y criminalización a movimientos indígenas. Si es que esto nuevamente es una corriente, bajo el liderazgo de Arauz en el país, no cabe duda que los movimientos indígena y ambientalista serán los grandes perdedores y amenazados”, resalta Paez. Para ella, es posible que se dé una represión hacia quienes plantean una transición a un desarrollo libre de extractivismo “aunque tengamos todos los argumentos para demostrar que sí es posible una transición económica cuidando la naturaleza”.
Mongabay Latam consultó a varias organizaciones ambientales internacionales pero aseguraron que, por políticas internas, no podían referirse directamente a ninguno de los candidatos opcionados a segunda vuelta. No obstante, consideran que quien llegue a la Presidencia deberá tener, entre sus tareas más urgentes, el fortalecimiento político, técnico y financiero del Ministerio del Ambiente y Agua de Ecuador (MAAE), con el fin de asegurar una gestión ambiental sólida en todo el territorio.
Aunque ya es oficial que Andrés Arauz y Guillermo Lasso pasaron a segunda vuelta, el movimiento Pachakutik insiste en reclamar. En una reciente entrevista con la cadena de televisión CNN, Diana Atamaint, presidenta del CNE, dijo que “una vez que se proclamen los resultados oficialmente y se cierre el escrutinio, los candidatos o las organizaciones políticas tienen la posibilidad legal de interponer impugnaciones ante el CNE e incluso apelaciones ante el Tribunal Contencioso Electoral”. Esa será la vía que le queda al candidato Yaku Pérez.
Esperanza Martínez de Acción Ecológica dice que si Arauz o Lasso llegan a la Presidencia, Ecuador empezaría una marcha acelerada hacia la minería a gran escala. Según dice, lo único que podría frenar esto será la movilización ciudadana.
Esa movilización, como mencionó Marlon Santi del movimiento político Pachakutik, ya se está dando desde el 17 de febrero. Los indígenas están marchando desde el sur del Ecuador, se espera que miles se adhieran durante el recorrido, y que la marcha llegue a Quito el martes 23 de febrero.
Yaku Pérez entabló una demanda en la Fiscalía por fraude y dice que recurrirá a todos los mecanismos legales a su alcance para demostrar la presunta corrupción en las elecciones que lo hicieron descender al tercer lugar. “No nos vamos a rendir. Durante 528 años hemos resistido y no nos han vencido. Necesitamos un cambio. No un cambio de un poder político a otro, sino un cambio donde el poder quede definitivamente en el pueblo ecuatoriano”, sentencia Pérez.
*Imagen principal: Yaku Pérez Guartambel fue presidente de Ecuarunari. Aquí en una protesta ciudadana registrada en diciembre de 2015. Foto: Agencia Pública de Noticias del Ecuador y de Sudamérica (Andes). César Muñoz.
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