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Un santuario en problemas para los gorilas más raros del mundo

  • El Santuario de Vida Silvestre Afi Mountain (AMWS), cerca de la frontera entre Nigeria y Camerún, fue creado en el 2000 para servir como refugio para primates en peligro de extinción, como los gorilas del río Cross.
  • De un estimado de 300 gorilas del río Cross, alrededor de 100 viven en un mosaico de áreas protegidas contiguas: AMWS, montañas Mbe y la división Okwangwo del Parque Nacional Cross River.
  • Aunque oficialmente se encuentra protegido, el AMWS sufre la invasión de la caza, tala y agricultura. Los conservacionistas dicen que los guardabosques y los recursos son muy pocos para proteger eficazmente el santuario.
  • Sin un compromiso importante por parte del gobierno del estado de Cross River, el santuario "puede muy bien estar condenado", dice un experto.

George Mgbang lucha para controlar su ira cada vez que encuentra trampas de alambre, propiedades recién despejadas, cartuchos vacíos, campamentos de caza, madereros o cazadores con escopetas durante sus patrullas regulares en el Santuario de Vida Silvestre Afi Mountain (AMWS por su sigla en inglés).

Durante los últimos ocho años, Mgbang, de 42 años, ha trabajado duro para evitar que estas amenazas se apoderen del santuario de 100 kilómetros cuadrados en el estado de Cross River, situado en el sureste de Nigeria a lo largo de la frontera del país con Camerún. Ni los arrestos regulares que hace —hasta cuatro por mes— o las frecuentes confiscaciones de machetes, pistolas y motosierras parecen haber reducido la frecuencia de las invasiones al santuario.

“No puedo seguir viendo todo esto”, dice, y agrega que le preocupa que el santuario esté perdiendo lentamente su propósito principal: servir como refugio para el gorila del río Cross (Gorilla gorilla diehli) y otros animales silvestres.

El primate más amenazado de África, el gorila del río Cross, vive en las partes montañosas de la frontera entre Camerún y Nigeria. Se cree que menos de 300 individuos se encuentran en estado silvestre. Aproximadamente 100 de ellos habitan en un mosaico de tres áreas protegidas contiguas: AMWS, las montañas Mbe de propiedad comunitaria y la división Okwangwo del Parque Nacional Cross River.

Aunque las leyes federales y estatales protegen a los gorilas, su hábitat enfrenta una presión cada vez mayor de una población humana en constante crecimiento. Un gorila del río Cross fotografiado en el Centro de Vida Salvaje de Limbe en Camerún. Se cree que solo unos 300 sobreviven en estado salvaje. Imagen de Julie Langford a través de Wikimedia Commons (CC BY-SA 3.0)

Un refugio para los gorilas

El área que corresponde a AMWS fue establecida en la parte noroeste de la Reserva Forestal del Río Afi, con 383 kilómetros cuadrados de extensión. Se trata de un área que no recibió protección significativa y estuvo bajo presión de la agricultura, la tala y la caza.

Los cazadores tenían como objetivo, generalmente, puercoespines, duikers (antílopes africanos), potamoqueros rojos (jabalí salvaje), así como hyraxes de roca (tejón de roca); pero ocasionalmente cazaban al chimpancé Nigeria-Camerún (Pan troglodytes ellioti) y al dril (Mandrillus leucophaeus). Esto aumentó los temores sobre la seguridad y supervivencia de los gorilas, especialmente después de que mataran a uno de ellos en 1998.

A fines de la década de 1990, los monitoreos dirigidos por Kelley L. McFarland, en ese entonces estudiante de doctorado en la City University de Nueva York, descubrieron que al menos 40 gorilas habitaban Afi Mountain.

Este hallazgo llevó a los grupos conservacionistas a poner mayor atención en el área. Organizaciones sin fines de lucro como la Wildlife Conservation Society (WCS), la Fundación Pandrillus, Fauna & Flora International y la Fundación de Conservación de Nigeria presionaron a la Comisión Forestal del Estado de Cross River (CRSFC), en ese entonces  Departamento de Desarrollo Forestal, para que estableciera un santuario de vida silvestre en Afi Mountain con el fin de salvaguardar a los gorilas y su hábitat.

Después de años de discusión y planificación, en mayo de 2000 la CRSFC estableció oficialmente AMWS y publicó el nuevo estatus de Afi Mountain. Como santuario oficial de vida silvestre, se prohibió la entrada no autorizada para la agricultura, la tala o la caza, y se establecieron patrullas para hacer cumplir estas restricciones.

Fue un momento decisivo en la lucha por salvar al gorila del río Cross, que en ese momento acababa de ser clasificado como En Peligro Crítico por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).

Los picos rocosos de Afi. Como santuario de vida silvestre oficialmente reconocido, AMWS está nominalmente protegido por regulaciones que prohíben la entrada para la tala, la caza o la agricultura. Pero la aplicación limitada de las leyes, combinada con las necesidades de una población humana en crecimiento, sigue ejerciendo presión sobre el santuario y su vida silvestre. Imagen cortesía de WCS Nigeria

Para los conservacionistas, el santuario representó un refugio para los gorilas y su hábitat, y un estímulo para el trabajo de investigación y monitoreo de estos animales. En tanto, para las comunidades significaba una oportunidad para impulsar el turismo basado en los gorilas y aumentar sus ingresos. En ese contexto, las ONG se dedicaron a crear conciencia sobre la conservación, brindar apoyo a la comisión forestal y ampliar el acceso a modos alternativos de vida.

Pero con el paso de los años el financiamiento se agotó y algunas ONG se retiraron. En lugar de llenar el vacío, las autoridades estatales  redujeron el apoyo a la comisión forestal.

Mientras tanto, la gente de las 16 comunidades que rodean Afi siguió en aumento. Según estimaciones de la WCS, aproximadamente 27 000 personas viven actualmente en estas comunidades.

En medio de estos crecientes desafíos, la capacidad de la comisión forestal para gestionar eficazmente el AMWS disminuyó rápidamente.

Un estudio de 2017 publicado en la Revista Nigeriana de Agricultura, Alimentos y Medio Ambiente informó que la CRSFC estaba “extremadamente falto de personal” y concluyó que esto afectaba la capacidad de la agencia para administrar los bosques bajo su cuidado. Los investigadores descubrieron que la comisión tenía 324 empleados, de los cuales solo 28 se dedicaban a la conservación de la vida silvestre.

“Los guardabosques que protegen Afi son pocos y hay muchos ingresos al santuario”, dice Chris Oned, que trabaja para la oficina de turismo del Estado. Oned compara esta situación con intentar vigilar a toda la población de Lagos con pocas personas.

Un guardabosques apoyado por la WCS quitando una trampa de alambre en el Santuario de Vida Silvestre Afi Mountain. Imagen cortesía de WCS Nigeria

Un espacio deteriorado

Actualmente, los bosques bajos y submontanosen en AMWS se está deteriorando lentamente. Pero el santuario no es solo el hogar de gorilas, sino también de otras especies en peligro de extinción como el chimpancé Nigeria-Camerún y el dril, así como el vulnerable picatartes cuelligrís (Picathartes oreas).

Estos animales compiten cada vez más por el espacio con las personas. WCS estima que hay al menos 1000 granjas de cacao y plátano creciendo dentro del santuario. Y también está el problema de los incendios forestales durante la estación seca, que a menudo se propagan desde las granjas circundantes al santuario, devastando el hábitat de los gorilas.

Aunque los gorilas no sean el objetivo directo de los cazadores (los grandes simios habitan principalmente en montañas escarpadas que no son de fácil acceso), el uso generalizado de trampas de alambre para capturar mamíferos más pequeños como el hyrax de roca y el puercoespín representa un peligro significativo para su supervivencia.

En 2010, un gorila bebé quedó atrapado por una trampa de alambre y murió poco después. En 2012, se encontraron dos cadáveres de gorilas en el campamento de un cazador, supuestamente asesinados después de que uno de los gorilas quedara atrapado en una trampa de alambre para presas más pequeñas.

En diciembre de 2019, WCS informó que durante el trimestre anterior, los guardabosques quitaron 977 trampas de alambre, destruyeron tres campamentos de caza y arrestaron al menos a nueve cazadores, confiscando cartuchos, escopetas de fabricación local, machetes y rollos de alambre de trampa.

Según los informes, los guardabosques también detectaron 112 cartuchos de escopeta vacíos, granjas en expansión y 14 sitios de tala dentro del santuario, y registraron al menos 13 disparos durante las patrullas.

La pérdida de hábitat, impulsada principalmente por la agricultura y la tala, también pone en peligro el corredor de vida silvestre que une a los gorilas de Afi con grupos en las montañas Mbe y el Parque Nacional Cross River. Un análisis genético publicado en 2007 encontró signos de migración entre los gorilas Afi y otras subpoblaciones dentro del rango de los gorilas. Perder estos corredores sería un duro golpe para la diversidad genética de la especie.

El Santuario de Vida Silvestre Afi Mountain también es un hábitat importante para los drils, uno de los monos más grandes del mundo y los primates más amenazados. Imagen de John Cannon/Mongabay

Mgbang está preocupado. Dice que su equipo de unos 20 guardabosques comunitarios ha reducido la caza, pero que necesitan más ayuda.

“El problema es que a pesar de informar de estos problemas a la comisión forestal y a las comunidades locales, no se imponen sanciones a los infractores”, dice Mgbang.

La ley estatal tipifica como delito el uso de trampas de alambre, así como provocar incendios forestales, la caza o matanza de vida silvestre, la tala o la agricultura dentro del santuario. Las sanciones para quienes cometen estos delitos incluyen multas de al menos 100 000 nairas (USD 258) y/o de seis meses a dos años de prisión. Pero los infractores rara vez son procesados ​​y mucho menos condenados y multados.

Pero resolver el problema de la caza furtiva no es necesariamente solo una cuestión de aumentar la aplicación de la ley. Kyrien Didang, presidente de Afi Forest Management, de base comunitaria, culpa a la pobreza de impulsar la mayor parte de la presión humana sobre el santuario.

“El mayor desafío que tenemos son los cazadores y la pobreza generalmente contribuye a eso”, dice Didang. “El gobierno hace muchas promesas pero nunca las cumple. La gente también está harta”.

Patrick Njar, director de silvicultura y ecoturismo de la CRSFC, atribuye la indecisión de la comisión al abordar estos problemas a la falta de apoyo del gobierno estatal.

“La comisión forestal realmente no puede hacer nada por ahora porque no hay financiamiento de ningún sector”, dice Njar, y agrega que la comisión no tiene automóviles ni motocicletas para permitir que su personal se mueva y mejore las patrullas dentro y alrededor del santuario. “Las condiciones de trabajo [son] lamentables”, agrega.

El gobierno estatal, a su vez, apunta a la falta de apoyo de Abuja. “No es un hecho oculto que el estado de Cross River recibe uno de los ingresos [mensuales] más bajos del gobierno federal”, dice Christian Ita, portavoz del gobernador del estado de Cross River. “La realidad es que algunos estados están destinados a sufrir debido a la disminución de los ingresos”.

Louis Nkonyu, coordinador de educación para la conservación de WCS, visita las escuelas para enseñar a los estudiantes sobre los gorilas y otros animales salvajes. Imagen cortesía de WCS Nigeria

Mientras Afi lidia con una crisis creciente, WCS ha intervenido para apoyar a los guardabosques de la comunidad, incluido Mgbang. Esta organización proporciona capacitación, raciones de campo, asignaciones para acampar, equipo de patrulla y estipendios mensuales.

En los tres sitios donde se encuentran los gorilas, WCS lleva a cabo iniciativas de educación para la conservación en escuelas y comunidades locales. Lo hace a través de reuniones comunitarias, proyecciones de películas sobre grandes simios, excursiones al bosque, clubes de conservación, y camisetas y cuadernos de campaña.

“Si la CRSFC comienza a hacer un mejor trabajo para proteger el santuario, incluso las comunidades mismas se darán cuenta de que esta es un área protegida y que ciertas actividades no están permitidas”, dice Inaoyom Imong, director del programa de WCS Nigeria para el paisaje de Cross River.

“El gobierno estatal debe asumir una mayor responsabilidad por la gestión del santuario de vida silvestre”, precisa Imong.

Sin embargo, Ita, el portavoz del gobierno, asegura que se necesita más apoyo de donantes internacionales, especialmente porque una moratoria estatal de tala significa que el gobierno local no puede obtener ingresos del bosque. “Estamos luchando; hay deudas y salarios que pagar”, manifiesta. “Estamos pidiendo financiamiento. Necesitamos apoyo para poder aprovechar estos recursos forestales”.

En un taller sobre la protección de los gorilas en Nigeria en diciembre de 2019, la mayoría de los participantes pidieron a las autoridades estatales de Cross River que reconozcan el valor del AMWS, se comprometan a aumentar los fondos para la CRSFC y apoyen a la comisión para erradicar la invasión de granjas, caza furtiva, tala y otros desafíos.

“Sin un compromiso importante por parte del gobierno, el santuario de vida silvestre podría estar condenado”, dice Imong, miembro del Grupo de Especialistas en Primates de la UICN.

Imong también considera que WCS y otras partes interesadas pueden brindar apoyo al gobierno, pero “es necesario que haya una fuerte presencia [del gobierno] en el terreno en Afi para que el santuario esté protegido de manera efectiva”.

Mgbang está de acuerdo con esta propuesta. “Si el gobierno estatal ha dado un ejemplo de un solo [intruso]”, dice, enfatizando en “solo uno” repetidamente, “todos estos problemas que afectan a Afi se habrían reducido a estas alturas”.

Un gorila del río Cross, uno de los 300 que se cree que sobreviven en estado salvaje. Imagen cortesía de WCS

Mgbang, padre de seis hijos, dice que trabajar en el santuario es una labor de amor. Su propio padre, un cazador, fue asesinado accidentalmente por otro cazador dentro del bosque hace 33 años.

“Su muerte todavía me molesta, así que [juré] detener todas las actividades ilegales dentro del santuario”, dice.

La última vez que se topó con un grupo de cuatro gorilas en enero del año pasado, su deseo de protegerlos se hizo más fuerte. Quiere que su hijo de 15 años también se encuentre con gorilas en el futuro.

Mgbang dice que a menudo lleva a su hijo a patrullar. “Quiero que crezca para proteger el bosque y para defender a los gorilas con todas sus fuerzas”.

Esta historia fue publicada por primera vez en la web en inglés el 13 de julio de 2020.

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