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Bolivia: incendios forestales, caza ilegal y expansión agrícola amenazan la reserva Ríos Blanco y Negro

  • Un incendio forestal que duró alrededor de dos semanas acabó con más de cien mil hectáreas de bosques dentro de la reserva.
  • Unas 30 áreas de aprovechamiento forestal del pueblo indígena Guarayo existen dentro del área protegida.

La Reserva de Vida Silvestre Ríos Blanco y Negro, territorio del pueblo indígena Guarayo, es una de las áreas protegidas más extensas del departamento de Santa Cruz en Bolivia. Se trata de una zona altamente biodiversa con una superficie de 1 422 174 hectáreas, que se extiende desde el Bosque Seco Chiquitano hasta la Amazonía, y que forma parte, además, de un corredor natural junto con la Reserva Forestal Bajo Paragua y la Reserva Nacional Noel Kempff Mercado.

En los últimos años, sin embargo, la reserva Ríos Blanco y Negro ha perdido miles de hectáreas de bosque producto de la expansión agrícola y los incendios forestales. Solo el 2020, el fuego arrasó con 190 302 hectáreas de bosques, según informó el Observatorio del Bosque Seco Chiquitano de la Fundación para la Conservación del Bosque Chiquitano (FCBC).

Imagen que muestra los incendios forestales del 2020 en la Reserva de Vida Silvestre Ríos Blanco y Negro – Imagen: Observatorio del Bosque Seco Chiquitano.

A ello se debe sumar la caza ilegal que se agudizó justamente durante la época del fuego, además de la fuerte presión que ejerce la expansión agropecuaria en los límites de la reserva.

Este panorama pone en riesgo a especies de fauna como el caimán negro (Melanosuchus niger), las antas (Tapirus terrestres), los chanchos troperos (Tayassu pecari), los bufeos (Inia boliviensis) y las londras (Lutrinae), además de la flora característica de la zona representada en el piñón macho, el chocolatillo, verdolaga (Portulaca oleracea), pachiuva (Socratea exorrhiza), mara (Swietenia macrophylla) y asaí (Euterpe oleracea).

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Una reserva bajo fuego

En los dos últimos años Bolivia padeció devastadores incendios forestales. En 2019 perdió más de cinco millones de hectáreas y en 2020 la cifra de hectáreas perdidas superó los tres millones en todo el país.

Imagen de caminos y zonas afectadas por incendios forestales en la Reserva de vida silvestre Ríos Blanco y Negro – GFW

Según un reporte de la Fundación Amigos de la Naturaleza, 55 áreas naturales protegidas resultaron afectadas por los incendios forestales durante el 2020. La reserva Ríos Blanco y Negro aparece entre las de mayor impacto por el fuego.

Uno de los incendios más grandes dentro de esta área protegida se inició a fines de setiembre de 2020 y se extendió por aproximadamente dos semanas. Este evento fue reportado por el sistema de monitoreo de Global Forest Watch (GFW) y, según indica la alerta, estaba relacionado “a la construcción de un camino forestal”.

El responsable de la reserva, Franz García, indica que dentro de la reserva existen 30 áreas de manejo forestal ubicadas en el territorio del pueblo indígena Guarayo. Estas zonas forestales suman en total 400 mil hectáreas.

García recuerda ese incendio que se extendió por tres áreas de aprovechamiento forestal y “fue muy difícil apagarlo”, con un resultado que asegura superó las 100 mil hectáreas.


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El funcionario explica que durante la temporada de la extracción de madera —que se extiende de junio a noviembre— ingresan cientos de personas de empresas madereras que se encargan del aprovechamiento forestal, por lo tanto, instalan campamentos en medio de los bosques. García menciona que el incendio ha sido atribuido a un descuido en uno de estos campamentos.

Para el aprovechamiento de la madera, las comunidades del pueblo indígena Guarayo firman contratos con empresas madereras para que estas realicen los trabajos de tala y extracción de los árboles dentro de las áreas de manejo forestal ubicadas dentro de la reserva.

Un reporte del Observatorio del Bosque Seco Chiquitano muestra las consecuencias de este gran incendio: 137 mil hectáreas quemadas. La zona que se observa en las imágenes del reporte muestra el sector a orillas del Río Negro, en el límite entre los municipios de Urubicha y Concepción, donde, según el responsable de la reserva, se incendiaron precisamente las áreas de aprovechamiento forestal.

Licy Tejada, experta en forestería comunitaria y asesora del pueblo indígena Guarayo, recuerda que se llegaron a registrar “3636 focos de calor” y que el incendio “no se detuvo hasta que llegaron las lluvias”.

Vista aérea del bosque arrasado por un incendio forestal en la Reserva de Vida Silvestre Ríos Blanco y Negro. Foto: Franz García.

Tejada, sin embargo, no cree que el fuego se originó en los campamentos, sino en un área de la reserva donde han aparecido nuevos asentamientos humanos producto de las invasiones. “El tráfico ilegal de la tierra se ha introducido en la reserva”, señala, y agrega que los asentamientos humanos que se han establecido ya han sido denunciados ante el comité de gestión de emergencia y las autoridades locales.

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Presiones dentro de la reserva

El avance de la frontera agrícola en los límites del área reservada y la cacería ilegal también son actividades que ejercen una presión intensa en el área de conservación.

El aprovechamiento forestal es una de las actividades dentro del territorio indígena Guarayo. Foto: Eduardo Franco Breton.

Durante la temporada de incendios —comenta Tejada— se observó el ingreso de grandes contingentes de cazadores que esperaban a los animales que salían del bosque en busca de agua. “Vimos vehículos transportando animales producto de la cacería”, comenta.

Franz García, responsable de la reserva, también habla de la expansión agrícola y el tráfico de tierras. En ese sentido, se refiere a la Reserva del Patrimonio Natural y Cultural del Copaibo de Concepción, un área protegida colindante con Ríos Blanco y Negro.

García señala que en Copaibo existen comunidades establecidas dentro del área protegida que realizan quemas para extender la zona agrícola y han provocado grandes incendios. “Estos incendios que ocurren en el límite con la reserva Ríos Blanco y Negro afectan directamente al área protegida”.

Durante 2020 los incendios forestales en la reserva Ríos Blanco y Negro arrasaron casi 200 mil hectáreas. Foto: Franz García.

Otro sector bajo presión de las quemas es la zona norte de la reserva Ríos Blanco y Negro, en la frontera con el departamento del Beni. “Pese a ser área de alta diversidad importante para la conservación, es también una zona con tierras productivas que está siendo afectada por el chaqueo, tráfico de tierras, avasallamiento e incendios que derivan del chaqueo”, comenta García.

Garc

García se refiere a este sector como una zona de alta conectividad para la fauna silvestre debido a que forma un corredor biológico. “La reserva Ríos Blanco y Negro —explica García— está rodeada por las Tierras Comunitarias de Origen (TCO) Guarayo y Monteverde, además de las reservas Kenneth Lee [Reserva Científica, Ecológica y Arqueológica Kenneth Lee], Copaibo, Bajo Paragua y Noel Kempff Mercado”.

El responsable de la reserva recuerda que en el estudio realizado en el año 1990 se registraron 763 especies de fauna y casi dos décadas después, en 2008, se contabilizaron 808 especies de fauna, entre ellas el bufeo, el caimán negro, la londra, el lobo de rio, el oso bandera, el ciervo de los pantanos y el jaguar.

En cuanto a la flora —menciona García— el territorio del pueblo indígena Guarayo aporta aproximadamente el 40 % del volumen de madera que requiere Bolivia en general, principalmente en la construcción.

Imagen muestra los incendios forestales ocurrido en 2020 dentro de la Reserva Rios Blanco y Negro. Fuente: Observatorio del Bosque Seco Chiquitano.

García también menciona que la Autoridad de Fiscalización y Control Social de Bosques y Tierra (ABT) inició un proceso administrativo contra las madereras por el incendio. En tanto, Rosendo Irahori, director regional de la ABT, señala que ha sido difícil determinar a los responsables del incendio. “Se tiene identificados a los responsables legales, pero no hay pruebas para proceso sancionador. Cuando fuimos hacer reconocimiento del área no encontramos a nadie”.

Licy Tejada recuerda que en 2014 se hizo el último estudio en la reserva y se identificó, mediante imágenes satelitales, la deforestación ocurrida desde 1996. “En ese momento, la tasa de pérdida de bosques era del 18 % cada año. De seguir así, la proyección es que en diez años ya no exista bosque como consecuencia directa del avance de la frontera agrícola”.

Imagen principal: Incendio forestal en la Reserva de Vida Silvestre Ríos Blanco y Negro. Foto: Franz García. 

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