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Kini Roesler: el biólogo argentino que ganó el prestigioso premio Whitley por salvar a un ave endémica de la Patagonia | ENTREVISTA

  • Kini Roesler, director del proyecto Macá Tobiano de la ONG Aves Argentinas, fue uno de los dos latinoamericanos reconocidos este año con el premio Whitley, uno de los reconocimientos más importantes del mundo de la conservación.
  • Para recuperar la población del macá tobiano, un pequeño zambullidor que solo vive en la Patagonia, Roesler junto a un equipo de más de 24 personas tuvieron que desplegar una estrategia para evitar el impacto de dos especies invasoras y de una tercera que ataca los nidos.

Uno de los momentos que más atesora el biólogo Kini Roesler fue cuando su madre le regaló una guía para la identificación de aves. Tenía 10 años, vivía en un pequeño pueblo de nombre General Villegas, en el extremo noroeste de la provincia de Buenos Aires, Argentina, y “andaba todo el día en el campo”. Le gustaba observar a las aves —aunque aclara que le gustaban en realidad todos los animales— pero no se había propuesto hasta ese momento identificarlas.

La guía de aves que llevaba a todos lados le abrió muchas puertas. Fue por este nuevo pasatiempo, por ejemplo, que conoció a la Fundación Vida Silvestre y a sus guías naturalistas. “Había uno entre ellos —recuerda— que se llamaba Hernán Pastore que era observador de aves. Me di cuenta de que era algo que se podía hacer y ya de ahí, desde entonces, ya fue como una decisión tomada”.

Este episodio y el entorno en el que creció influyeron naturalmente en su vocación. Por eso cuando le preguntan por qué decidió estudiar biología contesta: “No tuve opción”.

Kini Roesler, ganador del premio Whitley 2021. Foto: Archivo personal Kini Roesler.

Entonces estudió Biología en la Universidad de La Plata y su interés por las aves lo acompañó a las aulas de clase, en realidad ya participaba en proyectos para conservarlas. “Siempre mi perfil fue hacia eso y de cualquier manera siempre me especialicé en las aves tropicales, mi trabajo era siempre hacia el norte o incluso fuera de Argentina, Perú, Brasil”. Luego sus estudios de doctorado lo llevaron a enfocar su investigación en las mesetas de Santa Cruz, en la Patagonia, precisamente en una especie de ave endémica: el macá tobiano (Podiceps gallardoi).

“Santa Cruz, o sea, la Patagonia Austral, es muy difícil. Necesitábamos mucho compromiso de alguien. Por suerte había un grupo de gente que nos sentábamos a discutir… Yo dije si ustedes me acompañan, yo me sumo a hacer esto. Me comprometo a tomarme cinco años de mi vida haciendo un doctorado y estudiar la situación del macá. El tema es que después de cinco años, ahora ya vamos por más de diez años y seguimos trabajando”, lo dice mientras sonríe por la década de trabajo transcurrida.

La estrategia de conservación desplegada para recuperar la población de este pequeño y elegante zambullidor, que en su mejor momento alcanzó los 5000 ejemplares, que cayó a 750, y que hoy bordea los 1000 ejemplares, lo llevaron a ser reconocido con el premio Whitley, uno de los premios más importantes del mundo de la conservación. Kini Roesler, que hoy es director del proyecto Macá Tobiano de las ONG Aves Argentinas y Ambiente Sur, aclara que el premio es en realidad para las más de 24 personas que llevan años intentando salvar al macá.


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Mongabay Latam conversó con él para conocer detalles de esos últimos 10 años de trabajo dedicados a proteger a un ave endémica, que no esta presente en ningún otro lugar del mundo.

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¿Cuál fue tu primera impresión cuando llegaste a esta zona de Santa Cruz y conociste a la especie? ¿no era una especie tan conocida en Argentina?

Bueno, lo que pasa es que no era que era tan desconocida, es que el ambiente donde vive es tan remoto y tan lejano. Cuando esta especie fue descubierta por la ciencia en 1974, en la década del ochenta, poco después de que fuera descubierta, se dedicaron muchos esfuerzos para conocerla y para estudiarla. En ese momento la población estaba bien, había más de 5000 individuos; entonces luego que se terminaran esos proyectos que los lideró la Fundación Vida Silvestre, en la década del 80, nadie más volvió a las mesetas del oeste de Santa Cruz a ver cómo estaba la situación, porque es tan difícil llegar que se necesitan muchos recursos, mucho esfuerzo humano y de logística.

Entonces, cuando llegamos en 2010 a Las Mesetas, fuimos tras el rumor de que la situación de despoblación del macá estaba mal, pero no sabíamos nada, era muy difícil tener una idea precisa de qué estaba pasando. Ese fue el desafío principal, darnos cuenta que ponernos a trabajar con el macá tobiano iba a implicar un compromiso de vida no mío, sino de un grupo de gente, digamos, una sola persona no podía hacer eso. De hecho, recuerdo nuestra primera reunión con mis compañeros de ese momento, uno de los cuales es Hernán Casañas, que es director de Aves Argentinas hoy, fue decirles “yo me comprometo a estudiar al macá tobiano y a ver qué pasa con el macá, pero si ustedes se comprometen a no dejarme en banda (solo), a no abandonarme”.

Imagino por lo complicado que debe ser hacer trabajo de campo en ese lugar…

La Patagonia Austral es una zona que tiene una densidad poblacional comparable a otras regiones como Siberia o el norte de Canadá. Realmente no hay nadie. No hay gente viviendo ahí. La gente que vive está concentrada en algunas pocas ciudades y los campos, salvo por algunos puesteros que están cuidando ovejas de algunas distancias, puedes pasarte días sin cruzarte a un solo ser humano. Y eso es básicamente porque las condiciones ambientales, climáticas, son extremadamente duras. El viento de más de 100 kilómetros por hora son frecuentes, lo que en cualquier ciudad del mundo sería un temporal que destruiría casas, ahí es algo de todos los días o todas las semanas. En pleno verano es frecuente que nieve, que haga temperaturas bajo cero. Entonces es un ambiente que es complejo y al estar tan aislados se necesitan recursos al menos mínimos de seguridad.

Y en esos momentos, cuando arrancamos en el 2010, éramos dos o tres personas en una camioneta con todo lo que necesitábamos para vivir por meses, moviéndonos de laguna en laguna, buscando los macá tobiano, entonces era un compromiso que en ese momento también nos dimos cuenta de que no había mucha gente dispuesta a hacerlo. Por eso algo que destaco es que los que iniciamos y los que nos quedamos en este momento, aún seguimos estando. Te puedo nombrar a Pablo Hernández. Comenzamos el mismo día y él sigue con el mismo compromiso que yo en este momento trabajando por el macá tobiano.

El cielo estrellado ilumina las carpas en la estepa patagónica. Foto: Adri Sanz.

Y ustedes cuando se quedaban ahí, ¿acampaban?

Sí, andábamos con una camioneta, con carpas, con comida, con equipo de trabajo, íbamos acampando de laguna en laguna. Hay muchas estancias abandonadas en las que parábamos, en casas abandonadas, muchas de ellas ya están derrumbadas. Y después, en esos primeros años, una gran ayuda la recibimos de estos puesteros, que son estos gauchos que viven allá perdidos en el medio de la nada, que tiene ese sentido de hospitalidad muy fuerte cuando ven a alguien que está en el campo. Ellos entienden lo riguroso del ambiente, son siempre muy cordiales y siempre dispuestos a invitar una comida o unos mates. Y los dueños de las estancias que siempre nos garantizan esta ayuda logística allá en Patagonia, incluso en esos primeros años, gracias a los dueños de las estancias, podíamos bañarnos al menos una vez a la semana o a veces menos (risas).

Y nos puedes describir cómo es este paisaje porque estaba leyendo que en esta meseta del Strobel hay muchísimas lagunas, ¿alrededor de mil, si no me equivoco?

Si son nueve mesetas las importantes y la meseta del lago Strobel es una de ellas. Esa es la más importante. Tal vez porque es la que tiene más lagunas, como dijiste, más de 1000 lagunas. Lo que pasa es que hay algunas lagunas que son de menos de dos hectáreas y hay lagunas de más de 700 hectáreas. Las lagunas más pequeñas se suelen secar durante muchos años, mientras las grandes son las que permanecen. Pero también está la meseta al lado de Buenos Aires, donde se creó el Parque Nacional Patagonia, que busca proteger justamente al macá tobiano; de hecho el símbolo del Parque Nacional Patagonia es un macá tobiano […] Y estas lagunas son como formaciones basálticas de burbujas de gas que en algún momento colapsan y se forman. Entonces son como agujeros en el paisaje de la estepa donde se acumula el agua y son realmente oasis que están llenos de aves acuáticas, no solo del macá tobiano.

macá tobiano argentina
Los tallos verdes de la vinagrilla, planta acuática de las mesetas, le brinda al tobiano la base necesaria para atravesar toda su temporada reproductiva sin abandonar las lagunas. Foto: Hernán Povedano.

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Los secretos del macá tobiano 

¿Qué características tiene el macá tobiano? ¿cuál es el rol que cumple para este ecosistema?

La familia de los macaes es cosmopolita, está en todo el mundo, menos en la Antártida. Están en todos los continentes pero son poquitas especies. Son 23 especies distribuidas en todo el mundo, pero son todas muy similares en su forma, su estructura morfológica. El macá tobiano lo distinto que tiene a todos los macaes es que ha generado una  especialización en un ambiente extremo. Es el único que tiene la capacidad de sobrevivir en un ambiente con semejante condiciones de viento, de frío, de sequía. Y eso es lo que hace que sea por muchos momentos una especie, una de las pocas especies que logra criar, reproducir en esas lagunas. Si bien hay muchas otras especies que se van a alimentar porque son superproductivas, el macá tobiano es una de las pocas especies que logra reproducirse exitosamente.

Entonces su rol básicamente son los depredadores, entre comillas. No te imagines un animal despiadado, pero son los que se comen los invertebrados de esas lagunas, porque lo que tienen esas lagunas es que son tan aisladas que no tienes peces, los peces nunca las colonizaron naturalmente. Entonces las aves acuáticas son las únicas que están en el tope de la tabla de la cadena alimenticia y el macá tobiano es una muy importante entre ellas.

Una de las cosas que me llamó la atención cuando estaba viendo imágenes o videos del macá es inevitablemente todo este comportamiento o danza que tienen durante el cortejo, ¿por qué esta especie hace todo ese despliegue?

Bueno, justamente la familia de los macaes o de los zambullidores, como les dicen también en Europa, se caracteriza por esto y no es loco que tenga un tipo de danza. Casi todas las especies tienen algún tipo de danza, es algo característico de la familia. No todas las especies tienen algo tan complejo, pero algo muy llamativo es que son los antecesores, los parientes entre comillas más cercanos a los macaes son los flamencos, evolutivamente hablando. Y los flamencos tienen también estas danzas…Entonces evidentemente es algo bastante ancestral que muchas especies de macaes han ido perfeccionando y el macá tobiano lo perfeccionó al máximo […] Básicamente lo que buscan es la unión de las parejas. Empiezan a competir entre machos, empiezan a hacerlo con la hembra y eso es lo que genera la relación entre los dos individuos para conformar la pareja que después permanece junta durante todo el ciclo reproductivo.


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¿Es una especie endémica?

Es una especie endémica de la Patagonia Austral. Hasta ahora se la ha encontrado reproduciendo solamente en Argentina, aunque hay una pequeña población cerca de Torres del Paine, en Chile, pocos individuos, no más de 20 a 30 individuos que probablemente podrían llegar a reproducirse en Chile, pero aún no se ha encontrado que se reproduzca en Chile. Igualmente, es endémica de un ambiente muy particular que son las mesetas de altura de la Patagonia Austral.

¿En qué momento se dan cuenta que esta población estaba en peligro? Me imagino que tuvieron que hacer un censo en ese momento.

Sí, fue lo primero que hicimos: ir a ver a dónde estaban y cuántos quedaban. Y fue bastante rápido que nos dimos cuenta porque, como te contaba, la Fundación Vida Silvestre realizó monitoreos muy exhaustivos en la década del 80 y descubrieron en este momento que había más de 5000 individuos. Nosotros lo que hicimos fue agarrar todos los informes de esa época e ir a exactamente a los mismos lugares para comparar, y ver qué encontraron ellos y qué encontramos nosotros. Y la comparación fue bastante dramática, porque pasamos de algunas lagunas que ellos contaban a más de 1000 individuos, a esas mismas lagunas que no contamos más de 16 individuos. Fue muy rápido descubrir la situación poblacional.

¿Qué metodologías han aplicado en estos años para estudiar al macá y trabajar en la recuperación de la población?

Bueno, las grandes preguntas que teníamos inicialmente fue cuántos habían, dónde estaban y cuáles eran los factores de amenaza que estaban haciendo que las poblaciones se redujeran. Para eso había que conocer también varios aspectos de su biología que aún no eran totalmente conocidos como, por ejemplo, que afectaba el éxito reproductivo, cómo eran los movimientos de los macaes antes y después de la reproducción, cómo era la migración entonces, e incluso necesitábamos saber si cada una de las mesetas albergaba una población propia o si todas las poblaciones de la meseta se iban mezclando entre ellas. Entonces el abordaje científico fue bastante ecléctico, tomando diferentes medidas. Por ejemplo, se anillaron un montón de individuos, se tomaron muestras de sangre para hacer estudios genéticos de los individuos, se hicieron monitoreos de observaciones diarias de individuos para conocer también aspectos de su comportamiento. Y rápidamente empezamos a encontrar algunos factores de amenaza más importantes como, por ejemplo, las especies exóticas invasoras. La más aguda fue el visón americano.

Construcción de plataformas de cría para el macá tobiano. Foto: Proyecto macá tobiano – Aves Argentinas.

El visón es una especie de hurón, un mustélido pequeño que vive tanto en la tierra como el agua y que fue introducido en la Patagonia a mitad del siglo XX para actividades de peletería, el comercio de pieles. Desde los criaderos que se generaron fueron liberados o escaparon accidentalmente y generaron poblaciones en gran parte de la Patagonia. Y ese depredador es de los más agudos, porque depreda sobre todo los adultos reproductores. Entonces, en una especie como el macá tobiano con un éxito reproductor bajo, solamente tienen como mucho un pichón por pareja por año, entonces, perder adultos reproductores era lo peor que nos podía ocurrir. Y es más, en una ocasión detectamos que un visón mató a más de 30 individuos de maca tobiano en una sola noche. Entonces era realmente una de las amenazas.

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La estrategia para enfrentar a los enemigos del macá

¿Cómo hacían los visones para atacar a los macás? 

El visón es acuático también, nada e incluso bucea. Pero el principal factor clave acá es que las lagunas en este ambiente tan remoto y tan aisladas, en una matriz de desierto, que no hay ningún depredador natural como este tipo mamífero que nade, entonces el macá tobiano evolutivamente no tienen ninguna estrategia para evitarlo. No se asusta de algo que viene del agua, porque ellos en su historia evolutiva no han tenido que enfrentar a esta amenaza. Entonces un visón entra en una laguna y los macá todavía no lo reconocen como una amenaza hasta que seguramente ya es muy tarde, cuando ya los agarró.

Hay otra de las especies invasoras que es la gaviota cocinera, que es nativa de la Patagonia, pero que se expandió al continente, fuera de las costas marinas, y con la gaviota cocinera los macá si la identifican como una amenaza. Sin embargo, la gaviota en el pasado seguramente sería mucho menos abundante, entonces el impacto de las gaviotas en el pasado, cuando del macá había miles y de la gaviota había pocas, no tenía un efecto notable. Ahora tenemos apenas algunos cientos de macás y las gaviotas son superabundantes. Entonces, el impacto de la gaviota ahora es muy notable. Una gaviota pudo destruir una colonia de nidificación entera en muy poco tiempo

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Dos “trampas” en una imagen. En tierra, una cámara alerta sobre la presencia de depredadores. En el agua, la que se usa para atrapar visones, el peor enemigo de los tobianos. Foto: Darío Podestá.

 ¿Se comen los pichones o los huevos?

Los huevos y los pichones chiquitos.

Pero me decías entonces que los visones, que son una especie invasora, son los principales responsables de la reducción de la población.

Los visones son los principales responsables de la pérdida de adultos. Las gaviotas son las principales responsables de la pérdida de colonias, de la baja del éxito reproductivo. Y hay una tercera especie invasora que es la trucha arcoíris que su impacto directo no es sobre el macá sino que alteran las condiciones de las lagunas. Como te dije, son lagunas que no tenían peces. Entonces, cuando introdujeron la trucha arcoíris para fines comerciales, las truchas lo primero que hicieron fue comerse casi todos los invertebrados. Entonces lo dejaron sin comida al macá.

Pero, además, la trucha el efecto que tiene es que libera materia orgánica en la columna de agua a través de su excremento u orina, lo que hace es que libera fósforo y nitrógeno, lo que genera que las algas tengan comida en el agua y encima no tienen invertebrados que se las coman. Entonces las lagunas incluso cambian de color y  se vuelven más turbias, y eso impide que el sol, la luz del sol, penetre hasta el fondo y, por lo tanto, no crece la planta esta que mencionábamos, la vinagrilla. Entonces, fijate, tenés tres especies invasoras. Una afecta a los adultos, otra afecta a la reproducción y otra afecta al ambiente. Las tres combinadas generan un impacto tremendo y más en un contexto de cambio climático global, donde la Patagonia entera está sufriendo un proceso de desertificación con menos agua en las lagunas.

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La variedad de colores de las plumas de la cabeza y el ojo profundamente rojo otorgan al macá un aspecto tan particular como carismático. Foto: Hernán Povedano.
Un macá tobiano en su nido. Foto: Dario Podestá.

¿Qué estrategias han aplicado para lograr revertir esta situación y controlar estas amenazas?

Nuestra estrategia ha sido siempre trabajar sobre las causas locales, que son básicamente los planes de control de las especies invasoras. El más importante y el más urgente siempre fue el del visón americano, porque como dijimos es la amenaza más aguda que hace perder individuos adultos. Entonces, el plan de control del visón americano, liderado por la doctora Laura Fasola, es una de las acciones más importantes y que fue la más urgente identificada. Y la verdad es que ha sido un éxito, tan es así que ahora estamos trabajando con parques nacionales e incluso tuvimos el apoyo de la FAO para desarrollar los planes de control similares a los parques nacionales de Argentina de la Patagonia. Y ya se ha replicado en al menos tres parques nacionales y ya estamos al menos dos o tres parques nacionales más que quieren realizar este mismo acción. Por otro lado, trabajamos un montón con los dueños de las estancias y los productores de truchas para restaurar las lagunas que no son importantes para la producción, pero que sí son importantes para el macá tobiano […] Y después hay otras estrategias que son las más experimentales, que es como por ejemplo la de los guardianes de Colonia.

Justo quería preguntarte por ellos, ¿estas personas permanecen ahí?

S, mínimo tres meses viviendo con los macaes y su trabajo es que nadie que no sea un macá tobiano se acerque a las colonias de nidificación. Y lo que hemos logrado con esto es que el éxito reproductivo natural de una colonia de macaes, cerca de 0,3 pichones por pareja de adultos, con el guardián de  la colonia este se duplique a 0,6 pichones por parejas. Es decir, que tiene un impacto en la población bastante importante. Y eso es muy costoso, muy difícil, porque necesitas gente muy capacitada, muy comprometida, pero es sumamente productivo.

¿Cómo es exactamente el trabajo del guardián de colonias? ¿En qué momento del día está vigilando o qué tiene que hacer?

El trabajo del guardián es un trabajo que es muy raro, porque es un trabajo que durante muchas horas y muchos días casi no tiene que hacer nada, salvo monitorear los macaes, contar las poblaciones, los individuos que hay en las lagunas… Pero es un trabajo muy relajado, mientras no pase nada. El problema es que la gran dificultad del trabajo del guardián de colonia es que tienen que estar preparados para el momento en que algo está por ocurrir. Por ejemplo, cuando aparece un visón, cuando por ejemplo aparece una gaviota cocinera. Tienen que estar 100 por ciento del tiempo atentos. No pueden distraerse nunca. Y eso es lo difícil. Ese es el nivel de compromiso difícil de lograr. Y la seriedad y el profesionalismo de la gente de ahí, son personas que durante tres meses no pueden dejar de prestar atención.

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Una minúscula tienda de campaña y los insumos elementales para sobrevivir, las herramientas de los “guardianes de colonias” durante sus tareas de vigilancia en las lagunas. Foto: Darío Podestá.

¿Qué pasa si aparece un visón o una gaviota?

Ahí se despliega un montón de medidas. Primero para la gaviota la primera medida es ahuyentarla. Para eso los guardias de colonia son gente que tiene entrenamiento en manejo de armas. Tienen que evitar que se acerque. Para el visón americano, además del uso de armas, también tienen sistemas de trampas. Tienen que estar realizando monitoreo de la detección temprana […] Uno no puede perder tiempo porque cuanto antes lo detecte, más chance tiene de que el problema no pase a mayores.

¿Cuántos eventos de esto, de la aparición de las gaviotas o visones, se registran en este período de tiempo de la reproducción?

Cuando hay colonias de reproducción de los macaes cerca de las colonias de reproducción de las gaviotas, la presión de las gaviotas suele ser bastante intensa. Entonces hay veces que tienen que trabajar mucho. El visón es mucho más ocasional, pero la aparición de un visón es mucho más peligrosa si se quiere, porque es muy ocasional y es muy difícil de detectar la presencia. Y muchas veces los hemos detectado cuando empezó a matar a un macá […] El trabajo del guardián tiene que ver mucho con la responsabilidad y la concentración que logre mantener, porque tiene que saber que no se tienen que relajar porque no está pasando nada. Este es un tema, un tema complicado, porque también tenemos un sistema de rotación, no es que el mismo guardián se queda todo el tiempo en la misma colonia, sino que los vamos rotando entre distintas colonias para que no se aburran también.

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La salpicadura hace suponer que un ejemplar acaba de sumergirse en busca de alimento. Los macaes tienen en la zambullida una de sus principales peculiaridades. Foto: Ignazi Gonzalo.

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Buenas noticias: el premio Whitley

Finalmente, ¿qué ha significado recibir el Premio Whitley? 

Creo que es sumamente importante y es un empujón anímico para un grupo de gente. Hoy día en Aves Argentina somos 24 personas trabajando en el proyecto de conservación del macá tobiano, lo que es el programa Patagonia. Entonces para todos, por más que sale mi nombre principalmente, es un premio que vemos como algo grupal, que es de todos, de toda esta gente que venimos desde hace más de diez años trabajando. Con el pasar de los años se fueron incorporando nuevos, pero somos todos, el mismo nivel de compromiso y entonces es algo que es espectacular y realmente que te reconozcan internacionalmente en lo que has hecho en los últimos años es buenísimo. Y lo que más estamos viendo es el impacto en los medios de comunicación que para un proyecto de conservación es recontra importante, porque gran parte de nuestras acciones tienen que ver con lograr el acompañamiento de las instituciones públicas, de las autoridades, que ellos entiendan que lo que estamos haciendo es algo que necesita el compromiso de todos.

¿Qué nuevos planes tienen en términos de investigación?  

Creemos que todo el trabajo que se hace con el macá tobiano se tiene que empezar a reproducir en otras especies, como la gallineta chica, el huillín que es una nutria de acá de la Patagonia, el pato de los torrentes. Es decir, que todo el esfuerzo y el aprendizaje que hemos tenido con el macá tobiano se traduzca en un impacto a nivel regional y ecosistémico mucho más amplio, transformarlo en una verdadera bandera de la conservación de la Patagonia. Y nosotros, desde nuestro lugar, seguir desarrollando nuestras actividades de manejo y conservación, y nuestra investigación para aportarle a todas estas especies.

Imagen principal: Archivo personal de Kini Roesler.

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